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divendres, 5 d’octubre del 2012

IRRESPONSABILIDAD E INEVITABILIDAD.

¿Qué les está pasando?. ¿Como es posible que personas que se consideran así mismo razonables, moderadas, ecuánimes y tolerantes se dedican a vociferar las animaladas que están diciendo sobre Catalunya, sin ruborizarse?. ¿Porqué el principal argumento que utilizan en su agresivo discurso consiste en promover el miedo y anunciar la proximidad del armagedón, de forma tan irracional como sumamente falaz?. ¿No se dan cuenta que están proyectando al exterior la imagen de un país obscuro, cutre, antidemocrático, anclado en el pasado y con políticos escandalosamente frikis?. ¿No entienden que esta actitud refuerza, más si cabe, el soberanismo catalán?.

Sinceramente, la reacción que está causando el anhelo independentista catalán entre determinados círculos españolistas es tan sorprendente, como absolutamente disparatada. La caverna mediática, política y económica se está poniendo en evidencia ante la opinión pública catalana, europea y mundial. Por ejemplo, la afirmación de Jaime Mayor Oreja que "ETA es la ruptura y está a la vanguardia de Catalunya y el País Vasco", es tan falsa como ridícula. Es una solemne tontería, pero una tontería muy peligrosa, especialmente la referencia hecha a la pacífica Catalunya. Este ultraderechista decimonónico no solo está firmemente anclado en el pasado gris y dictatorial de España, sino que además está absolutamente amortizado como político, por la escasa relevancia intelectual de sus inverosímiles opiniones. Pero sus continuas meteduras de pata ponen de manifiesto el pensamiento íntimo de la facción más ultramontana, de inspiración claramente aznariana, que habita en el Partido Popular. En la actualidad, esta ideología ultra está adquiriendo gran notoriedad e influencia en el seno de la formación hispano-derechista. Debido a la exagerada relevancia que le otorgan desde la caverna mediática madrileña, el PP está afianzándose como una formación política absurda, radical y excluyentemente nacionalista. Tal vez ello sea así como consecuencia de las inhibiciones del líder popular, Mariano Rajoy, notablemente sobrepasado por los acontecimientos económicos y políticos  que convulsionan el Estado español en nuestros días. No anda a la zaga Alicia Sánchez Camacho, con sus continuas invocaciones al miedo contra jubilados y parados o contra la permanencia de Catalunya  dentro de la  UE y el Euro;  e instando a los empresarios a la deslocalización de empresas hacia España y descargando la ira divina contra todo aquel que muestre una mínima inclinación soberanista. Acaban apareciendo patética y ridículamente exagerados a ojos catalanes, que los observamos y oímos atónitos, entre incrédulos y divertidos por los desvaríos propalados.

No se crea que desde el campo supuestamente progresista -y absolutamente jacobino- no se cansan también de decir animaladas, tan mendaces y grotescas como puedan resultar las conservadoras. Joaquín Leguina, expresidente socialista de la Comunidad de Madrid, ha mostrado su apoyo y solidaridad a Alejo Vidal Cuadras -diputado del PP en la eurocámara, e instigador de la intervención violenta de la Guardia Civil en Catalunya-, al declarar que "la independencia es ilegal, la Guardia Civil, no". Es claro que este político (semi-retirado) tiene muy arraigada la idea que la democracia debe estar y ser sometida a la santa Constitución española, la cual prevalece sobre ella e incluso si fuere necesario, bajo tutela y vigilancia de la Guardia Civil, como ya ocurriera el 23 de febrero de 1981. Esta descabellada opinión resulta debidamente aderezada con insultos y desconsideraciones hacia los socialistas catalanes: "Miquel Iceta es un hijo de puta"; también hacia Carme Chacón, exministra de defensa, "esta señora que se aclare, es del PSC o del PSOE, o por la noche es una cosa y por la mañana otra". Además, define el federalismo asimétrico defendido por el PSC como "una tortilla española sin huevos ni patata, de hecho, fué una idea de Pascual Maragall, El bueno". En definitiva, insultos, desdén y una supina ignorancia (voluntaria, lo que es más grave), sobre Catalunya y los catalanes.

A la vez, la caverna mediática madrileña continua porfiando denodadamente contra Catalunya, sin pausas y con prisas. El Mundo se permite establecer una analogía entre el estadio del Barça y el nazismo. En un editorial muestra gran aflicción ante el llamamiento de la Asamblea Nacional Catalana para llenar el estadio del Camp Nou de banderas esteladas durante el encuentro entre el Barça y el Madrid: "la guinda de estos despropósitos -gime- la puso ayer la plataforma que organizó la manifestación de la Diada, al pedir a los aficionados que acudan con banderas independentistas al encuentro del domingo". Se duele que "lo único que pueden conseguir es que el Camp Nou presente un ambiente parecido a la obertura de los Juegos Olímpicos del 36 -en Berlin-. Mientras intenta exorcizar el ejército, Mas y sus acólitos no dejan de usar la artillería pesada del peor y más peligroso nacionalismo -el catalán, por supuesto-". El editorial concluye su plañido final con una severa abominación contra Artur Mas, el cual a preguntas de un entrevistador contestó que el Estado español no enviará los tanques a Catalunya. Parece evidente que este medio de comunicación ultra-liberal no tiene muy claro que ello no vaya a ocurrir. ¿O tal vez desea que ocurra?. Puestos a hacer comparaciones absurdas, diría que la línea editorial de este medio de comunicación parece que bebe de fuentes más cercanas a Mein Kampf, que de las democracias constitucionalistas de nuestros días.

Fomentar el temor, sembrar el miedo y la agresividad, no solo son patrimonio de políticos desquiciados o periodistas desnortados. También lo cultivan y promueven determinados miembros del mundo empresarial, es decir, desde la Santa Alianza. Concretamente, el propietario del grupo Planeta, José Manuel Lara, ha manifestado que "la independencia es para mí absolutamente imposible. No entiendo que la planteen seriamente. Se lo he dicho a Mas". Para dejar clara su postura, prosigue afirmando que "si Catalunya fuera independiente, Planeta debería irse a Zaragoza, Madrid o Cuenca". "No es que marche, es que me echan". Opina que no tiene sentido que una editorial "tenga su sede en un país extranjero que habla otro idioma". El señor Lara alberga la vana esperanza que las ansias independentistas de los catalanes dependan de la voluntad del señor Mas; y que presionándolo, frenará los anhelos soberanistas. ¡No señor Lara, no....!. La independencia es un clamor transversal de la mayoría de ciudadanos, que otorgamos y reconocemos el liderazgo al presidente Mas, a quien empujamos con entusiasmo en la ilusionante aventura emprendida.  Pero no dude que si no sigue el camino que marcamos el 11 de septiembre pasado, no nos importará nada pasar por encima de él y por encima de todo aquel que intente frenar nuestra marcha. Incluso por encima del señor Lara y semejantes. En cuanto a quedarse o marchar de Catalunya, es Vd. muy libre de hacer lo que quiera. Nadie le echa. En cualquier caso, de la misma manera que Vd. intenta atemorizar con deslocalizaciones y fugas de capitales hacia España, los catalanes también seremos libres de comprar o no los libros que edita Planeta. ¿Donde tiene esta editorial la mayor cuota del mercado peninsular?. ¿Tal vez en Catalunya?. ¿No es acaso Sudamérica el principal mercado de sus libros?. En cuanto a tener la sede en un país extranjero que habla otro idioma, después de darle las gracias por considerar país extranjero -de España- a Catalunya, paso a informarle que el idioma de Catalunya seguirá siendo el catalán, como siempre ha sido así. Por cierto, el castellano también seguirá siendo utilizado con absoluta normalidad en Catalunya, como prueba el hecho de las cuantiosas vendas de libros en castellano que se realizan en Catalunya, incluyendo los editados por Planeta.

Los nacionalistas españoles harían bien en aceptar lo antes posible, la inevitabilidad de la independencia de Catalunya. Inculcar el miedo a pensionistas y parados, amenazar con deslocalizaciones generalizadas y expulsiones de la UE y del Euro, o comparar odiosamente los sentimientos catalanistas con el lúgubre pasado nazi, es una auténtica irresponsabilidad que no sirve para nada, más que para aumentar la tensión entre Catalunya y España. Primero, porque los que se retratan con este tipo de despropósitos ante la opinión pública, catalana y mundial, aparecen tan disparatados como inverosímiles.  Segundo, porque sus alocados esfuerzos unionistas fortalecen y extienden las ansias de independencia en Catalunya. Y tercero, porque se ponen en ridículo ante  la UE: "ninguna ley dice que Catalunya debería salir de la UE si se independiza", afirma Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea. El periodista que la entrevistaba, intentó engatusarla afirmando que la Convención de Viena sentencia que el estado que se independice abandonará los organismos internacionales de los cuales formaba parte antes. "Vamos, hombre, la legislación internacional no dice nada que se parezca a eso. Por favor, resuelvan sus problemas de política interna en España. Yo confío en la mentalidad europea de los catalanes", afirmó con contundencia la vicepresidenta de la Comisión.

Estas absurdas actitudes españolistas se propagan por todo el globo y alcanzan a la opinión pública mundial. En consecuencia, estas muestras de irresponsabilidad son identificadas como típicamente españolas. No distinguen entre opinión mayoritaria o minoritaria, ni si son más o menos oficiales u oficiosas. Entre otras cosas, porque el sentido común aparece como ajeno a políticos, medios e instituciones públicas y privadas -más o menos nacionalistas españoles-, por lo cual pasan a definir a la totalidad de España. Puesto que los demócratas españoles, ya sean políticos, intelectuales o empresarios, están mudos; sus pensamientos, sus opiniones no existen. Es lo que tiene permanecer en silencio, o con la cabeza bajo el ala, a la espera de que el tiempo lo pudra todo. Solo se oyen las declaraciones intempestivas, viscerales y carentes de raciocinio emitidas desde las filas ultras y/o lerrouxistas.

Las razones catalanas, serenas, pacíficas, racionales y festivas reciben el apoyo, la simpatía e incluso la comprensión, por ejemplo de E24.no noruego, el Corriere della Sera italiano y USA TodayThe Wall Street Journal  o The New York Times norteamericanos, así como del Financial Times británico. También merece la atención del centro norteamericano de análisis internacional Stratfor -la CIA en la sombra-, que llega a la conclusión que la manifestación de la Diada ha ofrecido "una nueva cara del nacionalismo catalán". Destaca la mayoría madura y democrática que supuso la manifestación de un millón y medio de ciudadanos y el carácter pacífico y el tono familiar de la misma. Incluso el ejercito americano -Stars and Stripes- se interesa por los acontecimientos catalanes, e informa que el paso hacia el Estado propio puede llegar después de la elecciones del 25 de noviembre.

España no puede continuar apareciendo como irresponsable. Deberá aceptar la inevitabilidad de la independencia de Catalunya lo antes posible. Por el bien de su imagen exterior. Por el bien de la salud democrática de España. Para sosiego de la sociedad española. Y para la buena salud, tanto física como mental, de sus políticos, periodistas, funcionarios y empresarios -y ciudadanos en general-, que incomprensiblemente navegan a la deriva ante el reto anunciado, lo cual no hace más que aumentar el riesgo de naufragio de la nave española.





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