En la actualidad podemos afirmar que no existe ningún retroceso en las ansias de independencia de los catalanes. El apoyo a la independencia gira alrededor del 55% del cuerpo electoral catalán, a pesar que desde España solo reconocen menos del 48% de votos favorables al SÍ. Si no existieran la hostilidad, manipulación y amenazas y se pudiera -¡si España quisiera!- pactar y celebrar un referéndum de autodeterminación con España, legal y con todas las garantias apropiadas no me cabe la menor duda que podría llegarse con facilidad a más del 65% de votantes favorables a la independencia. Por este motivo no lo pactaran jamás. Y por esta misma razón persisten en el divide et impera.....
Nos encontramos ante un ciclo electoral abrumador. Elecciones generales, municipales, autonómicas, europeas en un mes y muy probablemente, elecciones al Parlament de Catalunya este mismo año, como respuesta a las previsibles sentencias condenatorias dictadas contra los presos políticos juzgados en Madrid. Es muy probable que la sentencia y condena de los políticos provoque un notable incremento y reforzamiento del independentismo, así como el grado de indignación de la sociedad civil catalana. Por todo ello el unionismo nacionalista español persistirá en la guerra sucia y aumentará el fomento de la división y enfrentamiento dentro de las filas soberanistas. ¡Ahora ya lo están haciendo!.
Mientras el unionismo ataca despiadadamente a Carles Puigdemont y otros exiliados y juzga deshinibidamente a Oriol Junqueras y el resto de presos políticos, los partidos nacionalistas españoles y su prensa afín al régimen construyen su relato basado en una supuesta confrontación entre el president de la Generalitat y el vicepresidente y entre JxCat y ERC, las dos formaciones que sustentan el govern. Cuando uno dice algo que no dice el otro lo realzan, lo magnifican y concluyen que existe enfrentamiento entre ellos. Cuando un partido hace una propuesta y el otro no la comparte, remarcan que hay una fractura dentro del independentismo y lo airean exageradamente. Si se producen contradicciones entre diferentes sectores soberanistas, o uno se manifiesta más radical que el otro o más moderado en las formas, o más exaltado, o sencillamente no dicen ni piensan lo mismo, sentencian alborozados que dentro del independentismo existen disputas y rencillas. Y entonces publican encuestas poco fiables para condicionar o dirigir el voto de los catalanes y aplauden desaforadamente las ganancias o pérdidas en intención de voto para repartir elogios y enjabonadas a los supuestos moderados o pragmáticos y reproches a los supuestamente más radicales. Tampoco podemos olvidar la burda utilización que hace el Estado español -¡los trolls están haciendo su agosto!- de las redes sociales como facebook, twitter y la caverna mediática madrileña, empleadas para sembrar confusión, provocar reacciones desaforadas, buscar pelea, profundizar diferencias o para hurgar en las heridas con la única intención de causar daño y destruir al adversario político.
¿No es lógico que entre formaciones políticas de diferente ideología haya pluralidad y diferencia de opiniones?. ¿No es normal que las personas piensen y discrepen las unas de las otras?. ¿No es natural que tengan una visión del Mundo distinta?. Y más teniendo en cuenta el ciclo electoral en que estamos inmersos......
Lo cierto es que el unionismo está ejecutando una tarea propia de mosca cojonera que ocasionalmente consigue enfrentar -¡nos sacan de quicio!- las diferentes sensibilidades del independentismo. Pero lo que jamás conseguirán es que los independentistas dejemos de serlo. ¡Se mantienen los objetivos independentistas intactos!. La voluntad individual y colectiva es el cemento que une las personas -los ladrillos- que construyen el edificio de la República. Y las molestas moscas incomodan, pero nada más. No detienen, ni convencen, ni pueden destruir nada de nada. Solo molestan.
El problema es cómo construiremos la República. Puesto que es inútil pedir un pacto para convocar un referéndum con quien se niega a negociar la autodeterminación. Rajoy fue el hombre del no a todo y Sánchez es el hombre del no a casi todo. Por tanto niegan que ya existe una mayoría favorable a la independencia. ¡Incluso niegan la existencia de exiliados y presos políticos!.
¿Qué podemos hacer, pues?. La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. El 1 de octubre de 2017 hicimos un referéndum y lo ganamos holgadamente. A sangre y fuego, pero lo ganamos. La mayoría a favor de la independencia fue apabullante, a pesar de la violenta represión desatada por el Estado español asediando y atacando colegios electorales, robando urnas y papeletas y golpeando a diestro y siniestro a todos aquellos que se pusieran al alcance de sus porras, escudos y balas de goma. Es cierto que los hechos de septiembre y octubre de 2017 implicaron la declaración unilateral de independencia -¡la DUI!- jamás aceptada por España aunque la determinación de los ciudadanos permitió llegar al objetivo deseado: la anhelada independencia. Por tanto, lo que nos señala el camino es la unilateralidad, el proceso constituyente -incluyendo el referéndum de aprobación de la Constitución catalana- y la Democracia. ¡No hay más!.
Si la independencia ya la hemos ganado solo nos falta defenderla. La única vía que nos queda es hacer efectiva la unilateralidad ya ejercida mediante la desobediencia individual y colectiva, ciudadana e institucional, así como la movilización masiva de los soberanistas, independentistas o no, ocupando plazas y calles de ciudades y pueblos de toda Catalunya con la firma determinación de defender la República y la Democracia que ahora nos niega España utilizando la brutalidad policial, judicial y política.....
No nos pararan porque no nos pararemos. ¡Y volveremos a ganar!. Por más que los unionistas se empeñen en querer dividirnos.... Les hemos tomado la medida.
¡Y nosotros si somos demócratas y defendemos la Democracia sin ambages!.
Nos encontramos ante un ciclo electoral abrumador. Elecciones generales, municipales, autonómicas, europeas en un mes y muy probablemente, elecciones al Parlament de Catalunya este mismo año, como respuesta a las previsibles sentencias condenatorias dictadas contra los presos políticos juzgados en Madrid. Es muy probable que la sentencia y condena de los políticos provoque un notable incremento y reforzamiento del independentismo, así como el grado de indignación de la sociedad civil catalana. Por todo ello el unionismo nacionalista español persistirá en la guerra sucia y aumentará el fomento de la división y enfrentamiento dentro de las filas soberanistas. ¡Ahora ya lo están haciendo!.
Mientras el unionismo ataca despiadadamente a Carles Puigdemont y otros exiliados y juzga deshinibidamente a Oriol Junqueras y el resto de presos políticos, los partidos nacionalistas españoles y su prensa afín al régimen construyen su relato basado en una supuesta confrontación entre el president de la Generalitat y el vicepresidente y entre JxCat y ERC, las dos formaciones que sustentan el govern. Cuando uno dice algo que no dice el otro lo realzan, lo magnifican y concluyen que existe enfrentamiento entre ellos. Cuando un partido hace una propuesta y el otro no la comparte, remarcan que hay una fractura dentro del independentismo y lo airean exageradamente. Si se producen contradicciones entre diferentes sectores soberanistas, o uno se manifiesta más radical que el otro o más moderado en las formas, o más exaltado, o sencillamente no dicen ni piensan lo mismo, sentencian alborozados que dentro del independentismo existen disputas y rencillas. Y entonces publican encuestas poco fiables para condicionar o dirigir el voto de los catalanes y aplauden desaforadamente las ganancias o pérdidas en intención de voto para repartir elogios y enjabonadas a los supuestos moderados o pragmáticos y reproches a los supuestamente más radicales. Tampoco podemos olvidar la burda utilización que hace el Estado español -¡los trolls están haciendo su agosto!- de las redes sociales como facebook, twitter y la caverna mediática madrileña, empleadas para sembrar confusión, provocar reacciones desaforadas, buscar pelea, profundizar diferencias o para hurgar en las heridas con la única intención de causar daño y destruir al adversario político.
¿No es lógico que entre formaciones políticas de diferente ideología haya pluralidad y diferencia de opiniones?. ¿No es normal que las personas piensen y discrepen las unas de las otras?. ¿No es natural que tengan una visión del Mundo distinta?. Y más teniendo en cuenta el ciclo electoral en que estamos inmersos......
Lo cierto es que el unionismo está ejecutando una tarea propia de mosca cojonera que ocasionalmente consigue enfrentar -¡nos sacan de quicio!- las diferentes sensibilidades del independentismo. Pero lo que jamás conseguirán es que los independentistas dejemos de serlo. ¡Se mantienen los objetivos independentistas intactos!. La voluntad individual y colectiva es el cemento que une las personas -los ladrillos- que construyen el edificio de la República. Y las molestas moscas incomodan, pero nada más. No detienen, ni convencen, ni pueden destruir nada de nada. Solo molestan.
El problema es cómo construiremos la República. Puesto que es inútil pedir un pacto para convocar un referéndum con quien se niega a negociar la autodeterminación. Rajoy fue el hombre del no a todo y Sánchez es el hombre del no a casi todo. Por tanto niegan que ya existe una mayoría favorable a la independencia. ¡Incluso niegan la existencia de exiliados y presos políticos!.
¿Qué podemos hacer, pues?. La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. El 1 de octubre de 2017 hicimos un referéndum y lo ganamos holgadamente. A sangre y fuego, pero lo ganamos. La mayoría a favor de la independencia fue apabullante, a pesar de la violenta represión desatada por el Estado español asediando y atacando colegios electorales, robando urnas y papeletas y golpeando a diestro y siniestro a todos aquellos que se pusieran al alcance de sus porras, escudos y balas de goma. Es cierto que los hechos de septiembre y octubre de 2017 implicaron la declaración unilateral de independencia -¡la DUI!- jamás aceptada por España aunque la determinación de los ciudadanos permitió llegar al objetivo deseado: la anhelada independencia. Por tanto, lo que nos señala el camino es la unilateralidad, el proceso constituyente -incluyendo el referéndum de aprobación de la Constitución catalana- y la Democracia. ¡No hay más!.
Si la independencia ya la hemos ganado solo nos falta defenderla. La única vía que nos queda es hacer efectiva la unilateralidad ya ejercida mediante la desobediencia individual y colectiva, ciudadana e institucional, así como la movilización masiva de los soberanistas, independentistas o no, ocupando plazas y calles de ciudades y pueblos de toda Catalunya con la firma determinación de defender la República y la Democracia que ahora nos niega España utilizando la brutalidad policial, judicial y política.....
No nos pararan porque no nos pararemos. ¡Y volveremos a ganar!. Por más que los unionistas se empeñen en querer dividirnos.... Les hemos tomado la medida.
¡Y nosotros si somos demócratas y defendemos la Democracia sin ambages!.
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