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dimarts, 2 d’octubre del 2012

NEGACIÓN.

El Rey Juan Carlos I calificó las aspiraciones catalanas como una quimera. Lo cierto es que, según el punto de vista del españolismo, equiparar independencia con quimera, bien mirado, no es tan equivocado. Una quimera es una bestia mítica, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Para los nacional-españolistas, esta resulta ser la imagen que tienen de los anhelos soberanistas catalanes. Porque en definitiva, la independencia es percibida como un monstruo capaz de devorar las posesiones que el Estado español ha venido requisando de Catalunya, después  tres siglos de colonización. En efecto, desde 1714 Catalunya ha sufrido la invasión de su territorio y el sometimiento de sus pobladores en manos de Castilla (España), que  abolió por la fuerza de las armas (por derecho de conquista) sus Constituciones. Procedió a ocupar y dividir administrativamente Catalunya a imagen, semejanza y para beneficio de Castilla. Fue sometida a las leyes, jueces y funcionarios castellanos; suprimió la universidad y persiguió y quiso substituir la lengua catalana por la castellana "que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Esta innegable obra colonialista tuvo su leit motiv principal en el premeditado expolio de todos los recursos económicos de la recién conquistada colonia, que pudieran resultar beneficiosos para Castilla. Esta esquilmación financiera, prolongada durante tres interminables siglos, se ha acentuado los últimos treinta años. Curiosamente, el periodo de democracia (aparente) más largo que ha disfrutado España.

En tales circunstancias, España ha recibido la reivindicación soberanista de los catalanes, en principio, con estupor e incredulidad. Este asombro, esta estupefacción iniciales, ha dado paso ahora a la furibunda negación del proceso iniciado en Catalunya. Sí es cierto que empiezan a reconocer que la independencia acapara el debate político y que este sentimiento, ya mayoritario en la sociedad catalana, parece tan imparable como transversal. "¡Va en serio!", exclaman temerosos. Esta es la causa que provoca rabia y  furia en las mentes españolas más intransigentes e intolerantes. Amenazas, mentiras, manipulaciones y sobretodo, el empleo de la agresiva y pétrea Constitución española, son las armas de toda índole y calibre que utilizan para combatir las ansias de libertad y de justicia que reclamamos la mayoría de catalanes de forma inequívoca desde el pasado 11 de septiembre.

Desde el españolismo, se amenaza a Catalunya con dejarla fuera de la UE, así como también del euro. Ya se anuncian cuantiosos aranceles a las exportaciones, boicot a productos catalanes e incluso la deslocalización de empresas desde Catalunya a España. ¿Tan seductora económicamente hablando se cree España?. ¿Resulta la UE suficientemente atractiva en la actualidad, con los aires germánicos que la atenazan?. ¿No es cierto que el euro y el BCE empiezan a ser una teutónica rémora?. ¿Creen que los ciudadanos catalanes quedaremos impávidos ante las amenazas de boicot español?. Porque, llegado el caso, también sabemos hacer boicot. Desde el Gobierno, se amenaza con no permitir ni consulta ni referéndum de autodeterminación y caso de llevarse a término (?), debería extenderse a todos los votantes de España. ¡Esta es la democracia española!. Y también desde el ejecutivo español, comienza el castigo a base de chantajear y manipular: el Ministerio de Fomento anuncia que no desdoblará la NII, ni construirá la autovía Lleida-Tarragona, porque no hay fondos; a pesar de la densidad del tráfico y las victimas mortales que cada año se producen a causa de los accidentes ocasionados por las deficiencias en ambos trazados. Sin embargo, las obras del AVE a Galicia y a Extremadura siguen a buen ritmo. Y las autopistas radiales madrileñas, en quiebra, han recibido el auxilio del Gobierno de España, mediante el incremento de los peajes, fundamentalmente en Catalunya. Caso similar al de BANKIA que en lugar de ser liquidada, será nutrida con cuantiosos recursos -mas de 23.000 millones €- a cargo de fondos europeos, es decir, de los impuestos de todos. Por supuesto, el corredor Mediterráneo y de los accesos ferroviarios al puerto de Barcelona, se estudiará  en el futuro.... Asimismo, intentan meter miedo en los jubilados catalanes, a los cuales amenazan con la falaz especie que una Catalunya independiente será incapaz de pagar las pensiones, porque las cotizaciones catalanas no cubren la cuantía de las pensiones. ¡Curiosa forma de intentar que no nos marchemos de España!. Mintiendo y asustando, mientras prosigue el estrangulamiento de la economía de Catalunya.

La reacción más pintoresca y a la vez más peligrosa es la de algunos militares retirados, nostálgicos de tiempos pasados. Es sabido que cualquier tiempo pasado fue mejor. En su opinión, incluso si se refiere a la dictadura de Francisco Franco. La asociación de militares retirados, AME, amenaza con llevar ante la justicia castrense al presidente de la Generalitat, Artur Mas y todos aquellos que hayan "permitido, participado o colaborado en una posible independencia de Catalunya y acusarlos de alta traición". También pide al Gobierno español que aplique "inmediatamente la Constitución para que las Fuerzas Armadas no tengan que actuar escrupulosa y estrictamente contra la secesión de Catalunya". Esta belicosa advertencia castrense, pretenciosamente camuflada bajo el manto de la sacrosanta Constitución española (utilizada una vez más como bate de béisbol), conmina a todos y cada uno de los ciudadanos que, en paz, con alegría y  mucha esperanza, nos manifestamos en la Diada a favor de la independencia. A ojos de la caverna militar, debe procederse a juzgar en consejo de guerra a un millón y medio de ciudadanos, cuyo único delito ha sido manifestar que nuestro esperanzador futuro pasa indefectiblemente por conseguir la independencia de Catalunya. Además, resulta inquietante que esta asociación se atribuya motu proprio la potestad de actuar contra Catalunya, si el Gobierno de España no lo hace. Grotesco y espeluznante, ¿no?.

No queda atrás en sus valoraciones el diario El Mundo. Pide sin ambages que el Gobierno de España debe proceder a imputar a Artur Mas un delito penal por la convocatoria de una consulta ilegal y que debería ser castigado con pena de prisión. Un auténtico disparate. Por su parte, el ex-presidente extremeño Guillermo Fernández Vara, socialista para más inri, exige que les sean devueltos los inmigrantes. "Pero si un día consigue su objetivo -la independencia- , el president -Mas- habría de devolver antes aquello que se llevó hace ahora treinta o cuarenta años. No me refiero a riquezas materiales sino a seres humanos.150.000 personas que nos fueron sustraídas, más sus hijos y sus nietos". ¡La emigración extremeña a Catalunya una sustracción!. ¡Los ciudadanos extremeños tratados como si fueran mercancía!. Son opiniones como mínimo vergonzosas y doblemente esperpénticas.

Todas estas declaraciones no son propias de dementes, ni siquiera se trata de enfermizos delirios desquiciados, ni  son fruto de la incultura o de falta de información de quienes las expresan. Se trata de personas viscerales pero relevantes; asociaciones supuestamente serias y medios de comunicación que se autocalifican como conservadores o liberales, pero demócratas. Es decir, estamos ante el más claro ejemplo de como reacciona el nacional-españolismo ante los anhelos catalanes. Y lo hacen con brutal agresividad y con mentiras; con xenofobia y apelaciones étnicas, siempre peligrosas; con rabia, con amenazas, metiendo miedo, e invocando las diez plagas de Egipto contra los osados y pacíficos ciudadanos catalanes que solo deseamos libertad. Por supuesto, todos ellos enroscados en la inamovible Constitución española que, de tanto amor que le han dado, han acabado matándola.

No saben argumentar ni dialogar desapasionadamente, sin visceralidad. No intenta seducir en favor de la unidad, ensalzando ventajas o beneficios, aunque seguramente es porque no existen. No aceptan que estamos ante un hecho profundamente democrático: el derecho a decidir el futuro de Catalunya, de los catalanes. En definitiva, no tienen argumentos, ni empatía; no razonan, sino que imponen, asustan y agreden; no quieren entender lo que pasa y mucho menos intentan comprender; y son absolutamente antidemocráticos puesto que anteponen la Constitución -alfa y omega de todo su universo- a la humilde DEMOCRACIA. Entonces, teniendo en cuenta la relevancia de estos militares nostálgicos, periodistas cavernarios y políticos irracionales, que impregnan con sus ideas la sociedad española .... ¿como narices quieren que dialoguemos con personajes de esta ralea?.


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