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divendres, 26 de setembre del 2014

LA VERDAD SIEMPRE ACABA IMPONIENDOSE.

Ante la cercanía del 9 de noviembre, las inquietudes españolas van in crescendo. Las continuas apelaciones que hacen sobre la existencia de una supuesta crispación ciudadana, o por las presuntas peleas y divisiones que padecen las familias catalanas, o las hipotéticas agresiones sufridas por los unionistas convenientemente exageradas y publicitadas -y por lo que parece, deseadas-, todo esto por culpa del soberanismo,  no son más que el fiel reflejo de las fobias, miedos, complejos de inferioridad e inseguridades mentales que invaden y dominan sus atribulados espíritus. Utilizan este tipo de premisas, al fin y al cabo como simples excusas o coartadas, con la vana esperanza de detener de cualquier manera los anhelos de independencia de la mayoría de catalanes. Por cierto, con resultados verdaderamente penosos para España. Respecto Catalunya, han renunciado a los principios democráticos y lo fían todo a la fuerza de la ley, a la represión administrativa, policial y financiera, al intransigente ordeno y mando constitucional y a la alicaída fortaleza del estado-nación más antiguo que existe en el universo. Por tanto, parece natural y razonable que mientan, insulten, amenacen y quieran imponerse por la fuerza en lugar de la razón -que no tienen-, para retener para sí aquello que sienten que se les escapa de las manos irremediablemente.

No se percatan que esta clase de argumentos anti-políticos y chapuceros, a muchos catalanes nos reafirman más en nuestros posicionamientos. Puesto que tarde o temprano la verdad se impone. Hace pocas semanas el experto en balanzas a la carta Ángel de la Fuente, nombrado por el ministro Montoro, sentenció que el déficit fiscal reconocido para Catalunya sólo ascendía a 8.455 millones de euros -curiosamente, la mitad del supuesto déficit atribuido a la comunidad de Madrid-. Ahora ya reconoce que si Catalunya gozara de un concierto económico como el vasco o el navarro, la incidencia que tendría en las cuentas del resto de autonomías -¡la financiación de menos que recibirían!- sería de 16.000 millones de euros anuales, casualmente la cantidad estimada por la Generalitat como déficit para el año 2011. Lo mismo ocurre con la ley de consultas no refrendarias recientemente aprobada por el Parlamento catalán, la cual el gobierno de Madrid y los fogosos unionistas que le dan soporte -sean populares, socialistas o informadores cavernarios-, ya la han declarado preventivamente ilegal, inconstitucional e inaplicable. ¡Y todo ello antes de haberse publicado en el DOGC para adquirir su plena vigencia legal....!. Es la forma que tienen de condicionar la futura sentencia del Tribunal Constitucional. Ellos la declaran inconstitucional y el Alto Tribunal ratifica sus deseos. Lo más significativo, empero, es que multitud de prestigiosos y afamados juristas en ejercicio y de reconocidos académicos, tanto catalanes como españoles, opinan justamente lo contrario: es una ley legitima, constitucional y deseablemente aplicable. Otro ejemplo lo encontramos en unas recientes (des)informaciones publicadas en la prensa derechista madrileña cuando afirman que la banca domiciliada en Catalunya ha decidido trasladar las sedes sociales a Madrid, como consecuencia de la posible declaración de independencia. Como era previsible, las entidades financieras lo han negado con absoluta rotundidad.

Esta supuesta crispación ciudadana, o las peleas y divisiones familiares atribuidas al independentismo, no existen. Mejor dicho, están presentes -y parece que son apreciadas- dentro del españolismo militante. La prueba más fehaciente de tal existencia es, precisamente, la expresión de una creciente agresividad -incluso violencia, al menos verbal- y la pesada imposición constitucionalista que tan desacomplejadamente practican la prensa y los políticos españoles en general. El nacionalismo español es víctima de excesiva amargura e incompetencia política y por el hecho de utilizar la ley como si se tratara de un muro de contención de anhelos y esperanzas ciudadanas, en lugar de considerarla como un instrumento al servicio de la gente. Y este inmenso error (?) cometido por los partidos e instituciones españoles agrava y acentúa más y más las diferencias y distancias surgidas entre Catalunya y España. Las agrava tanto, que el muro levantado no aguanta la oleada que le pasa por encima. Porqué los anhelos, las esperanzas y las ilusiones no se pueden detener. Ni ignorar. Ni reprimir. Así lo hemos demostrado centenares de miles de ciudadanos el pasado 11 de septiembre. Sin crispación, ni peleas. Con alegría y paz. ¡Con las familias unidas y reunidas a favor de la independencia de Catalunya, no contra España!.

La verdad siempre acaba por imponerse. Y más cuando se la combate con mentiras, insultos y manipulaciones. La libertad y la democracia siempre triunfan. Por esta razón, en el horizonte se vislumbra la independencia de Catalunya.






divendres, 19 de setembre del 2014

¿TAL VEZ PREFIEREN LA DUI?.

DUI: Declaración Unilateral de Independencia.

Parece ser que la confusión, el desconcierto y el miedo hacia lo desconocido impera entre los españoles que no pueden esconder su nacionalismo. Es decir, entre aquellos españolistas representados por conservadores y obreristas, hasta ahora hegemónicos en la vida política y social de España. Y también aquellos que pisan sus talones, como son C's, UPyD, Podemos, Queremos, Ganemos y mil formaciones más, todas ellas condicionadas por su patrioterismo de identidad nítidamente castellana que disimulan y esconden tras un falaz europeismo, el cual, para desgracia de todos, va de capa caída dentro de la propia Unión Europea. Son nacionalistas apasionados, pero no se reconocen como tales. Al fin y al cabo, se avergüenzan de esta condición, vista la historia que arrastra y la represión que representa, así como la torpe utilización hecha por los filo-franquistas tan presentes en la realidad política y administrativa cotidiana de todo el Estado. Pués bién, a la confusión, al desconcierto y al miedo ha de añadirse la ignorancia. Lo más grave de todo es que se trata de una ignorancia voluntaria. El gobierno español y el partido alfa que le dá soporte prefieren cerrar los ojos ante la realidad y no quieren escuchar los gritos de la gente, ni atender las exigencias de la sociedad, cansada de esperar que se cumplan los compromisos adquiridos por los gobernantes y que se atiendan sus necesidades, especialmente de los sectores más vulnerables, dada la profunda crisis integral que nos afecta hasta ahora a todos.

La sociedad catalana hace cuatro años que dijo basta. El año 2010 centenares de miles de ciudadanos nos manifestamos contra el ignominioso proceder de las más altas instituciones del Estado español respecto los catalanes. Es bueno recordarlo: Nuestros representantes habían ofrecido a España una solución al conflicto político que ya entonces comenzaba a evidenciarse ante el comportamiento que había tenido el gobierno de Aznar hacia la Generalitat. La autonomía catalana comenzó a ser menospreciada y desactivada -en realidad, aniquilada- a causa de la prepotencia, la imposición, la soberbia y el quijotismo del Gobierno de España; a cambio desde Catalunya se ofreció un nuevo Estatuto como solución al desencuentro surgido -lo que el señor Montilla definió como desafección-. Creímos el compromiso público adquirido por el señor Rodriguez Zapatero: "apoyaré el estatuto que apruebe el Parlamento de Catalunya"-; negociamos y acordamos un texto en el Parlament que posteriormente fué modificado en las Cortes Españolas y por último, lo votamos y aprobamos en referéndum -¡solo los catalanes, no todos los españoles!-. ¡Esta era la tercera vía, tan deseada como panacea por los unionistas de ahora!. La cual, por cierto, fué dilapidada miserablemente por un Tribunal Constitucional absolutamente deslegitimado por las presiones, intromisiones y manipulaciones sufridas a manos de populares, socialistas y la caverna mediática madrileña, así como por la vergüenza ajena que sentimos la mayoría de catalanes por este vergonzoso e ilegitimo proceder inequívocamente español.

Recordar es necesario: Desde entonces, visto el fracaso obtenido por los defensores de un posible encaje Catalunya-España y la humillación que representaba aquella sentencia, los ciudadanos dijimos.... ¡BASTA!. ¡Hasta aquí podíamos llegar!. Nos manifestamos multitudinariamente rechazando la ofensiva y antidemocrática sentencia contra el Estatuto -¡la tercera vía había sido rechazada por España!- que los magistrados del Tribunal Constitucional tuvieron la desfachatez de dictaminar, después de haber sido aprobada en referéndum por la mayoría de ciudadanos catalanes. No es necesario mencionar el anticatalanismo blandido por el PP, a base de recoger firmas contra Catalunya e interposición de recursos contra un estatuto que había sido modelo a copiar por otros gobiernos y parlamentos autonómicos socialistas  y populares, que nunca fueron recurridos. Ni como se ha dicho antes, de la vergonzosa manipulación del alto tribunal.... de la mano, fundamentalmente, de los populares.  Tampoco merece la pena mencionar la complicidad de los socialistas en esta tomadura de pelo típicamente hispana, los cuales se habían encargado de cepillar -Alfonso Guerra dixit- el texto consensuado por las fuerzas políticas catalanas. Después de todo esto, el presidente de la Generalitat demandó personalmente ante el señor Rajoy el llamado pacto fiscal -el último recurso-, volviendo a cosechar un ensordecedor y rotundo NO del gobierno popular. En consecuencia, se avanzaron las elecciones con el resultado de una rotunda victoria de las formaciones soberanistas, que se habían comprometido en sus respectivos programas electorales convocar una consulta para ejercer el derecho a decidir el cual, por si no se sabe, es un eufemismo del derecho de autodeterminación.

Recordar nos llena de ilusión y renueva nuestras esperanzas: Millones de personas de toda edad y condición, ya sea reunidos con determinación y alegría en las calles de las ciudades, o cogidos de las manos conformando una cadena humana desde Francia hasta el País Valenciano, o dibujando la senyera con nuestros cuerpos vestidos de amarillo o rojo, sobre once kilómetros de avenidas barcelonesas, exigiendo la libertad de Catalunya. Niños, jóvenes, padres y madres, abuelos, tíos, grupos de amigos, empleados y parados, solteros y casados.... Una riada de gente nos estamos manifestando reiterada e incansablemente los últimos tres años a favor del derecho a decidir, y la mayoría también lo hacemos para reclamar la independencia de nuestra Nación. ¿Que se podría esperar después de la actuación del Estado contra Catalunya....?. Estamos agotados por las negativas inamovibles de España a todo aquello que es bueno para Catalunya y los catalanes, porqué es malo para España. ¡Falso!. ¡No es cierto!. No es malo para España. Es malo para los populares y para los socialistas, para los poderosos de Madrit, para sus socios de la Santa Alianza y del Puente Aéreo, pocos pero ricos; y para los altos y medios funcionarios del Estado, acostumbrados todos ellos a mandar, a gozar sin restricciones de poder, prebendas y privilegios seculares, y también a exprimir, entre otros muchos pero con mayor ensañamiento si cabe, a los catalanes.

¡Ya basta!. Queremos votar y decidir el futuro de Catalunya. Las continuas negativas a la democracia y a la justicia de exhibe la España de Rajoy y sus muchachos nos provocan náuseas.... Y unas ansias irreprimibles de marchar por piernas, lejos de esta gente que por estar confusa y desconcertada, atenazada por el miedo y disfrutando un tan alto grado de ignorancia querida y buscada, han decidido que no se puede votar porqué es ilegal. ¡Amos anda!. ¿Tal vez prefieren la DUI?.






dimecres, 10 de setembre del 2014

¡A PESAR DE TODAS LAS BARBARIDADES, LA INDEPENDENCIA!

El gobierno británico, ante la encuesta que pronostica un resultado favorable a la independencia de Escocia -hasta dos puntos por encima del no-, ha decidido ofrecer un mayor grado de autonomía para el parlamento escocés, a cambio que los ciudadanos voten el próximo 18 de septiembre contra la separación. El gobierno español, ante el previsible éxito de la masiva manifestación que se producirá el once de septiembre y la proximidad del nueve de noviembre que anuncia la clara victoria del si-si, ha decidido incrementar la presión policial, judicial y mediática contra Artur Mas, acusándole de controlar en persona las comisiones ilegales por obra pública licitadas por la Generalitat; y también contra la ANC, acusándola de opacidad y de irregularidades contables. Todo ello, filtrado a la prensa cavernaria madrileña, e incluso a la seria, supuestos informes de la inteligencia española sobre la presunta corrupción desatada en Catalunya.

Vaya por delante que la corrupción catalana es el doloroso peaje que tenemos que pagar por el hecho de haber estado sometidos a España estos últimos tres siglos. Efectivamente: son corruptores y corruptos tan españoles como el que más, los que actúan en Catalunya. Una corrupción inspirada y tutelada por políticos e instituciones netamente españoles; está regulada por la ley española y combatida por sus jueces y fiscales; los corruptos son denunciados y condenados -por cierto, antes de ser juzgados- por la prensa de Madrit; los resultados de las supuestas investigaciones son debidamente cacareados -previa filtración- por la policía, la guardia civil y los servicios de información españoles, a la caverna y otros pretenciosos periodistas faltos de ética y escrúpulos. En definitiva, corruptos y corrupción de alcance estatal y raíces netamente hispanas. Estos son los hechos. Este es el caso.

Sin embargo, siendo todo ello muy grave, no es lo peor que está pasando en el Estado español. Ciertamente, la corrupción es una lacra. Se trata de algo vergonzoso e indignante. Está extendida por todo el Estado y afecta a mucha gente e instituciones. Pero lo más grave es acusar de corrupción a alguien en base a meras suposiciones y sospechas poco fiables o poco creíbles, que no la propia corrupción imputada por intereses puramente políticos. Es lo que está ocurriendo con determinados personajes e instituciones ligados de cerca o de lejos con el proceso soberanista catalán. Por ejemplo, al señor Jordi Pujol i Soley le atribuyen acumulaciones de miles de millones de euros, que son absolutamente falsas. Pero a España le interesa mezclar peras y manzanas y churras con merinas para detener y denigrar el independentismo. Por otro lado, a la Asamblea Nacional Catalana la acusan no solo de recibir unas subvenciones públicas que en realidad nunca ha recibido, sino que además la denuncian por manipulación contable y malversación de fondos, pese a tener sus cuentas debidamente auditadas y de haber publicado todas las actas de gobierno en la red. Pués bién, ahora le ha tocado a Artur Mas. Según El Confidencial, un informe del CNI le acusa de supervisar directamente el cobro de comisiones -entre el 4 y el 6 por ciento- y del control de estos ingresos sucios generados, en beneficio propio y del partido. Se supone que el señor Mas hace lo mismo que ha hecho Mariano Rajoy con el dinero negro recolectado entre algunos -¡muchos!- generosos empresarios benefactores del Partido Popular: ponerlos dentro de sobres y distribuirlos entre amigos y fieles. Las malas lenguas dicen que lo que sobraba lo escondían en Suiza. La diferencia es que mientras los populares han sido pillados con las manos en la masa, totalmente embadurnadas de dinero mugriento, a Artur Mas se le supone, le atribuyen, dicen, se sospecha, se teme, se habla.... Tanto dá que no sea cierto. La cuestión es ensuciar, denigrar, difamar y enmerdar la persona a la cual se le supone el liderazgo -es considerado el principal impulsor- del proceso independentista emprendido en Catalunya y culpable de la ofensa infringida a España por tan alta traición. Lo importante para los populares es impedir la celebración de la consulta; y la única manera que tienen para conseguirlo es, precisamente, meter miedo, hacer chantaje -¡político y financiero!- y utilizar el espantajo del enfrentamiento social, la división y la corrupción, exagerándolos desmesuradamente hasta el punto de hacerlos increíbles. Y esperar que este proceder tan chapucero del Gobierno de España obtenga su premio de consolación....  ¡Esta és la auténtica corrupción que se asola España!. ¡Falta de tradición democrática y clara impronta de autoritarismo, siempre vivo!. ¡Típicamente popular, gubernamental y estatal!.

La proximidad de la Diada y de la consulta está enconando -endureciendo- los mensajes y los actos provinientes del Gobierno de España y del Partido Popular. Los catalanes no renunciamos ni mucho menos a lograr la plena soberanía. Por tanto, ya no sirve de nada poner el miedo en el cuerpo de jubilados y parados, o estrangular sin piedad las finanzas de la Generalitat, o atemorizar a los empresarios, o españolizar a los escolares catalanes. Nada de ello sirve para alcanzar sus fines inconfesables. Ahora prefieren amenazarnos directamente con aguerridas insinuaciones cargadas de marcialidad, con juegos de guerra -calificados como maniobras- y ostentosa exhibición de material militar y policial por todo el Principado; o con censurar la cultura catalana y aniquilarnos política y diplomáticamente en el exterior, además de acusar a las personalidades e instituciones catalanas más significativas de corrupción, de robar, de malversar, etc.... Utilizan para ello desacomplejadamente las cloacas del Estado y los servicios de inteligencia -el CNI- para inventar una realidad ficticia que por exagerada e inexacta solo se la creen ellos, y los intolerantes. La mala leche, las mentiras, las insinuaciones y las desinformaciones que filtran a la prensa escrita y en las tertulias de radio y televisión, día tras día, buscan seducirnos para que renunciemos a nuestros anhelos y esperanzas de libertad e independencia. Y si no nos plegamos a sus deseos, los aparatos de la judicatura, fiscalía, policía nacional, la abogacía del Estado y los constitucionalistas de guardia siempre fieles a la causa, todos ellos se muestran predispuestos para descabezar a los jefes del proceso soberanista y dejar huérfanos a millones de ciudadanos que, como borregos, les seguimos a ojos cerrados. Así parecen creerlo, los benditos.

¡Cuanta envidia nos dan los escoceses!. Y es de suponer que muchos españoles querrían que sus representantes se comportaran como los ingleses. ¡Que ganas tenemos de debatir libremente con aquellos que se oponen a la independencia!. Queremos contrastar nuestros argumentos a favor con los contrarios. Pero con este gobierno y partidos españoles resulta inverosímil. Con los argumentos del miedo, las amenazas y las mentiras es imposible. Y con la bilis que destilan muchos políticos e instituciones españoles solo conseguirán destruir a la familia Pujol, a Mas y otros políticos catalanes que solo intentan satisfacer y cumplir los compromisos adquiridos ante la sociedad catalana. Pero los ciudadanos catalanes continuaremos imperturbables hacia la independencia. Por mucho que les cueste creer, el proceso soberanista es propiedad de los ciudadanos y proseguirá. Es imparable. Tarde o temprano votaremos. Y decidiremos a favor de la independencia de Catalunya.... A pesar de todas las barbaridades que nos lleguen desde la España más nacional-católica que los tiempos post-franquistas hayan conocido.




dijous, 4 de setembre del 2014

¡ESPAÑA SE VA A PIQUE!

Cada vez se ve con mayor claridad que los próximos días serán decisivos para el futuro de Catalunya. También y especialmente para España. Con respecto a Catalunya, se acercan las horas en las que tomar las decisiones más importantes, entre las cuales se halla la indeseada -para algunos- ruptura de la legalidad española, circunstancia especialmente temida por el estamento político y singularmente por los catalanes unionistas. Deberemos decidir si otorgamos y reconocemos al Tribunal Constitucional español la legitimidad necesaria para acatar la resolución contraria al derecho a decidir de los catalanes, que sin duda dictará próximamente. Todo el mundo dá por hecho que el Gobierno de España recurrirá la ley de consultas catalana -así lo anuncian incluso antes que el Parlament apruebe el texto- y en consecuencia, será suspendida automáticamente por el Alto Tribunal, hasta que se pronuncie definitivamente sobre la forma y el fondo de la mencionada ley. Esto comportará paralizar la convocatoria anunciada para el 9 de noviembre, lo que supuestamente significaría una pírrica victoria de Rajoy y del Partido Popular sobre el proceso soberanista. Pero la realidad es tozuda, muy tozuda. Puesto que, ¿qué consecuencias tendrá la enésima negativa de Mariano Rajoy, no ya para Catalunya, sino para la propia España?.

La robustez democrática del Reino de España es puesta en duda por muchísima gente. Tanto catalanes como también de la comunidad internacional. Son de sobras conocidas las actuaciones del Estado español respecto la legítima reclamación de Catalunya. "No se puede votar", nos dicen. "Es inconstitucional. Mas y Junqueras, CiU y ERC son nazis, mafiosos y terroristas, además de corruptos", afirman desde la caverna. Y prosiguen: "La ley de consultas es ilegal. La corrupción campa a sus anchas por Catalunya más que en ningún otro lugar del Estado. Las finanzas de la Generalitat dependen de la buena voluntad y generosidad del Gobierno de Rajoy y la solidaridad de los españoles. Catalunya no sufre ningún expolio fiscal; esto es un invento de la casta política. Catalunya flotará descontroladamente por el espacio sideral por siempre jamás. Por lo menos -o a la vez, ¡quién sabe!- será desterrada en la desolada isla de Robinson Crusoe para toda la eternidad....". Es verdaderamente curioso como entiende la España de los populares la forma de afrontar las disputas políticas dentro de su Estado; y su particular manera de ejercer y entender la democracia. ¡Se halla en las antípodas del estilo británico respecto el proceso escocés!. Es por este motivo que la credibilidad democrática de España se halla en entredicho. Porqué, ¿como se pueden utilizar las cloacas del Estado a diestro y siniestro como ariete para reconquistar el corazón y la razón de los catalanes?. ¿Como pueden afirmar que votar es ilegal?. ¿Tiene algún sentido apelar a la democracia, al diálogo y al pacto, y después pedir sumisión y acatamiento sin matices ni discusiones de ningún tipo, implantar por narices leyes injustas y tomar e imponer decisiones filofranquistas, arbitrarias y pre-constitucionales?. ¿Se puede defender la regeneración de la vida política y a la vez amenazar con la aprobación de una ley electoral hecha a medida de los intereses populares?. ¿Se puede acusar a otros de corrupción cuando tienes dentro de tu casa un Bárcenas, haces negocios con Gürtel y repartes sobres repletos de dinero negro entre tus más distinguidos allegados?.

No creo que los ciudadanos españoles sean plenamente conscientes del mal que causan al prestigio de su país esta suerte de actuaciones populares. Utilizar los servicios secretos contra un proceso absolutamente democrático como el planteado por los catalanes, no tiene porqué compartirse pero puede llegar a entenderse. Más hacerlo cargando las tintas contra personas individuales y contra sus familias para intentar conseguir el desprestigio generalizado de todo un movimiento ciudadano, pacífico, ilusionante, transversal y democrático, es repugnante. Puesto que si tenían la información desde hacía tiempo, ¿porqué no la pusieron en manos de la justicia?. ¿Tal vez para ser utilizada políticamente para hacer chantaje?. ¿Lo hicieron?. Servirse de presuntos periodistas de investigación para filtrar informaciones manipuladas, sesgadas, exageradas y en muchos casos falsas, no solo pone en evidencia a los servicios de información del Estado, también a los medios que se prestan a ello y a los informadores que se han vendido al poder instituido. Servirse de jueces, fiscales, las leyes, policías e instituciones en beneficio de intereses partidistas, es vergonzoso. Estrangular las finanzas de la Generalitat para boicotear los objetivos políticos del Gobierno catalán, es de una ruindad abrumadora. ¡Están perjudicando a todos los ciudadanos catalanes!. ¡Y sabemos que el Estado español es el culpable!. Cambiar la ley electoral abusando de la mayoría absoluta a pocos meses de las elecciones, en beneficio propio por temor a perder el poder a manos de otras formaciones políticas, es absolutamente antidemocrático. Manipular las balanzas fiscales para que digan aquello que no es verdad, es una auténtica animalada. Utilizar el Tribunal Constitucional como correa de transmisión para imponer el programa electoral del partido que ostenta el poder en cada momento, es.... ¡anticonstitucional!. ¡Madre mía, cuantos disparates!. ¡Qué desaguisado!. ¡Que miedo dá la España popular!.

Todos estos despropósitos españoles son motivos necesarios y suficientes por los cuales los ciudadanos catalanes exigimos la independencia de nuestra nación. España, de la mano de Mariano Rajoy y bajo el yugo del Partido Popular, ¡se va a pique!. Y todo ello porqué no aceptan que los catalanes votemos si queremos o no continuar bajo el estatus quo actual, que para la mayoría de nosotros se ha vuelto insoportable. Para impedirlo utilizan todos los medios a su alcance: legales o ilegales; justos o injustos; pacíficos o violentos. Manipulan a jueces y fiscales. Amenazan utilizando su policía, y a espías y periodistas de los cuales recelar. Hacen servir los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, así como las finanzas y la economía en general, con el único objetivo de destruir las ambiciones y anhelos de Catalunya. Pero los resultados conseguidos con este proceder son justo lo contrario de los buscados. Las ansias de plena soberanía aumentan sin cesar y la independencia se aproxima aceleradamente, imparable.

Los catalanes, tarde o temprano, habremos de romper la legalidad española. No existe ninguna alternativa a la independencia suficientemente atractiva. Las convicciones democráticas de Rajoy, de los populares, también de muchos socialistas se van desvaneciendo cada día que pasa. El tribunal Constitucional ha devenido un organismo típicamente español: parcial, subjetivo y repleto de prejuicios, sin la mínima credibilidad, con el desprestigio acumulado que le coloca directamente en la ilegitimidad.... ¡Si su presidente es un reconocido jurista anti-catalán!. ¡Sin esconder ni disimular tal condición!. ¡Un fiel simpatizante (ex-militante) del Partido Popular!. En consecuencia, no tenemos porqué acatar las resoluciones que puedan dictar. Especialmente las referidas a Catalunya. Las sentencias, en España, se dictan desde el gobierno y/o desde los medios de comunicación cavernarios afectos al régimen. Los magistrados del Tribunal Constitucional solo sirven para vestirlas con ampulosas expresiones jurídicas y con florituras semánticas -por supuesto, muy aparentes-, y nada más. Lo tienen demostrado a lo largo y ancho de su convulsa historia constitucional. Singularmente, cuando se han pronunciado sobre cuestiones catalanas, como fue el malogrado -y maldito- Estatuto, o sobre la lengua vehicular de la escuela catalana. Por todo ello, ¿porqué hemos de obedecer sus sentencias....?. ¡Si ya sabemos que dirán!. ¡Y porqué lo dirán!. Básicamente, lo hacen por puro sectarismo.

Me temo que España solo tiene abierto un único puente hacia Catalunya. El resto los ha destruido para cortarse así mismo la retirada. Es una vía -¡no la tercera, inexistente!- llena de brutalidad y agresiones. Sus fuerzas de ocupación, la Guardia Civil y la Policía Nacional, prestas a la acción amenazadoramente. La fuerza y la imposición son su norte y guía. Y si hiciera falta, el ejercito como último y contundente recurso opresor. La razón, el buen juicio y el entendimiento político no entran en sus planes gubernamentales. La Democracia, en España, recibe un apellido que la desvirtúa completamente: Democracia española. Lo mismo pasa con el Estado de Derecho: se entiende como Derecho del Estado. Pero la debilidad argumental e ideológica la hacen más peligrosa. Y por ello, morirá matando. Por lo menos, lo intentará. Ya lo anunció en su día el señor Aznar: "Antes se romperá Catalunya que España....". Pués no, señor Aznar. España ya se ha roto, gracias al Partido Popular y las animaladas que ha hecho y hace el Gobierno de la Nación. España se va a pique gracias entre otros hidalgos, al señor Aznar -y Rajoy, y Rubalcaba y otros....-. Catalunya y los catalanes no queremos acompañarles. Preferimos salvarnos a nosotros mismos mediante la democracia -sin sobrenombres-, el pacifismo -sin violencia- y las ansias de auténticas Justicia y Libertad. Esta es nuestra esperanza.... Por cierto, ¿donde está la esperanza para los españoles?.