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dimecres, 15 d’abril del 2020

1/ LA CORONA-CRISIS. ELUCUBRACIONES: UNIÓN EUROPEA.


Con todo esto del confinamiento que estamos sufriendo debido a la infección que azota a toda la humanidad y como sea que disponemos de todo el tiempo del mundo para divagar y elucubrar sobre todo y todos, me ha dado por pensar y repensar sobre las respuestas que están ofreciendo las tres principales potencias de ámbito mundial y las consecuencias que de ellas se derivan de cara al futuro más próximo, con respecto a la Unión Europea, los Estados Unidos y la República Popular de China.

Es evidente que nada volverá a ser lo mismo. Quizás a nivel personal cambiarán nuestras prioridades. Incluso quizás modulemos nuestros principios y costumbres adaptándolas a la nueva realidad emergente. Y en consecuencia la sociedad se amoldará a esta nueva realidad, por ahora desconocida. Pero donde todo cambiará de arriba abajo es a nivel de los estados, de las potencias hegemónicas del planeta.

Para empezar, ¿qué pasará en la Unión Europea después de la pandemia?.

LA UNIÓN EUROPEA.

En la UE últimamente no puede decirse que las cosas le estén saliendo demasiado bien. Y lo que es más grave: las cosas que hace las está haciendo muy mal. Hasta ahora, se ha lucido con la crisis de los refugiados. Son un buen ejemplo los cientos de miles de migrantes que huyen de guerras y dictaduras que se encuentran atrapados en campos de refugiados -los campos de concentración de la segunda Guerra Mundial no diferían mucho de los actuales- en las fronteras de la Unión, en estéril espera de misericordia y generosidad de los estados miembros, mientras van consumiéndose por las enfermedades y miseria, muriéndose poco a poco de hambre por culpa de la mezquindad, el egoísmo y el cinismo de sus anfitriones. Antes la UE ya condenó a decenas de millones de ciudadanos europeos cuando decidió priorizar los intereses de las multinacionales, los bancos, el pago de la deuda soberana y los especuladores por encima de las necesidades y el interés de la gente, los cuales sufrimos directamente las consecuencias de la crisis provocada por el capitalismo salvaje desatado debido a la globalización y especulación incontroladas, propiciadas y cobijadas por estos mismos estados. Después se ha producido la consumación del Brexit, la fuga de uno de los estados más importantes del club y la consiguiente pérdida de musculatura de la Unión. Hay que preguntarse si el ejemplo británico no será seguido por otros miembros, indignados por la actual deriva sin norte que ha tomado la Unión o como consecuencia del éxito que sin duda logrará el Reino Unido por la liberación y alivio que representa para ella esta marcha. Y ahora, como continuación del comportamiento general que ha demostrado históricamente la irritante Unión Europea y sin haber superado las anteriores crisis, sufre el ataque de la Covid-19, popularmente conocida como coronavirus: ¡la madre de todas las crisis!. Dentro de la cual encontraremos la suma de la crisis de los refugiados agravada, la crisis económica y social aún no superadas y vueltas a desatar con mucha mayor intensidad y crudeza, la crisis de valores democráticos que muestran algunos de los políticos que manejan el cotarro del poder a Europa, como en Hungría, Rumanía o Bulgaria -y no son los únicos con manifiesta debilidad de principios democráticos-, así como las dudas e incertidumbres de otros miembros sobre el actual comportamiento de la Unión y las dudas que despierta sobre su viabilidad futura. Todo esto puede derivar en otros sonados exits.

Europa está enferma. De ser una esperanza de potencia económica y política global y de liderazgo a nivel mundial, ha pasado a ser una comparsa decadente y ridícula en la escena internacional. De defensora de los principios democráticos, a tolerante con el autoritarismo y antidemocracia. De ahí el auge de la extrema derecha y el fascismo en todo el continente. Incluso se permite taparse los ojos y la nariz ante dictaduras y dictadores por el bien de los negocios, claro. Es lo que pasa cuando perteneces a un club de estados sin alma ni decencia, defensores de poderosos, ricos, bancos, especuladores, de multinacionales arrolladoras y ser a la vez martillo aplastante de ciudadanos, de libertades y de justicia.

¡Europa se está deshilachando!. ¡No hay liderazgo político!. Hay líderes que hacen negocios. No hay política social, ni amparo de los derechos ciudadanos. Hay defensa cerrada de los derechos e intereses empresariales, financieros, comerciales. Las multinacionales son las grandes beneficiadas por el cobijo que les brinda la UE. Todo esto ocurre porque son los intereses de los estados los que dominan la escena continental. Y dentro de los estados, se imponen las políticas de los más poderosos, más grandes y más fuertes o más ricos y lozanos. El resto son meros comparsas sentados en sillas a la espera de que el más guapo del grupo les saque a bailar. Por ello, todas las instituciones europeas como son el Parlamento, o la Comisión, o el Banco Central Europeo están absolutamente supeditadas a lo que dicen y mandan los jefes de estado o de gobierno de los diferentes miembros de este club tan exclusivo y clasista dirigido -¡dominado!- por Alemania y en menor medida, también por Francia.

Ante todo esto, la llegada del coronavirus ha acentuado la mezquindad de los estados. Como los intereses ciudadanos no cuentan, todo se hace para que el maldito coronavirus no dañe demasiado los negocios. Y los mercaderes el templo europeo aconsejan que los estados no gasten demasiado y que cada uno se las componga como pueda. La solidaridad europea ni está ni se le espera. Así, los ciudadanos que pertenecen a los estados comparsas o principales, lo mismo da, van infectándose por cientos de miles y muriéndose por decenas de miles. Y los que tienen la suerte de estar sanos, se quedan sin dinero, sin trabajo y sin futuro .....

¡Europa no sirve para nada!. Sólo para hacernos enfadar e irritar ......



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