Francisco Javier Arenas Bocanegra, fracasado candidato a la Junta de Andalucía, ex-Ministro de Administraciones Públicas, ex-Ministro de la Presidencia y ex-vicepresidente segundo en los Gobiernos de José Maria Aznar López, está llamado a ser el desfacedor de entuertos elegido por Mariano Rajoy Brey, gallego, registrador de la propiedad y actual Presidente de Gobierno de España, como mediador en el contencioso entre Catalunya y el Estado español. Este asunto está adquiriendo unos tintes propios de la tragedia griega. Máxime ante los previsibles resultados adversos para los intereses españoles, en las inminentes elecciones catalanas. Debemos tener presente que según la sapiencia histórica de Esperanza Fuencisla Aguirre y Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y grande de España, la nación española es eterna. Por lo cual esta Gran Dama y además ex-presidenta de la Comunidad de Madrid, proclamó y anunció urbi et orbi que la existencia de España se remonta a 4000 años y es tan o más antigua que la mismísima Egipto, la de los Faraones.
Es pues necesario, según el presidente español, utilizar el talante del dicharachero político andaluz, al objeto de apaciguar y reconducir las ansias, los anhelos, las aspiraciones e ilusiones de la mayoría de ciudadanos catalanes, que considera tienen obnubilado su entendimiento por los cantos de sirena -soberanistas- entonados por el presidente de la Generalitat. No será tarea fácil para el Campeón -así conocido por sus compadres- alcanzar la meta fijada por los prebostes hispano-nacionalistas populares. En efecto, la inquina, la rabia, el terror, la mentira, la manipulación, presiden las reacciones (y actuaciones) de la nomenclatura madrileña ante el llamado problema catalán.
Javier Arenas demostró su talla política durante la campaña contra el Estatuto catalán. Corría el año 2006 y el PP asumió la defensa de la indisoluble unidad de España, mediante la recogida de firmas por todo el Estado contra el estatuto. El objetivo era promover un referéndum en todo el territorio nacional, para que los españoles aprobaran -o no- el texto catalán. Como sea que aquello era un absoluto despropósito y además, ¡Dios Santo!... ¡inconstitucional!, las firmas recogidas -entre dos y cuatro millones, según fuentes- con escasa inteligencia y poco esfuerzo, acabaron sirviendo para fomentar entre los simpatizantes conservadores estrechos e indestructibles vínculos patrióticos, a prueba de futuras veleidades separatistas catalanas.
Pues bien, el Campeón se encargó de la cosecha anticatalana en los feudos del sur del Reino. Logró que 500.000 andaluces -por lo menos- se mostraran favorables al referéndum. Parados, jubilados, aparceros, terratenientes, funcionarios, estudiantes, obreros, amas de casa, etc... Todo el mundo firmó contra Catalunya. ¿Porqué?. Fácil. Impulsó una campaña publicitaria cuyo leit motiv era la denuncia del pacto Mas-Zapatero (recordemos: "apoyaré el texto que apruebe el parlamento de Catalunya") ya que supuestamente perjudicaba los intereses andaluces. Además de carteles y pegatinas, se basaba en cuñas radiofónicas, como la referida a la financiación pues en su incisiva y exagerada opinión, las autonomías más pobres financiarían a las más ricas: "El pacto de Zapatero con el nacionalismo catalán perjudica a Andalucía, y Chaves -presidente socialista andaluz- no hace nada para remediarlo. Por una Andalucía de primera en la España constitucional". También afirmaban que en Catalunya no se podría utilizar el castellano con normalidad "porque Zapatero lo consiente y Chaves lo apoya". La cuña más lograda es sin duda la de una mujer preguntando a un hombre por una dirección en castellano, y este le contesta en catalán (¡maldita osadía utilizar el catalán en Catalunya!); la cuña añadía: "Seguro que a ti tampoco te parece normal. No a la imposición del catalán". ¡Que desvergüenza!. ¡Que delirio!. ¡Que atrevimiento!. ¡Querer sustituir la imposición del castellano por el catalán!.¡¡Y en Catalunya!!.
Este jaquel del blasón unitarista de Francisco Javier Arenas Bocanegra resulta de gran vistosidad y tal vez de relevante (in)utilidad en la recomposición de relaciones entre Catalunya y España. Pero necesitará toda la sangre, sudor y lágrimas de las que pueda disponer para reparar el daño causado por los iracundos actos y manifestaciones de algunos políticos, tertulianos, renombrados juristas, militares jubilados y periodistas digitales, posesos de una tremebunda rabia contra Catalunya y los catalanes. ¿Como hacer comprender al diario Alerta Digital que no es una buena idea promover una campaña contra los productos catalanes?. El fantasma de un boicot comercial contra Catalunya el año 2005 impulsó un notable incremento de las exportaciones catalanas, más allá de España. ¿Un nuevo boicot no provocará una respuesta de igual naturaleza entre los empresarios catalanes?. Es decir, puede causar una renovada internacionalización del comercio catalán, a la vez que disminuir ostensiblemente las compras a España. Y esto haría desplomar las ventas de algunas comunidades autónomas españolas entre un 25% y un 35%, agravando más si cabe la grave crisis económica y social que padecen. Del mismo modo, ¿como hacer entender al Tribunal Constitucional que no puede recuperar el prestigio y la legitimidad perdidas, a base de seguir dictando sentencias contra la lengua catalana, con el argumento que no es la castellana?. ¿Es lógico que a todos los funcionarios excepto los de justicia, puedan exigirles como requisito además el idioma catalán?. ¿No es corporativismo decimonónico eximir de tal requisito a funcionarios públicos por el mero hecho de pertenecer al departamento de Justicia?. La judicatura y el idioma catalán no acaban de casar. Y no es verosímil que el Campeón logre que el mundo de la justicia acepte la igualdad entre catalán y castellano, por lo menos en Catalunya. Entre otras cosas, porque el señor Arenas Bocanegra tampoco cree en esa ilusoria igualdad.
Sin embargo, la tarea más ardua será la de convencer a los militares -incluso a los retirados- que las invocaciones a batallas y guerras del pasado -o del futuro- no son argumentos convenientes ni convincentes. Las provocaciones y las amenazas de raiz belicosa menudean y se reiteran con notable frecuencia en la atribulada España de nuestros días El ejercito del aire prosigue, incansable, con las maniobras de sus (nuestros) cazas en cielos catalanes. Tal vez porque son más límpidos, más diáfanos que los de Aragón, donde se halla la base de las aeronaves concernidas en tales maniobras. En cualquier caso, es el precio que se exige a los indignados y ensordecidos ciudadanos catalanes; se trata de ejercicios militares necesarios para la defensa e integridad de España, aseguran fuentes de Defensa. Por supuesto, no son una provocación. Y mucho menos, no pretenden intimidar a nadie. Y mucho-mucho menos en la actual situación de desencuentro político entre España y Catalunya.
Por su parte, la cruzada unitarista de los ex-coroneles continua y se extiende con total rotundidad entre el mundo castrense, como una mancha de aceite. Don Leopoldo Muñoz Sánchez, presidente de la Asociación de Militares Españoles, asegura que "España es una nación indisoluble totalmente y en caso de amenaza de fractura o en este caso de separatismo nosotros -la AME- de acuerdo con la Constitución, el articulo 8, nuestro punto de vista es que se declare el estado de guerra, o el estado de excepción o el estado de sitio". Me pregunto, ¿porqué no declarar los tres estados a la vez, para mayor seguridad y contundencia?. Para que su afirmación resultara más verosímil y solemne, estas palabras fueron pronunciadas ante las cámaras de una televisión holandesa.
No es necesario pertenecer a la hermandad militar para atribuir consecuencias bélicas a la futura secesión de Catalunya. Basta con ser vicepresidente del Parlamento Europeo (Vidal Cuadras), o catedrático de Economía Aplicada como Mikel Buesa, sincero y buen ciudadano vasco-español y tener a su disposición la cobertura periodística de Libertad Digital. Entonces podrá agitar con absoluta libertad el fantasma de la Guerra de los Balcanes. Concretamente, la batalla de Eslovenia. ¿Tal vez porque solo hubo 62 muertos y 328 heridos?.¿O porque fue el detonante de la locura desatada posteriormente?. En cualquier caso, Catalunya siempre es comparada además de Escocia o Quebec, con la propia Eslovenia, y Croacia, y Bosnia, e incluso con Kosovo. Pero nunca con Servia. ¿Porqué será?. Porque la guerrera, la agresiva, la antidemocrática y por ende, la culpable fué Servia. ¿España quiere ser comparada con Servia?. Es ella la que posee la fuerza de las armas.
(continua)
Es pues necesario, según el presidente español, utilizar el talante del dicharachero político andaluz, al objeto de apaciguar y reconducir las ansias, los anhelos, las aspiraciones e ilusiones de la mayoría de ciudadanos catalanes, que considera tienen obnubilado su entendimiento por los cantos de sirena -soberanistas- entonados por el presidente de la Generalitat. No será tarea fácil para el Campeón -así conocido por sus compadres- alcanzar la meta fijada por los prebostes hispano-nacionalistas populares. En efecto, la inquina, la rabia, el terror, la mentira, la manipulación, presiden las reacciones (y actuaciones) de la nomenclatura madrileña ante el llamado problema catalán.
Javier Arenas demostró su talla política durante la campaña contra el Estatuto catalán. Corría el año 2006 y el PP asumió la defensa de la indisoluble unidad de España, mediante la recogida de firmas por todo el Estado contra el estatuto. El objetivo era promover un referéndum en todo el territorio nacional, para que los españoles aprobaran -o no- el texto catalán. Como sea que aquello era un absoluto despropósito y además, ¡Dios Santo!... ¡inconstitucional!, las firmas recogidas -entre dos y cuatro millones, según fuentes- con escasa inteligencia y poco esfuerzo, acabaron sirviendo para fomentar entre los simpatizantes conservadores estrechos e indestructibles vínculos patrióticos, a prueba de futuras veleidades separatistas catalanas.
Pues bien, el Campeón se encargó de la cosecha anticatalana en los feudos del sur del Reino. Logró que 500.000 andaluces -por lo menos- se mostraran favorables al referéndum. Parados, jubilados, aparceros, terratenientes, funcionarios, estudiantes, obreros, amas de casa, etc... Todo el mundo firmó contra Catalunya. ¿Porqué?. Fácil. Impulsó una campaña publicitaria cuyo leit motiv era la denuncia del pacto Mas-Zapatero (recordemos: "apoyaré el texto que apruebe el parlamento de Catalunya") ya que supuestamente perjudicaba los intereses andaluces. Además de carteles y pegatinas, se basaba en cuñas radiofónicas, como la referida a la financiación pues en su incisiva y exagerada opinión, las autonomías más pobres financiarían a las más ricas: "El pacto de Zapatero con el nacionalismo catalán perjudica a Andalucía, y Chaves -presidente socialista andaluz- no hace nada para remediarlo. Por una Andalucía de primera en la España constitucional". También afirmaban que en Catalunya no se podría utilizar el castellano con normalidad "porque Zapatero lo consiente y Chaves lo apoya". La cuña más lograda es sin duda la de una mujer preguntando a un hombre por una dirección en castellano, y este le contesta en catalán (¡maldita osadía utilizar el catalán en Catalunya!); la cuña añadía: "Seguro que a ti tampoco te parece normal. No a la imposición del catalán". ¡Que desvergüenza!. ¡Que delirio!. ¡Que atrevimiento!. ¡Querer sustituir la imposición del castellano por el catalán!.¡¡Y en Catalunya!!.
Este jaquel del blasón unitarista de Francisco Javier Arenas Bocanegra resulta de gran vistosidad y tal vez de relevante (in)utilidad en la recomposición de relaciones entre Catalunya y España. Pero necesitará toda la sangre, sudor y lágrimas de las que pueda disponer para reparar el daño causado por los iracundos actos y manifestaciones de algunos políticos, tertulianos, renombrados juristas, militares jubilados y periodistas digitales, posesos de una tremebunda rabia contra Catalunya y los catalanes. ¿Como hacer comprender al diario Alerta Digital que no es una buena idea promover una campaña contra los productos catalanes?. El fantasma de un boicot comercial contra Catalunya el año 2005 impulsó un notable incremento de las exportaciones catalanas, más allá de España. ¿Un nuevo boicot no provocará una respuesta de igual naturaleza entre los empresarios catalanes?. Es decir, puede causar una renovada internacionalización del comercio catalán, a la vez que disminuir ostensiblemente las compras a España. Y esto haría desplomar las ventas de algunas comunidades autónomas españolas entre un 25% y un 35%, agravando más si cabe la grave crisis económica y social que padecen. Del mismo modo, ¿como hacer entender al Tribunal Constitucional que no puede recuperar el prestigio y la legitimidad perdidas, a base de seguir dictando sentencias contra la lengua catalana, con el argumento que no es la castellana?. ¿Es lógico que a todos los funcionarios excepto los de justicia, puedan exigirles como requisito además el idioma catalán?. ¿No es corporativismo decimonónico eximir de tal requisito a funcionarios públicos por el mero hecho de pertenecer al departamento de Justicia?. La judicatura y el idioma catalán no acaban de casar. Y no es verosímil que el Campeón logre que el mundo de la justicia acepte la igualdad entre catalán y castellano, por lo menos en Catalunya. Entre otras cosas, porque el señor Arenas Bocanegra tampoco cree en esa ilusoria igualdad.
Sin embargo, la tarea más ardua será la de convencer a los militares -incluso a los retirados- que las invocaciones a batallas y guerras del pasado -o del futuro- no son argumentos convenientes ni convincentes. Las provocaciones y las amenazas de raiz belicosa menudean y se reiteran con notable frecuencia en la atribulada España de nuestros días El ejercito del aire prosigue, incansable, con las maniobras de sus (nuestros) cazas en cielos catalanes. Tal vez porque son más límpidos, más diáfanos que los de Aragón, donde se halla la base de las aeronaves concernidas en tales maniobras. En cualquier caso, es el precio que se exige a los indignados y ensordecidos ciudadanos catalanes; se trata de ejercicios militares necesarios para la defensa e integridad de España, aseguran fuentes de Defensa. Por supuesto, no son una provocación. Y mucho menos, no pretenden intimidar a nadie. Y mucho-mucho menos en la actual situación de desencuentro político entre España y Catalunya.
Por su parte, la cruzada unitarista de los ex-coroneles continua y se extiende con total rotundidad entre el mundo castrense, como una mancha de aceite. Don Leopoldo Muñoz Sánchez, presidente de la Asociación de Militares Españoles, asegura que "España es una nación indisoluble totalmente y en caso de amenaza de fractura o en este caso de separatismo nosotros -la AME- de acuerdo con la Constitución, el articulo 8, nuestro punto de vista es que se declare el estado de guerra, o el estado de excepción o el estado de sitio". Me pregunto, ¿porqué no declarar los tres estados a la vez, para mayor seguridad y contundencia?. Para que su afirmación resultara más verosímil y solemne, estas palabras fueron pronunciadas ante las cámaras de una televisión holandesa.
No es necesario pertenecer a la hermandad militar para atribuir consecuencias bélicas a la futura secesión de Catalunya. Basta con ser vicepresidente del Parlamento Europeo (Vidal Cuadras), o catedrático de Economía Aplicada como Mikel Buesa, sincero y buen ciudadano vasco-español y tener a su disposición la cobertura periodística de Libertad Digital. Entonces podrá agitar con absoluta libertad el fantasma de la Guerra de los Balcanes. Concretamente, la batalla de Eslovenia. ¿Tal vez porque solo hubo 62 muertos y 328 heridos?.¿O porque fue el detonante de la locura desatada posteriormente?. En cualquier caso, Catalunya siempre es comparada además de Escocia o Quebec, con la propia Eslovenia, y Croacia, y Bosnia, e incluso con Kosovo. Pero nunca con Servia. ¿Porqué será?. Porque la guerrera, la agresiva, la antidemocrática y por ende, la culpable fué Servia. ¿España quiere ser comparada con Servia?. Es ella la que posee la fuerza de las armas.
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