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dijous, 18 d’octubre del 2012

INIQUIDAD vs ILUSION.

El argumentario utilizado por los nacionalistas españoles contra el independentismo catalán, ciertamente con notable desparpajo, consiste básicamente en amedrentar y atemorizar  a todos los ciudadanos con la sana intención de demostrarnos lo quiméricas -palabra de Rey- que resultan nuestras pretensiones soberanistas. Amenazan convencidos que nuestra nación no merece tal condición y mucho menos, reconocimiento alguno. Dicen que no podrán pagarse las pensiones a los jubilados, ni los subsidios de paro o la deuda pública acumulada por los sucesivos gobiernos de la Generalitat. Afirman que Catalunya quedará fuera de la UE y del Euro, lo cual dificultará -y reducirá- las exportaciones e importaciones catalanas a España, Europa y el Mundo. Y que la independencia provocará la huida masiva de empresas hacia España, atemorizadas por la deriva soberanista catalana y supuestamente fascinadas por los incontables beneficios y bondades españolas. Estas especulaciones, estas falacias que predican con tanta hostilidad como manifiesta irresponsabilidad, forman parte de la agresiva campaña política, mediática y económica que la nomenclatura madrileña en el poder, absolutamente desquiciada, ha emprendido contra la independencia de Catalunya. Es así como pretenden convencer a los catalanes de las intrínsecas plusvalías que les reportará continuar sometidos a España, por siempre jamás. Desgraciadamente para ellos, la mayoría de catalanes no acabamos de creerles.

Bueno será que, llegados a este punto, desde Catalunya empecemos a denunciar este espeluznante recurso al miedo inducido por España y que en realidad semeja a puro y duro terrorismo de Estado. Hacer odiosas y falsas comparaciones entre nazismo y catalanismo o independentismo, tal como hace habitualmente -entre otros- el periodista Pedro J. Ramirez o el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo -"el nacionalismo catalán es comparable al nazismo y al marxismo"-, no reflejan más que la ausencia de argumentos sólidos y creíbles por parte del nacional-españolismo, así como la torpeza intelectual que tan fidedignamente les caracteriza. El desasosiego que encierran sus reacciones nos informan de sus propios temores, de sus carencias y limitaciones. El ministro de Cultura y Educación, José Ignacio Wert incluso se ve traicionado por el subconsciente cuando admite sin ambages que su intención es la de "españolizar los alumnos catalanes". El ministro Wert quiere lograr lo que el mismísimo Franco quiso alcanzar durante cuarenta años de obscuridad, dictadura y españolismo, cosechando el más absoluto -y evidente- de los fracasos. ¿Es así como pretende que los alumnos catalanes se sientan ufanos y satisfechos por ser españoles?. ¿Acaso las figuras de Pedro J. Ramirez, Margallo, Vidal-Cuadras, Camacho, Aznar o el propio Wert son un buen ejemplo para que los jóvenes catalanes y, por extensión, padres, madres, tíos y abuelos de todos ellos, se sientan orgullosos de ser españoles?. Estás apelaciones a la infame dictadura franquista resultan ser tan poco escandalosas a ciertos personajes españoles, como realmente espeluznantes para muchos ciudadanos que, por cierto, no tenemos ningún problema de categorías mentales. Esta es la afirmación del ignominioso ministro de Cultura y Educación que además de mentiroso y filo-franquista, se distingue por ser  un insultador profesional de centenares de miles de catalanes; y cabeza visible de un ministerio con todas las competencias transferidas a las autonomías y por ello, supérfulo. Estas chocantes opiniones son compartidas, como es natural, por todo el colegio gubernativo. Así, Soraya Sáenz de Santamaría se permite recordarnos que los niños catalanes son españoles y por tanto, es normal que se pretenda españolizarles. ¿Deberán pues, dejar de ser catalanes para abrazar la causa española, después del consabido lavado de cerebro, merced la añorada asignatura franquista Formación del Espíritu Nacional?. Por cierto, según la vicepresidenta del gobierno español, como no podía ser de otra forma, Catalunya ya es oficialmente culpable de la rebaja del rating de la deuda española, al nivel previo del bono basura.

No son solo algunos políticos españoles y periodistas cavernarios los que se dedican a tirar gasolina sobre fuego catalán. Con un estrafalario sentido de la oportunidad, los magistrados del Supremo han procedido a la anulación de una convocatoria de oposiciones a la Generalitat porque incorporaba el idioma catalán como requisito. ¿El catalán no es exigible a los funcionarios adscritos al rimbombante Consejo General de Colegios Oficiales de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Administración Local, que ejerzan en Catalunya?. Según el Tribunal Supremo, no. Es por cierto el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el que se ha permitido anunciar la utilización del Código Penal contra Artur Mas si convoca un referéndum de autodeterminación o una simple consulta. Así, el universo jurídico español se lanza a la yugular del presidente de la Generalitat, en su calidad de máxima autoridad de Catalunya, para aniquilar el respeto a los principios democráticos que los ciudadanos catalanes exigimos a nuestros representantes políticos. Pero ya se sabe: en España, la democracia se halla secuestrada por la constitución española y su fiel sirviente, el Derecho del Estado. Que, en este caso, viene a ser un pobre remedo del Estado de Derecho.

Los españolistas recalcitrantes intentaron el 12 de octubre pasado mostrar al Mundo la fortaleza y justicia de su causa, en contraposición a la mega-manifestación del día 11 de septiembre. Congregaron poco más o menos 6.000 manifestantes en la Plaza Catalunya, de Barcelona. Pues bien. Lo que podría haber resultado ser un sencillo y emotivo acto cívico, transversal y familiar a favor de la unidad entre Catalunya y España, acabó siendo un auténtico fiasco, por culpa de los organizadores y especialmente, de Maria de los Llanos de Luna, la virreina representante de España en Catalunya. En principio, los organizadores de la concentración cifraron el número de asistentes al acto en 10.000. A la virreina esta cifra le pareció insuficiente -en comparación al 11 de septiembre- y decidió multiplicarla hasta los 65.000 manifestantes. Automáticamente, la organización del acto elevó sus estimaciones hasta los 100.000 asistentes. Lo que empezó como un acto festivo y positivo, acabó siendo desvirtuado por el patetismo cutre y trasnochado de la señora Llanos de Luna. Además, la altiva actitud de la virreina  hizo que se evidenciara que buen número de asistentes a la concentración provenían de más allá del río Ebro. No es extraño que el consejero de Interior, Felip Puig, reprochara a la Delegación del Gobierno español este burdo intento de fantasiosa contabilidad creativa, intentando aumentar artificial y exageradamente el número de concentrados a favor de la Hispanidad. Maria de los Llanos de Luna exhibe una notable -y fallida- experiencia matemática en el recuento de asistentes a concentraciones. Recordemos que el 11 de septiembre pasado capitidisminuyó la asistencia a la manifestación independentista hasta los 600.000. Estos reiterados y conscientes errores deben ser causados por la carencia de competencias en materia de seguridad y orden público que ostenta la inefable alta dama. Sin competencias, no hay medios y a falta de medios, utiliza los dedos de las manos (y de los pies) para contar manifestantes. Y, lógicamente, se descuenta.

La concentración del 12 de octubre mereció también la atención de los grupos ultra-españolistas, que publicaron un manifiesto en que se calificaba de hijo de puta y traidor al señor Mas. Anunciaban la asistencia  a la concentración de la Plaza Catalunya. "Antes de la manifestación dejaremos un recuerdo imborrable en el monumento del presidente de la Generalitat más separatista (aparte del hijoputa traidor de Arturo Mas): Luis Companys, que además de ser un catalán de mierda era rojo, masón y judío converso". El grupo supuestamente convocante -Ultras Sur madridista- se desmarcó del manifiesto, asegurando que el documento en cuestión "no es más que un panfleto escrito por ellos mismos -los separatistas-, por cierto, con unas cuantas faltas de ortografía y con una palabrería digna de un retrasado mental...No os perdáis el documento y la cantidad de subnormalidades escritas en nuestro nombre...¡Patético victimismo!". El busto y el resto del monumento del presidente Companys asesinado por el franquismo, aparecería posteriormente ultrajado con pintura y símbolos fascistas.

Sea como fuere, los ánimos españolistas están notablemente alterados. Diría incluso que muy crispados. Muestran un temor entre agresivo y premonitorio por la hecatombe que suponen les amenaza caso de que Catalunya consiga la independencia. El mismísimo Ruiz-Gallardón, abandonando por un momento las veleidades inquisitoriales, reconoce que la independencia de Catalunya significaría "terminar" con España: "Al margen de que jurídicamente la creación de un Estado nuevo tenga las consecuencias de quedarse fuera de la Unión Europea, la propia España no podría sobrevivir a la pertenencia del euro", se lamenta. "No puede concebirse una España sin Catalunya; sería una realidad radicalmente distinta", confiesa. "Catalunya no es a España una extremidad que pueda ser arrancada del tronco y que el tronco tenga capacidad de seguir viviendo", considera. 

No resulta extraño que las declaraciones de Wert sean consideradas por el Frankfurter Allgemeine Zeitung como "franquismo puro". "El ministro español de Cultura Ignacio Wert hizo a los separatistas un regalo de campaña inesperado, cuando dijo en el parlamento que quería españolizar a los estudiantes catalanes". Tampoco resulta extraño que el eurodiputado Ramón Tremosa contestara el exabrupto de Vidal Cuadras -dijo que un general de la guardia civil debe "encargarse" de Catalunya- sobre las opiniones, desinformaciones y mentiras vertidas por el vicepresidente de la Eurocámara (inmerecido cargo que ostenta el popular), en el burdo intento de justificar sus militaristas afirmaciones acerca de la independencia de Catalunya. La contundencia de la respuesta del señor Tremosa puede resumirse en la siguiente frase: "Los que han actuado violentamente a lo largo de la historia han sido los ejércitos españoles".

La actitud de Vidal-Cuadras, Wert, Sáenz de Santamaría, Ruiz-Gallardón y otros, ha sido y es observada y criticada por muchos periodistas, políticos y ciudadanos europeos que, repentinamente, se han percatado de la existencia del contencioso entre España y Catalunya. Las amenazas, las mentiras, las manipulaciones que utilizan periodistas, políticos, empresarios e instituciones españolas, todos ellos esencialmente trasnochados, resultan inútiles para conseguir los objetivos buscados: la intimidación y el ahogo de las renovadas ilusiones y esperanzas que sentimos la mayoría de ciudadanos catalanes ante las cercanas perspectivas de plenitud democrática . Y créanme, en los tiempos que corren, tener esperanza en el futuro y confianza en nuestras propias fuerzas es difícil, es muy complicado. Sabemos que el camino emprendido no será fácil; que la crisis económica es apabullante. Conocemos también la antipática realidad que exige la UE. Asimismo, somos conscientes que tenemos enfrente  un Estado que, siendo pesadamente decimonónico y anquilosado, es también terriblemente agresivo; pero a la vez, carece de la viveza, reflejos y entusiasmo propios de la juventud. Justo son estas las virtudes que disfrutará la Catalunya independiente. Más allá de pretenciosas amenazas y pedestres conminaciones nacional-españolistas, como las utilizadas tan frecuentemente por la enojada -y equivocada- Alicia Sanchez-Camacho, auténtico martillo de herejes secesionistas.

Y unas pocas preguntas a todos los que afirman que Catalunya saldrá de la UE y del Euro y que las empresas catalanas huirán raudas hacia España, caso de alcanzarse la independencia: ¿España es viable sin Catalunya?. Ruiz-Gallardón cree que no. Incluso cree que la expulsada puede ser la propia España. ¿Están seguros que las empresas emigradas de Catalunya, se verán beneficiadas si van a la fallida España?. Recordemos que está intervenida de facto y próximamente de iure. ¿Las pensiones actuales y futuras están en peligro en una Catalunya independiente?. Como dice Heribert Padrol Munté, abogado e inspector de Finanzas del Estado -en excedencia-, "decir que están en riesgo en un Estado catalán es, además de falso, feo". ¿Subsistirá la UE después de los reiterados y persistentes intentos de suicidio que comete?. En lo referido a España, deberá aprender a mirarse ante el espejo y ver la imagen real que proyecta al Mundo. Solo así podrá superar sus miedos y carencias. Y encarar el futuro libres de temores e inseguridades. En cuanto a Europa y el euro, ¿chi lo sa?.

Una Catalunya independiente no solo es viable. Además, será próspera. Los catalanes nos encargaremos que así sea.


1 comentari:

  1. No aprendemos nunca. Lo más natural, que cada uno decida lo suyo, desnaturalizado de la forma más mezquina...

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