La justicia, en España, no es fiable. Sé que decir esto es grave..... ¡Ciertamente, es espantoso!. Pero puedo afirmarlo debido al comportamiento que estos últimos años han tenido jueces y magistrados, fiscales, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional o el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Si añadimos otras instancias concernidas al mundo de la justicia, como el Tribunal Constitucional, o la Policía Nacional y la Guardia Civil, brazos armados de la judicatura y represores de supuestos delincuentes, el cuadro que se nos presenta ya está completo. Y resulta poco halagüeño.
Esta reflexión se ve plenamente confirmada si leemos -¡atónitos!- el comunicado que el TSJC ha hecho público el 13 de octubre y que también hace suyo el CGPJ -o tal vez ha sido inspirado por el mismo Consejo-, en el cual se quejan amargamente del "ataque directo y sin paliativos a la independencia judicial", ante la convocatoria de manifestaciones y concentraciones a las puertas del Palacio de Justicia los días que Artur Mas, Irene Rigau y Joana Ortega han tenido que declarar como imputados por los hechos ocurridos el 9 de noviembre del año pasado. Nos recuerdan que "la independencia judicial no es un privilegio de los jueces sino una garantía para los ciudadanos". Acaban insistiendo que "no se puede promover la desconfianza social y presionar a los jueces ya que constituyen una negación de las bases de la convivencia política". Piden "respeto a los valores democráticos" y reclaman "responsabilidad a aquellos que tienen el deber de garantizar la convivencia en paz y libertad".
Nunca jamás antes los jueces se han visto amenazados cuando por ejemplo el señor Camps, presidente de la Generalitat valenciana, fue acompañado por el gobierno valenciano en pleno y buena parte de la cúpula del PP hasta los tribunales valencianos, cuando fue juzgado -y exonerado- por corrupción. Ni se han quejado por la inhabilitación de algunos jueces que investigaban la corrupción de Gürtel o Bárcenas, o por la destrucción de pruebas ejecutada por el PP, o por los discos duros borrados de los ordenadores confiscados propiedad del mismo partido. O cuando García Albiol fue a declarar como imputado acusado de xenofobia y racismo rodeado de todos sus compañeros del PP catalán hasta las puertas de los juzgados. O por el apoyo dado de forma explícita por el entonces presidente del Gobierno español Felipe González al ministro Barrionuevo y al subsecretario de estado Rafael Vera, acusados y condenados por la guerra sucia desatada contra ETA. Y si hablamos de las filtraciones a la prensa amiga de secretos de sumario, que pasan a exhibirse impúdicamente o de las investigaciones policiales contra personas a las cuales se les vulnera sistemáticamente la presunción de inocencia, haciendo públicos informes reales o ficticios y pasando las informaciones a periodistas sin escrúpulos..... Incluso ahora el Estado está maniobrando entre bambalinas para garantizarse un TSJC más duro contra el proceso independentista. Para ello, el CGPJ prepara la substitución del juez Gimeno, presidente del TSJC, por alguien más próximo y sumiso a las tesis del gobierno del PP, partido el cual, a su vez, controla el CGPJ.
¡Pues bien!. Todo ello no les ha causado la mínima sensación de ataque a la independencia judicial, ni les ha parecido una vulneración de las garantías de los ciudadanos, ni se han lamentado jamás de presiones a los jueces, ni falta de respeto a los valores democráticos. Nunca han pedido responsabilidades a los que tenían el deber de garantizar la convivencia en paz y libertad..... ¡Solo se sienten amenazados cuando los ciudadanos muestran su apoyo a tres políticos imputados por hacer política!.
La justicia castellana no es de fiar. Es subjetiva, Es partidista. No es ecuánime. Y se deja manipular por el poder político, ante el cual a menudo se doblega..... Por tanto, es injusta, farragosa y lenta.
¿O tal vez los magistrados del TSJC y los miembros del CGPJ pensaban que ante unas imputaciones -y amenaza de enjuiciarlos- por unos hechos puramente políticos, inducidos por el gobierno de España, instigados por el Partido Popular y aceptados por la judicatura -ahora quejumbrosa- a instancias de una fiscalía fracturada y con miembros destituidos o dimitidos, se pensaban, digo, que los ciudadanos permanecerían callados, impávidos y sumisos ante tantas arbitrariedades?.
Cuando el mundo judicial se deja manipular por el poder político y los periodistas, pasan cosas como las que están pasando ahora: La gente no confía ni se fía de ella. Y desde la falta de confianza a la falta de respeto solo hay un paso. Si la judicatura entra en el juego político, de grado o por fuerza, haciendo imputaciones políticas y buscando consecuencias políticas, la judicatura resulta injusta, inepta y despreciable. Lo más grave es que puede que solo se manifieste en las altas esferas judiciales, pero el mal se esparce por toda la judicatura. Por todas las instancias. Por todos los jueces. ¡Una verdadera tragedia!. Y un auténtico atentado al Estado de Derecho.....
Para mi, el comportamiento de la justicia española es una de los más importantes motivos que me han impulsado hacia la independencia: quiero respetar a los jueces, los fiscales, la ley y la Justicia. Pero los que imparten justicia en España no son de fiar. Prefiero una justicia de nuevo cuño que sea justa, imparcial, rápida y cuidadosa con los derechos de las personas. En España esto no pasa.... ¡Porqué los jueces españoles hasta el momento han permitido y tolerado que así sucediera!.
Nunca jamás antes los jueces se han visto amenazados cuando por ejemplo el señor Camps, presidente de la Generalitat valenciana, fue acompañado por el gobierno valenciano en pleno y buena parte de la cúpula del PP hasta los tribunales valencianos, cuando fue juzgado -y exonerado- por corrupción. Ni se han quejado por la inhabilitación de algunos jueces que investigaban la corrupción de Gürtel o Bárcenas, o por la destrucción de pruebas ejecutada por el PP, o por los discos duros borrados de los ordenadores confiscados propiedad del mismo partido. O cuando García Albiol fue a declarar como imputado acusado de xenofobia y racismo rodeado de todos sus compañeros del PP catalán hasta las puertas de los juzgados. O por el apoyo dado de forma explícita por el entonces presidente del Gobierno español Felipe González al ministro Barrionuevo y al subsecretario de estado Rafael Vera, acusados y condenados por la guerra sucia desatada contra ETA. Y si hablamos de las filtraciones a la prensa amiga de secretos de sumario, que pasan a exhibirse impúdicamente o de las investigaciones policiales contra personas a las cuales se les vulnera sistemáticamente la presunción de inocencia, haciendo públicos informes reales o ficticios y pasando las informaciones a periodistas sin escrúpulos..... Incluso ahora el Estado está maniobrando entre bambalinas para garantizarse un TSJC más duro contra el proceso independentista. Para ello, el CGPJ prepara la substitución del juez Gimeno, presidente del TSJC, por alguien más próximo y sumiso a las tesis del gobierno del PP, partido el cual, a su vez, controla el CGPJ.
¡Pues bien!. Todo ello no les ha causado la mínima sensación de ataque a la independencia judicial, ni les ha parecido una vulneración de las garantías de los ciudadanos, ni se han lamentado jamás de presiones a los jueces, ni falta de respeto a los valores democráticos. Nunca han pedido responsabilidades a los que tenían el deber de garantizar la convivencia en paz y libertad..... ¡Solo se sienten amenazados cuando los ciudadanos muestran su apoyo a tres políticos imputados por hacer política!.
La justicia castellana no es de fiar. Es subjetiva, Es partidista. No es ecuánime. Y se deja manipular por el poder político, ante el cual a menudo se doblega..... Por tanto, es injusta, farragosa y lenta.
¿O tal vez los magistrados del TSJC y los miembros del CGPJ pensaban que ante unas imputaciones -y amenaza de enjuiciarlos- por unos hechos puramente políticos, inducidos por el gobierno de España, instigados por el Partido Popular y aceptados por la judicatura -ahora quejumbrosa- a instancias de una fiscalía fracturada y con miembros destituidos o dimitidos, se pensaban, digo, que los ciudadanos permanecerían callados, impávidos y sumisos ante tantas arbitrariedades?.
Cuando el mundo judicial se deja manipular por el poder político y los periodistas, pasan cosas como las que están pasando ahora: La gente no confía ni se fía de ella. Y desde la falta de confianza a la falta de respeto solo hay un paso. Si la judicatura entra en el juego político, de grado o por fuerza, haciendo imputaciones políticas y buscando consecuencias políticas, la judicatura resulta injusta, inepta y despreciable. Lo más grave es que puede que solo se manifieste en las altas esferas judiciales, pero el mal se esparce por toda la judicatura. Por todas las instancias. Por todos los jueces. ¡Una verdadera tragedia!. Y un auténtico atentado al Estado de Derecho.....
Para mi, el comportamiento de la justicia española es una de los más importantes motivos que me han impulsado hacia la independencia: quiero respetar a los jueces, los fiscales, la ley y la Justicia. Pero los que imparten justicia en España no son de fiar. Prefiero una justicia de nuevo cuño que sea justa, imparcial, rápida y cuidadosa con los derechos de las personas. En España esto no pasa.... ¡Porqué los jueces españoles hasta el momento han permitido y tolerado que así sucediera!.
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