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dilluns, 23 d’abril del 2018

LA JUSTICIA ADEMÁS DE CONSIDERARSE INDEPENDIENTE, TIENE QUE SERLO. NO ES EL CASO.....

Considero que los jueces del Tribunal Supremo en general y de la sala Penal en particular han perdido el rumbo. Después del revolcón que la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein ha proporcionado a la euro orden impulsada contra el presidente Carles Puigdemont, todo parece indicar que no ha sido correctamente digerida por los mencionados jueces. La justicia española ha preferido hacer aquello que resulta tan patéticamente castellano: "Sostenella y no enmendalla". Pongo en el mismo saco a todos los magistrados, jueces y fiscales puesto que a pesar que algunos centenares de prestigiosos catedráticos y abogados de todo el Estado han alzado la voz opinando contra el proceder del juez Llarena, ningún juez o fiscal se ha manifestado públicamente discrepante o crítico con los autos y resoluciones surgidas de la mano del mencionado juez instructor o de los magistrados de la sala Segunda de lo Penal que le ofrecen su incondicional apoyo, a pesar que los hechos relatados y los argumentos utilizados a menudo causan vergüenza ajena......

En todo aquello que tenga relación con la independencia de Catalunya, la justicia española actualmente se sostiene sobre cuatro pilares que en cualquier momento pueden derrumbarse estrepitosamente. Estas columnas son la rabia, el empecinamiento, la venganza y la ofuscación.

La rabia: La judicatura castellana no se está pronunciando ni se mueve para impartir justicia, como debería ser. No pretende juzgar a ningún independentista por lo que realmente hicieron sino por lo que ellos creen o suponen que podían haber hecho y por el dolor o el mal que el proceso independentista les está causando a ellos mismos. El juez Llarena lo ha reconocido abiertamente señalando en uno de sus increíbles autos que "estamos sufriendo", refiriéndose al proceso independentista. Parece que esta opinión -sentirse víctima siendo el juez que instruye la causa general contra el independentismo- ha recibido el beneplácito y por tanto es compartida por los magistrados de la sala Penal del Tribunal Supremo. Los jueces y magistrados también son parte y arte de la causa que les ocupa, por tanto no puede ser imparciales ni objetivos y por ello se han auto descalificado. Pero..... Tiene el deber de dar una lección de patriotismo español y un escarmiento ejemplar e indiscriminado a todos aquellos -más de dos millones de catalanes- que osamos desafiar al Estado y cuestionamos la sagrada unidad de la patria, aún utilizando medios pacíficos y respetando los principios democráticos al uso. Así pues, la ofensa sufrida tiene que ser convenientemente resarcida. Y como no existen argumentos jurídicos suficientes y verídicos que permitan imputar un supuesto delito de rebelión o malversación -el ministro de hacienda Cristobal  Montoro ha declarado en sede parlamentaria y ante la prensa que ninguna cantidad de dinero público fue empleada en la celebración del referéndum-, se ordena a la policía judicial -la guardia civil- que investigue, invente, exagere y filtre a la prensa afecta al régimen un relato increíble y notablemente falseado sobre una supuesta violencia producida en Catalunya antes, durante y después de haberse proclamado la república. Empero este fabuloso relato, de entrada, no lo compran los jueces alemanes -ni los belgas, ni escoceses, ni suizos- y requieren más explicaciones y aclaraciones, después de haber practicado un análisis preliminar de la cacareada euro-orden. Puesto que lo que se recoge en la misma no se corresponde con lo visto por televisión ni con el relato objetivo ofrecido por la prensa internacional y por tanto, no contaminada. La rabia que las consideraciones germánicas han producido en el seno del cuerpo corporativo de jueces y fiscales españoles ha sido inenarrable...... Y a ello se suma la exaltación nacionalista que impera en todo el pensamiento y conducta predominantes en Madrit. Sabido es que rabia incontrolada, nacionalismo exacerbado y un manto de odio que lo cubra todo resultan una mala combinación y no invitan al sosiego ni a la reflexión ponderada.

El empecinamiento: Esta rabia incontrolada se ha revestido con la ira y el menosprecio más lacerantes hacia la justicia alemana. ¡Un juzgado territorial, que ellos consideran de segunda categoría, se ha permitido contradecir ni más ni menos que al Tribunal Supremo español!. Y aprovechando una resolución judicial para responder -negativamente, claro- a la petición de libertad solicitada por Jordi Sànchez, político independentista injustamente encarcelado -en realidad rehén político-, haciendo un revoltijo inverosímil pretenden dar unas cuantas lecciones de cómo se deben juzgar y resolver los asuntos cuando se trata de tramitar y dar validez a la euro orden por el momento cuestionada. ¡La judicatura española lo hace fuera de lugar y torticeramente!. Aprovechan la misma resolución para amenazar con imputar por sedición al presidente Carles Puigdemont, en substitución del delito de rebelión, aún reafirmando que hubo una rebelión a pesar que la única violencia producida corrió a cargo de la policía nacional y la guardia civil españolas..... También ponen de relieve que si las fuerzas represoras españolas hubieran utilizado más tropas el pasado uno de octubre, se hubiera producido una auténtica masacre -¡expresión literal!- y en consecuencia entonces si que se hubiera aceptado la extradición. Por consiguiente, reconocen que la violencia sólo podía venir de parte de la policía, como así ocurrió, puesto que los votantes -independentista o no- siempre actuamos de forma pacífica y desarmados. Ellos siguen aquel viejo adagio del marxismo -de los hermanos Marx-: Si este delito no te parece bién no te preocupes, tengo otros..... ¡El empecinamiento de la justicia castellana es absoluto!. Aprovechan una interlocutoria negando la libertad de un activista social, pacifista y honesto, para lanzar una buena andanada de reproches y desprecios sobre una justicia -la alemana- que ha hecho su trabajo bién y con la imparcialidad y objetividad suficientes y necesarias, pero que tanto se echan en falta en la justicia española. Se obstinan en mantener en prisión a inocentes para justificar su rabia y dan lecciones de imparcialidad haciendo mala política en lugar de impartir buena justicia, que es su trabajo. Se han empecinado para que todo el mundo vea la imagen tan deseada por los nacionalistas españoles: el presidente Puigdemont humillado, maniatado y encarcelado para escarnio y aviso a navegantes independentistas. Quieren aniquilar la Generalitat y de paso a Catalunya pero lo que en realidad están aniquilando es la democracia, la separación de poderes y la mismísima justicia.

La venganza: Y todo esto, ¿para qué?. ¿Porqué?. Pues por pura y dura venganza. En la España actual cuenta más el afán vengativo que no dictar sentencias ajustadas a derecho. Si no es así no se entiende cómo puede ser que convocar un referéndum y hacerlo no siendo delito según el ordenamiento jurídico del Estado español -fue despenalizado el 21 de abril de 2005- ha podido provocar este monumental embrollo jurídico y político. ¡De proporciones inconmensurables!. No es más que el resultado de tantas negativas sentenciadas por el gobierno Rajoy al no atender las demandas catalanas. Es la consecuencia de los reiterados menosprecios que hemos sufrido los catalanes. Es el fruto del asedio, las descalificaciones y los insultos hechos a millones de ciudadanos. Es el producto de no servirse de la política para remediar los desencuentros y delegar en la policía, la fiscalía y la judicatura para buscar soluciones sin ser competentes para ello. Todo ello, con una absoluta carencia de principios democráticos. Una especie de soberbia mezclada con un terrible complejo de inferioridad de los mandamases de las instituciones españolas han conducido a que estos poderes fácticos se hayan visto superados, ofendidos y traicionados por los acontecimientos ocurridos en Catalunya. Por tanto, como un solo hombre han decidido vengarse por haber sufrido tamaña osadía, contra gente que solo queremos la libertad y la independencia de nuestro país, para poder construir un estado que no nos sea hóstil ni intente subyugarnos. En definitiva, un estado que podamos sentir como propio, que sea cálido y nos cobije a la vez.

Asimismo, España no quiere saber que hablando la gente se entiende. Solo entiende de guerra, rendición y muerte. Solo existe una nación, la española. Y el resto son un estorbo. El castellano es el idioma que debe promocionarse y proteger. El resto de lenguas se hablan para fastidiar y por tanto no merecen ninguna consideración. Madrid es el ombligo del Mundo y todo tiene que ir hacia y salir de la capital. No es preciso compartir con ninguna ciudad o comunidad del Estado ni los museos, ni las sedes bancarias, ni las autopista gratuitas, ni el poder económico, ni que cada comunidad recaude sus impuestos..... ¡Nada de nada!. El auténtico poder radica en Madrit y el resto son zarandajas. Todo aquel que quiera cambiar esta realidad -el verdadero modus vivendi de los poderes fácticos- aunque las motivaciones sean juiciosas, pacíficas y democráticas, cosechará la furia y la violencia física y judicial de este Estado abrumador y opresor. No se olvide que las ofensas se pagan y la venganza española siempre resulta terrible.....

La ofuscación: Esta sed de venganza obnubila la razón del más juicioso de los mortales. No hacer ni dejar hacer política y dejar en manos del nacional-catolicismo siempre vivo en España para que se erija en el mejor defensor de la patria, aboca al más estrepitoso de los fracasos. Recortar libertades, derechos, imponer gravosos viejos-nuevos deberes y amenazar a millones de ciudadanos con retroceder cuarenta años hacia estadios pre democráticos, no ayuda a la convivencia ni dá mas -¡dá muchísima menos!- legitimidad al Estado. Esta especie de obnubilamiento estatal se traduce en que los políticos españoles y los poderosos que mandan y manejan el cotarro caigan en la más absoluta ofuscación. Y esta ofuscación impide buscar y encontrar la solución a este enorme desastre. ¡Antes al contrario!. Se emperran, persisten y ahondan la crisis con lo cual todo marcha hacia peor. Y lo que resulta más inquietante -¡para ellos!-: empiezan a quedar en ridículo a nivel internacional.....

El independentismo ya ha hecho autocrítica. El unionismo también debe hacerla. El independentismo no se rendirá jamás puesto que son demasiados los vínculos que se han roto y los puentes que se han hundido entra España y Catalunya debido al comportamiento de los políticos como Rajoy, Rivera, Iceta y Sánchez. ¡Ya no nos fiamos de ellos ni en sus partidos políticos!. No creemos que en España exista una verdadera separación de poderes. Ni que se rija por auténticos principios democráticos. Su judicatura no inspira confianza, entre otras razones porque no parece -como la mujer del César- justa ni decente, por más que ella sostenga que lo es.....

Para nosotros no hay otra alternativa que la independencia. Y pienso que para España lo mejor que puede pasar es que Catalunya se convierta en un estado libre, soberano e independiente con el cual tejer renovadas amistad y complicidades, desde el respeto mutuo -ahora inexistente- aprovechando una vecindad territorial que nos permita una verdadera prosperidad a todos, en todos los ámbitos..... Pero, ¡eh!. ¡Con personalidad propia cada uno..... y cada uno en su casa!. 






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