No existe ninguna nación de este planeta que pueda desentenderse de todo aquello que sucede a su alrededor. Si existe, en cambio, un fuerte vínculo entre los diferentes estados independientes, cerca de doscientos en la actualidad, que les impulsa a competir, a compartir, colaborar y convivir entre ellos con más o menos dosis de armonía. Podemos definirlo como soberanía. Lo cual quiere decir ser libre para hacer lo que más convenga a los respectivos connacionales procurando, por supuesto, no pisotear o dañar la soberanía del resto de estados. La soberanía, o independencia, es pues la condición necesaria y suficiente que se ha establecido para que se te reconozca como actor y protagonista en la gran tragicomedia que se desarrolla en el escenario internacional.
La armonía entre naciones no siempre se consigue. Con demasiada frecuencia la pugna entre estados -o dentro de los mismos estados- deviene violenta y la envidia y la codicia de las naciones, como a menudo sucede entre las personas, suelen acabar en pendencias bélicas. En el mundo actual, las guerras quedan circunscritas a las regiones más desfavorecidas y vulnerables, cuyo control e influencias se disputan las grandes potencias al objeto de aumentar su poder: Estados Unidos y la Unión Europea, Rusia, China y unos pocos actores secundarios tributarios de estos cuatro grandes imperios dominantes. Entre ellos, la guerra por la primacía mundial está dominada por la obtención de una obsesiva hegemonía económica y financiera que permita la supremacía militar. Actualmente, el primus inter pares lo ostentan USA.
USA ha elegido un nuevo presidente, Donald Trump. El honorable Trump es la sublimación de lo que yo considero políticos Coluche -cómico francés aspirante a la presidencia de la República francesa en los años 80- o Chiquilicuatre -cantante cutre y friki representante de España en Eurovisión 2008-. Son aquellos que irrumpen en el mundo político dispuestos a romper todas las normas y convenciones establecidas, las que se consideran políticamente correctas, y revolucionar y retorcer la normalidad haciéndola irreconocible. Pues bien, USA ha escogido su propio Coluche. Antes de jurar el cargo ya provocó temores y recelos en la UE, en Méjico, en China, en la OTAN y entre millones de norteamericanos que ven peligrar la asistencia sanitaria pública implantada por Obama. Por no hablar del rechazo generalizado cosechado entre las mujeres y minorías de las distintas razas. Se ha enfrentado y descalificado a sus propios servicios de espionaje porque dijeron que Rusia había manoseado la campaña electoral para favorecerle ante Clinton. También los inmigrantes -irregulares o no- empiezan a tragar saliva y han puesto sus barbas a remojar por si les echan afuera..... ¡Trump está contra la globalización!. ¡Trump es proteccionista y aislacionista!. ¡Un capitalista contra el capitalismo salvaje!. ¡Los antisistema del mundo -incluidos Gabriel, Colau, Domènech o Iglesias por ejemplo- se frotan las manos con fruición!. ¡Trump quiere ser amigo de sátrapas, como Putin o Netanyahu!. ¡A Trump no le gusta la UE, lo mismo que a Putin!. ¡Trump quiere enfrentarse a China, con la excusa de unas islas artificiales que están construyendo en el Mar de China!. Pero en realidad es para que China no fabrique tanto, no copie tanto, no venda tanto y no acapare tantos recursos y materias primas del resto del Mundo. ¡Trump no cree en el cambio climático y quiere saturar de mierda el aire que respiramos con nuevas e incontroladas emisiones venenosas en la atmósfera!. ¡Chiquilicuatre Trump quiere ponérnoslos
por corbata!.
La desgracia del Mundo es que Trump no está solo..... El primero de sus acólitos es el ex-agente del KGB Vladimir Putin, que no tiene nada que envidiar del talibán Erdogan y este menos aún de su archi-enemigo Bashar al Assad, el asesino de Siria..... ¡y ahora aliado de Erdogan y Putin!. No podemos olvidar a las oligarqui-monarquías del Golfo, con sus almas y manos embadurnadas con su petróleo y con la sangre de los yemenitas. O los dirigentes -¡niñeras!- de la actual cuna del capitalismo más salvaje que históricamente haya existido: ¡la China, república popular y defensora a ultranza de la globalización, cuyo estado se halla en manos del partido capitalista más importante que nunca se haya engrandecido más dentro del comunismo! ¡Uffff.....!. ¡El Mundo está en manos de chiquilicuatres!. Y en la recámara esperan Le Pen en Francia, Petry en Alemania, Iannone en Italia, Thulesen Dahl en Dinamarca, Hofer en Austria o Vona en Hungría. En España van bien servidos con Rajoy...... Si los dioses no lo remedian, Trump dará alas a todos los coluches del mundo los cuales, a su vez, darán por el saco a toda la humanidad.
Todas estas amenazas solo pueden enfrentarse -sin garantías de éxito, empero- siendo un estado libre, independiente y soberano. Si seguimos sometidos a los intereses de otras naciones -en nuestro caso, de España- solo podemos tener garantizadas las humillaciones, las arbitrariedades, las injusticias y la precariedad democrática..... Que es precisamente lo que estamos padeciendo ahora y hemos padecido otrora, desde hace al menos tres siglos. ¡Tenemos derecho a la independencia!. ¡Tenemos derecho a auto-gobernarnos!. A disponer de nuestros propios recursos, sin ponerlos en manos de otros. Siempre acaban repartiendo ellos y quedándose la mejor parte. Hacer nuestras propias leyes y ser juzgados por jueces que hablen, piensen y vivan como nosotros. Tenemos derecho a trabajar dignamente y a emprender riesgos empresariales con nuestras propias normas, no con las de otros. ¡Tenemos derecho a equivocarnos nosotros solitos, como todas las naciones del Mundo!. Pero por encima de todo, tenemos el inexcusable derecho de ser gobernados por políticos decentes, honrados y fervientemente, ¡inconstitucionalmente!, demócratas no por chiquilicuatre de tres al cuarto que comparten la estupidez como si de sabiduría se tratara.....
La armonía entre naciones no siempre se consigue. Con demasiada frecuencia la pugna entre estados -o dentro de los mismos estados- deviene violenta y la envidia y la codicia de las naciones, como a menudo sucede entre las personas, suelen acabar en pendencias bélicas. En el mundo actual, las guerras quedan circunscritas a las regiones más desfavorecidas y vulnerables, cuyo control e influencias se disputan las grandes potencias al objeto de aumentar su poder: Estados Unidos y la Unión Europea, Rusia, China y unos pocos actores secundarios tributarios de estos cuatro grandes imperios dominantes. Entre ellos, la guerra por la primacía mundial está dominada por la obtención de una obsesiva hegemonía económica y financiera que permita la supremacía militar. Actualmente, el primus inter pares lo ostentan USA.
USA ha elegido un nuevo presidente, Donald Trump. El honorable Trump es la sublimación de lo que yo considero políticos Coluche -cómico francés aspirante a la presidencia de la República francesa en los años 80- o Chiquilicuatre -cantante cutre y friki representante de España en Eurovisión 2008-. Son aquellos que irrumpen en el mundo político dispuestos a romper todas las normas y convenciones establecidas, las que se consideran políticamente correctas, y revolucionar y retorcer la normalidad haciéndola irreconocible. Pues bien, USA ha escogido su propio Coluche. Antes de jurar el cargo ya provocó temores y recelos en la UE, en Méjico, en China, en la OTAN y entre millones de norteamericanos que ven peligrar la asistencia sanitaria pública implantada por Obama. Por no hablar del rechazo generalizado cosechado entre las mujeres y minorías de las distintas razas. Se ha enfrentado y descalificado a sus propios servicios de espionaje porque dijeron que Rusia había manoseado la campaña electoral para favorecerle ante Clinton. También los inmigrantes -irregulares o no- empiezan a tragar saliva y han puesto sus barbas a remojar por si les echan afuera..... ¡Trump está contra la globalización!. ¡Trump es proteccionista y aislacionista!. ¡Un capitalista contra el capitalismo salvaje!. ¡Los antisistema del mundo -incluidos Gabriel, Colau, Domènech o Iglesias por ejemplo- se frotan las manos con fruición!. ¡Trump quiere ser amigo de sátrapas, como Putin o Netanyahu!. ¡A Trump no le gusta la UE, lo mismo que a Putin!. ¡Trump quiere enfrentarse a China, con la excusa de unas islas artificiales que están construyendo en el Mar de China!. Pero en realidad es para que China no fabrique tanto, no copie tanto, no venda tanto y no acapare tantos recursos y materias primas del resto del Mundo. ¡Trump no cree en el cambio climático y quiere saturar de mierda el aire que respiramos con nuevas e incontroladas emisiones venenosas en la atmósfera!. ¡Chiquilicuatre Trump quiere ponérnoslos
por corbata!.
La desgracia del Mundo es que Trump no está solo..... El primero de sus acólitos es el ex-agente del KGB Vladimir Putin, que no tiene nada que envidiar del talibán Erdogan y este menos aún de su archi-enemigo Bashar al Assad, el asesino de Siria..... ¡y ahora aliado de Erdogan y Putin!. No podemos olvidar a las oligarqui-monarquías del Golfo, con sus almas y manos embadurnadas con su petróleo y con la sangre de los yemenitas. O los dirigentes -¡niñeras!- de la actual cuna del capitalismo más salvaje que históricamente haya existido: ¡la China, república popular y defensora a ultranza de la globalización, cuyo estado se halla en manos del partido capitalista más importante que nunca se haya engrandecido más dentro del comunismo! ¡Uffff.....!. ¡El Mundo está en manos de chiquilicuatres!. Y en la recámara esperan Le Pen en Francia, Petry en Alemania, Iannone en Italia, Thulesen Dahl en Dinamarca, Hofer en Austria o Vona en Hungría. En España van bien servidos con Rajoy...... Si los dioses no lo remedian, Trump dará alas a todos los coluches del mundo los cuales, a su vez, darán por el saco a toda la humanidad.
Todas estas amenazas solo pueden enfrentarse -sin garantías de éxito, empero- siendo un estado libre, independiente y soberano. Si seguimos sometidos a los intereses de otras naciones -en nuestro caso, de España- solo podemos tener garantizadas las humillaciones, las arbitrariedades, las injusticias y la precariedad democrática..... Que es precisamente lo que estamos padeciendo ahora y hemos padecido otrora, desde hace al menos tres siglos. ¡Tenemos derecho a la independencia!. ¡Tenemos derecho a auto-gobernarnos!. A disponer de nuestros propios recursos, sin ponerlos en manos de otros. Siempre acaban repartiendo ellos y quedándose la mejor parte. Hacer nuestras propias leyes y ser juzgados por jueces que hablen, piensen y vivan como nosotros. Tenemos derecho a trabajar dignamente y a emprender riesgos empresariales con nuestras propias normas, no con las de otros. ¡Tenemos derecho a equivocarnos nosotros solitos, como todas las naciones del Mundo!. Pero por encima de todo, tenemos el inexcusable derecho de ser gobernados por políticos decentes, honrados y fervientemente, ¡inconstitucionalmente!, demócratas no por chiquilicuatre de tres al cuarto que comparten la estupidez como si de sabiduría se tratara.....
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