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dilluns, 30 de juliol del 2012

LAS DÉCADAS DE LAS FRUSTRACIONES.

Ante el anuncio de la posible petición del rescate económico de Catalunya a causa de la precariedad en que se encuentran las finanzas de la Generalitat, los nacionalistas españoles se frotan las manos y se relamen los labios. Se muestran confiados en la supuesta debilidad de la comunidad autónoma por antonomasia del Estado Español, que permita el definitivo sometimiento y posterior desmantelamiento del hecho autonómico, poniendo punto final a la vigencia del denostado Titulo VIII de la Constitución española. Después de haberlo sometido durante los pasados treinta y cinco años a toda suerte de trapicheos, triquiñuelas y múltiples sobamientos, que han acabado por provocar el estrepitoso fracaso de este capitulo, en particular. En realidad, han causado el rotundo hundimiento de la totalidad del entramado constitucional español.

El Mundo, periódico emblemático de la derecha ultra-liberal españolista, titula: "Catalunya admite su colapso, pide el rescate y queda en manos de Hacienda". ¡Cuanto resentimiento encierra este titular!. ¡Poner en manos del preclaro ministro Montoro las finanzas catalanes!. ¡Representa la ruina absoluta!. ¡Ahí es nada!. El editorial se despacha a gusto contra los supuestos despilfarros catalanes. Lo de siempre: TV3, Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo), órganos consultivos, embajadas (oficinas comerciales en el exterior), políticas identitarias, etc... Prosigue su regodeo, proclamando: "...pide auxilio... después de haber llamado al resto de comunidades a la rebelión contra Rajoy, después de haber recurrido ante el TC las medidas de ajuste y después de amenazar con el fantasma de la independencia para presionar a favor del pacto fiscal". Concluye con una muestra de sincera generosidad y tolerancia, aconsejando a Mariano Rajoy: "Habría que salir en auxilio de Catalunya y de cualquiera otra comunidad en quiebra, no porqué sus ciudadanos sean contribuyentes en mayor o menor medida que los de otras autonomías, sino porqué son españoles".


Como no podía ser de otra forma, el presidente de Extremadura no ha podido contenerse y ha exclamado, jubiloso, acerca las intenciones catalanas: "Al final, cuando te falla tu sistema, acudes al gran sistema que es España". 


Ironías a parte, es paradójico que Catalunya deba pedir ayuda al Gobierno de Madrid, cuando ha sido este el único responsable de haber puesto las finanzas catalanas contra las cuerdas. ¿O acaso la precariedad que sufrimos es ajena al filibusterismo practicado por el Gobierno español contra Catalunya?. ¿Las deudas de España con la Generalitat -nunca satisfechas, aunque sí reconocidas en más de 8.500 millones de €-, no han sido la principal causa de la quiebra?. ¿Y el interminable robo que sufren los contribuyentes catalanes, en manos de la Hacienda Publica española, de por lo menos 17.000 millones de € anuales, importe del expolio rebautizado por España como solidaridad?. El gobierno del Partido Popular tiene la obligación de atender las necesidades de los catalanes, no porqué seamos españoles (a la fuerza), sino porqué es de justicia. Además, la mayoría nos sentimos más catalanes que españoles, ya que España nos roba. Y esto es intolerable, incluso para los pocos ciudadanos de Catalunya que se sienten solo españoles y cuyos impuestos también nutren generosamente las arcas españolas, junto a los tributos catalanistas. En cuanto a la jocosidad del extremeño Monago, solo informarle que el sistema que ha fallado es el español. Una constitución fracasada,; una economía intervenida  y en imparable declive, con un rescate en puertas; un 25% de paro y subiendo -33% en Extremadura-; un Estado insolvente y desprestigiado internacionalmente; muchos gobiernos regionales, más preocupados por emular a Catalunya que por servir a sus ciudadanos; un ejecutivo español mentiroso, incapaz de cumplir con el programa electoral con el cual concurrió a los comicios y recibió el apoyo mayoritario de los electores; un partido gubernamental tan mentiroso como el Gobierno al que sustenta; y unas instituciones -Tribunal Constitucional, Consejo de Estado, Senado, Consejo General del Poder Judicial, Jefatura del Estado, Partido Popular, Partido Socialista, Gobierno de España, etc.-, que provocan vergüenza ajena y dan más pena que gloria. Ante todo ello, ¿es el sistema catalán el que ha fallado?. ¡Es España que está tocada y casi hundida!. Y en Catalunya no tenemos intención de hundirnos con España. Sabemos que nosotros nos salvaremos, porqué no queremos ser arrastrados por el torbellino español. Supongo que los españoles intentarán salvar España. ¿O no?. 


Las relaciones entre Catalunya y España se están deteriorando a pasos agigantadosPrueba de ello son los centenares de mensajes publicados en Twitter, con motivo del catastrófico incendio forestal que ha sufrido la comarca del  Alt Empordà el pasado fin de semana. Esta es una pequeña muestra de la catalano-fobia desatada: "Atención un mensaje para toda ESPAÑA: estos catalanes se creen muchas cosas así que...Muerte a todos, sin compasión. Gracias"."Putos catalanes de mierda, pedazo de hijos de puta... siempre contándose por separado cuando hay algo relacionado con #España ojalá se mueran". "Ya que estamos podría arder Cataluña entera y los catalanes y España sería un lugar mejor para vivir"."Los que pedís ayuda en el incendio de Catalunya y lo hacéis en catalán, tal vez más gente os entendiese en castellano. Payasos". ¡Cuanto arrobo, cuanto embelesamiento y amor demostrado hacia Catalunya!. Centenares de mensajes, todos ellos colmados de ansias solidarias, generosidad y simpatía sin fín con todos los ciudadanos que estaban sufriendo un auténtico infierno. El incendio causó cuatro víctimas mortales y varios heridos de diversa consideración. Las peticiones de auxilio lo fueron en.... francés, principalmente. Idioma propio de los cuatro muertos. Lengua compartida por los bomberos franceses que sí colaboraron en el combate contra las llamas. Por supuesto, también se utilizaron otras lenguas: catalán, alemán, castellano, inglés, ruso.... Idiomas de los miles de veraneantes que se vieron afectados, y lengua propia de los integrantes de la unidad del ejercito español, desplazada para colaborar con los efectivos catalanes en la extinción del incendio.... ¿Se puede ser más miserable que este cutre hiper-nacionalismo español, impúdicamente exhibido en Twitter?.


Justo después de la extinción del incendio, el Parlamento catalán aprobó reclamar al Gobierno de España una Hacienda propia para Catalunya: el llamado Pacto Fiscal, similar al concierto económico que disfrutan el País Vasco y Navarra. Como era previsible, las formaciones españolistas con representación parlamentaria, conservadores y socialistas, optaron por ponerse de perfil, absteniéndose o votando negativamente los principales puntos del modelo aprobado por el resto de formaciones catalanas. Los tributos -nunca mejor dicho- y deudas políticas contraidas con los partidos madre con sede en Madrid, les impidieron votar a favor de los intereses de los catalanes. Ambas formaciones españolas, que sí apoyan firmemente el concierto de vascos y navarros, optaron una vez más, defender la pervivencia del interminable expolio catalán y la injusticia que ello conlleva, a favor de España. El gobierno catalán impulsa el pacto fiscal, entre otras cosas, para que en el futuro no se pueda producir la incongruencia de pedir ayuda financiera al país que se lleva la mayor parte de los impuestos -de cada euro catalán recaudado por España, 43 céntimos desaparecen y nunca vuelven a Catalunya-, a cambio de nada y en calidad de falsa solidaridad con los españoles. Españoles como Montoro, Rajoy, Camacho, Pastor, Beteta, Arenas, Monago, Aguirre, Rubalcaba, Navarro, Griñan, Chacón, Montilla y otros; y los centenares de solidarios incendiarios que se prodigan en las redes sociales de España.


Como era previsible, la peripuesta Alicia Sanchez-Camacho, una vez vistas las reacciones provocadas en los medios cavernarios españoles  ante las pretensiones catalanas, procedió a matizar el sentido del voto de su partido, para desvanecer cualquier duda acerca de su inquebrantable adhesión a la causa nacional-españolista. Culpa a Artur Mas de perder la oportunidad de alcanzar un gran consenso alrededor de la nueva financiación posible, dentro de la LOFCA y que no produzca frustración entre los catalanes; como no generaría el pacto de la mayoría de catalanes y de la mayoría -PPSOE- del Congreso de Diputados. Si lo posible es seguir como hasta ahora dentro de la LOFCA, en manos de los caprichos españoles y de la mayoría parlamentaria de España, ¿porqué llamar pacto a tamaña impostura, lo que no sería más que una imposición?. ¿Será por la misma razón que el Gobierno prefiere decir tomate antes que rescate?. Como resulta tristemente habitual en la exuberante líder popular, doña Alicia -en el país de las amenazas- vuelve a anunciar las dificultades que provocará la reclamación del pacto fiscal, en la negociación del posible acceso al fondo de liquidez autonómico. Es decir, en su opinión, si Catalunya persiste en reclamar el pacto, desiste del rescate español. Amenazas y deslealtad institucional, chantajes económicos, extorsiones políticas, agresividad y acoso judicial, manipulación informativa, falsedades financieras, morosidad gubernamental; estas son las armas del Partido Popular. Esta es la ética que utilizan habitualmente los nacionalistas españoles. Esto es de lo cual queremos librarnos los catalanes. De los antidemócratas españoles.


Lo más llamativo ha sido la reacción del inefable Montoro, siempre dispuesto a hacer amigos. "¿No es el momento de hacer realmente cada uno lo que ha de hacer dentro de su territorio en lugar de estar buscando siempre un culpable afuera?. Ahora todos, y especialmente los gobernantes, hemos de estar a la altura de nuestras responsabilidades, y de hacer fintas políticas. No es el momento de engañar a los ciudadanos". Sinceramente y contra la opinión mayoritaria, no creo que se refiriera a Catalunya y los catalanes. Creo que su enrevesado argumento era una (auto)crítica sobre el gobierno español. ¿O tal vez aludía a la UE?. ¿O a España y a Bruselas?. ¿O a Merkel y Alemania?. En fin, ¡él sabrá...!. Pero si coincido con él, que es un debate inoportuno y que no es momento de discrepancias, sino de coincidencias. Y también, que no se puede utilizar el estado de las autonomías para dividir España. "La división es el peor mensaje que se puede enviar a Europa". Evidentemente, es un debate inoportuno para España, pero absolutamente necesario e inaplazable para Catalunya. No es bueno que en el seno de España existan discrepancias, pero es inevitable que entre Catalunya y España no existan coincidencias, ni intereses compartidos. Más bien, existen intereses contrapuestos. En cuanto a la utilización del estado de las autonomías para fomentar la división, debería explicarlo al Gobierno de España y las invasiones competenciales que tan  a menudo practica, sin vergüenza ni mínimo pudor; intromisiones que suelen comportar notables incrementos en los gastos autonómicos, ya que frecuentemente carecen de la preceptiva memoria económica que debería sustentarlos. También debería exponerlo al Partido Popular y la torticera utilización judicial, política y mediática que hace, por ejemplo contra la lengua y la cultura catalanas, de forma agresiva y persistente; y explicar asimismo, los motivos de la férrea defensa y burdas justificaciones de los conservadores, sobre sus abundantes corruptelas y sus numerosos corruptos, que tanta alarma social levanta entre los ciudadanos. 


El Estado Español está perdido, según Libération. España es dolor, según The Economist. La última esperanza que le queda a España, es aprovechar la crisis -como ocurrió a finales del siglo XIX-, y alumbrar una nueva Generación del 98. O retroceder hasta los siglos XVI y XVII, para dar paso a un nuevo Siglo de Oro. Es curioso que los picos culturales españoles siempre estén asociados a épocas de debacles, catástrofes y convulsiones, por otra parte tan abundantes en la historia de España. Si sumamos a la gran depresión económica actual, la incontrolada escalada de parados, la irrelevancia internacional del Estado español y la próxima e inexorable independencia de Catalunya, estaremos ante un cúmulo de notables elementos que pueden dar paso a un nuevo renacer de España, ya en pleno siglo XXI. Y que sin duda será recordado por los españoles como las Décadas de las Frustraciones. Porqué España ha iniciado la segunda década del siglo XXI, empeorando respecto la primera. Y no existen garantías sobre si la tercera representará el fín de la gran depresión española.




dilluns, 23 de juliol del 2012

EURO-INDEPENDENCIA.


Las dificultades financieras de la Generalitat de Catalunya están precipitando los acontecimientos. El Gobierno de Madrid ha habilitado un fondo de rescate, a semejanza del que utilizará próximamente la UE para España, que comporta  la intervención del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas sobre las comunidades autónomas que se acojan a él. Cuando una autonomía solicite el rescate financiero, se verá obligada a satisfacer una serie de exigencias que comportarán nuevos ajustes y recortes en los presupuestos, bajo la amenaza de onerosas sanciones económicas y administrativas.  En definitiva, las cuentas de las comunidades serán sometidas a un férreo control económico y político, a manos del inefable ministro Cristóbal Montoro.

La probada incompetencia del señor Montoro y la incuestionable estulticia del señor Beteta, actual número dos del Ministerio -adscrito a la gestión del fondo- y anteriormente responsable manipulador -en realidad, ocultador de déficit público- de las finanzas de la Comunidad de Madrid,  no impedirán que Catalunya se vea sometida a las arbitrariedades ministeriales, caso de solicitar la ayuda financiera. En un alarde de peculiar sentido del humor (emulando a la UE), el ministro Montoro se refirió a la visita de los hombres de negro a cuyo juicio las autonomías deberán someter sus cuentas públicas. Para ver satisfecho su maltrecho ego nacionalista, utilizarán la intervención para lograr aquello que tanto anhelan las fuerzas españolistas: la aniquilación de cualquier atisbo de autogobierno, no solo en el aspecto económico-financiero; también administrativo y sobre todo, político. Es así como España pretende que Catalunya pase a ser considerada como una región más de la actual entelequia española. Es así como el Estado español pretende borrar de un plumazo el Titulo VIII de la frágil y etérea Constitución del 78, que tantos esfuerzos y sinsabores ha comportado a los gacetilleros  de la Caverna Mediática madrileña, durante el ejercicio de su nefasta influencia y manipulación sobre sus títeres preferidos, los insulsos políticos nacional-españolistas, domiciliados en las calles Génova y Ferraz de la Villa y Corte. Es así como España piensa resarcirse de la humillación que sufrirá -en realidad, que sufre- de la mano de los genuinos hombres de negro de la Unión Europea, que están al caer.

Y bien. La Generalitat de Catalunya está considerando seguir el camino mostrado por la Comunidad Valenciana, que ha decidido ponerse en manos de los rescatadores españoles ante la falta de liquidez en sus finanzas. Parece que el Gobierno del señor Mas, en un alarde de suicida pusilanimidad, pretende seguir el ejemplo de la autonomía popular, antaño faro, guía y modelo -junto la Comunidad de Madrid- de lo que pasaba por ser una buena, honrada y eficaz administración pública, bajo la égida del principal partido conservador de España. Desgraciadamente, la estrepitosa caida de BANKIA, la trama Gürtel, la descontrolada ambición política de Esperanza Aguirre y la hipocresía del humilde señor Camps, han dado al traste con aquella sublime conjunción valenciano-madrileña tan genuinamente popular y de inspiración netamente aznariana, que resultó pletórica de obscuras y corruptas sinergias económico-políticas. A pesar de todo ello, el ingenuo señor Mas se muestra vencido, impotente, incapaz de superar las graves dificultades financieras que padece Catalunya. No han resultado vanos los esfuerzos del gobierno de Madrid para favorecer este cúmulo de sensaciones negativas; esfuerzos que han conseguido provocar la presente situación. Ha logrado que el despiadado estrangulamiento absolutamente premeditado que ha sometido a Catalunya, haya dado unos ubérrimos y letales frutos. La morosidad, las mentiras, la deslealtad, el cinismo y el expolio fiscal, que antes Zapatero y ahora Rajoy han puesto en práctica contra Catalunya, aparentemente ha permitido el sometimiento más absoluto de los díscolos e insolentes catalanes.  Así pues, podemos declarar como vencedores absolutos los postulados e ideas pergeñadas por las cabezas pensantes que, alrededor del señor Aznar y en el seno de la FAES -cubículo de rancio abolengo de la hidalguía española-,  han decidido dar la puntilla final al autogobierno catalán y de paso, al denostado café para todos.

Parece pues, que nos hallamos ante la hora final del autonomismo español y particularmente, el fin de los días de la nación catalana. Parece…. ¡Pero no!.

Que la ridiculizada CiU pueda ser sometida y escarnecida, no significa que Catalunya lo vaya a ser, ni lo permita. De la misma manera, las aspiraciones políticas del señor Durán i Lleida y la interminable búsqueda de un ministerio español al cual hacer suyo, no son las aspiraciones de Unió Democrática de Catalunya. Que el Partido de los Socialistas de Catalunya (sic) se haya vuelto a equivocar en una votación en el Congreso de Diputados,  curiosamente a favor  -como siempre- del PSOE, no quiere decir que las izquierdas catalanas estén dispuestas a priorizar los intereses de España, antes que los de Catalunya. Que el Partido Popular suponga que violentando las finanzas de la Generalitat, persiguiendo y denunciando la lengua y la cultura catalanas con su ley, ante sus jueces, los catalanes nos dispondremos a ser más españoles, más castellanos, no significa que los conservadores tengan razón, ni de lejos. Que la señora Sánchez-Camacho esté enfermizamente obsesionada con aparecer fotografiada junto a los miembros del gobierno catalán (no importa qué consejero sea, ni las circunstancias en que se encuentre), para aparentar relevancia en la política de Catalunya, no significa que el Partido Popular sea más relevante de lo que permite la representatividad alcanzada en las pasadas elecciones democráticas: 3,5 veces menos que CiU;  el 13% de los parlamentarios y según recientes encuestas, perdiendo escaños.  Por otro lado, los catalanes nunca renunciaremos a la lengua catalana; siempre seremos catalanes; jamás reconoceremos como propia la idiosincrasia castellana. Y seguimos y seguiremos orgullosos de nuestra catalanidad.

Lo cierto es que Catalunya se halla ante una oportunidad única para ver colmadas sus aspiraciones nacionales y salir del panorama gris oscuro, casi negro que ofrece la realidad española. El patetismo e impotencia que muestran algunos políticos, la precariedad e insolvencia que exhiben la Santa Alianza y la Caverna Mediática, así como el agotamiento del regionalismo decimonónico como fórmula de organización territorial del Estado, son el más claro reflejo de la inviabilidad de la marca España, al menos entre la sociedad catalana. Todo ello nos conduce inexorablemente hacia la próxima independencia de Catalunya. Solo depende del empuje, voluntad y esfuerzos de la auténtica sociedad civil catalana.  Los catalanes queremos sobrevivir a la debacle política, económica, financiera e institucional que se puede producir en breve tiempo en el Estado español. ¿Acaso puede exigirse que los catalanes, por solidaridad mal entendida con España, nos veamos arrastrados a las miserias que se ciernen inexorablemente sobre ella?.

Así pues, ¿cuánto tiempo pasará antes que se produzcan los inevitables llamamientos a la insumisión fiscal de los catalanes?. ¿No se acentuará en el futuro inmediato la desobediencia civil entre los ciudadanos?. ¿No existen claros indicios de revuelta entre los catalanes?. La debilidad de los gobiernos, tanto español como catalán, no permite augurar próximos éxitos, ni albergar grandes esperanzas, a las formaciones políticas hegemónicas que los sustentan; han preferido defender los intereses de los mercados, es decir, de las entidades financieras y los especuladores, por encima de los intereses de los ciudadanos, por lo cual tenderán a la irrelevancia política. Esta debilidad política es la que nos puede abocar a la revolución. Este fracaso de los actuales dirigentes, colmados de impotencia, cobardía, incompetencia y medianía intelectual, que un buen día prefirieron renunciar a la política y abrazaron las causas estrictamente economicistas y objetivamente materialistas, prescindiendo de la dimensión humana de los acontecimientos, es la que hace extender imparablemente la idea que Catalunya y los catalanes recibiremos mayores dosis de justicia, libertad y prosperidad fuera de la órbita de España y lejos de las influencias de una clase de dirigentes políticos cautivos de los mercados. Y si las cosas no cambian, fuera también de esta Eurozona cada día más germanizada e impersonal; de la Unión Europea que se dibuja, compartimentada y antagónica -norte, sur, centro- y con aires espartanos, mezclados con protestantismo luterano rebosante de intransigencia, tozudez e imposiciones; de políticos mediocres, egoístas y cortos de miras, maestros de los recortes sociales y absolutamente incapaces de propiciar y preservar la única y auténtica seña de identidad que tiene Europa: el estado de bienestar, es decir, educación y sanidad universales y gratuitas, y seguridad y pensiones para ancianos y discapacitados. Lejos asimismo de un inútil e insuficiente Banco Central Europeo, al servicio de los intereses de frau Merkel; e incluso fuera del Euro, que más que una tabla de salvación, se está convirtiendo en un pesado y antipático lastre, azote de ciudadanos y pelele en manos de los grandes y orondos especuladores internacionales, que siempre ganan.

El actual sainete hispano-europeo está transmutando a muchos catalanes hasta hace poco acérrimos europeistas, en inevitables euro-escépticos. De igual manera, hemos transitado del fracasado autonomismo, hacia el esperanzador soberanismo. En definitiva, la fusión del euro-hispano-escepticismo es la causa del sentimiento independentista que mayoritariamente abrazamos los catalanes. Procede pués, en primer lugar, la salvación propia de Catalunya y los catalanes. Después, la negociación con los otros. Y finalmente, ya veremos que hacer con las relaciones de vecindad y colaboración, tanto con uropa, como con E$paña. Este es el ejemplo que nos dan los triameses, españoles, alemanes y el resto de la UE. ¿No es así?. Despues de un volver a empezar para Europa, partiendo de cero, el resultado no será igual al presente. Afortunadamente.

dijous, 19 de juliol del 2012

INDEPENDENCIA. DE GRADO O POR FUERZA. SI O SI.

Veladas amenazas e insinuaciones de intervención  estatal sobre la autonomía catalana. Renovadas exigencias de disminución del déficit público. Impago de compromisos adquiridos por el Estado Español con Catalunya. Nuevos recortes salariales a funcionarios y empleados públicos. Rebajas en los recursos de educación, sanidad, dependencia. Acoso político, mediático y judicial contra la lengua y la cultura catalanas. Desmantelamiento y recentralización del estado autonómico... Y bien, ante esta realidad, ¿que hacer, ahora?. ¿Debemos asumir y acatar las nuevas imposiciones españolas, sin más?. ¿Seguiremos obedeciendo a un  gobierno cuyas políticas están  repletas de cinismo, mentiras, soberbia, hipocresía y nacionalismo español?.

Las nuevas exigencias españolas representan un reajuste (cuarto recorte) el próximo año de por lo menos 800 millones de €, para poder cumplir con el nivel de déficit impuesto a Catalunya. La Generalitat deberá pasar de un déficit del 1,5% del PIB el año 2012, a 0,7% adicional el 2013. Por contra, el Gobierno de Madrid se ha apropiado en exclusiva del 1% de margen que Bruselas permite al Estado Español, pasando del 5,3% al 6,3% este año y 4,5% el 2013; el 2014 la diferencia entre lo gastado y recaudado para España, se ha fijado en no más del 2,8% sobre el PIB. A pesar de todo, no existe ningún analista económico, serio y cabal, que avale como posible el cumplimiento del objetivo de disminución del déficit, ni el presente ejercicio y mucho menos, el próximo. Ni para Catalunya, ni para España. Salvo que se incremente la gran depresión hasta niveles fuera de la realidad humanamente soportable. O se produzca un improbable milagro, que ilumine los ojos y las mentes luteranas y permita cambiar recortes por medidas que impulsen decididamente el crecimiento económico de toda la Unión.

Ante esta situación, el Gobierno del señor Mas reconoce su impotencia admitiendo que le falta poder para desobedecer a Madrid. Amenaza con acudir al Tribunal Constitucional (¡?) si se producen invasiones competenciales. Y se aferra al Pacto Fiscal como única tabla de salvación a su alcance. La reacción del gobierno de la Generalitat puede resultar comprensible. Al fin y al cabo, desde Madrid se está estrangulando lo suficiente el autogobierno catalán como para poner y mantenerlo postrado de rodillas. Al mismo  tiempo, España intenta no consumar el ahogamiento hasta sus últimas consecuencias, puesto que buena parte de su propia supervivencia depende que Catalunya siga respirando, a duras penas, para poder continuar siendo expoliada hasta el límite, al servicio y en beneficio de la ostentosa nación española.

El hecho que la actitud del señor Más, del gobierno catalán y de CiU sea compresible, no obsta para que resulte patética, incluso vergonzosa. Triste, en definitiva. Se me ocurre imaginar a estos políticos, pusilánimes y remilgados, cargados de seny y faltos de rauxa, ante situaciones como las que condujeron a la Revolución Francesa, la independencia de América o incluso la propia fundación del Mercado Común, glorioso antecedente de la Unión Europea. Nada de lo acontecido hubiera sucedido. Los osados hombres y mujeres que protagonizaron estos hechos históricos se arriesgaron, supieron aglutinar a su alrededor a la multitud agraviada e incluso se mostraron dispuestos a forzar la realidad legal, política, social y económica de su tiempo, para conseguir su objetivo final: más justicia, mas libertad, mas bienestar para los ciudadanos. El esfuerzo mereció la pena y el éxito alcanzado fue total.

El Gobierno catalán y la coalición que lo sustenta, lo fían todo a la consecución del concierto económico. Este imposible pacto fiscal está resultando para CiU una especie de justificación electoral. Del mismo orden que resulta el sentimiento federalista para el PSC. Concierto y federalismo, dos utopías al servicio de los aparatos y de los dirigentes de las formaciones políticas mayoritarias.  Dos vulgares excusas de mal pagador. Dos placebos y un único objetivo: ambas idealizaciones son utilizadas a modo de coartada para no reconocer la cruda realidad, que no es otra que Catalunya no tiene cabida en esta España centralista, uniforme, liberticida y altanera, tan del agrado de conservadores y socialistas españoles. Tanto CiU como PSC, formaciones hasta la fecha mayoritarias en Catalunya, han fracasado estrepitosamente en sus políticas regional-autonomistas, pactistas, contemporizadoras y sumisas ante España. Y la inmensa mayoría de ciudadanos catalanes así lo percibimos.

¿Qué más tenemos que aguantar los catalanes, para que nuestros políticos se decidan de una vez a plantar cara a Madrid, y si es necesario, a Bruselas?. Madrid decide e impone, para que España cumpla sumisamente con las exigencias de la UE. Poco importa si lo decidido es justo, asumible y realista; que más da que los ciudadanos no quieran seguir aguantando palos sobre sus ensangrentados íjares como si de asnos cargados hasta las cejas se tratara, en pos de una mísera zanahoria. No importa el aumento del paro o la consunción de las pequeñas y medianas empresas. Tampoco importa que se recorte el estado de bienestar -salud, educación, dependencia y pensiones-. La cuestión es satisfacer a Bruselas, para que pueda bajar la prima de riesgo, los intereses de los bonos a 10 años, y reducir el déficit público hasta niveles a gusto de los mercados. ¿Porqué tiene que ser así?. Fácil. Para que España pueda pagar la deuda contraida -pública y fundamentalmente privada-, con los bancos (principalmente alemanes), acumulada y estimulada por estas mismas entidades financieras en tiempos de la burbuja inmobiliaria propiciada por el señor Aznar y el Partido Popular. Alegre fiesta económico-financiera aumentada y corregida por los socialistas hasta el paroxismo. Hasta nuestros días; que podemos resumir en: primero, pagar; después, vivir. Y entre lo uno y lo otro, sufrir lo indecible. ¿Cabe mayor despropósito?. ¿Porqué las deudas de los bancos españoles, de las grandes empresas españolas, de los especuladores españoles, tienen que ir a cargo de los impuestos y del bienestar de los ciudadanos?. ¿Porqué es bueno que las pérdidas se socialicen, mientras los pingües beneficios empresariales se mantienen incólumes en manos de las multinacionales hispanas y sus avariciosos ejecutivos?.

Sólo si los catalanes de a pie nos ponemos en marcha, lograremos alcanzar la libertad de nuestra Nación. Deberemos arrastrar con nosotros a los tímidos dirigentes políticos, incapaces de adoptar una actitud más contundente y favorable para la defensa de los intereses de Catalunya y los catalanes. No se puede ser leal con el que no es leal. Y el gobierno de Madrid es profundamente desleal con Catalunya. No se puede pactar con el que solo tiene vocación de imponer. Y el Partido Popular es maestro del ordeno y mando; y los socialistas en prometer y no cumplir. Y ambos conminan y no dan satisfacción . No se puede hacer negocios con aquel que utiliza la morosidad como instrumento de presión y persuasión. Y el Estado Español es vergonzosamente moroso con Catalunya. No se puede convivir con el que te roba desvergonzadamente y luego te acusa de despilfarrador e insolidario. Tal es el caso del Estado Español, impenitente expoliador y martillo de supuestos herejes insolidarios. Por último, deberíamos preguntarnos porqué razón Catalunya debe formar parte de un Estado que persigue el idioma catalán, fomenta la secesión y el enfrentamiento lingüístico, y se muestra incapaz de cumplir y respetar el propio ordenamiento legislativo del Estado cuando emana del parlamento catalán. Y además se sirve de las leyes y la judicatura española  reiteradamente, como arma represora contra aquellos que piensan, hablan, escriben e intentan vivir en lengua no castellana.

Convergència i Unió, Partido Socialista, formaciones hasta nuestro días mayoritarias en el Parlamento de Catalunya y los principales dirigentes de ambas formaciones, podrán seguir quedando al margen voluntariamente de la realidad social y política que actualmente vivimos los catalanes. Podrán seguir reclamando infructuosamente la adhesión al concierto económico y al federalismo. Continuarán defendiendo sus utopías, sus coartadas, sus excusas de mal pagador, sus placebos, por siempre jamás. Podrán seguir como hasta ahora, pero cuando miren sobre sus hombros para comprobar quién les sigue en su irracional aventura, no verán a nadie. Estarán más solos que la una. Si no abren los ojos a la realidad y rectifican, solo se encontraran ellos mismos y sus escasas circunstancias. La gran mayoría de catalanes estaremos muy por delante, caminando con decisión hacia la independencia. Sin socialistas ni convergentes. Lejos de utopías y próximos a la realidad. Puesto que la independencia de Catalunya llegará más pronto que tarde. De grado o por fuerza. Si o sí.






dilluns, 16 de juliol del 2012

"IR A LA NUESTRA Y HACER NUESTRO PROPIO CAMINO".

Son tiempos de crisis. Son tiempos de esperanza. La colisión entre el estado centralista y la Catalunya  soberanista, se ha producido. El Gobierno de España vuelve a dar una vuelta de tuerca e impone a las comunidades autónomas que restrinjan más sus gastos para que España pueda cumplir con el déficit público exigido desde Bruselas. Como viene siendo habitual, Cristóbal Montoro, actual Ministro de Hacienda, carga las culpas sobre las autonomías y singularmente sobre Catalunya. Con pose chulesca, aires de suficiencia y actitud prepotente, impone nuevos ajustes, profiere viejas amenazas y se enroca en la soberbia del irritado que se cree en posesión de la verdad absoluta. Lo cual puede representar para Catalunya el cuarto recorte presupuestario, en poco más de año y medio. Es decir, prosigue el inacabable desmantelamiento del estado de bienestar catalán. Y de paso, se carga la autonomía política. 


Si este es el panorama que ofrece la realidad española a Catalunya, ¿donde está la esperanza anunciada al principio?. La esperanza se halla en la reacción -con apelaciones a la insumisión e invocaciones a la independencia- que ha provocado los anuncios del ministro Montoro entre políticos y ciudadanos catalanes, encarados al enésimo agravio que proviene de España. Este inefable caballero e hidalgo hispano-andaluz muestra la precaria mediocridad que encierra la política que practica el Gobierno del señor Rajoy al someterse, como no, a las exigencias propias (e impropias) de todo rescate europeo. Un personaje que accidentalmente ejerce de ministro de Hacienda, capaz de justificar el aumento de IVA con la siguiente excusa: "subimos el IVA porque hay mucha gente que no lo paga". ¡Y es el actual ministro de Hacienda quién lo dice!. ¡Haga cumplir la ley, como es su obligación!. La intervención de la UE ha pasado del tomate de los primeros días, al puro, duro y simple rescate ahora. Y todo lo que conlleva la condición de país rescatado. La altivez y el señorío del gobierno español y especialmente del ministro Montoro, se han visto violentados por las imposiciones europeas. En consecuencia, buscan  aliviar la humillante ira que sienten cargando, una vez más, todas las culpas sobre las autonomías. Y aprovechan las circunstancias para poner en marcha, a velocidad de crucero, el programa de inspiración aznariana preñado por las cabezas pensantes de la FAES; programa que básicamente consiste en remodelar -por desmantelamiento- todo el entramado autonómico recogido en el Titulo VIII de la lábil Constitución Española; con el inconfeso objetivo de pasar del fracasado, imposible y aparentemente rumboso café para todos, a la humilde agua de borrajas, fundamentalmente para Catalunya y Pais Vasco. En el caso catalán, utilizando el ominoso expolio fiscal que sufrimos desde siempre; la manifiesta deslealtad institucional y la perversa morosidad del Gobierno de España, así como la desvergonzada invasión competencial sustentada por una denunciable legislación estatal, en manos del infumable sistema judicial español; y la premeditada discriminación en inversiones de obras públicas competencia del Estado español, que impone a Catalunya a modo de eterno castigo. ¡Ahí es nada!, que diría con típico gracejo andaluz el señorito Cristóbal Ricardo Montoro Romero, de Jaén, y circunstancial ministro de Hacienda y Administraciones Públicas del mendaz Gobierno de España.


Bien. La manifiesta deslealtad del Gobierno español, ha sido recibida por la mayoría de catalanes como la gota que colma el vaso. La actitud de Montoro ha provocado la irritación del Consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, que acusa al gobierno de tratar a las comunidades autónomas como infantes a los cuales castigar: "Se nos riñe, se nos trata como a criaturas. Tiene un punto cómico", exclama.  Por su parte, Artur Más ha declarado: "...en vez de respetarse los unos a los otros, en vez de compartir los sacrificios y las renuncias, están imponiendo, "ordeno y mando", cuál es el camino, y esta no es la buena dirección". Añade: "ante los inputs que nos llegan de Madrid, los catalanes tenemos que ir a la nuestra y hacer nuestro camino"."Catalunya tiene fuerza suficiente", remacha. Las imputaciones culposas del desnortado ministro español, han merecido también cumplida respuesta del portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs. Ha denunciado: "su relato de prejuicio ante las comunidades autónomas de que todo es culpa de ellas y especialmente de la catalana, es algo tremendamente falso". Yo añadiría que también resulta vergonzoso.


Las reiteradas amenazas de intervenir hasta ocho comunidades autónomas proferidas por el ministro Montoro, ha merecido así mismo la contundente respuesta de Andreu Mas-Colell: "Montoro piensa que si da puñetazos sobre la mesa se le abrirá el horizonte y las cosas son bastante más complicadas". Acaba lanzando un aviso al gobierno español: "Que no se juegue con la posibilidad de intervenir Catalunya. Si esto ocurre, pediríamos la responsabilidad y la interlocución directa de Bruselas". Añade, "prefiero tener que discutir con técnicos de Bruselas que de Madrid, porque tienen una visión más global de la situación y no los instintos centralistas que encuentras a menudo en quienes provienen del Gobierno central". 


El resumen de todo lo anterior es el siguiente: España está bajo tutela política de la Unión Europea. España está intervenida financieramente por Europa. España está sometida al dictad económico de Merkel y el Banco Central Europeo, que es lo mismo que decir Banco Central Alemán. España debe someterse a la voluntad de los rescatadores. Así pués... la orgullosa España quiere hacer pagar  a otros la penitencia que le han impuesto, con la misma moneda que paga ella. Ergo, las victimas a las cuales masacrar son las comunidades autónomas. Es decir Catalunya, y en menor medida -por aquello del concierto económico-, País Vasco.


La mayoría de catalanes confiamos en nuestras capacidades. Creemos firmemente que con nuestras propias fuerzas superaremos las dificultades económicas y sociales que sufrimos en la actualidad. Crisis que se agudizará caso de seguir ligados al Estado Español. Confiamos en un futuro mejor, puesto que sabemos que cuando alcancemos la plena soberanía de nuestra Nación, renacerá la esperanza, ahora ausente de nuestra  atribulada realidad. Practicamos la suficiente tolerancia como para que los gobernantes catalanes puedan rectificar el rumbo hacia el desastre al que con sus remilgos y temores nos abocan, cuando intentan una y otra vez, pactar, dialogar y ceder ante un gobierno, unos partidos, unas instituciones, que lo único que tienen claro, lo único que creen, es como seguir engrandeciendo su España. Por supuesto, a costa del trabajo, riqueza y esclavitud de los aborígenes catalanes. España no quiere reconocer, aceptar, ni tan solo tolerar, la realidad de Catalunya. España no quiere cambiar. Se muestra satisfecha consigo mismo. Ama su pasado imperial, cultiva su trasnochada hidalguía y se encuentra a gusto con la alternancia entre el centralismo de derechas y el jacobinismo de izquierdas. Y disfruta desaforadamente con el "ordeno y mando"; especialmente cuando atañe a Catalunya. España también es una nación hecha de frustraciones pasadas, imposturas presentes e incertezas futuras. Pero por encima de todo, España es una, grande y libre. Ahora y siempre. Y desgraciadamente para los españoles, sus élites dirigentes quieren seguir practicando la uniformidad, la grandilocuencia y el liberticidio.


El presidente de la Generalitat, M.H.S. Artur Mas i Gabarró debería tomarse al pie de la letra sus propias palabras: "Los catalanes tenemos que ir a la nuestra y hacer nuestro propio camino". Si así lo hace, le puedo asegurar que no emprenderá la senda de la plena soberanía de Catalunya en solitario. La realidad es que muchos de nosotros hace tiempo que nos encaminamos hacia la libertad con alegria, esperanza y plena conciencia de la trascendencia de nuestra decisión. Gustosamente le cedemos la posición de honor para que encabece la marcha. Pero no afloje el paso y por supuesto, no se detenga. Si así fuera, la muchedumbre le sobrepasaría. Y no esperaríamos que Vd., que Vdes., fueran capaces de seguirnos. La independencia de Catalunya se hará realidad con o sin la participación de los políticos catalanes. Resultará más difícil, pero así será.



dilluns, 9 de juliol del 2012

PEDIR PERAS AL OLMO.

Imagino que para un mandatario público defender aquello que no resulta ni beneficioso, ni grato para la población del país que gobierna, cuanto menos debe provocarle una enorme desazón política. El M.H.S. Artur Mas i Gabarró, presidente de la Generalitat de Catalunya, ha defendido en sede parlamentaria la tercera oleada de recortes impuestos desde Madrid. Una vez más, aprovechó la oportunidad para denunciar una operación de escandalosa centrifugación del déficit del Estado hacia las comunidades autónomas. Como conclusión, pidió a los partidos políticos que dieran soporte al pacto fiscal, para arreglar definitivamente el oneroso sistema de financiación que sufre Catalunya.

A las pocas horas que Artur Mas defendiera lo indefendible, el presidente del Gobierno de España avisaba de nuevas exigencias a las comunidades autónomas para reducir el déficit público del Estado a los niveles demandados por los mercados. Era el anuncio de la cuarta oleada -para Catalunya- de ajustes. ¿Como actuará el señor Más ante esta cuarta tanda de recortes impuesta por España?. Lo cierto es que las tres anteriores apenas han servido para disminuir el déficit público catalán: del 4,6% en el 2010, al 3,9% en el 2011. Eso sí, los mercados y Madrid, están plenamente satisfechos por la obediencia y sumisión mostrada por la Generalitat. Al fin y al cabo, Catalunya ha asumido el 23,4% sobre el total de recortes estatales. De los 17.891 millones de € atribuidos al conjunto de las comunidades autónomas, 4.187 millones corresponden a ajustes catalanes. El Gobierno de España debe pensar que si no hay dos sin tres, tampoco debe haber tres sin cuatro, ni cuatro sin cinco.... Mientras el cuerpo y Catalunya aguanten, que vayan recortando...... ¡todo aquello que no se atreve hacer en la administración central del Estado!. Ni en funcionarios, ni subvenciones a la fiesta nacional, ni a los museos de Madrid, apenas en defensa, tampoco suprimiendo ministerios sin competencias... El Gobierno de España, parafraseando a Unamuno ("que inventen ellos") prefiere: "que recorten ellos". 


Los ciudadanos catalanes deberíamos negarnos a seguir dando satisfacción a Madrid. Al fin y al cabo Catalunya cada día depende menos del mercado español. Exporta más al extranjero que a España. Si Catalunya fuera un estado independiente, sería el tercer país más exportador del Mundo. El año 2010, las exportaciones catalanas al Mundo (incluyendo a España), supusieron el 59% del PIB (Alemania el 40%, Suiza el 35%, España sin Catalunya, 22%). El año 2011, la balanza comercial de Catalunya registró un superávit de 3.821 millones de €, con el resto del Mundo. Superávit que se eleva a 8.463 millones de €, si incluimos a España. Haciendo unas simples sumas y restas, si al déficit fiscal catalán con el Estado Español (16.500 millones €), le sustraemos el superávit comercial con España (4.600 millones €), hallaremos los beneficios netos que obtiene el Gobierno de Madrid de los ciudadanos catalanes: casi 12.000 millones de €. ¡Un negocio redondo para el Reino de España!. ¡La ruina absoluta para el Principado de Catalunya!. 


Señor Mas, esto no lo remedia ni siquiera el imposible pacto fiscal, aun contando con el apoyo del 80% de la población catalana. Pacto tan denodada e inútilmente defendido por su formación política. El concepto de concierto económico para Catalunya está anticipadamente condenado al fracaso. ¿Cree acaso que España se mostrará dispuesta a perder el control sobre tan pingües beneficios cosechados año tras año, con el  único esfuerzo, sudor y lágrimas de los generosos ciudadanos catalanes?. En reiteradas ocasiones el Partido Popular ha acusado a la Generalitat de "utilizar el pacto... como una arma de distracción masiva...". "La prioridad tiene que seguir siendo la salida de la crisis...". Es cierto que el PP aparenta mostrarse dispuesto a mejorar el sistema, pero no a costa de buscar "enfrentamientos y agravios" con otras comunidades. "El gobierno de Catalunya puede llegar a un acuerdo con las fuerzas políticas mayoritarias en el Congreso y en el Parlamento catalán para alcanzar un modelo mejorado y posible". "Todos los modelos que busquen una ruptura con nuestro marco constitucional y con el resto de España, está condenado al fracaso...". Es decir, el pacto fiscal según los conservadores no es prioritario, no debe menoscabar los recursos del resto de comunidades, debe ser una simple mejora basada en el sistema actual (dentro de la LOFCA) y debe ser plenamente constitucional, es decir, debe contar con la aprobación partidista del PP y PSOE. 


Por su parte el PSOE piensa algo parecido. La última andanada sobre el pacto fiscal la han disparado desde las filas de los socialistas andaluces. Han rechazado contundentemente el concierto y prometen recurrir todas las decisiones que perjudiquen a Andalucía. El congreso regional socialista celebrado el pasado fin de semana, ha aprobado una resolución  que expresa "su rechazo a cualquier pacto fiscal o sistema de financiación que pretenda privilegios al margen de la Constitución española o aliente renovadas desigualdades entre las comunidades autónomas". Estamos ante una auténtica declaración de guerra contra las tesis defendidas por la Generalitat. "Lucharemos para que la crisis no haga retroceder la convergencia de rentas entre regiones". ¡Convergencia de rentas a costa de los sacrificios catalanes!. Convergencia no como resultado de los propios esfuerzos de Andalucía, bajo el liderazgo de la Junta y sus ERE fraudulentos,  el humillante-alienante PER de los jornaleros y la masiva inflación de funcionarios y empleados públicos (casi el 20% de la población asalariada en Andalucía corresponde al sector público). Esta es la tesis que defiende el socialismo andaluz. Mantener el expolio catalán por los siglos de los siglos, para que Andalucía pueda seguir subvencionando -y también malgastando- tan alegremente a diestro y siniestro. Este es el tipo de igualdad que defiende el PSOE para Andalucía: antes muerta que sencilla; antes partía que doblá. Por cierto, opinión compartida por los populares del extremeño Monago. ¿Cabe mayor comunión de intereses políticos en el PPSOE?. ¡No!. ¡Convergencia por cuenta del real e injusto empobrecimiento de los catalanes!.


Lo único cierto, respecto el concierto para Catalunya, es que despierta una sólida unanimidad entre populares y socialistas. Ambas formaciones están en contra de reconocerlo para los catalanes. Los dos partidos de ámbito nacional(ista) español lo defienden, empero, fervientemente para el País Vasco y Navarra. Quieren alcanzar el consenso, para frenar y diluir el contenido gracias al café para todos, como hicieron tiempo atrás con el Estatuto catalán. Excluyen al resto de formaciones catalanas, puesto que las realmente imprescindibles, son ellas dos. Al fin y al cabo, ahora gobierno yo, mañana lo harás tú. Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español -tanto monta, monta tanto- prefieren continuar exprimiendo la gallina de los huevos de oro mediante la perversión que resulta ser esa falsa solidaridad española al uso, antes que hacer justicia y reconocer mínimamente el derecho que tenemos los ciudadanos catalanes de controlar la riqueza que generamos, en nuestro propio beneficio, siendo solidarios en su justa medida y jamás con los que no estén dispuestos a ayudarse a sí mismo. Solidaridad voluntaria, limitada en el tiempo y en la cuantía, toda. Solidaridad a la española, ninguna.


El M.H.S. Artur Mas i Gabarró debería pedir el apoyo de los partidos de obediencia catalana para iniciar el camino hacia la plena soberanía de Catalunya. Pedir apoyos para el pacto fiscal, es pedir peras al olmo. Sobre todo hacerlo al PPSOE es ilusorio. Y además, proclamar la independencia de Catalunya es más realista y factible que esperar justicia y equidad de España. La historia así lo demuestra.













dimecres, 4 de juliol del 2012

"ESPAÑA CAMPEONA DE EUROPA GRACIAS A CATALUNYA"

"Spagna campione d'Europa grazie alla Catalogna". Este es el provocador titular que encabeza el artículo publicado en el diario digital italiano Il Vostro Quotidiano, de fecha 2 de julio. Destaca que entre los jugadores de "La Roja" que participaron en la final, jugaron hasta cinco catalanes -Piqué, Jordi Alba, Xavi, Cesc y Busquets (a los que cabe añadir el portero suplente Victor Valdés y el defensa lesionado, Carles Puyol). Y no solo la mitad del equipo son catalanes. Si tenemos en cuenta en qué formaciones juegan los seleccionados, a los siete catalanes de origen, pueden sumarse Pedro, Iniesta y el convaleciente Villa y nos hallaremos ante un equipo semi desconocido en el concierto futbolistico mundial, el F.C. Barcelona. 

No resulta extraño que el juego de la selección española se parezca al que practica en Barça, como tampoco resulta ajeno a ello que las cualidades de los jugadores -sencillez, solidaridad, unión y deportividad- sean las que caracterizan el club catalán. No se qué resultará mas odioso a los nacionalistas españoles: que su selección casi parezca la catalana, o que sea una copia del F.C. Barcelona.

Como resulta obvio, la prensa hispana y especialmente la Central Lechera madrileña, no reconoce en el juego del equipo español la impronta azulgrana; a la vez, intenta diluir la influencia y aportación de los jugadores catalanes en la consecución de los éxitos deportivos de La Roja. Mucho menos las autoridades político-deportivas de España estarían dispuestas a recoger el guante lanzado por la publicación italiana: propone que se juegue un partido amistoso entre ambas selecciones -española y catalana- para dilucidar la hegemonía continental.


Al contrario, utilizan el deporte como exponente identitario español. Impúdicamente, practican la peor politiquería cutre y barata que existe. "La Roja hace daño al independentismo", proclaman desde la tertulia deportiva de la cadena ultraconservadora Intereconomía TV. Cargan despiadadamente contra el alcalde de Barcelona, por negarse a instalar, por falta de esponsor, una pantalla gigante para que los aficionados españoles de la Ciudad Condal siguieran la final de la Eurocopa. "¡Miente!", exclaman. "Es un mal gobernante". "Hace política"."Hay un trasfondo político. La selección española al sector radical del independentismo catalán les hace un daño a sus ideales. Y eso es lo que está pasando. Porque es la oportunidad para los aficionados que se sienten españoles y catalanes de mostrarse", pontifican


Algunos periódicos de Madrid, exacerban sus sentimientos patrióticos con las victorias deportivas: tenis, Fórmula 1, ciclismo.... y ahora fútbol. ABC, exhibe en la portada una bandera española y una única palabra: España. Nada más. La Razón prefiere disfrazar la selección española de Superman, titulando: "SuperEspaña", con el lema "España es nuestra razón". Incluso se han publicado editoriales en los cuales se afirma que la selección española es un antídoto contra el separatismo. Tal es el caso de El Mundo. "A unos la selección les ha permitido expresar en público su orgullo de ser españoles..... Otros, acomplejados, han sustituido sistemáticamente el nombre de España por el de La Roja, para no herir susceptibilidades de unos nacionalistas incómodos ante cualquier símbolo positivo de unidad". "Los nacionalistas tienen razón al temer el fútbol. Es un buen antídoto para el separatismo...". Prosigue, "Queremos creer que no habrá sinvergüenzas que intenten desunir estos jugadores con planteamientos mezquinos para romper una selección que ha demostrado que la suma de la diversidad y la unidad son decisivos para ser grandes en Europa". 


¡Acabáramos!. ¡Por fín lo entiendo todo!. No se trata de un partido de fútbol, ni de ganar una competición deportiva. ¡Se trata ser grandes en Europa!. Y qué más grande que Superman sobrevolando la bandera de España, aventada por el resoplido de un enfurecido toro que se deja la piel hecha trizas "para que los patriotas que se sienten españoles y catalanes puedan mostrarse". Piel de toro uniformemente unitaria, que porfía  denodadamente contra la utilización  política que hacen los nacionalistas periféricos del deporte en general y del fútbol en particular. Lo cual resulta contrario al proceder propio de los buenos españoles...¡Ja, ja, ja...!.

Apenas tres mil españoles se concentraron tras la victoria de La Roja en la Plaza de España de Barcelona. Las celebraciones se prolongaron hasta más allá de la una de la madrugada. Alrededor de unos cuatrocientos individuos, enarbolando banderas con símbolos franquistas, dedicaron sus cánticos de "Puta TV3", brazo en alto y mano extendida al modo fascista, contra los periodistas que informaban de los incidentes. Coreando también, "yo soy español" y "Barcelona también es española". Mientras, un osado y valiente torero encaramado en el monumento de la plaza, daba unos muletazos ante un invisible morlaco, al tiempo que los asistentes entusiasmados, gritaban  "¡olé...olé...olé!". Cuando la policía, previo aviso, procedía al desalojo de la plaza -que no del ruedo-, fueron recibidos con una lluvia de botellas de vidrio y vuelco de contenedores. Así como obscenas gesticulaciones y actitud desafiante, "¡Haber si te atreves!, vociferaban retadores; aunque siempre dispuestos a correr despavoridamente al menor signo de acoso. El resultado,  el previsto: unos pocos detenidos y algún hospitalizado por coma etílico. Lo de siempre.

¿Existe alguna otra forma menos agresiva de celebrar la victoria española?. Si... y no. Veamos. La gerente del Ayuntamiento de Badalona, gobernado por el ínclito pepero Albiol, utilizó twitter para manifestar sus sentimientos: "que arda Barcelona y le hierva la sangre al alcalde", escribió, para disgusto de los damnificados valencianos víctimas de un pavoroso incendio forestal que calcinaba sus bosques, en aquellas mismas horas. Poco después, ardían contenedores de basura en la plaza utilizada por los aficionados de La Roja, en la propia Badalona, para celebrar la victoria ante Italia. Beatriz Diaz del Rio, tal es el nombre de la gerente badalonina, utiliza pacíficamente la red, para caldear los ánimos de sus compatriotas. Por lo visto, con total éxito.

Resulta auténticamente patético que para reafirmar el españolismo, determinados periodistas, opinadores, medios de comunicación, políticos y nacionalistas españoles en general, mezclen impunemente política y deporte, y alegres celebraciones con agresiones, insultos y violencia. Actúan de la peor manera posible (como en el caso BANKIA). Y acusan de sus propios defectos y carencias al prójimo, preferentemente al nacionalismo catalán. Estos ruines personajes proyectan sus complejos de inferioridad, la ausencia de argumentos y una supina estupidez, sobre  determinados grupos de personas que se alimentan de ellos; al parecer, siempre están dispuestas a exhibir orgullosamente símbolos franquistas, agresividad verbal, violencia física e infinidad de odio, en ¿defensa? de..... ¡España!. ¿Es así como pretenden seducir a los catalanes, para que se olviden de la independencia?.


La Eurocopa, contra la opinión de la Caverna Mediática, ha servido para que los catalanes nos reafirmemos en nuestra inquebrantable búsqueda de la independencia para nuestra Nación. Entre otras razones, para poder disputar (solo) un partido de fútbol entre España y Catalunya. Y con la independencia, la victoria como selección y como sociedad, está próxima. Por supuesto, para Catalunya.


   











  

   

dimarts, 3 de juliol del 2012

¿ESPAÑA FUERA?. ¿CATALUNYA DENTRO?.

¡Que fácil es para determinados opinadores descalificar aquello que les desagrada!. ¡Qué patético resulta que algunos políticos manipulen la verdad, porque les incomoda!. ¡Qué estupidez cometen ambos cuando se consuelan mutuamente, negando la realidad porque no les gusta!. La semana pasada, el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) hizo público el resultado del barómetro de opinión (segunda oleada), que ha provocado una especie de terremoto político en el mundo unionista-uniformista español en general, así como en los medios de comunicación adscritos a la Caverna Mediática madrileña, en particular.

¿Qué es lo que ha publicado el CEO, que tanto revuelo ha causado?. Nada más sencillo de contestar. Nada más evidente que suponer. A la pregunta formulada a los catalanes de ¿que votaría en un referéndum de independencia?, el 51,1% admite que votaría a favor, el 21,1% lo haría en contra, y también el 21,1% se abstendría. El 6,7% no sabe/no contesta. Estos resultados reconocen por primera vez que la opción independentista alcanza  la mayoría absoluta entre la población encuestada (2.500 personas). Trasladando esta información a un hipotético referéndum -excluyendo a los que se declaran abstencionistas-, significa que el 65% de los catalanes votarían a favor de la independencia. Así pues, ya se ha alcanzado la amplia mayoría requerida por las instancias políticas internacionales; y por el M.H.S Artur Mas i Gabarró, Presidente de la Generalitat de Catalunya.

Como resulta habitual en determinados medios periodísticos de Madrid, se inclinan a creer que el Gobierno de la Generalitat ha cocinado la encuesta del CEO. También se preguntan, ¿es necesaria la existencia de un CIS catalán?. Evidentemente, prefieren matar al mensajero, y/o la descalificación, la insinuación, incluso la manipulación, antes que analizar los resultados con sosiego y frialdad, y sacar las conclusiones pertinentes. Y es así, porque son incapaces de hacer autocrítica sobre las sensaciones que les produce la realidad catalana. ¿Temen que hallarán  en el maltrato que España dispensa a Catalunya, una explicación plausible al notable incremento del independentismo, de hasta cinco puntos en los últimos cuatro meses?. Por supuesto que sí. Con todo, algunos columnistas intenta profundizar mínimamente en la encuesta, aunque sus análisis caen en los tópicos y las falacias de siempre, propios de aquellos que son incapaces de librarse de la incomodidad y el desagrado que sienten, ante la mayoritaria evidencia secesionista de Catalunya. Tal es el caso de la columnista Victoria Prego y sus inconsistentes acusaciones de "plato cocinado". A su parecer, para proporcionar publicidad al pacto fiscal, creando "un estado de opinión pública que permita a un líder presionar para conseguir la meta política que el líder ha vendido a esta misma opinión pública como la Tierra Prometida". Sería bueno para disipar la desconfianza de los periodistas, que las encuestas sobre la opinión política de los catalanes, que sin duda posee el Gobierno de Madrid, se hicieran públicas. Tal vez sí se enfrentan a la realidad catalana,  lograran sosegar la desazón mediática que les invade. ¿O no?.  


Tanto los editoriales, como los análisis de afamados periodistas publicados en los medios adscritos a la Caverna Mediática, prefieren fabular sobre lo que está pasando en Catalunya, antes que reconocer que el aumento del soberanismo es el resultado de la gravosa política practicada durante los pasados tres siglos de ocupación española de Catalunya, notablemente acentuada los últimos treinta años de fragilidad democrática vivida. ¡Qué desperdicio de tiempo; qué desgraciado desaprovechamiento!. Treinta años tirados por la borda. Desperdiciados en aras de la inacabable construcción de la realidad española, subjetiva, uniforme y castellana, en contra de la pluralidad imperante en la península. Desaprovechados por culpa de la estulticia de las élites gobernantes, centralistas y jacobinas. Incapaces de ver más allá de sus narices madrileñas. ¡Que desgracia para la propia ciudad de Madrid!. Convertida por las clases dirigentes españolas en un voraz agujero negro, triturador de los esfuerzos, anhelos y esperanzas que existen más allá de su horizonte de sucesos. Agujero extraño a la comprensión y voluntad de sus desinformados ciudadanos. 


La respuesta del Gobierno de España, ante el resultado de la encuesta, ha sido restar importancia a la misma. El gobierno olvida que esconder la cabeza debajo del ala no arregla nada. "Es solo una encuesta". "El Gobierno le dá el valor que tiene". Apela a la responsabilidad de los partidos y administraciones para que se centren en "lo que es importante", ya que la gran preocupación de los ciudadanos es "la crisis económica y social, que requiere que todos trabajemos dejando claro las prioridades". Podemos suponer que el Gobierno adopta una pose de falsa tranquilidad, aunque la procesión va por dentro. Si no es así, ¿a que vienen las amenazas, una vez más, de Alicia Sanchez Camacho?. 


No hace mucho, se permitió preguntar al señor Mas de donde sacaría el dinero para pagar las pensiones en una Catalunya independiente. Recurrió al miedo de los jubilados para combatir la independencia. Fracasó. Ahora insiste, afirmando que Catalunya saldría del Euro con la independencia, lo cual supondría el "hundimiento de la economía catalana". No contenta con esta nueva falacia tan alegremente pronunciada, acusa a CiU de padecer un "delirio soberanista", y especialmente condena los viajes del presidente de la Generalitat, tildándolos de "turismo independentista".


El desasosiego mostrado por la Caverna Mediática, la incomodidad que siente el Gobierno de España y los descontrolados exabruptos de la señora Sánchez Camacho, no son más que el reflejo de los miedos que despierta entre el nacionalismo español la democracia real -la autodeterminación-. Derecho nunca reconocido por los espíritus estultos, débiles y temerosos. La prensa madrileña debería saber que el señor Más no necesita cocinar encuestas para negociar la improbable consecución del pacto fiscal. ¡El concierto económico para Catalunya recibe el aval incluso del "Financial Times"!. Un artículo de este diario publicado recientemente, defiende el concierto y una mayor descentralización como parte de la solución de los problemas de España. El Gobierno del señor Rajoy no debería demandar a nadie más que a sí mismo, responsabilidad y tener las ideas y prioridades claras. ¿Realmente cree que la soberanía de Catalunya no es importante?. ¿Incluso para España?. Ciertamente la crisis económica es asunto de la máxima preocupación, sobre todo para los catalanes. Tenemos plena confianza que con la gestión de nuestros propios recursos y con los instrumentos legislativos en nuestras manos, venceríamos la crisis económica y social con mayor rapidez. ¡Nuestra prioridad es Catalunya y los catalanes!. Es por esto que nuestras prioridades son claras, diáfanas. Las amenazas de la señora Sanchez Camacho, fracasarán una vez más. La líder popular debería saber que, según como se desarrollen los acontecimientos en el próximo futuro, es España la que puede ser expulsada del Euro, arrastrando tras de sí al resto del Estado. A Catalunya sí le interesa permanecer dentro en la Eurozona, en la Unión Europea -aunque no a cualquier precio- y por ello, tal vez la única forma de conseguirlo, sea alcanzar la independencia, lo antes posible. ¿España fuera y Catalunya dentro?. Nada es imposible y todo es probable. ¿O no?.... ¡Oh, no!.