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dimecres, 28 d’agost del 2013

¡TAN SENCILLO COMO ESTO!.

El próximo 11 de septiembre a las 17:14 horas los ciudadanos de Catalunya han sido invitados a participar en la Vía Catalana hacia la independencia. Por el momento casi 400.000 personas se han apuntado para unir sus manos formando una larga cadena que, partiendo de la frontera entre Catalunya y Francia en el norte, recorrerá todo el territorio nacional hasta la frontera sur, con el País Valenciano. La Asamblea Nacional Catalana es la organizadora de este movimiento cívico y reivindicativo, cuya inspiración se halla en la Cadena Báltica de 1989, celebrada en las Repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania, que acabarían recuperando la independencia de la URSS dos años después, en 1991.

Cabe destacar que los participantes de la Vía Catalana serán ciudadanos de todas las ideologías políticas, credos religiosos y condición social. Jóvenes, maduros y viejos. Trabajadores, parados, estudiantes o pensionistas. Hombres, mujeres y niños. Con idioma materno catalán o castellano... Todos uniendo las manos en pos de un ideal común, fraternal, transversal y mayoritario: alcanzar la plena soberanía de Catalunya, lo antes posible. De forma festiva y alegre, pero firme. Y hacerlo en paz, libertad y con la democracia como únicas armas de que servirse.

Ante la ilusión y esperanza desatada entre los partidarios de la independencia, los agoreros de siempre anuncian la intención de romper la cadena, en defensa de una Catalunya española, colonizada y sometida para siempre a los intereses de la metrópoli. Tal ha sido la consideración que España ha tenido sobre Catalunya. Un conglomerado de fuerzas nacionalistas hispanas amenazan para este mismo día 11 de septiembre, a las 17:05, con cercar la basílica de la Sagrada Familia, de Barcelona, justo el punto en que transitará la Vía Catalana. Esta concentración de extremistas estará avalada por Alicia Sánchez-Camacho y patrocinada por el Partido Popular, con la única intención de provocar un enfrentamiento entre ciudadanos. Es conocida la estulticia que se gastan los conservadores. Véase sino los casos Bárcenas/Rajoy,  Método 3/Camacho, la podredumbre de Gürtel, la mezquindad del ministro Montoro, el sectarismo del ministro Wert, la cortina de humo de Gibraltar, o el desastre de BANKIA protagonizado por Rodrigo Rato y Guindos, entre otros notorios escándalos perpetrados por el nacionalismo hispano. Todos ellos no son más que prosaicas maquinaciones y trapicheos del Partido Popular. Pués bien, la alumna más aventajada de la pandilla conservadora ha resultado ser la incontinente Alicia Sánchez-Camacho. El más listo y agresivo de los aguerridos dirigentes regionales del obsceno partido nacionalista español.

Así pues, Alicia y sus muchachos no dudarán en provocar el enfrentamiento contra ciudadanos pacíficos que solo pretenderán manifestar su apoyo, esperanza e ilusión sobre la próxima independencia de Catalunya. ¿Qué persiguen los populares con tamaño disparate?. Solo una cosa. Dar por buenas la continuas afirmaciones hechas por los unionistas -tanto dá si son populares, C's, o una parte del PSC-, de que se está quebrando la armonía en el seno la sociedad catalana. En definitiva, propiciar la confrontación -incluso la violencia- para atemorizar y vituperar el proceso emprendido por el soberanismo catalán. Recordemos que este es el ferviente deseo expresado por Aznar. He aquí los argumentos utilizados por el nacionalismo hispano, soberanamente cutre y caducamente imperialista. Contramanifestación, confrontación, fraude y grandes dosis de vileza. Son propios de aquel que carece de razones y credibilidad. Y son peligrosamente parecidos a los utilizados por el fascismo.

La parte jacobina del unionismo, además, se ha enfrascado en una sórdida y fratricida guerra intestina con la parte catalanista del socialismo. Pere Navarro y su fiel escudero Antonio Balmon, están mostrando su cara más intolerante y autoritaria contra otros dirigentes del PSC, los cuales se han mostrado más catalanistas -y por tanto, comprensivos- sobre el derecho a decidir que debería disfrutar el pueblo catalán. Por ello, entre teatralmente dolido y manifiestamente furibundo, Antonio Balmon invita a Nadal, Geli, Ros, Tura o Martí, abandonar el partido socialista por haberse mostrado excesivamente críticos con la cúpula y con el posicionamiento marcadamente unionista adoptado por la dirección, sobre el proceso de emancipación nacional de Catalunya. En definitiva, el socialismo catalán está en pleno proceso de supresión de la C de Catalunya de sus siglas históricas, para sustituirla -figuradamente- de una vez por todas por la O y la E, aceptando ser nuevamente la sucursal catalana de PSOE, y sometido por tanto al férreo control  y tutela del mismo... La crisis en el PSC es total. Parece que el españolismo es ideológicamente pernicioso para la buena salud de los partidos estatales -nacionales-. De todas las formaciones políticas. El nacional-españolismo es excluyente, agresivo, inmutable, demodé y terroríficamente antidemocrático. Por tanto, es fuente de crisis, confrontación y destrucción.

Entretanto, Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno de España, permanece callado, ausente del escenario público. Absorto por el escándalo Bárcenas. Petrificado por las consecuencias que de él se desprende. Parapetado tras el muro parlamentario de la mayoría absoluta que disfruta su (des)gobierno. Como sea que la parte más significativa de su filosofía política consiste en no abordar los problemas, no dar soluciones a los mismos y dejar que los asuntos se arreglen por sí mismo, o se pudran después de reposar largo tiempo en los cajones de su mesa de trabajo, ha decidido dar la callada por respuesta a la carta en la que Artur Mas solicitaba iniciar negociaciones formales para que los ciudadanos de Catalunya podamos ejercer el derecho a decidir nuestro futuro político, económico, fiscal, cultural, social e internacional. El Presidente Mariano Rajoy Brey ha decidido vilipendiar al M.H.S. Artur Mas i Gabarró, al mostrar este desprecio, esta ofensa y humillación, que hace extensible a la totalidad de los catalanes. De los independentistas y de los unionistas. Y como sea que la carpeta catalana no se pudrirá -nosotros no lo permitiremos- a pesar de los intentos de Mariano Rajoy y los suyos, los ciudadanos catalanes hemos decidido arreglar por nosotros mismos el contencioso con España.

El 11 de septiembre se inicia la cuenta atrás que permitirá a Catalunya alcanzar la plena soberanía nacional. Comienza el adiós a España, después de 300 años de agresión, sometimiento, imposición lingüística y cultural y depredación financiera. Adiós a la soberbia, prepotencia e hidalguía de gobernantes arrogantes y cínicos. Dejamos atrás a políticos mediocres y manipuladores capaces de coquetear con la corrupción con notable desparpajo y frescura, e instigar la confrontación e incluso la violencia, para mantener una unión estatal imposible pero conveniente a sus egoístas intereses. Nos despedimos de aquellos que pervierten los principios democráticos universalmente aceptados y utilizan los instrumentos propios del estado de derecho de forma despótica y manipuladora. Lamentamos sinceramente que los ciudadanos españoles sean víctimas de tales desaguisados políticos -y económicos, y sociales-. Pero...¡ya se sabe!, el instinto de supervivencia es más fuerte que la adhesión inquebrantable a un proyecto que ya nos resulta extraño y cada día más lejano. Y los catalanes queremos vivir como tales, de acuerdo con nuestros valores e identidad. Sin condiciones ni restricciones. Queremos que nuestra nación sea capaz de vivir en libertad y democracia, sin adjetivos que deformen o distorsionen el sentido de tan nobles conceptos. Queremos disponer de un Estado que no nos resulte ajeno ni hóstil. Y que nos ayude a superar la profunda crisis que padecemos, como nación y como individuos. Queremos tener esperanza en el futuro y afrontarlo con ilusión y con plena confianza en nuestra capacidad de trabajo y superación, en calidad de pueblo libre y soberano. Creemos en la independencia de Catalunya. ¡Tan sencillo como esto!.


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