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dilluns, 30 de juliol del 2012

LAS DÉCADAS DE LAS FRUSTRACIONES.

Ante el anuncio de la posible petición del rescate económico de Catalunya a causa de la precariedad en que se encuentran las finanzas de la Generalitat, los nacionalistas españoles se frotan las manos y se relamen los labios. Se muestran confiados en la supuesta debilidad de la comunidad autónoma por antonomasia del Estado Español, que permita el definitivo sometimiento y posterior desmantelamiento del hecho autonómico, poniendo punto final a la vigencia del denostado Titulo VIII de la Constitución española. Después de haberlo sometido durante los pasados treinta y cinco años a toda suerte de trapicheos, triquiñuelas y múltiples sobamientos, que han acabado por provocar el estrepitoso fracaso de este capitulo, en particular. En realidad, han causado el rotundo hundimiento de la totalidad del entramado constitucional español.

El Mundo, periódico emblemático de la derecha ultra-liberal españolista, titula: "Catalunya admite su colapso, pide el rescate y queda en manos de Hacienda". ¡Cuanto resentimiento encierra este titular!. ¡Poner en manos del preclaro ministro Montoro las finanzas catalanes!. ¡Representa la ruina absoluta!. ¡Ahí es nada!. El editorial se despacha a gusto contra los supuestos despilfarros catalanes. Lo de siempre: TV3, Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo), órganos consultivos, embajadas (oficinas comerciales en el exterior), políticas identitarias, etc... Prosigue su regodeo, proclamando: "...pide auxilio... después de haber llamado al resto de comunidades a la rebelión contra Rajoy, después de haber recurrido ante el TC las medidas de ajuste y después de amenazar con el fantasma de la independencia para presionar a favor del pacto fiscal". Concluye con una muestra de sincera generosidad y tolerancia, aconsejando a Mariano Rajoy: "Habría que salir en auxilio de Catalunya y de cualquiera otra comunidad en quiebra, no porqué sus ciudadanos sean contribuyentes en mayor o menor medida que los de otras autonomías, sino porqué son españoles".


Como no podía ser de otra forma, el presidente de Extremadura no ha podido contenerse y ha exclamado, jubiloso, acerca las intenciones catalanas: "Al final, cuando te falla tu sistema, acudes al gran sistema que es España". 


Ironías a parte, es paradójico que Catalunya deba pedir ayuda al Gobierno de Madrid, cuando ha sido este el único responsable de haber puesto las finanzas catalanas contra las cuerdas. ¿O acaso la precariedad que sufrimos es ajena al filibusterismo practicado por el Gobierno español contra Catalunya?. ¿Las deudas de España con la Generalitat -nunca satisfechas, aunque sí reconocidas en más de 8.500 millones de €-, no han sido la principal causa de la quiebra?. ¿Y el interminable robo que sufren los contribuyentes catalanes, en manos de la Hacienda Publica española, de por lo menos 17.000 millones de € anuales, importe del expolio rebautizado por España como solidaridad?. El gobierno del Partido Popular tiene la obligación de atender las necesidades de los catalanes, no porqué seamos españoles (a la fuerza), sino porqué es de justicia. Además, la mayoría nos sentimos más catalanes que españoles, ya que España nos roba. Y esto es intolerable, incluso para los pocos ciudadanos de Catalunya que se sienten solo españoles y cuyos impuestos también nutren generosamente las arcas españolas, junto a los tributos catalanistas. En cuanto a la jocosidad del extremeño Monago, solo informarle que el sistema que ha fallado es el español. Una constitución fracasada,; una economía intervenida  y en imparable declive, con un rescate en puertas; un 25% de paro y subiendo -33% en Extremadura-; un Estado insolvente y desprestigiado internacionalmente; muchos gobiernos regionales, más preocupados por emular a Catalunya que por servir a sus ciudadanos; un ejecutivo español mentiroso, incapaz de cumplir con el programa electoral con el cual concurrió a los comicios y recibió el apoyo mayoritario de los electores; un partido gubernamental tan mentiroso como el Gobierno al que sustenta; y unas instituciones -Tribunal Constitucional, Consejo de Estado, Senado, Consejo General del Poder Judicial, Jefatura del Estado, Partido Popular, Partido Socialista, Gobierno de España, etc.-, que provocan vergüenza ajena y dan más pena que gloria. Ante todo ello, ¿es el sistema catalán el que ha fallado?. ¡Es España que está tocada y casi hundida!. Y en Catalunya no tenemos intención de hundirnos con España. Sabemos que nosotros nos salvaremos, porqué no queremos ser arrastrados por el torbellino español. Supongo que los españoles intentarán salvar España. ¿O no?. 


Las relaciones entre Catalunya y España se están deteriorando a pasos agigantadosPrueba de ello son los centenares de mensajes publicados en Twitter, con motivo del catastrófico incendio forestal que ha sufrido la comarca del  Alt Empordà el pasado fin de semana. Esta es una pequeña muestra de la catalano-fobia desatada: "Atención un mensaje para toda ESPAÑA: estos catalanes se creen muchas cosas así que...Muerte a todos, sin compasión. Gracias"."Putos catalanes de mierda, pedazo de hijos de puta... siempre contándose por separado cuando hay algo relacionado con #España ojalá se mueran". "Ya que estamos podría arder Cataluña entera y los catalanes y España sería un lugar mejor para vivir"."Los que pedís ayuda en el incendio de Catalunya y lo hacéis en catalán, tal vez más gente os entendiese en castellano. Payasos". ¡Cuanto arrobo, cuanto embelesamiento y amor demostrado hacia Catalunya!. Centenares de mensajes, todos ellos colmados de ansias solidarias, generosidad y simpatía sin fín con todos los ciudadanos que estaban sufriendo un auténtico infierno. El incendio causó cuatro víctimas mortales y varios heridos de diversa consideración. Las peticiones de auxilio lo fueron en.... francés, principalmente. Idioma propio de los cuatro muertos. Lengua compartida por los bomberos franceses que sí colaboraron en el combate contra las llamas. Por supuesto, también se utilizaron otras lenguas: catalán, alemán, castellano, inglés, ruso.... Idiomas de los miles de veraneantes que se vieron afectados, y lengua propia de los integrantes de la unidad del ejercito español, desplazada para colaborar con los efectivos catalanes en la extinción del incendio.... ¿Se puede ser más miserable que este cutre hiper-nacionalismo español, impúdicamente exhibido en Twitter?.


Justo después de la extinción del incendio, el Parlamento catalán aprobó reclamar al Gobierno de España una Hacienda propia para Catalunya: el llamado Pacto Fiscal, similar al concierto económico que disfrutan el País Vasco y Navarra. Como era previsible, las formaciones españolistas con representación parlamentaria, conservadores y socialistas, optaron por ponerse de perfil, absteniéndose o votando negativamente los principales puntos del modelo aprobado por el resto de formaciones catalanas. Los tributos -nunca mejor dicho- y deudas políticas contraidas con los partidos madre con sede en Madrid, les impidieron votar a favor de los intereses de los catalanes. Ambas formaciones españolas, que sí apoyan firmemente el concierto de vascos y navarros, optaron una vez más, defender la pervivencia del interminable expolio catalán y la injusticia que ello conlleva, a favor de España. El gobierno catalán impulsa el pacto fiscal, entre otras cosas, para que en el futuro no se pueda producir la incongruencia de pedir ayuda financiera al país que se lleva la mayor parte de los impuestos -de cada euro catalán recaudado por España, 43 céntimos desaparecen y nunca vuelven a Catalunya-, a cambio de nada y en calidad de falsa solidaridad con los españoles. Españoles como Montoro, Rajoy, Camacho, Pastor, Beteta, Arenas, Monago, Aguirre, Rubalcaba, Navarro, Griñan, Chacón, Montilla y otros; y los centenares de solidarios incendiarios que se prodigan en las redes sociales de España.


Como era previsible, la peripuesta Alicia Sanchez-Camacho, una vez vistas las reacciones provocadas en los medios cavernarios españoles  ante las pretensiones catalanas, procedió a matizar el sentido del voto de su partido, para desvanecer cualquier duda acerca de su inquebrantable adhesión a la causa nacional-españolista. Culpa a Artur Mas de perder la oportunidad de alcanzar un gran consenso alrededor de la nueva financiación posible, dentro de la LOFCA y que no produzca frustración entre los catalanes; como no generaría el pacto de la mayoría de catalanes y de la mayoría -PPSOE- del Congreso de Diputados. Si lo posible es seguir como hasta ahora dentro de la LOFCA, en manos de los caprichos españoles y de la mayoría parlamentaria de España, ¿porqué llamar pacto a tamaña impostura, lo que no sería más que una imposición?. ¿Será por la misma razón que el Gobierno prefiere decir tomate antes que rescate?. Como resulta tristemente habitual en la exuberante líder popular, doña Alicia -en el país de las amenazas- vuelve a anunciar las dificultades que provocará la reclamación del pacto fiscal, en la negociación del posible acceso al fondo de liquidez autonómico. Es decir, en su opinión, si Catalunya persiste en reclamar el pacto, desiste del rescate español. Amenazas y deslealtad institucional, chantajes económicos, extorsiones políticas, agresividad y acoso judicial, manipulación informativa, falsedades financieras, morosidad gubernamental; estas son las armas del Partido Popular. Esta es la ética que utilizan habitualmente los nacionalistas españoles. Esto es de lo cual queremos librarnos los catalanes. De los antidemócratas españoles.


Lo más llamativo ha sido la reacción del inefable Montoro, siempre dispuesto a hacer amigos. "¿No es el momento de hacer realmente cada uno lo que ha de hacer dentro de su territorio en lugar de estar buscando siempre un culpable afuera?. Ahora todos, y especialmente los gobernantes, hemos de estar a la altura de nuestras responsabilidades, y de hacer fintas políticas. No es el momento de engañar a los ciudadanos". Sinceramente y contra la opinión mayoritaria, no creo que se refiriera a Catalunya y los catalanes. Creo que su enrevesado argumento era una (auto)crítica sobre el gobierno español. ¿O tal vez aludía a la UE?. ¿O a España y a Bruselas?. ¿O a Merkel y Alemania?. En fin, ¡él sabrá...!. Pero si coincido con él, que es un debate inoportuno y que no es momento de discrepancias, sino de coincidencias. Y también, que no se puede utilizar el estado de las autonomías para dividir España. "La división es el peor mensaje que se puede enviar a Europa". Evidentemente, es un debate inoportuno para España, pero absolutamente necesario e inaplazable para Catalunya. No es bueno que en el seno de España existan discrepancias, pero es inevitable que entre Catalunya y España no existan coincidencias, ni intereses compartidos. Más bien, existen intereses contrapuestos. En cuanto a la utilización del estado de las autonomías para fomentar la división, debería explicarlo al Gobierno de España y las invasiones competenciales que tan  a menudo practica, sin vergüenza ni mínimo pudor; intromisiones que suelen comportar notables incrementos en los gastos autonómicos, ya que frecuentemente carecen de la preceptiva memoria económica que debería sustentarlos. También debería exponerlo al Partido Popular y la torticera utilización judicial, política y mediática que hace, por ejemplo contra la lengua y la cultura catalanas, de forma agresiva y persistente; y explicar asimismo, los motivos de la férrea defensa y burdas justificaciones de los conservadores, sobre sus abundantes corruptelas y sus numerosos corruptos, que tanta alarma social levanta entre los ciudadanos. 


El Estado Español está perdido, según Libération. España es dolor, según The Economist. La última esperanza que le queda a España, es aprovechar la crisis -como ocurrió a finales del siglo XIX-, y alumbrar una nueva Generación del 98. O retroceder hasta los siglos XVI y XVII, para dar paso a un nuevo Siglo de Oro. Es curioso que los picos culturales españoles siempre estén asociados a épocas de debacles, catástrofes y convulsiones, por otra parte tan abundantes en la historia de España. Si sumamos a la gran depresión económica actual, la incontrolada escalada de parados, la irrelevancia internacional del Estado español y la próxima e inexorable independencia de Catalunya, estaremos ante un cúmulo de notables elementos que pueden dar paso a un nuevo renacer de España, ya en pleno siglo XXI. Y que sin duda será recordado por los españoles como las Décadas de las Frustraciones. Porqué España ha iniciado la segunda década del siglo XXI, empeorando respecto la primera. Y no existen garantías sobre si la tercera representará el fín de la gran depresión española.




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