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dissabte, 15 de setembre del 2012

ESTUPOR, (POCA) RESIGNACIÓN Y (MUCHA) FURIA.

"Resulta evidente el nerviosismo que abrigan los nacionalistas españoles. Bien sean militares, políticos, periodistas o ciudadanos, todos ellos son plenamente conscientes que el próximo 11 de septiembre significará el principio del fin de la dependencia de Catalunya. A partir del 12, los nervios españoles darán paso al estupor y a sentirse responsables de la situación creada. Con el paso de los días, los sentimientos de muchos españoles pasarán por negar la realidad secesionista de Catalunya. Seguirá una fase en que se identificará y reconocerá la inevitabilidad de la independencia. Y por fín, llegará la aceptación. Con ello España habrá concluido las distintas fases del duelo. Y Catalunya será plenamente soberana". Este párrafo cerraba mi escrito ¿LA INDEPENDENCIA DE CATALUNYA?. POR ENCIMA DE MI CADÁVER. (y 2). Apenas han transcurrido dos días desde la impresionante manifestación de Barcelona y nos hallamos de pleno en la fase de estupor, de sorpresa. Los nacionalistas españoles han tropezado de bruces con la realidad. Hasta ahora, habían preferido ignorar, ridiculizar o ningunear lo que acontecía en Catalunya. Lo atribuían -y algunos necios todavía lo hacen- a tácticas partidistas, a posiciones minoritarias, a ensoñaciones de políticos e instituciones catalanes, llegaron a considerarlo como un vulgar bluff nacionalista. La necedad de algunos finos analistas políticos y la estulticia de impenitentes y prolijos tertulianos españoles, les impide reconocer la realidad y magnitud de lo acontecido en Barcelona el 11 de septiembre de 2012. Y en cuanto a los políticos, prefieren seguir escondiendo la cabeza bajo el ala.

Una impresionante multitud de ciudadanos catalanes conformada por niños, jóvenes, maduros, ancianos, hombres, mujeres, catalano o castellano-hablantes, estudiantes, trabajadores, profesionales, parados, emprendedores, ricos, pobres..., cifrados entre uno y dos millones de personas, proclamamos nuestros anhelos de libertad y exigimos la independencia para Catalunya; de una forma pacífica, festiva, familiar e inequívocamente soberanista. Hemos dado por concluido el periodo autonomista e iniciamos el camino de la separación total. No caben dudas, no existen múltiples interpretaciones. Para Catalunya, el fracaso de la constitución en general y los sucesivos gobiernos españoles, se ha manifestado en toda crudeza. Tantos años de sacralización constitucional -excepto cuando convino a los intereses del PPSOE-, tanta pétrea contundencia en su interpretación, tanta agresividad y hostilidad en su aplicación, han convertido -por culpa de políticos, jueces y periodistas- al sacrosanto texto fundamental español en papel mojado. El día 12 de septiembre, para la inmensa mayoría de ciudadanos catalanes, significa que la inflexibilidad constitucional española, no nos sirve. Y por tanto, la ley fundamental pasa ser propiedad exclusiva de la España castellana y de sus ciudadanos, para que la disfruten y la conserven muchos años, si este es su deseo. Los catalanes mayoritariamente hemos tomado un camino distinto. Tal vez incierto, plagado de dificultades y con tramos abruptos y difíciles. Pero a la vez, será nuestro camino, lleno de esperanza e ilusión.

Algunos españoles, entre sorprendidos e histéricos, parece que quieren entender lo que ha sucedido, aunque el estupor que les embarga les impide comprender en su totalidad lo acontecido. El País titula su editorial: Diada Histórica. La exhibición de fuerza del independentismo exige una respuesta política de Gobierno y oposición. Acusan a Artur Mas y CiU de ser los responsables inspiradores de la manifestación para buscar respaldo en la negociación del Pacto Fiscal, que se han visto desbordados. Conviene que este periódico sepa que la manifestación fué convocada, organizada, difundida y financiada por ciudadanos de a pie catalanes, al margen de partidos e instituciones políticas. La Asamblea Nacional Catalana y la Asociación de Municipios Independentistas esta integrada por ciudadanos y entidades más allá de formaciones políticas. Por supuesto, los desplazamientos en trenes y autobuses de los centenares de miles de manifestantes movilizados, han sido sufragados con dinero de nuestro propio bolsillo. En contra de la opinión que el lerrouxismo está ridículamente propalando, la financiación de la totalidad de gastos proviene de aportaciones particulares. En definitiva, los partidos se han visto arrastrados por la corriente desatada y obligados a posicionarse a favor -o en contra-, so pena de quedar al margen de los anhelos y esperanzas de la sociedad. Tal es el caso del PSC y PP, formaciones auto-marginadas del movimiento ciudadano y que inician un acelerado descenso hacia la irrelevancia política. Desde el principio de la convocatoria se adoptó la etiqueta independentista y a la vez, el llamado pacto fiscal fué desechado como leiv motiv de la marcha. Es conveniente remarcar que con o sin pacto fiscal, nuestro objetivo es la independencia. Y queden tranquilos en El País, los catalanes no olvidamos ni los recortes sociales, ni las responsabilidades del gobierno catalán en el endeudamiento acumulado. Pero somos muy conscientes que  ambas causas están muy influenciadas -negativamente- por la deslealtad del Gobierno de Madrid, por las imposiciones del control de déficit de Mariano Rajoy y su fiel escudero Cristóbal Montoro, así como la vergonzosa morosidad del Gobierno de España y el insoportable drenaje de recursos fiscales catalanes -incluso en tiempos de crisis-, así como la secular falta de inversiones que la dependencia de España nos ha proporcionado. Por último, el único debate serio y constructivo sobre una futura articulación entre Catalunya y España, pasa necesariamente por la negociación de la secesión catalana. No se engañen, los tiempos del encaje de Catalunya en España son cosa del pasado. De un pasado fracasado estrepitosamente por culpa de las políticas institucionales y constitucionales españolistas, nítidamente desechadas y superadas por los catalanes. Solo cabe la independencia, de común acuerdo, si es posible. Y nada más (y nada menos).

Es por esta razón que el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs asegura que la manifestación acelera los tiempos de la transición nacional, al tiempo que Artur Mas declara que "todo es posible si hay voluntad, grandes mayorías y capacidad de resistir". En la valoración hecha el día siguiente de la manifestación ha asumido, de forma inequívoca, el mandato que efectuó la manifestación independentista: "La voz de los manifestantes era también la mía y así será, será de esta manera y actuaremos en consecuencia". "Nada será fácil pero todo es posible. No será fácil porque Catalunya no tiene ninguna de las estructuras de un Estado normal y esto no se construye de la noche al día. No será fácil porque el Estado español no nos lo pondrá fácil, como siempre ha hecho". El señor Más propone empezar por la soberanía fiscal -el Pacto Fiscal-, pero es consciente que España no lo aceptará en los términos de concierto a la vasca y sobretodo, para los ciudadanos catalanes resultará insuficiente.

No todas las reacciones han sido tan tímidamente favorables como las descritas hasta ahora. Algunas unen estupor y miedo, mientras otras muestran furia, violencia y una irreprimible rabia hacia Catalunya y los catalanes. Esperanza Aguirre admite resignada que Catalunya no está cómoda en España, lo cual "debería replantearlo todo". Se me ocurre preguntar, ¿en qué dirección, señora Aguirre?. Alicia Sanchez Camacho atiza el miedo y amenaza a los catalanes con las diez plagas Bíblicas de Egipto, como es habitual en ella. El peculiar Francisco Caja, de Convivencia Cívica Catalana -no es un chiste-, con voz estridente y semblante demudado, exige una intervención militar para aplastar lo que califica como la gestación de un golpe de estado independentista. "Si es necesario habrá que llamar al ejercito", proclama. El tolerante comentarista liberal Federico Jiménez Losantos desde El Mundo, bajo el título de Adeu, pide: "Por la libertad, lárguense, lárguense, son un cáncer. No aportan nada a España, desde hace 32 años. Exactamente desde hace treinta, desde el 78, con la Constitución. ¿Que ha aportado Catalunya a España?". Gustosamente pongo en su conocimiento que el expolio fiscal catalán acumulado a lo largo de la historia democrática española, es infinitamente superior al trasvase de fondos de cohesión europeos a España, e incluso muy superior al plan Marshall de EE.UU. para toda Europa -alrededor de 15.000 millones de dólares de la época-. Por lo visto, considera al señor Mas como "el caudillito, que sería el pedigüeño más fatuo de la Tierra si creyera que seguiremos pagando su menosprecio". No es osado afirmar que el señor Jiménez Losantos sabe mucho del Caudillo, al que parece añorar. Por su parte, Curri Valenzuela, periodista de la católica, apostólica y roman(ic)a cadena de de televisión 13TV, se suma al señor Caja y afirma que "habría que enviar tanques a Catalunya, para que nos devuelvan competencias". Mientras, Albert Rivera de la lerrouxista formación Ciutadans, más imaginativo, propone dividir el país entre Barcelona y su área metropolitana para España, y el resto, para la Catalunya independiente. Como es natural, augura una división de la sociedad catalana. Es curioso pero durante la época en que la hegemonía era del unionismo, no se hablaba de división ni enfrentamiento. ¿No será tal vez que la apelación del lerrouxismo sobre la división ciudadana muestra más un ferviente deseo, que  la realidad social catalana?.

Amenazas, intolerancia, falacias, desprecio e... insultos. Muchas injurias. Ultrajes, ofensas, mofas. Estos son los argumentos preferidos por la caverna, que utilizan en prensa escrita, medios digitales y tertulias en TV y radio. Una especie de estupor furibundo, desmedido y desenfrenado les embarga. "Charnegos a mogollón: Una masa inculta, aborregada y adoctrinada pide la independencia de Catalunya en las calles de Barcelona", titula Alerta Digital. Ocultan la participación y en una crónica firmada por C. Dermul, bajo el titulo de La flaca memoria de los malparidos charnegos separatistas, vitupera a los "egoístas desertores de vuestra propia cuna. ¿Cuantos de vosotros tenéis primos, o vecinos de aquella Andalucía natal, Extremadura, que nunca os resultó lejana para visitar y que tenían padres tan lejos que el alma se rompe solo de medir el mapa". Prosigue: "Negáis ser españoles, cuando vuestros padres han contribuido precisamente a las décadas de mayor desarrollo de España. La memoria de los vuestros ha de tomarse venganza algún día. Porqué el único viaje en solitario, el único abandono que sufristeis es el que ahora emprende vuestra alma. Habéis renunciado precisamente a vuestra propia historia personal. ¿Qué raiz os ligará a la realidad ahora?". Este intrépido cronista digital, dilecto hijo del florido pensil y artista de poéticas ofensas, se ve reafirmado por las declaraciones del coronel Francisco Alamán Castro, que disfruta de su plácida jubilación analizando la realidad catalana con imprecisa precisión. Afirma que la situación es calcada a la del 36. Considera que los catalanes que se han manifestado "son unos pobres desgraciados. No saben nada de la historia de Catalunya. Reivindican como catalán a un rey tan aragonés como Jaime I". Prosigue: "Se han manifestado en Barcelona creyendo que era para la independencia, cuando el verdadero motivo es que CiU obtenga más ventajas fiscales del Gobierno central, es decir, para que los de la casta vivan mejor a costa de todos ellos". "La situación que vive Catalunya es calcada a la del año 36. La única diferencia es que en la II república, la violencia se desencadenó desde el principio". Es bien cierto que no hay peor sordo que el que no quiere oir. En el caso de este insigne jubilado, puede añadirse, además, que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor mudo que el que no quiere hablar. Es bueno que los ancianos cuenten sus historias y transmitan sus experiencias, pero cuando insisten una y otra vez en rememorar sus batallitas, es que chochean y se tornan pesados. Tal es el caso.

Estupor. Poca resignación y mucha furia. Ni siquiera la visita del presidente Mas a Madrid para explicar lo sucedido el 11 de septiembre en Barcelona y el resto de Catalunya, ha servido para que empiecen las reflexiones sensatas y tranquilas entre los españoles. De nada sirven los soportes de Catalunya a España rememorados por Artur Mas, a los largo del periodo democrático español. Apoyo a la Constitución del 78 con notables renuncias catalanas, así como los pactos de la Moncloa; soporte a la democracia y al rey el 23 F; entusiasta y decisivo apoyo a la entrada en el mercado común europeo y apoyo incondicional a las políticas antiterrorista de todos los gobiernos españoles, a pesar de no compartirlas en su totalidad. A cambio, invasión desvergonzada de competencias catalanas; cepillado del estatuto  en las Cortes hasta la distorsión y utilización partidista del Tribunal Constitucional para rematar el texto estatutario; perenne expolio fiscal y constantes incumplimientos presupuestarios del Estado respecto Catalunya en materia de inversiones; y una financiación autonómica siempre muy por debajo del número de catalanes que deberían verse beneficiados de ella:; así como furibundos y despiadados ataques por tierra, mar y aire contra la lengua y la cultura catalanas, en Catalunya, País Valenciano, Islas Baleares y La Franja aragonesa. La lista es interminable. Pero lo más grave, es que los políticos españoles no cejan en el acoso, ni siquiera cuando los ciudadanos catalanes cantamos:

                                                Què vol aquesta tropa?
                                                Un nou estat d'Europa!
                                                Què vol aquesta gent?
                                                Catalunya independent!

No hay marcha atrás. El señor Mas ha hecho suyo el clamor de la gente que se manifestó el 11 de septiembre. Y para la mayoría de catalanes, si emprende el camino hacia la libertad sin medias tintas y sin pausas, sabremos apoyar, impulsar y acompañar a los que caminen junto a nosotros hacia la plena soberanía. Ninguna maniobra política o judicial, ni amenazas o chantajes económicos y por supuesto, ni siquiera las previsibles mentiras que desde el nacionalismo españolista lanzarán contra Catalunya, lograrán detener nuestra marcha. Porqué las ilusiones y esperanzas que se otean en el cercano horizonte, nos inspiran y estimulan. Porqué la independencia puede que no resuelva la urgencia de nuestros problemas económicos, pero es lo único que ofrece garantías para superar con éxito la crisis política, social, económica y financiera que la dependencia forzosa de España nos ha causado. Como titulaba Federico Jiménez Losantos en su articulo de El Mundo, añado cordialmente a su Adeu,...... Espanya!.





   

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