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dimarts, 28 de maig del 2019

2/ TÁCTICAS DEL UNIONISMO Vs. RESPUESTAS DEL INDEPENDENTISMO.

¡Divide y vencerás!. Esta fue la divisa grabada a fuego sobre el lomo del sagrado libro que recoge todo aquello que quiere ser España, cómo serlo, a donde ir y cómo llegar a la meta deseada en su condición de estado-nación modélico..... Tal vez sea más acertado decir ciudad-nación, puesto que todo gira alrededor de Madrid. ¡Madrit, rompeolas de España!.

La Constitución española es interpretable pero siempre lo ha sido a favor de un país -ni siquiera a favor de unos ciudadanos- condicionado por cuarenta años de franquismo. La dictadura supuso el blanqueo del denostado franquismo. El autoritarismo dictatorial se fusionó con los principios democráticos parlamentarios al uso de tal forma que la criatura resultante fue una especie de ente simbiótico -¡parasitario!- surgido de dos realidades antagónicas. La glorificada transición normalizó el franquismo mientras la democracia española perdía principios. De la ley a la ley, proclamaban los más ilusos. Esta fue la primera batalla que ganó el franquismo. ¡Victoria apabullante de los antidemócratas sobre los demócratas!. Los franquistas obtuvieron total inmunidad -¡impunidad!-, conservaron poder político y todos los privilegios y prebendas conseguidos durante cuarenta años de hegemonía dictatorial. Y lo que es más importante, conservaron el poder de condicionar e influir sobre todas las instituciones del Estado. Judicatura y fiscalía, policía y guardia civil, ejército y servicio secreto, funcionarios, empresas públicas..... Los demócratas consiguieron la legalización de los partidos políticos y una apariencia de democracia parlamentaria que el paso del tiempo ha ido menguando en principios democráticos y en libertades y derechos, de forma sibilina pero constante. Desde entonces la Democracia se ha ido diluyendo pausada e inexorablemente. Así pues, el franquismo sociológico se ha impuesto inequívocamente con total contundencia.

Esta victoria franquista es la que marca el inicio de la causa general emprendida contra el independentismo. "Antes se romperá Catalunya que España", proclamó José Maria Aznar expresando más sus deseos e intenciones que la realidad. Primero se creó el mito de la división social y enfrentamientos entre catalanes. Según el unionismo las familias se rompieron debido a la cuestión independentista. Padres contra hijos, abuelos contra nietos, hermanos contra hermanos. En las Fiestas Navideñas no se sentaban en la misma mesa porque discutían y se peleaban. Posteriormente crearon la figura del unionista perseguido, mientras cínicamente tachaban a los independentistas como victimistas. Los unionistas no podían decir que lo eran puesto que los independentistas los asediaban encarnizadamente. Sufrían intimidación y escraches en todo momento, mientras proclamaban consternados que tenían que esconder su españolismo por miedo y amenazas. También denunciaron que los medios de comunicación públicos catalanes hacían propaganda anti-española, los censuraban y menospreciaban. Que la escuela catalana adoctrinaba a los alumnos en el odio a España y a la lengua castellana. Asimismo desde la prensa cavernaria  se creó una realidad alternativa absolutamente fake con el objeto de demonizar políticos, partidos, instituciones y entidades sociales por el mero hecho de declararse independentistas, mientras se dedicaban a esparcir hacia el resto del Estado una imagen absolutamente deformada de la realidad catalana con el único objetivo de desinformar a sus compatriotas y autojustificar las arbitrariedades que implacablemente iban imponiendo desde Madrit contra Catalunya y los catalanes. Recursos ante el TC sobre todas las leyes aprobadas por el Parlament. Requerimientos y amenazas judiciales, fiscales, policiales, gubernamentales y del Tribunal Constitucional. Mediáticos y aparatosos registros -con o sin mandamiento judicial- en sedes de instituciones oficiales, ayuntamientos y empresas privadas vinculadas o colaboradoras con la Generalitat. Detenciones arbitrarias de funcionarios y políticos. Acoso a alcaldes y concejales por parte de la fiscalía. Requerimientos contra lazos amarillos, pancartas, payasos, raperos y contra declaraciones políticas. Férreo control -una auténtica intervención financiera- de la hacienda catalana. Intromisión fraudulenta por partidista de la Junta Electoral Central, censurando inquisitorialmente las campañas electorales y la información de los medios de comunicación. Actuación del Tribunal de Cuentas para expoliar el patrimonio de políticos catalanes con la única intención de arruinarles como venganza. Y toneladas y más toneladas de insultos y amenazas de toda clase contra el movimiento independentista en general.

También procedieron a la aplicación a la carta del articulo 155 de la Constitución, lo cual se tradujo en la destitución de govern legítimo, disolución del Parlament y la usurpación por parte de la administración española imponiéndose y ocupando la catalana. Desde la judicatura se aprobaron dictámenes, resoluciones y disposiciones ordenando a quien se podía votar o no, cómo se había de votar y de qué se podía hablar o no en el Parlament. Y ahora nos hallamos en la fase de la venganza, del escarnio, del escarmiento indiscriminado contra los principales protagonistas defensores de la independencia: ¡el juicio farsa!. Por cierto, venganza que reunirá todas las garantias procesales de la ley española habidas y por haber, pero bendecidas y aplicadas por una judicatura de tradición netamente franquista, mediatizada por el poder político que a su vez depende de judicial y debidamente apoyado y sostenido por el Congreso y el Senado, dependientes del ejecutivo y sumisos al judicial a la vez. Y todos ellos bajo la paternal mirada y aprobación del Tribunal Constitucional..... Un  totum revolutum jamás visto en un Estado europeo, que presuma de respetar la separación de poderes y de ser un estado de derecho modélico.

Mientras la respuesta del unionismo iba cogiendo la forma de brutal represión sin cuartel ni consideración alguna, con violencia física policial, con una extemporánea judicialización de la política y politización de la justicia y la separación de poderes y la libertad de expresión dejaban de existir en Catalunya, el independentismo se afanaba en aferrarse a los principios democráticos universal aceptados, así como al pacifismo militante y a la desobediencia ciudadana, de una forma casi enfermiza por su persistencia. Consultas populares, manifestaciones multitudinarias siempre pacíficas, revolución de los lirios en las manos y sonrisas en los rostros, elecciones plebiscitarias, leyes de transitoriedad, debates parlamentarios y, por fin, el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017. El resto ya es sobradamente conocido......






CONTINUA...........






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