La meva llista de blogs

divendres, 29 de març del 2013

INSURRECCIONES, ¿REVOLUCIONES? Y EL VINO DEL RHIN.

¿Está disminuyendo el fervor secesionista de los catalanes?. ¿La guerra sucia desatada por el gobierno español se está imponiendo sobre el ideal soberanista?. A juzgar por lo que se puede leer en la prensa cavernaria y de la santa alianza, diríase que sí. Oyendo las peroratas de los tertulianos unionistas, el globo catalanista tiene pinta de estar deshinchándose. Pero, ¿y entre los ciudadanos catalanes?. El anhelo independentista, ¿realmente disminuye?..... Por supuesto que no. Rotundamente, no.

Es cierto que la agresiva guerra sucia españolista se muestra cada día más vigorosa y contundente; además, resulta malditamente persistente. Falsedades y manipulaciones mediáticas, mezquindad y latrocinio  financiero, hostigamiento judicial y constitucional, pestilencia y ruindad de las insondables cloacas del estado. Un sinfín de personajes, de actos y hechos absolutamente vergonzosos, amorales e incluso ilícitos, encaminados a destruir la cúpula del soberanismo catalán: presidencia de la Generalitat, consellers del Govern y destacados dirigentes de Convergencia Democrática y de otras formaciones políticas, partidarios de la independencia de Catalunya. No es menos cierto que la precariedad económica y social causada por la profunda crisis económica que afecta las empresas y los injustos recortes del estado de bienestar que tanta incidencia negativa tienen sobre la población -especialmente los más desfavorecidos-, motivan que un vacilante aire de abatimiento y melancolía, casi depresivo, aparentemente se haya apoderado de la sociedad. Este aire enrarecido que se respira resulta agravado por la sensación de impotencia y desconcierto que se extiende básicamente entre gobernantes y periodistas. Mientras, algunos políticos hieráticos supuestamente catalanistas y vulgares gacetilleros cínicos que presumen de honestos, prefieren hacer su propia guerra dando hipócritas palmadas de aprobación en hombros del independentismo, a la vez que si tienen oportunidad, clavan puñales en su espalda de la forma más traicionera y salvaje que es posible hacerlo. Por supuesto, en nombre del posibilismo, de la estabilidad, del realismo. Con la boca pequeña repleta de falsedades. Sin mirar a los ojos. A traición. También lo hacen por egoísmo, por avaricia, por afán de poder y por envidia política. En definitiva, por puro nacionalismo español nunca asumido, disimulado con las cuatro barras.

Esta desagradable sensación de impotencia, de fracaso del poder político frente al económico que se ha apoderado de buena parte de gobernantes y periodistas, no se ha trasladado entre los soberanistas de a pie catalanes. Los independentistas no estamos abatidos. No tenemos sensación de derrota frente la guerra sucia declarada por el gobierno de España contra Catalunya. Las ilusiones y anhelos se mantienen intactos. Y los sentidos permanecen bien despiertos, en estado de alerta. Pero es cierto que estamos soberanamente indignados; profundamente defraudados por el tacticismo partidista y hartos por la pusilanimidad que muestran algunos de nuestros dirigentes y opinadores. Y todo ello, apremia nuestra impaciencia y nos empuja al borde de la insurrección.

El mayor error que ha cometido el unionismo ha sido creer que la independencia es cosa de los partidos políticos y de sus cúpulas dirigentes. Y esta persistente equivocación ha llevado a centrar toda la artillería pesada españolista contra falsas dianas -afortunadamente-. Las consecuencias de este indiscriminado bombardeo son profundos y dolorosos daños colaterales, pero el independentismo permanece incólume. Si cabe, resulta reforzado como respuesta al fuego amigo que lanzan los enemigos de la democracia sobre los catalanes; también por sufrir en nuestras propias carnes renovados, corregidos y aumentados recortes en sanidad, educación, pensiones, dependencia y desempleo que anuncia el incierto futuro que nos espera, a causa de nuevas exigencias compartidas por Madrid y la UE e implementadas por el gobierno popular. A la indignación, al hartazgo que actualmente padecemos muchos ciudadanos debe añadirse el estupor que provoca el errático (por absurdo) comportamiento de la UE. Desde Bruselas se avisa que la receta -en realidad, cicuta- impuesta a Chipre (recordemos, expropiar a los poseedores de más de cien mil € buena parte del dinero de sus depósitos bancarios), puede ser exportada a otros países que se encuentren en dificultades. En consecuencia, ¿donde queda aparcada la seguridad jurídica de las cuentas bancarias en la zona Euro?. ¿Vale la pena seguir en una Unión que resuelve los problemas financieros de la banca a base del puro y duro robo a sus clientes?. ¿Merece la pena que los ciudadanos sigamos sufriendo tan brutalmente tamaña injusticia, para salvaguardar la integridad del Euro y los beneficios de las entidades financieras?.

El gobierno de Rajoy cree que matando la cabeza del independentismo -Mas, Pujol, Junqueras, Forcadell, CiU, ERC...-, desaparecerá en beneficio del unionismo -Durán, Sánchez-Camacho, Rivera, PP, Ciudadanos...-. Bruselas cree que salvará el Euro y los bancos -singularmente los alemanes- a base de amenazar con robar el dinero directamente de las cuentas de los ciudadanos, que además sufrimos la miseria que la UE reparte en nuestros días con tanta generosidad. España ofrece diálogo a Catalunya a cambio de la pretensión de reconvertir soberanismo en un descafeinado pacto fiscal (ya muerto y enterrado), mientras persiste el expolio y ahogo financieros de la Generalitat. Es decir, de todos los catalanes. La Unión Europea, disfrazada de falso Robin Hood, pretende curar sus males defendiendo los intereses financieros de los poderosos con mano merkeliana y receta germana, por encima de cualquier otra alternativa. ¡Y los funcionarios europeos han alcanzado el nirvana  -integrismo económico- de la mano del talibanismo financiero!. ¡Aleluya!.

Muchos ciudadanos, en este caso los catalanes, estamos más que hartos. Cabreados con el gobierno de España y atónitos ante la Unión Europea. Ni la Unión ni el Estado español se dan cuenta que sencillamente somos seres humanos; en ocasiones frágiles y asustadizos; que amamos y a veces odiamos; que aprendemos y trabajamos (si nos dejan); que vivimos, descansamos y morimos como el resto de mortales. También estamos dispuestos a luchar hasta la extenuación y defendemos lo nuestro y a los nuestros a muerte. A España cabe decirle que la independencia de Catalunya es cosa de los ciudadanos, no de la cúpula de los partidos. No destruirán nuestras ilusiones, ni nuestro empeño y anhelos de libertad a base de decapitar políticos o manipular derechos; ni siquiera apelando a ningún tribunal por muy constitucional que sea. A la Unión Europea anunciamos que no estamos dispuestos a seguir por la senda de autodestrucción que ha emprendido. No tenemos inclinaciones suicidas y mucho menos aceptamos vivir en la indigencia moral y material. Tanto a España como a la Unión les manifestamos que (utilizando frases de Santiago Rossinyol): dado que la vida es como el palo de un gallinero, corta pero lleno de mierda y que una revolución es el triunfo de los ambiciosos de abajo sobre los medrosos de arriba, los catalanes no nos rendimos. No renunciaremos a la independencia de Catalunya. Solo la votaremos democráticamente. Los catalanes conformaremos antes de septiembre de 2014 un nuevo estado soberano y libre, de España y probablemente de la Unión Europea, puesto que queremos nacer, crecer, aprender, amar, procrear, trabajar, prosperar, descansar y morir, en paz, libertad, prosperidad, justicia e independencia. Sin que la mezquindad española ni la ruindad de la Unión nos continúen robando felicidad, agriando nuestro carácter y ensombreciendo nuestras almas, por más tiempo. Y como podría haber dicho en mismísimo Santiago Rossinyol, ¡que el vino del Rhin escanciado por las valquirias se lo beban los nibelungos, mientras amontonan sus tesoros!. ¡Que los hidalgos españoles dejen de ser tan sucios como el palo de un gallinero!. 

Los medrosos no lograrán vencer a los que ambicionamos paz, justicia y libertad. A los que solo queremos la independencia de Catalunya.

dijous, 21 de març del 2013

TERRORÍFICO. REALMENTE ESPELUZNANTE.

Una sentida baja se ha producido en la guerra sin cuartel desatada entre España y Catalunya. Oriol Pujol i Ferrusola, hijo del M.H.S. Jordi Pujol i Soley, presidente de la Generalitat durante 23 años, ha sido abatido en el llamado caso ITV, víctima del fuego enemigo descargado por la judicatura española, después de cruenta y desigual batalla. Presumiblemente, la inmolación ha sido propiciada por el propio interfecto y el estúpido arrojo empleado en supuestos negocios privados, que infelizmente vieron la luz merced unas grabaciones (¡como no!) telefónicas, que por supuesto acabaron en manos de la fiscalía española. (Nota: Las grabaciones fueron pertinentemente filtradas a la prensa, ya que el sumario en cuestión había sido declarado secreto).

El poder judicial en España es nefasto. La policía, también. ¡Y no digamos las cúpulas de los  partidos políticos!. El supuesto estado de derecho del que tanto se vanaglorian muchos españoles -singularmente aquellos que ostentan el gobierno de turno-, no es precisamente un modelo a seguir por nadie que no desee sufrir la mayor decepción de su vida. En España no existe la división de poderes. Algunos jueces y fiscales tienden a ser sumisos ante la ideología política dominante y notablemente permeables e influenciables, por los periodistas sin ética ni principios que tanto se prodigan por Madrid. Los procedimientos legales son extremadamente lentos y en consecuencia, injustos. A menudo se mueven por los impulsos políticos que derivan del eterno enfrentamiento entre populares y socialistas españoles, en busca de la hegemonía. En otras ocasiones son razones más prosaicas las que condicionan la actividad del poder judicial. Rivalidades entre jueces, politización de la fiscalía, luchas intestinas y corruptelas en el máximo órgano de gobierno de los jueces, afán de protagonismo, simpatías y rencores, envidias, etc... Asimismo, el lenguaje jurídico es tan tedioso como anacrónico, a la par que innecesariamente ampuloso. El mundo judicial está anquilosado y anticuado. Pero el mayor defecto que tiene la judicatura es utilizar los textos legales como mera excusa -en realidad, coartada-  para no aplicar los principios que presiden el auténtico sentido de Justicia. Por ejemplo, si los jueces sabían que la Ley Hipotecaria de España era injusta, ¿porque la aplicaban?. Han tenido que esperar que el Tribunal Europeo dictaminara que es ilegal (por abusiva) para que cuestionen su aplicación. No es excusa argüir que se han limitado a aplicar la legislación hipotecaria española vigente, puesto que al hacerlo han sido injustos. Los jueces han fallado sistemáticamente a favor de los bancos -los poderosos- y contra los ciudadanos -los débiles-. Es decir, los jueces españoles han sido injustos.

La prevalencia de la literalidad de las leyes por encima de los principios de la Justicia, es la principal lacra que arrastra el sistema judicial español. Además, la ley se aplica con mayor o menor rigurosidad, según convenga. Véanse sino las continuas filtraciones -ilegales- de las actuaciones judiciales, que siempre causan graves perjuicios a los imputados. Por tanto, no se puede argumentar que las goteras judiciales provienen de las defensas. Frecuentemente, las filtraciones son utilizadas para condenar y ejecutar anticipadamente a los incriminados. La presunción de inocencia descansa en el mismo lugar que la independencia judicial. En el limbo, junto a las almas inocentes de los no bautizados. Si el imputado es un político, se utilizan para destruir la ideología que profesa. De este modo, se neutraliza al adversario político y se perjudica a su partido. Se abaten dos pájaros de un tiro. Pero al hacerlo desaparece el principio de Justicia. En el caso de las filtraciones de sumarios a la prensa, la ley es laxa y nunca se cumple. Jamás ha sucedido que el autor de una filtración haya sido puesto a disposición judicial.... ¿Porqué?. Pues porque cabe (mal)pensar que el origen de este delito se halla en el entorno de los propios jueces, entre los funcionarios de los juzgados. Como sea que los tribunales están condicionados por la falta de recursos, por la acumulación de legajos, por la burocracia e incluso por la fanfarronería, algunos servidores públicos flaquean ante las tentaciones y filtran más que un mejillón colgado en una batea.

Si nos detenemos a observar la policía española la situación empeora. Es espeluznante. Si alguna institución estatal es víctima de manipulación y abusos políticos, este es el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y la Guardia Civil (GC). Es cierto que, a menudo, los mandos policiales prefieren plegarse a las presiones políticas antes que salvaguardar los derechos y garantías de los investigados. También frecuentemente muchos funcionarios de ambos cuerpos se ven arrastrados y condicionados -algunos gustosamente- por sus propias convicciones y restricciones políticas y mentales. Cuando así sucede, pasan a ser simples esbirros en busca de enemigos a los que apabullar. Un claro ejemplo de utilización política de las fuerzas de seguridad lo encontramos en la persecución que están haciendo contra el proceso soberanista catalán. La penosa actuación de la virreina Llanos de Luna; falsos informes (UDEF) filtrados a la prensa nacional-españolista -avalados por Montoro y Saez de Santamaría, entre otros-; irresponsabilidad política de Fernández Díaz; desproporcionadas acciones contra alcaldes presuntamente corruptos; dramática ocupación cuasi-militar de instituciones o ayuntamientos por policías aparatosamente embozados; detenciones espectaculares y ostentosa requisa de documentación, cajas y otras pruebas... Casualmente casi siempre en presencia de cámaras de TV, casi en directo. Parecen actuaciones teatrales burdamente propagandísticas, montadas para demostrar contundencia, firmeza y contumacia -de cara a la galería-, más que cumplir un deber profesional con discreción y eficacia. Y en ocasiones, estas melodramáticas actuaciones escapan al control de los propios instructores. Las detenciones de Prenafeta y Alavedra, imputados en el caso Pretoria, así lo demuestran. Recordemos: dos señores obesos, casi ancianos, descamisados, sosteniendo bolsas de basura con pertenencias personales en el interior, sujetándose precariamente los pantalones libres de cinturones y tirantes, expuestos por la GC a escarnio público en el traslado a la prisión preventiva. Todas las cadenas de TV, todos los telenoticias exhibiendo las imágenes vejatorias, que acaban resultando auténticas ejecuciones públicas. Pues bien, a día de hoy, tres años después de la sentencia  y ejecución populista, libres bajo fianza, ambos señores siguen encausados y según se comenta, sin que las autoridades sepan  qué hacer con su imputación. Al fin y al cabo, se trata de dos  reputados profesionales, apartados hace mucho tiempo de la política -ex militantes de CDC-, que fueron pillados.... haciendo negocios, por lo visto absolutamente legales. La humillación, el ridículo y la prisión provisional no la quitará nada ni nadie. Ni siquiera la probable sentencia absolutoria dictada muchos años después de ocurridos los hechos.

En ambos casos (judicial y policial), el descrédito tan marcado que padecen es debido a la nefasta influencia de la mala  praxis política. Los profesionales de ambos cuerpos suelen ceder al dictado partidista de sus mandos y responsables políticos. Permiten que las influencias e intereses, ahora populares, después socialistas, condicionen sus actuaciones, frecuentemente obviando profesionalidad y ética. ¿Son conscientes de los recelos que despiertan entre la ciudadanía?. No creo. Por mi parte, no confío ni en la justicia, ni en la policía españoles. Y ello a causa de la perniciosa influencia que ejercen las derechas e izquierdas españolistas, así como la flacidez ética y profesional que muestran muchos de sus integrantes. Por cierto, todo ello también es corrupción. Y de la gorda.

Oriol Pujol Ferrusola ha sido imputado por tráfico de influencias en el caso ITV. Las actuaciones judiciales secretas han sido profusamente publicadas en la prensa estatal. Las transcripciones de las grabaciones telefónicas han sido generosamente difundidas en los medios de comunicación, previa filtración. Los investigadores de hacienda han dictaminado que posiblemente existen indicios de delito. La policía cree que es colaborador necesario en la puesta en marcha de la trama delictiva..... El señor Oriol Pujol no goza de la intrínseca presunción de inocencia que sí disfrutaría en cualquier otro estado democrático del Mundo. La prensa no lo permite. A la policía no le importa. Y a la judicatura española no le preocupa. Se le exige que renuncie a todos sus cargos, así como a su sueldo de diputado. Además, Oriol Pujol forma parte de una familia que es presa entre las fauces de la caverna mediática madrileña y de la santa alianza barcelonesa. Oriol Pujol, D.E.P....

Si el señor Oriol Pujol Ferrusola es culpable, que sea condenado por los jueces y pague su culpa. Si es inocente, ya ha sido ajusticiado preventivamente ante la opinión pública..... Pero reflexionemos. Si tenemos la desgracia de ser investigados por policías sin escrúpulos y juzgados por jueces partidistas, cualquiera de nosotros podemos sufrir en nuestras propias carnes la falta de auténtica Justicia, a causa de nuestra personal e inviolable ideología política. Se trataría del agravante político: en este caso, ensañamiento por catalanismo soberanista. Terrorífico. Realmente espeluznante.

divendres, 15 de març del 2013

EL ESTADO "INMEMORIAL".

¿Puede un gobierno y el partido que lo sustente perder la decencia e integridad y anteponer sus propios y egoístas intereses e imponerlos a los habitantes del estado a los que se debe?. La respuesta es no. Pero el Gobierno de España, en manos de Mariano Rajoy Brey y con el inestimable apoyo del Partido Popular, no son de la misma opinión que el común de buenos ciudadanos de este desventurado Estado. El presidente del Gobierno y el PP suman a la deriva anticatalana que les caracteriza, la total ausencia de principios democráticos. Así, persisten en su ofensiva unitarista enviando al Tribunal Constitucional -bajo su control- la declaración soberanista aprobada el pasado 23 de enero en el Parlament de Catalunya por 85 votos a favor -de 135 escaños-, para que los magistrados populares la reprueben. A pesar que se trata de una declaración amparada por la libertad de expresión inherente al parlamentarismo democrático. Esta misma semana por iniciativa del grupo socialista catalán se ha producido la reafirmación, aumentada y corregida -104 votos a favor- de este histórico acto de naturaleza estrictamente política, que hace un llamamiento al diálogo entre España y Catalunya sobre el derecho a decidir de los catalanes. Solo ha merecido la hostilidad y desconsideración -la misma que antes, durante y después de la tramitación del vigente (¿?) Estatut- del Gobierno de España y de populares y socialistas. Ante la desaforada reacción tradicionalista española, ¿resulta extraño que un informe del Institut d'Estudis Autonòmics (IEA), entre otras recomendaciones, proponga una "proclamación unilateral de independencia"?. Lo cierto es que a la ausencia de voluntad de diálogo por parte española, debemos añadir la antidemocrática agresividad política, judicial, policial y financiera que emplean los populares en particular y las instituciones estatales en general contra Catalunya, "en defensa de la unidad de España".

El Partido Popular, supuestamente salpicado por el más grande escándalo de corrupción (Bárcenas, Gürtel) ocurrido en España -siendo un partido al cual se le atribuyen, antes y ahora, otras muchas jaranas de igual, menor o mayor calado-; aparente líder en mentiras y sistemáticos incumplimientos programáticos; presunto manipulador de constitucionalistas, fiscales (Martín Rodriguez-Sol) y juristas en general; verosímil filtrador (Ministerio del Interior) de falsos informes policiales (UDEF); hipotético adalid de las pútridas cloacas del estado (CNI, Método 3 y periodistas nacional-españolistas); en definitiva, posible campeón en ineptitud política, económica (BANKIA, entre otros) e institucional, sigue sumando más y más barbaridades en su curriculum vitae partidista. La última animalada ha corrido a cargo de la atolondrada Alicia Sánchez-Camacho, insigne lideresa conservadora de Catalunya. Presa del azoro provocado por el espionaje de Método 3, turbada ante la posibilidad que se hagan públicos el contenido de la conversación con la desPPechada amante de Jordi Pujol jr. y pillada por la sospecha que fue el entorno de su propio partido (¿Jorge Moragas, tal vez?) el que propició las escuchas en cuestión, ha decidido marear la perdiz al rehusar que la policía catalana siga brindándole protección y pedir la sustitución de la misma por la Policía Nacional española. Después de dar un sinfín de razones sobre la decisión tomada, todas ellas tan peregrinas como inconsistentes, se declara víctima de un complot, exige dimisiones de mandos policiales, requiere explicaciones al gobierno catalán y proclama una simulada (artificiosa) admiración y gratitud hacia el cuerpo policial catalán para hacerse perdonar el desprecio y deslealtad reiteradamente evidenciado hacia dicha policía. Todo ello entre teatrales rasgaduras de vestimenta y con semblante sonrojado por la vergüenza. ¿O es por la ira?. Con esta actitud, los populares abren un nuevo frente de combate, ahora contra los Mossos d'Esquadra -policía integral de Catalunya-, con la finalidad de desprestigiar (ultrajar, difamar, denigrar, vilipendiar) una vez más, a una institución catalana "por el bien y en defensa del estado de derecho".

Resulta revelador que parte del contenido de la conversación entre la maravillosa y popular Alicia y la repelente ex-amante, ex-militante popular y conocida de Jorge Moragas, sirviera para inspirar el mendaz y difamatorio informe de la UDEF -avalado por el Sindicato Unificado de Policía (SUP)-, sobre los señores Mas y Pujol, publicado por El Mundo en plena campaña electoral catalana y que sirvió para que Pedro J. Ramírez se autoproclamara vencedor de los comicios celebrados el pasado 25N. Informe que esta misma semana ha merecido la comparecencia en el Congreso español del ministro del Interior Jorge Fernández Díaz el cual, estupefacto, ha manifestado que ignora de donde salió el borrador y quien es el autor del mismo. También ignora quien lo filtró a El Mundo. Y en un inusitado arrebato de pundonor, este ignorante ministro se permite amenazar con la aparición de nuevos casos de corrupción en Catalunya, en la misma tesitura inaugurada hace poco por el ministro Montoro, el cual no duda en intimidar a los grupos parlamentarios de la oposición que supuestamente no pagan sus impuestos debidamente (¿!).

No puede considerarse que el ministro Fernández (y Montoro) sea poco serio, como afirma precipitadamente el portavoz del Gobierno catalán. Al contrario, los ministros españoles van muy en serio. Por esta razón, es exigible que respondan a las preguntas que se plantean ante sus trémulas y temibles actuaciones públicas. ¿Porqué se entrevistó la señora Camacho con la ex-amante de Jordi Pujol jr.?. ¿Para obtener información susceptible de ser utilizada políticamente como chantaje?. ¿O fue un simple cotilleo entre comadres?. ¿Es cierto que la ex-amante se entrevistó con Alicia Sánchez a petición de Jorge Moragas, destacado miembro del staff del presidente Rajoy?. Si la entrevista fue grabada por Método 3, ¿como es posible que parte del contenido literal de la misma fuera recogido en el borrador del falso informe de la UDEF, tres años después, si se desconocia su existencia?. ¿Acaso la agencia de detectives trabajó en alguna ocasión a petición de la policía nacional?. ¿Del CNI?. ¿Del PP?. ¿De El Mundo?. ¿De todos ellos?. ¿Puede un ministro utilizar información reservada para amenazar a representantes de otras formaciones políticas?. ¿Puede un ministro reservarse para sí el conocimiento de la comisión de supuestos delitos sin ponerlo a disposición de la justicia?. ¿Cree que el ministro del Interior, de Hacienda, la UDEF, el CNI, Método 3, etc... deberían ser considerados integrantes de las cloacas del estado?. ¿Existe en la estructura estatal española el ministerio de la guerra sucia?. ¿Es correcto que la policía española sea utilizada para la persecución de los adversarios políticos?. ¿Existen en el ministerio del Interior (y en el resto) personas que sean responsables políticos de sus actos?. ¿El señor Ministro del Interior dimitirá visto la impudicia de su gestión hasta el presente?. ¿No cree que su dimisión haría aumentar exponencialmente la credibilidad del ministerio y de sus funcionarios, que desde el PP se empeñan en hundir más y más, día tras día?.....

El empeño del Partido Popular en sabotear todo aquello que pudiera sugerir que Catalunya posee, ya ahora, estructuras de Estado -la policía catalana lo es-, solo se ve superado por los tics autoritarios del gobierno español. Véase sino la reacción que ha tenido ante las manifestaciones del fiscal superior de Catalunya, Martin Rodríguez-Sol, de adscripción ideológica conservadora y sentimientos profundamente españoles. Pero hete aquí que se manifestó a favor de la legitimidad de celebrar una consulta sobre la independencia, siempre que se hiciera dentro del marco legal. Consecuencias de tal osadía: este jurista ha sido cesado, o mejor dicho, ha sido obligado a dimitir fulminantemente. Según el fiscal general del Estado, "la decisión del fiscal de Catalunya ha sido libre y voluntaria".... Después de esta afirmación, ¡el hombre se quedó tan ancho...!.

Anticatalanismo, sabotaje, autoritarismo y cinismo. Señas de identidad típicamente hispano-populares. Como sea que la autocrítica no es precisamente una característica propia de los populares, de nada servirá que la dimisión de Rodríguez-Sol sea llevada ante la Comisión Europea por considerar que "es indicativa de los problemas del sistema judicial español". Los eurodiputados catalanes opinan que "el capítulo 23 de las condiciones que la UE impone a los estados para ser miembros, se dice literalmente que el establecimiento de la independencia judicial es de suprema importancia".....Pero el Estado español....¡ni caso!. Ni vergüenza.

Estas caracteristicas identitarias típicamente hispánicas denunciadas anteriormente, son compartidas transversalmente entre muchos miembros de distintas instituciones estatales. Como es el caso del Consejo de Estado. Entre sus afortunados miembros -no en vano este Consejo (junto con el Senado) es considerado como un auténtico chollo y cementerio de elefantes, conformado por personalidades ricamente institucionalizadas-, se encuentra el inefable y pedestre ex-presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Este buen hombre y mejor socialista, habitualmente áspero contra el catalanismo, se mostró doblemente enojado con el proceso que actualmente se desarrolla en Catalunya. "Los españoles hemos estado siempre acostumbrados que las Constituciones se las cargaban siempre los golpistas con metralletas y con tiros. Pero a un ataque al sistema desde dentro, no estamos acostumbrados. Los alemanes si, porque Hitler atacó el sistema desde dentro. Mussolini si, porque atacó el sistema desde dentro. Nosotros no. No estábamos vacunados y no sabemos qué decir". En su opinión, "Artur Mas con la determinación de celebrar un referéndum de autodeterminación, está atacando el sistema desde dentro del sistema, como hiciera en su tiempo Hitler en Alemanya y Mussolini en Italia". Remata su argumento afirmando que "es golpista todo aquel que quiere saltarse la Constitución y cuando quieren un referendum para decidir ellos solos, se están saltando el articulo 1 y 2 de la Constitución. Por tanto, a esto debe llamarse por su nombre. Cuando Tejero lo hizo fue golpismo, cuando lo hace alguno como el Parlament catalán, también es golpismo".

Anticatalanismo, sabotaje, autoritarismo, cinismo y además, antidemócratas. Señas de identidad típicamente hispano-populares, profundamente enraizadas en las entrañas políticas de numerosos mandatarios españoles. Y con muchas de sus personalidades públicas absolutamente corrompidas. Visto que estas características son sumamente perniciosas a la par que contagiosas, es urgente que Catalunya se aleje lo más que sea posible de este estado español inmemorial -anticuado, rancio, cutre-. Marchemos raudos por el camino de la autodeterminación. Hacia la revitalizadora independencia de Catalunya.







dijous, 7 de març del 2013

LA UE Y LA INDEPENDENCIA.

Es conocida la vocación europeista de la sociedad catalana. Se remonta cuando el Estado español, constreñido por la dictadura franquista, carecía de esperanzas e ilusiones con las cuales afrontar el futuro, la prosperidad y el bienestar social de la ciudadanía. El franquismo era enemigo de la democracia y la libertad y en consecuencia, enemigo de los ciudadanos. En la Catalunya de la posguerra, la burguesía -también la vasca- es decir el capitalismo, se alió con la dictadura y con los miserables intereses del falangismo y del Opus Dei gobernantes en Madrid, para acelerar su propia recuperación económica y el desarrollo -durante los años 50 y 60 del pasado siglo- con los cuales arrastrar al resto del Estado desde el duro, desdichado y gris subdesarrollo que padecía, hacia la luz que empezaba a iluminar el continente europeo. Migraciones internas, turismo, exportación de mano de obra barata hacia el exterior y la creación de empresas públicas -de origen privado, requisadas o expropiadas a los vencidos-, monopolios, sectores estratégicos y  planes de desarrollo, permitieron sentar las bases para que España iniciara el despegue económico. Autopistas de peaje y seiscientos son testimonios fehacientes de aquellos días. Pero el capitalismo dominante pronto se percató que el futuro -el negocio- pasaba necesariamente por el Mercado Común, embrión de la actual Unión Europea. El resto de la historia es conocido. Una vergonzante transición, una pretenciosa y lábil Constitución y una tenue pátina de democracia fueron las apariencias necesarias y suficientes que favorecieron la integración de España en la Comunidad Económica Europea. Misión cumplida.

Esta es la apresurada síntesis histórica que explica la situación en la que nos encontramos en la actualidad. Desde la perspectiva catalana, el éxito alcanzado por la burguesía resulta evidente. La motivación de los que actualmente podemos calificar como destacados miembros del foro Puente Aéreo -o Santa Alianza- esto es, alcanzar la europeización de la economía del Estado, así como condicionar la legislación social y laboral, financiera y política, sin escrúpulos ni principios, ha sido suficiente para llegar a la presente coyuntura: la crisis total del sistema. De aquellos polvos vienen estos lodos; cuando algo empieza sin atisbo de ética, con la nariz tapada y mirada huidiza fijada en el suelo, acaba mal. 

En efecto, el capitalismo siempre ha procurado adaptar la realidad social a sus intereses económicos. Nunca aceptará que la plusvalía -los beneficios- se supedite a los intereses ciudadanos. Al contrario, el interés general debe estar condicionado y sometido al particular -al suyo-. En consecuencia la UE, que siempre ha sido una comunidad eminentemente empresarial y burocrática, es el marco perfecto para cobijar a neoliberales, especuladores, altos financieros, lobbystas y otras gentes con pocos miramientos y muchos intereses obscuros, movidos todos ellos por la codicia y ruindad. Hoy en día prevalecen los intereses de la gran banca (fundamentalmente alemana) por encima de los recursos dedicados a educación, sanidad, pensiones y servicios sociales que afectan a decenas de millones de ciudadanos griegos, irlandeses, portugueses, españoles e italianos, sometidos a insoportables e injustos recortes en el estado de bienestar. El objetivo: salvaguardar la devolución de los créditos prestados y estimulados por las propias entidades financieras, cuyos directivos además de ineptos y mezquinos, son inhumanos. Esta vorágine de recalcitrante austeridad se está propalando hacia Francia y la mismísima Alemania, país por cierto con un gran número de nuevos esclavos siglo XXI víctimas de los minijobs. La UE fomenta entre sus estados miembros limitar los derechos laborales, eliminar el poder sindical y cercenar el estado de bienestar (lo llama reformas estructurales), en beneficio de las finanzas, las privatizaciones de servicios públicos y la desregulación y liberalización salvaje (la cacareada globalización) de la actividad económica privada. Los máximos beneficiarios -en realidad, los únicos- son los que antes se conocían como burgueses, capitalistas o especuladores; ahora se hacen llamar grandes empresarios o financieros. Nada nuevo bajo el sol. Avaricia, violencia y rapiña, como en tiempos de piratas, bucaneros, corsarios, filibusteros, saqueadores, conquistadores.... Todos ellos arbitrarios y reaccionarios neocons.

Resulta comprensible que los ciudadanos europeos en general estemos empezando a cuestionarnos que nos ofrece a cambio la Unión Europea. Cuando el paro, la precariedad laboral y la devaluación salarial se convierten en la gran panacea para superar la crisis, mientras se transforma deuda privada en pública, cuando se prioriza el pago de intereses usureros y se recorta el estado de bienestar para transferir los recursos ahorrados hacia las entidades financieras, lo que antes eran meras cañas ahora se tornan afiladas lanzas. Mientras Bruselas, el BCE y Merkel nos conducen a la miseria, una creciente indignación y escepticismo se apodera de millones de ciudadanos europeos. Entre los cuales se cuentan los catalanes.

Catalunya sufre una doble embestida. De una parte, la que proviene de España. Conocida es mi opinión que el Estado español está cometiendo contra los catalanes incontables tropelías y vergonzosas y continuas felonías, más propias de trileros que de gobernantes demócratas, cabales y justos. En ámbito político, financiero, económico, social y judicial. De otra parte, las suicidas políticas patrocinadas por la Comisión Europea, de clara inspiración merkeliana y bajo el tutelaje del Banco Central Europeo, en defensa del Deutsche €uro y de los intereses germanos por encima de todo. Políticas plenamente asumidas y bendecidas por Mariano Rajoy e impuestas por la aplastante mayoría absolutista del partido popular. Esta doble decepción catalana se ve agravada por la mezquina actitud que desde la UE, en defensa del statu quo vigente entre socios y cediendo a las presiones de España, manifiesta sobre la próxima e inevitable independencia de Catalunya. Las vacilantes advertencias europeas y las descarnadas amenazas españolas acerca de la secesión catalana -cuyas únicas intenciones son hacernos desistir de las ansias de libertad  y contumacia política que albergamos-, en las circunstancias descritas no pueden resultar más erróneas y patéticas. Porque, ¿qué impone la UE a los ciudadanos catalanes?. ¡Paro!. ¡Recortes sociales!. ¡Precariedad laboral!. ¡Miseria de las familias!. ¡Ruina de pequeños y medianos empresarios!. ¡Inseguridad y desprotección social!. ¡Aumento de impuestos!..... ¡Exacto!. ¡Lo mismo que ofrece el Estado español!. La Unión Europea no está en condiciones de exigir ni amenazar. La UE no es, a día de hoy, garantía de nada para buena parte de los atribulados ciudadanos del continente. Ni siquiera es garante de democracia, ni de justicia social. Recordemos la intromisión de la Unión en las elecciones de Grecia e Italia, prescidiendo de la voluntad de los ciudadanos griegos e italianos. La Unión defiende exclusivamente los intereses de los poderosos, ya sean lobbys o multinacionales.... ¡La UE está resultando una gran, penosa y pesada molestia para la ciudadanía en general!. Doblemente para Catalunya. ¡La estabilidad del D€ es su única y gran excusa!. Pero, ¿y los ciudadanos?.

Para mucho catalanes la UE está siendo percibida de forma similar a España. Un pesado y prescindible fardo que dificulta la prosperidad, justicia, libertad y la eterna búsqueda de la felicidad de la nación catalana. O la UE cambia radicalmente tanto el integrismo económico, como las mezquinas consideraciones políticas acerca Catalunya -no solo sobre Catalunya-, o el invento europeo se descompondrá irremediablemente. Lo más triste es que por el momento nada parece indicar que tal cambio pueda llegar. Por tanto, acabará pasando lo mismo que en España: la gran hecatombe. He ahí el porqué de las ansias de Catalunya por alcanzar la independencia de España..... ¿Y de la Unión Europea?. ¿Porqué no?.


divendres, 1 de març del 2013

AUTODETERMINACIÓN: EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD.

El proceso soberanista catalán sufre un abominable hostigamiento por parte del Estado español. Por tierra, mar y aire. Es decir, con el concurso de la inexorable intervención que hacen los distintos medios de comunicación oficiales y oficiosos -desde la caverna madrileña a la prensa regionalista catalana-, propalando informaciones manipuladas, sesgados artículos de opinión absolutamente partidistas y desarrollando agresivas campañas de saturación publicitaria. España también presiona a través del terrorismo financiero que practica el mismísimo gobierno español con el incumplimiento sistemático de inversiones vitales en obra pública formalmente comprometidas; retrasando las transferencias financieras que aliviarían la falta de liquidez de la Generalitat; promoviendo recortes sociales indiscriminadamente; impulsando nuevos gastos -a cargo de los gobiernos autonómicos- sin consignar los pertinentes recursos presupuestarios; boicoteando nuevas figuras impositivas o tasas creadas por las comunidades, en una desleal actitud de puro y duro sabotaje institucional; coaccionando a empresas privadas con llamamientos a la deslocalización -hacia territorio nacional- y dificultando nuevas inversiones previstas; o centrifugando el déficit público acumulado por la administración central hacia las autonomías. Así mismo utiliza artimañas estrictamente políticas, esgrimiendo torticeramente el sagrado e inmutable texto constitucional, invadiendo desvergonzadamente competencias autonómicas e impulsando nuevas leyes, reglamentos y decretos, encaminados todos ellos, además de entrometerse en el quehacer cotidiano de las autonomías, en lograr una nueva y anhelada recentralización del Estado. Por supuesto, apelando incansablemente a  rimbombantes y falaces argumentos tales como unidad de mercado, solidaridad interterritorial o a una (in)necesaria coordinación competencial, después de amenazar y chantajear impunemente a la Generalitat. Lo dicho. Acorralamiento total por tierra, mar y aire. Y si es necesario no duda en servirse de los servicios secretos, de la policía nacional y la guardia civil, de las cloacas del estado e incluso de jueces y fiscales, todos ellos preventiva y convenientemente aleccionados a favor del Estado español. Todo vale en la guerra contra el independentismo catalán.

Con estos antecedentes cabe preguntarse: Los catalanes, ¿tenemos derecho a la legitima defensa?. No debemos olvidar que lo único que pretendemos es poder ejercer el derecho a decidir sobre el futuro de Catalunya y nuestras relaciones con el resto del Mundo. Queremos ejercer el derecho de autodeterminación, libre y democráticamente. Y la respuesta de España, por el momento, se limita a decir que no, no y no. "El pueblo catalán no es sujeto de soberanía". "La constitución no permite ningún referéndum". "Catalunya no es una nación". Estos y otros muchos argumentos similares son la paradójica afirmación, -¡no, no,no!-, utilizada por los nacionalistas españoles para imponer su anacrónica visión de España, de la Constitución e incluso del Estado de derecho; y la particular concepción que tienen de los principios de la democracia. Ahora bien. Al mismo tiempo que se llenan la boca de sinceras apelaciones al diálogo -bajo estrictas y restringidas condiciones-, al sentido común y a la legalidad vigente -ambas acepciones ajenas al omnipresente e intolerante nacional-españolismo-, todo el aparato del estado se moviliza como un solo hombre para enfrentarse e impedir un sencillo y modesto ejercicio democrático, consistente en que los catalanes podamos responder una simple pregunta: ¿Queremos o no la independencia de Catalunya?.

Por supuesto, después de lo visto y padecido, los catalanes tenemos todo el derecho del mundo a la autodefensa. Con cualquier tipo de argumentos a nuestro alcance. Nuestra fuerza radica en sólidos principios democráticos. Para poder alcanzar la ansiada independencia, gozamos de la legitimidad moral de la que carece el Estado español a causa de sus reiteradas negativas, imposiciones y agresiones políticas y financieras, así como por la desaforada guerra sucia desatada contra el independentismo catalán.

De acuerdo. Tenemos derecho a la autodefensa. Pero, ¿como?. Ya en la actualidad existe un poso en la sociedad catalana que pudiera resultar favorable al inicio de contundentes acciones de desobediencia civil. Van desde el desacato de arbitrarias resoluciones judiciales, hasta la insumisión fiscal. Pasando por no reconocer la legitimidad del Tribunal Constitucional de actuar como tercera cámara legislativa, curiosamente siempre contra Catalunya. O de no aceptar las deleznables imposiciones económicas y sociales merkelianas que tan suicidamente defiende el Gobierno de España.

Algunas preguntas podrían hallar cumplida respuesta con el presumible inicio de la reacción catalana, en un no tan lejano futuro. ¿Porqué deberíamos seguir aceptando la interpretación nacional-españolista que hace el Tribunal Supremo, o la Audiencia Nacional, en lo referido al modelo escolar y la lengua catalana?. Las reiteradas sentencias de estas instancias judiciales españolas siempre han sido favorables a los supuestos derechos de unas poquísimas familias de castellano parlantes -hostilmente anti-catalanas-, frente a los derechos de la inmensa mayoría de familias catalanas que aceptan y defienden las leyes aprobadas por el Parlament -con la única oposición de los nacional-españolistas del PP y Ciudadanos- y prudentemente aplicada por el Gobierno de la Generalitat. De igual forma, la deslegitimación acumulada por el Tribunal Constitucional, tanto por la composición partidista de sus miembros -todos ellos con demostrada fidelidad y dependencia del PP y PSOE-, como por la naturaleza de las resoluciones que adopta cuando se trata de dictaminar sobre asuntos catalanes, avalaría la insumisión ciudadana. ¡De ninguna manera tenemos que aguantar la animadversión demostrada por el TC y en general, por la judicatura castellana contra Catalunya!.

La insumisión fiscal es el argumento más temido por el Gobierno de Madrid. No en vano se trata del arma más poderosa en manos del catalanismo. Además, una supuesta negativa de los ciudadanos catalanes a pagar los impuestos a la hacienda española, estaría plenamente justificada. Los reiterados incumplimientos españoles en materia de inversiones para Catalunya aprobadas en los presupuestos generales del estado y jamás ejecutadas en su totalidad; el reiterado incumplimiento de la legislación española, por parte del Gobierno de Madrid, en materia de financiación -fondo de competitividad- y disposición adicional tercera del vigente estatuto catalán; o el continuado expolio fiscal que sufrimos los ciudadanos catalanes en manos del Estado español desde siempre, así lo demuestran. La insumisión fiscal, unido a una previsible negativa en seguir ejecutando los recortes sociales e imposiciones económicas decididamente suicidas, inspirados por el BCE y Angela Merkel, y promovidos y defendidos por el gobierno Rajoy, causarían un auténtico terremoto en España y, quien sabe, incluso en la zona Euro y por extensión en el resto de la UE.

La desobediencia civil de los catalanes será el resultado lógico a la hostilidad desatada por el Gobierno de España, por el PP que le da soporte -y el PSOE que le da oposición-, por algunos jueces y fiscales, y por los medios de comunicación cavernarios. Todos ellos abducidos por pulsiones fuertemente nacional-españolistas, encegados por el metálico brillo que desprende la pétrea Constitución española. También condicionados por la inconsistencia que presentan los principios democráticos en la España del siglo XXI. Siendo precisamente esta nefasta conjunción de nacionalismo, de hiper-constitucionalismo de cariz excluyentemente castellano y de apatía democrática, la que ha acabado conduciendo a Catalunya y los catalanes desde la periferia del Estado al deseo de plena soberanía, fuera de él. Es una batalla que los catalanes no podemos y no estamos dispuestos a perder. Y a las armas de destrucción masiva utilizadas por España en el envite, podríamos responder con una contundente y generalizada insumisión ciudadana. Con la desobediencia civil, acto muy presente ya en la convulsa sociedad catalana -y no solo catalana-. Somos plenamente conscientes que tarde o temprano deberemos quebrar la legalidad española que nos atenaza. Y después de reiteradas negativas hispanas, no tenemos otra alternativa. Nuestro camino, en cualquier caso, nos conducirá por medios absolutamente pacíficos y democráticos a la plena independencia. Por cierto, nuestro camino no es otro que ejercer el derecho de autodeterminación, de forma libre y democrática lo antes posible. En el 2014.