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divendres, 31 de maig del 2013

LA MATRIOSKA.

Dudas. Contradicciones. Perplejidad. Estas tres características son las que definen con mayor precisión el estado de ánimo en el cual se encuentran algunas formaciones políticas, por la cambiante realidad que convulsiona la Catalunya del presente. Afecta a partidos políticos, pero también a sindicatos, a la patronal, a grupos mediáticos y otras muchas asociaciones e instituciones que aglutinan la variopinta y singular sociedad dirigente catalana. Los integrantes de las distintas facciones se muestran descolocados por el proceso soberanista puesto en marcha e incluso temerosos por no poder controlar los acontecimientos que se suceden a su alrededor a gran velocidad. Algunos se muestran indecisos, atolondrados, incluso achantados. Dudan del camino a seguir para alcanzar la meta deseada. Temen las consecuencias que pudieran resultar de las diferentes decisiones que se deben tomar. La independencia, la reforma de la Constitución, el mantenimiento de statu quo, el definitivo sometimiento de Catalunya al españolismo, la preservación de los intereses económicos (las finanzas propias), el control y sostenimiento de la influencia mediática, política, cultural, etc.... Estas dudas, estos temores se ven acrecentados por la grave crisis política, económica y social que padecen las distintas instancias que configuran el Estado Español e incluso se ven influenciadas por las vicisitudes que sufre la propia Unión Europea. La situación semeja una matrioska virtual: Catalunya, dentro del Estado y este, dentro de la UE. A cual más trastornado y aturdido.

Pero menosprecian algo que es fundamental para entender lo que está ocurriendo, porqué ocurre y lo que ocurrirá en el próximo futuro. Olvidan a los ciudadanos. Los intereses de los distintos grupos, a menudo inconfesables, desvirtúan y condicionan la percepción que tienen de la realidad y la afectación que causa esa realidad en las personas. Las distintas ideologías de los partidos políticos han sido absorbidas por un insaciable buche triturador, que transforma el interés público y lo excreta como partidista. La patronal es víctima de un exacerbado y cínico egoísmo materialista. Se hallan abducidos y deslumbrados por el dinero, la productividad, la plusvalía, la especulación y el despiadado ultraliberalismo imperante. Por su parte, los sindicatos están más preocupados en conservar su amenazado estatus institucional y su propia financiación (gravemente amenazados por los envites de la derechona más recalcitrante que domina el escenario estatal), que defender los intereses de los trabajadores y especialmente, de la legión de parados que intenta sobrevivir en este mismo escenario usurpado por de neoliberalismo conservador, que apabulla sin piedad a todo el mundo. En cuanto los gobiernos, son meros rehenes de la prima riesgo, los recortes del estado de bienestar y el pago de la deuda pública -y privada-, acumulada por los grandes grupos financieros y otros incontrolados especuladores. Se muestran como defensores -y fieles servidores- de la gran banca sistémica, por encima de las personas que ingenua y gratuitamente ofrecen sus votos a los representantes políticos, con la frustrada esperanza de ver sus intereses legítima y convenientemente defendidos ante los poderosos. Y la UE ha pasado a ser el mayor -y mejor- aliado en defensa de los intereses de poderosos lobbys económicos, que actualmente condicionan el quehacer cotidiano de todos los ciudadanos europeos.

Es bueno analizar la realidad más cercana a cada uno. En mi caso lo que acontece en Catalunya. Si nos fijamos en los partidos políticos, percibimos que los llamados unionistas carecen de argumentos verosímiles con los cuales seducir a los ciudadanos. Los conservadores evocan ahora el pacto fiscal -en realidad una simple mejora del sistema actual- como panacea contra el soberanismo, mientras los barones populares despotrican contra Catalunya y niegan la asimetría en el déficit y la bilateralidad en la negociación, especialmente si ello pudiera beneficiar a la comunidad catalana. El unionista Durán i Lleida, anticuado y siempre pusilánime, proclama la inviabilidad de la independencia (¿?), a la vez que reivindica un imposible confederalismo (¡!) como solución a las procelosas relaciones entre Catalunya y España. Entretanto, los enfebrecidos socialistas catalanes celebran entusiasmados el fantasmagórico incremento de federalistas españoles, lo cual permitirá -ahora, si- una reforma constitucional a medida de los intereses catalanes.... ¡En buena hora!. A la vez, los ecosocialistas rizan el rizo y exigen que el próximo referéndum contemple, además de la opción independentista -si o no-, otras alternativas. ¿Federalista, confederalista, autonomista, regionalista y centralista, todo en la misma pregunta tal vez?. Y los lerrouxistas -C's- se declaran obstinadamente como no nacionalistas españoles -ni catalanes, por supuesto-. Eso sí,  se erigen en paladines de un anticatalán y falaz bilingüismo castellanista vehicular en la escuela -para que sea solo practicado por los catalanoparlantes- y se proclaman auténticos adalides, abanderados por la denuncia contra las malditas castas políticas, los partidos y la corrupción. Como si ellos estuvieran al margen, más allá del bien y del mal, no fueran políticos partidistas y se dedicaran al billar o a la pesca de la merluza en el Atlántico Norte... ¡Un auténtico y disparatado desiderátum!.

¿Y los ciudadanos?. ¿Y los catalanes?. ¿También aspiramos al desiderátum a base de titubeos y contradicciones?. Por supuesto que no. Los ciudadanos tenemos mucho más sentido común que las formaciones políticas, ya sean unionistas o independentistas. Tenemos las ideas más claras y certeras que la Santa Alianza mediática. Nuestros propósitos son mucho más nobles que las pretensiones de los institucionalizados agentes sindicales y patronales. Y nos sobreponemos a los miedos que atenazan a los azarosos gobernantes de la Generalitat... No nos complicamos la vida. Somos sencillos y sinceros. Desde el 11 de septiembre pasado tenemos muy claro que el camino a seguir es el que nos conduzca a la plena soberanía de Catalunya. Sabemos las dificultades, los obstáculos que ponen ahora y pondrán después delante de nosotros. Luchamos para vencer las mentiras, amenazas, chantajes y agresiones del unionismo. Denunciamos a los manipuladores, a los mentirosos, a los cobardes, a los estúpidos y a los charlatanes. Y proclamamos que nada está por encima de los principios democráticos universalmente aceptados. En definitiva, confiamos en nuestras propias fuerzas pues el futuro, es decir, la prosperidad, la justicia y la libertad bien merece la pena. Nos mostramos dispuestos a la desobediencia civil e incluso a la insurrección, caso que los gobernantes, las formaciones políticas, los grupos mediáticos, sindicatos, patronales e instituciones varias, se muestren faltos de ánimo, dubitativos, medrosos, para hacer frente al gran reto puesto en marcha por los ciudadanos de a pié. Los catalanes nos hallamos en interior de la matrioska más pequeña, en el seno de Catalunya, que a la vez está dentro de España y esta, en la grandilocuente y fracasada Europa. Sufrimos la aplastante presión de la UE y su inepto brazo armado, la Comisión Europea; también de la señora Merkel y su exacerbada austeridad suicida, instrumentalizada mediante el BCE y el Euro. Esta presión se trasmite a través de la intervenida España del sumiso Rajoy, que como es sabido difunde y reparte impúdicamente las exigencias europeas sobre las comunidades autónomas -en este caso sobre Catalunya-, hasta la asfixia. Y todos los que vivimos en ella, padecemos los consabidos recortes en sanidad, educación, pensiones, subsidios de paro, dependencia y salarios. Cada día que pasa, los recursos que antaño nutrían el estado de bienestar pasan a engrosar las cuentas de resultados de las grandes entidades financieras, ¡rescatadas o avaladas con recursos públicos!, para cubrir exclusivamente los intereses de los préstamos que ellas mismas alentaron. Lo hicieron desvergonzadamente para inflar la burbuja inmobiliaria y consecuentemente la bancaria, los beneficios, las remuneraciones incontroladas de los grandes capitostes y sus desmedidos egos. Pero ninguna muñeca rusa constreñirá nuestra libertad, ni suprimirá nuestras esperanzas: ni la gran matrioska europea, ni la española, ni la Santa Alianza. Catalunya camina inexorablemente hacia la independencia. Incluso si fuera necesario obteniendo también la plena soberanía respecto la UE. Con paso firme, sin dudas, ni contradicciones, ni perplejidad. Resueltamente y con esperanza. Llegados a este punto, los ciudadanos catalanes hemos puesto espalda contra pared. No aceptamos que esta anómala situación continúe expoliando nuestros impuestos, esquilmando la financiación del estado de bienestar o atentando contra los principios democráticos. Estamos dispuestos a lograr que los recursos que generamos sean utilizados en nuestro favor y no contra nosotros. Defendemos nuestros derechos, incluso por encima de la legalidad y la fuerza del Estado Español y de la Unión Europea.  Por todo ello, exigimos el derecho a decidir nuestro futuro político, económico, social y cultural sin condiciones ni ambigüedades. En paz y libertad. Por la independencia de Catalunya.


divendres, 24 de maig del 2013

LA AGRESIÓN INTERMINABLE.

Después de ocho largos, tediosos y pesados años, Catalunya ha dejado de liderar el número de inspecciones fiscales efectuadas por la hacienda pública española. Ha sido superada el año 2012 por Andalucía. Como no podía ser de otra forma, Madrid ocupa el tercer lugar, a pesar de ser la comunidad que acumula el mayor volumen de fraude fiscal por inspección. ¿Significa este hecho que los catalanes hemos alcanzado al fin un trato justo por parte del ministro Montoro y sus inspectores?. Me temo que no. No es más que un hecho puntual, circunstancial. Además, el expolio fiscal continua afectando plena y desenfrenadamente los esquilmados bolsillos de los ciudadanos catalanes.

La Conselleria de Economia de Catalunya ha publicado las balanzas fiscales correspondientes al año 2010. El déficit fiscal para este año es de 16.800 millones de € -método flujo monetario-; esto es, el 8,5% del PIB catalán. En otras palabras, aportamos al Estado unos ingresos del 20%, mientras que los gastos totales del mismo en Catalunya apenas alcanzan el 14%. Valga como muestra de este atropello la circunstancia que desde el año 1986, el déficit fiscal catalán acumulado asciende a casi 250.000 millones de €. Esta cantidad representa el triple de los fondos de cohesión transferidos por U.E. al Estado Español, y seis veces el importe del plan Marshall para la Europa de la posguerra. El volumen del expolio catalán se ha tornado crónico, insostenible, abrumador. Y no tiene parangón en el Mundo.

El celo -en realidad, saña- de los inspectores fiscales y la magnitud de la confiscación perpetrada por el Estado hacia Catalunya solo se ven superadas por la mezquindad y desfachatez que muestran los presidentes de las comunidades autónomas de Aragón, Madrid, Extremadura, Galicia, Castilla-la Mancha, La Rioja, Castilla-León, Cantabria y, ¡agárrense!, Euskadi. Todos ellos se oponen a la posibilidad que el Gobierno de España relaje el objetivo de déficit a Catalunya y a las comunidades que mayores esfuerzos -es decir, recortes- vienen realizando. Cabe destacar que todas, excepto Madrid y Euskadi, son receptoras netas de los fondos de solidaridad interterritorial, nutrido fundamentalmente con recursos extraídos de Catalunya, País Valenciano e Islas Baleares. La Comunidad de Madrid goza de los privilegios y beneficios inherentes al hecho de ser la reconcentrada capital del Estado. El déficit fiscal madrileño es engañoso, pues es producto del centralismo político-económico-financiero madrileño, lo cual causa que una buena porción de los impuestos recaudados en aquella comunidad provengan de operaciones fiscales realizadas en otras partes del territorio e incluso, en el exterior. Además, es la comunidad que mejor trato en inversiones públicas recibe, ya que es constatable el hecho que siempre se ejecutan en su territorio mucho más del cien por cien de lo presupuestado; justo lo contrario que ocurre en Catalunya, donde jamás se alcanza este porcentaje de ejecución presupuestaria. Pero el colmo de la ruindad corre a cargo del lehendakari Iñigo Urkullu. El presidente de Euskadi considera que sería un contrasentido premiar a quienes no han cumplido  el déficit; entre otras Catalunya. Debe pensar que la Generalitat tiene el privilegio de disfrutar del concierto económico, como sucede en el País Vasco y Navarra. Y  no sabe que cada ciudadano catalán aporta 2260 €, año tras año, que salen de su bolsillo -y jamás vuelven- y van a parar a la bolsa de la mal llamada solidaridad interterritorial española... Por cierto, ¿cuanto aportan los vascos a la caja común?. Nada y -1,35% del PIB vasco es lo mismo.

Evidentemente, la razón de tanta inquina no es otra que la animadversión que sienten hacia Catalunya. Así mismo, se debe al recalcitrante egoísmo de los que no están dispuestos a adaptarse a las penurias causadas por la crisis y la escasez de recursos propios originados en cada comunidad, con los cuales atender a las necesidades de sus conciudadanos. En consecuencia, envidian y no toleran a los que generan suficientes recursos por si mismo y exigen disponer de ellos priorizando sus necesidades por encima de la interminable, arbitraria y forzosa solidaridad española. "Catalunya es insaciable", se lamenta el deslenguado Monago.  La manchega Maria Dolores de Cospedal amenaza con "no permitir que se favorezca a Catalunya". El presidente gallego Nuñez Feijóo -superávit fiscal del 8,19% del PIB- manifiesta que "no puedo explicar a los gallegos que los esfuerzos realizados han estado para ayudar Catalunya". El más sincero -e insultante- ha sido el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González: "cambiar dinero por independencia es inadmisible. Aunque no hubiera crisis, este planteamiento no se puede permitir".

Me pregunto, qué pensarían, qué harían ciudadanos de algún länder alemán, o de un condado inglés, o de cualquier otro territorio de otros países, si destacados mandatarios de sus respectivos estados les insultaran reiteradamente llamándoles nazis, fascistas y estalinistas, por querer votar en referéndum sobre su futuro o por utilizar preferentemente su idioma propio en las escuelas; si continuamente les dijeran que la riqueza que generan es propiedad del estado, para disfrute de todos, excepto los que la generan; que son unos redomados insolidarios, insaciables, desleales, victimistas, ilegítimos e inconstitucionales; que no merecen reconocimiento ni respeto como nación, país o pueblo; ni solidaridad alguna pues supuestamente son ricos; ni tan solo merecen las inversiones necesarias en obra pública para el mínimo sostenimiento de las infraestructuras de su territorio.....  En tales circunstancias, ¿qué pensarían, qué harían estos ciudadanos bávaros, galeses, tiroleses, bretones, transilvanos o piamonteses?.

Catalunya está sometida al nacionalismo más avasallador que existe en Europa y tal vez en el Mundo: el nacional-españolismo. Casi todos los presidentes autonómicos y miembros del gobierno, así como la mayoría de diputados y senadores, las cúpulas de los partidos políticos de ámbito nacional y altos funcionarios, muchos jueces, periodistas cavernarios y todos los magistrados del Tribunal Constitucional, jamás se auto-reconocerán como nacionalistas españoles. Se avergüenzan del término y lo repudian por la lacra histórica que arrastra y representa, pero lo practican con fervor y entusiasmo (¿tal vez inconscientemente?. ¡Ja!). El españolismo es excluyente, aplastante, uniformista, centralista y escasamente democrático. Y como los gatos, tiene nueve vidas. Revive a la mínima oportunidad. La última, del renacido ex-presidente José Maria Aznar López, siempre adusto, intransigente y lóbrego. Anuncia al Mundo mundial  el retorno a la política activa, si fuera necesario, cual salvador de la patria...¡Como no!. ¡Typical spanish!. Su objetivo: "restablecer la fortaleza de la nación española", amenazada por el proceso soberanista catalán. Y advierte que "Artur Mas está llevando a la sociedad catalana, a la división y el enfrentamiento y esto pasará mucho antes que pueda pasar al resto de España". Amenaza típicamente aznariana. Como la que Alicia Sánchez-Camacho ha lanzado en sede parlamentaria. La mejor manera que tiene la agresiva lideresa popular de pedir respeto para la virreina Llanos de Luna es amenazar con los "siete mil agentes armados españoles -CNP y Guardia Civil- a las órdenes de la Delegada del Gobierno español en Catalunya". Esta ha sido la respuesta a las críticas efectuadas con motivo del escandaloso homenaje que tuvo a bien ofrecer la virreina a los voluntarios españoles aliados de los nazis, la División Azul. Y que ha merecido el aval del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz por haber sido hecho en "un ambiente de reconciliación histórica". Cabe suponer que el ministro de Asuntos Exteriores español ofreció al pueblo ruso esta improbable reconciliación, puesto que fue el que sufrió durante la II Guerra Mundial los desmanes de la división nazi-franquista. ¿O no fue así?.

Cuando un estado se muestra hostil con una parte de si mismo. Cuando los ciudadanos de esa parte escarnecida toman la decisión de no aceptar tal situación por más tiempo. Cuando en respuesta, los mandatarios del estado opresor deciden incrementar la agresión financiera, cultural, judicial, económica, social y política, con el objetivo de someter por fuerza las ansias de libertad y justicia de los agredidos. Cuando sucede todo esto, el Estado debe apechugar con las consecuencias de sus actos. No vale persistir en la injusticia, el expolio o la agresión. No es el remedio. Como tampoco resuelve nada que un oscuro salvapatrias se ofrezca como garantía de salvación nacional. Si el estado decide utilizar la fuerza bruta o la violencia político-judicial para someter a ciudadanos pacíficos y democráticos y eliminar sus anhelos y esperanzas, este estado ha fracasado estrepitosamente. No merece existir. El futuro de un estado no pasa por la intransigencia, por la agresión, por la discriminación, por la dureza, por la uniformidad o por el divide et impera. Un estado en el siglo XXI, solo subsistirá si por encima de todo hace prevalecer los principios democráticos y el pluralismo sobre el autoritarismo, la uniformidad y la furia. Y desgraciadamente, la España actual ha adquirido una terrible deriva autoritaria que la conduce casi inexorablemente (¿de la mano de Aznar?) hacia el abismo de una nueva dictadura, más o menos disimulada. Y debemos tener presente que es falso que tiempos pasados siempre fueron mejores.

La independencia de Catalunya puede ser, a medio y largo plazo, la única solución positiva para esta España eternamente inacabada. Si el gobierno del señor Rajoy se aviene a negociar lealmente los términos del referéndum de autodeterminación, si acepta participar con nobleza en una campaña a favor o en contra de la independencia utilizando argumentos razonables, sin amenazas ni falacias, si se compromete a respetar el resultado de la consulta, España puede que pierda la última colonia del Imperio. Pero seguro que ganará la admiración y el respeto democrático de la comunidad internacional. Y sobretodo, de Catalunya.








dijous, 16 de maig del 2013

ESPERPENTO CATALANOFÓBICO.

No hace muchos días el director de un prestigioso periódico de Barcelona se lamentaba amargamente por el hecho que el proceso soberanista catalán estaba acelerando la marcha, en su opinión incomprensiblemente. "No deja de ser chocante que la primera reunión amplia que convoca el Gobierno (de la Generalitat).... no tenga relación con la lucha contra la crisis económica y la búsqueda de un gran acuerdo para intentar llegar a pactos en esta materia", se dolía desconsoladamenteMencionaba los 900.000 parados catalanes, y reclamaba la actuación de la Generalitat en busca de amplios acuerdos, "con audacia, pero también con prudencia inteligente". Naturalmente, exigía la prevalencia del tema económico sobre el soberanismo, el cual venia a considerar como extemporáneo, incluso un tema prescindible en la actual situación socio-política de Catalunya.

No hace falta decir que el periódico en cuestión es La Vanguardia y el afligido periodista, su director José Antich. No resultan extraños los lamentos que surgen desde el diario barcelonés  (monárquico y regionalista por antonomasia). Parece que su misión primordial en esta vida pasa por promover, cultivar y estimular la unidad incondicional entre Catalunya y España por encima de cualquier otra consideración y circunstancia. No resulta extraño, pero es realmente triste. Puesto que utiliza la tragedia del desempleo, los recortes del estado de bienestar y la crisis económica y social que sufre la ciudadanía, para combatir la única causa que despierta esperanza e ilusión entre los catalanes: la independencia. Y además, contrapone lucha contra la crisis a soberanismo, como si ambas cuestiones no estuvieran íntimamente relacionadas. Y después de la diatriba anti-soberanista, aboga por el diálogo, los pactos y acuerdos con el Gobierno de España.

Para desgracia del tercer Conde de Godó y sus muchachos, el partido popular y el presidente Rajoy prosiguen imperturbablemente su cruzada contra el libre ejercicio de la democracia en Catalunya.... ¡Todo lo que teje la Santa Alianza durante el día, lo destejen los cavernarios por la noche!. Como si de Penélope se tratara, en espera del regreso de Odiseo, rey de Ítaca. Así pues era previsible el  recurso presentado por el Gobierno de España ante el Tribunal Constitucional, sobre la Declaración de Soberanía aprobaba por amplia mayoría por el parlamento catalán. La admisión a trámite por parte del TC trae como consecuencia la suspensión automática de la misma. Recordemos que propugna el diálogo y los pactos entre Catalunya y España. Una declaración eminentemente política efectuada por los parlamentarios en ejercicio de la libertad de expresión, y en última instancia en el uso de la soberanía inherente a cualquier parlamento de un estado democrático. Por todo ello, resulta patético que mientras desde La Vanguardia se recomienda diálogo, audacia y prudencia al gobierno del señor Mas, la prensa madrileña celebre jubilosamente que los magistrados del Alto Tribunal hayan cometido la imprudente temeridad de pisotear y violentar una vez más -como hicieran con el Estatut aprobado previamente en referéndum-, una decisión escrupulosamente democrática tomada libremente por los representantes políticos catalanes. Un requerimiento presentado a instancias del partido más nacionalista que existe en España: el Partido Popular. Con el cual parece imposible dialogar y mucho menos pactar cualquier tipo de acuerdo. 

Además, la capacidad que tiene la Generalitat para incidir en las políticas laborales -y económicas en general- es más bien escasa. ¿O acaso no están en manos del Gobierno de España?. ¿Y la política fiscal, de quien depende?. ¿Y la relaciones con la UE, la cual masacra a los PIGS, depende tal vez de Catalunya?. ¡La Santa Alianza quiere descargar sobre el gobierno del señor Mas la responsabilidad de una situación que depende fundamentalmente del gobierno conservador (PP) de España y de la Unión Europea!.... ¿Porqué creen que cada vez más ciudadanos catalanes se apuntan a la independencia?. ¡Pues para que Catalunya tenga en sus manos los instrumentos necesarios para combatir la crisis con esperanza de éxito!.

El Partido Popular no está para cuentos. Sus cuitas nada tienen que ver con diálogo, pactos o acuerdos. Ni con los principios democráticos universalmente aceptados. Tampoco tienen que ver con el sentido común. Le basta el manido ordeno y mando, de uso -y abuso- habitual entre las jerarquías hispanas. Aunque ello conlleve hacer el ridículo o poner en entredicho sus lábiles convicciones democráticas. Por ejemplo, el Portal Oficial Estudiar en España -web universitaria del Estado- proclama ufanamente que en España existen cuatro lenguas cooficiales además del castellano. A saber: euskera, gallego, catalán y... ¡valenciano!. Esto es, como si en España la lengua oficial recibiera el nombre de castellano, y además andaluz en Andalucía, madrileño en Madrid, cántabro en Cantabria o melillense en Melilla.... O argentino, mexicano, chileno, uruguayo, peruano o cubano, a nivel mundial. Por no hablar de otros dominios lingüísticos, por ejemplo el gibraltareño, en el británico Peñón del cual toma el nombre... Todo aquello que sirve para agredir la unidad de la lengua catalana -al catalanismo en general-, es utilizado impúdicamente por los populares, sin vergüenza ni recato alguno.... Incluso si se tercia, se inventa un idioma nuevo, se promueve una ley, se vota en un parlamento regional y se violentan los avales pedagógicos, universitarios y científicos, y los principios democráticos al uso, como signo de suprema auto-afirmación de hispanidad. Tales son el caso del lapapyp -lengua aragonesa propia de las áreas pirenaica y pre-pirenaica-, y el   lapao -lengua aragonesa propia del área oriental-. Y así, se ahorran reconocer que en Aragón también se habla catalán.  Igualmente puede utilizarse directamente el poder judicial. Por ejemplo, dictando una sentencia que obliga a la administración educativa catalana a cambiar la lengua vehicular en una clase, a petición de un alumno hispano-hablante -en realidad, el padre-, e imponer el castellano al resto de alumnos del aula....¡Voilà!. ¡Vive la démocratie!. En el mismo portal universitario de marras, en un alarde de erudición y conocimientos culinarios menciona el pan con tomate como receta tradicional de la que define como zona del Mediterráneo de temperaturas cálidas. Es decir, Catalunya. Y como guinda a tanto disparate, se fabrica un reportaje televisivo que acusa a los soberanistas catalanes de manipular eufemísticamente la lengua para imponer un supuesto totalitarismo innato en los catalanistas. Como si de Hitler o Stalin se tratara. Indudablemente, la viga en ojo nacionalista español impide ver la realidad de lo que realmente está sucediendo a su alrededor y los desvaríos que cometen.

Ni el mismísimo Valle-Inclán hubiera imaginado un ejemplo más veraz para definir lo que es un esperpento.... ¡ Esperpento sois vosotros!. Por ejemplo, Monago, Cospedal, Rudi, Montoro y otros políticos peperos (pero no solo peperos). También algunos supuestos periodistas, bien cavernarios, bien aliancistas. Así mismo esperpetean algunas señeras instituciones hispanas, Altas, Medias e incluso Bajas. Públicas o privadas. En realidad, el mundo nacional-españolista gusta deformar sistemáticamente la realidad recargando los rasgos más grotescos y haciendo más patente la faceta más absurda, disparatada y extravagante de las personas, países y cosas. Y si esta realidad afecta a la sagrada unidad de la patria española y además, se refiere a Catalunya, se produce la sublimación del ridículo: el esperpento catalanofóbico.



dijous, 9 de maig del 2013

CAFRES POLÍTICOS vs. INDEPENDENCIA.

En el Estado español suceden algunas cosas que cuanto menos resultan un tanto peculiares. Por ejemplo, el ejecutivo de Extremadura se permite dar lecciones de buen gobierno a Catalunya, como respuesta a las intenciones anunciadas por el ministro Montoro de fijar distintos objetivos de déficit para las comunidades autónomas, atendiendo la realidad económica de cada una de ellas. Concretamente, pretende permitir un déficit superior a Catalunya en razón del mayor esfuerzo realizado (25% del total de ajustes hechos por las autonomías), considerando además los efectos altamente beneficiosos que ello reportará para el conjunto de la actividad económica del Estado. Pues bien, el presidente Monago se muestra contrario que la incumplidora Catalunya tenga un déficit a la carta, pues su comunidad si ha cumplido los objetivos requeridos por el gobierno central. Y la vicepresidenta de la comunidad, Cristina Teniente, remacha el clavo afirmando que "las lecciones sobre los objetivos del déficit no las pueden dar los últimos de la clase -Catalunya-, sino los primeros -Extremadura-".

Extremadura es la autonomía que recibe mayores recursos financieros, bajo el epígrafe de solidaridad interterritorial, de todas las comunidades del Estado. Según las (únicas) balanzas fiscales publicadas por el gobierno de España el año 2008, es la comunidad autónoma con el superávit fiscal (+17,78%) más alto de todas ellas. Este mismo año, Catalunya tuvo un déficit fiscal reconocido por el gobierno español del -8,70%, solo superada por las Islas Baleares (-14,20%). A modo de ejemplo, el año 2011 Extremadura dedicó 17,22 millones de € a política exterior (15,53 € por persona /año). Este mismo año, la aportación catalana  a política exterior fué de 4,59 € por persona/año. La política exterior de Catalunya permite que las exportaciones de esta comunidad  representen casi una tercera parte del total del Estado. Mientras que las exportaciones extremeñas representa el 0,4% del total español. Extremadura tiene 85 funcionarios por mil habitantes. Catalunya 40. Así pues, gobierno extremeño y bocazas tienen el mismo significado. Además, Monago anuncia una rebaja de impuestos para los ciudadanos de su comunidad. ¡Monago y desfachatez son la misma cosa!. Lo que resulta absolutamente inaceptable es que una comunidad que recibe tantas muestras de solidaridad del resto del Estado -en definitiva ingentes recursos económicos trasferidos directamente desde bolsillos catalanes, valencianos, baleares y madrileños hacia Extremadura-  sea capaz de acumular déficit en sus cuentas públicas. Lo más racional es que cosechara cuantiosos superávit. Entonces sí podría dar lecciones de buen gobierno. Y de humildad.

Decir que las declaraciones del presidente Monago y la vicepresidenta Teniente son pura hipocresía, según el señor Mas, es quedarse corto. Es hipocresía, indecencia y cinismo. Es una soberbia e inconsistente chulería. Todo a la vez. Solo equiparable al insulto de moda entre los nacional-españolistas más cafres que existen por predios hispanos. Un castizo restaurador de Ciudad Real opina que el Estado español "ahora es la escoria del mundo", y que "Hitler o Franco harían falta a España". ¡Los nacionalistas españoles tienen en mente, como una auténtica  fijación, la memoria icónica de Hitler, Franco, Mussolini y el nazismo!. Lo repiten incansablemente, como si de un mantra se tratara. Identifican a Catalunya, a la Generalitat, a los representantes políticos y partidos, al catalán como lengua vehicular en la escuela, a la bandera independentista, al soberanismo.... ¡a todo lo que huela o sea catalán!, con cariñosos epítetos tales como nazismo, hitleriano, totalitario, racismo, fascismo, etc... Incluso la televisión pública madrileña ha confeccionado un reportaje equiparando nacionalismo (por supuesto catalán) a una exótica mezcla de nazismo y estalinismo vintage. Imagenes de Stalin y Hitler contraponiéndolas con Artur Mas ilustraban la narración del chabacano reportaje pergeñado por la supuesta periodista Cristina Ortega, autora del publi-panfleto en cuestión. Lo más esperpéntico fué la advertencia revelada por esta señora: "colar eufemismos para rebajar el significado de las palabras es una estrategia común sobretodo en políticas totalitarias. Para imponer un proyecto nada mejor que una buena pirueta semántica. Así dejaremos de decir al pan, pan, y al vino, vino"... ¡Dicho y hecho!. ¡Y parió el infame informe!.... ¿Se refiere tal vez a desvirtuar el significado de nobles conceptos tales como derecho de autodeterminación, o normalización lingüística, equiparándolos con el holocausto judío o los pogrom rusos?. ¿Reconoce acaso que la imposición -por la fuerza- de la sacrosanta unidad del Estado español no es más que un eufemismo de esclavitud y/o colonialismo para Catalunya?. ¿Y esta señora ejerce de periodista?. En Alemania rendiría cuentas ante la justicia. Ella y otros muchos servidores públicos que ensucian la memoria de millones de víctimas del nazismo e insultan a millones de catalanes al utilizar como arma anti-independentista a Franco, Stalin, Hitler o Mussolini, cuya horrorosa memoria por lo visto despierta gran admiración en todos ellos y se encuentra muy arraigada en su fuero interno.

Cuando determinados políticos, periodistas, instituciones o simples ciudadanos de un país se muestran dispuestos a agredir con saña homónimos, ya sea por escrito, verbal o físicamente, por el mero hecho de defender anhelos e ideas políticas distintas, el país -en este caso, España-, tiene un grave problema (terminal). Utilizar la ruindad y mezquindad en defensa de una posición económica y política insostenible (Monago y los suyos, por ejemplo), define con mucha precisión la ínfima catadura moral del que así lo hace. Si en defensa de la sagrada unidad de la patria (española), alguien se muestra dispuesto a comparar el horror de los crímenes contra la humanidad cometidos por Hitler, Mussolini, Stalin o Franco, con anhelos plenamente democráticos como el derecho de autodeterminación o la independencia de una nación, se revela como rotundamente totalitario, antidemócrata y ferviente hijo del franquismo más extemporáneo que haya existido. Para desgracia de los españoles, la nómina de servidores públicos, instituciones y periodistas que utilizan tales argumentos aumenta día a día. Imparablemente. Son los que buscan el enfrentamiento entre ciudadanos y entre naciones. Fomentan la ira, el odio, la división y el enfrentamiento en la sociedad..... Son los únicos culpables que la brecha abierta entre España y Catalunya se agrande más y más, cada hora que pasa.

La existencia de estos personajes tiene un aspecto positivo, desde el punto de vista del soberanismo catalán. Con cada manifestación, con cada insulto, con cada agresión, aumenta exponencialmente el número de ciudadanos dispuestos abrazar la independencia como única alternativa posible para superar el marasmo e ignominia actuales, causados por el funesto Gobierno de España y su nefasto cómplice, el Partido Popular. Entre otras razones, para poner tierra de por medio entre Catalunya y estos abstrusos especímenes hispanos, auténticos cafres políticos.
  

divendres, 3 de maig del 2013

"PIJOS Y RICOS".

La inefable delegada del Gobierno de España en Catalunya, Maria de los Llanos de Luna, acaba de dar el diagnóstico más certero y la solución más razonable a las convulsiones institucionales, políticas y vicisitudes económico-financieras que padecen la banca y las empresas en general, los desempleados del interior, la creciente "movilidad exterior" de jóvenes -y no tan jóvenes-, emprendedores, desocupados, universitarios y ciudadanos en busca de trabajo, pan y subsistencia, y que perjudican tan gravemente a la totalidad de la ciudadanía española."És importante que haya gente rica y pija, ya que son ellos los que gastan y consumen", ha sentenciado. Esta preclara opinión la ha realizado en la sede oficial de pijos y ricos de la Ciudad Condal, el Real Club de Tenis de Barcelona. Es de justicia negar el bulo que corre por la red. Los más de seis millones de desempleados que se han enterado de esta sorprendente aseveración, no han proferido el mínimo reproche ni han tenido ni un solo recuerdo injurioso hacia ningún miembro de la feliz familia de la Excelentísima señora de Luna.

La propuesta es interesante. Si todos fuésemos ricos y pijos gastaríamos más y seriamos más guapos. Aumentaría la demanda y el consumo. No existirían desahucios por impagos hipotecarios. Los parados no sufrirían penalidades, pues nadarían en la abundancia. No sería necesario crear puestos de trabajo -en realidad, sería una tontería trabajar-, ya que compraríamos todo lo necesario en el exterior, sin reparar en gastos. El manido ¡Qué inventen ellos!, podría sustituirse por ¡Qué trabajen ellos!. Además, nos importarían un pimiento los recortes en el Estado de bienestar. Y el indice de felicidad ciudadana aumentaría exponencialmente hasta alcanzar el mismo nivel que los afortunados socios de Real Club de Tenis, muchos de los cuales simpatizan o forman parte de la Santa Alianza y el Foro Puente Aéreo. De paso, se desvanecerían los desencuentros y temores causados por la deriva soberanista de Catalunya, puesto que todos seriamos ricos, pijos y buenos españoles y no pobres, feos y malos catalanes.

La señora de Luna, además de dedicar todo su leal saber y entender a la búsqueda de soluciones ante la hecatombe generalizada que sufre su amada España, mantiene en su plenitud la particular e impetuosa cruzada iniciada no ha mucho, en pos de alcanzar la victoria en la ímproba batalla desatada contra la mitad de ayuntamientos catalanes, los cuales consideran que izar la rojigualda -enseña nacional española- en lugar preferente de los consistorios, no es un asunto de la suficiente enjundia como para dedicar tiempo y recursos dinerarios, ambos bienes escasos en los azarosos días que discurren ante nuestros atribulados ojos.

No parece opinar lo mismo la señora de los Llanos. Por esta razón, la virreina ha recurrido a la judicatura española para que los ayuntamientos díscolos sean requeridos y se sometan, de grado o por fuerza, al estricto cumplimiento de la legalidad vigente bajo apercibimiento que si no lo hicieren, recaerá sobre alcaldes y ediles rebeldes todo el peso de la ley española, que es mucho y farragoso. Y ello en defensa de la Constitución y de los símbolos identitarios de la nación española. Símbolos que, por lo visto, sí importan a la gente y merecen consideración, respeto y fervor de jueces, magistrados, fiscales y abogados del estado, así como de la inmensa mayoría de buenos y fieles ciudadanos españoles. Símbolos que no se circunscriben a la bandera. Abarcan también el himno, la lengua castellana, la fiesta nacional y la selección española de fútbol conocida con el sobrenombre de la roja, entre otros signos definitorios de la españolidad. Todo ello merece el soporte, difusión, protección y dedicación de los recursos necesarios y permitidos por la legislación española, por encima de cualesquiera otras consideraciones e identidades que definen los diversos pueblos que integran el estado español (hasta el momento) y que pretenden coexistir en igualdad de condiciones junto al dominante, la identidad castellana. Es decir, el nacionalismo español.

Tal vez sea por este acentuado nacional-españolismo que la justicia española ha imputado un periodista por vejar a Falange Española de las JONS. El periodista Gerardo Rivas se atrevió publicar un artículo -Elplural.com, marzo 2012-, en el que criticaba a la Falange y al peculiar sindicato ultra Manos Limpias por haber llevado al banquillo de los acusados al juez Baltasar Garzón, que a su vez había impulsado la investigación sobre los crímenes del franquismo. El ingenuo periodista llegó denunciar el "amplio historial de crímenes contra la humanidad", supuestamente perpetrados por aquella formación fascista española; es decir, franquista.... ¿Existe alguna instancia judicial, en Alemania o Italia, capaz de imputar a un periodista alemán o italiano, por denunciar los crímenes cometidos por nazis o fascistas?. No creo, pero en España sí es posible. Porque España sigue siendo diferente.... ¡Tan diferente que incluso dedica fondos públicos para subvencionar la Fundación Francisco Franco!.... ¿Como hace Alemania con Hitler, o Italia con Mussolini?.

El mundo judicial y constitucional español es capaz de todo esto y mucho más. Son capaces de utilizar los poderes de la ley para ejercer como tercera cámara legislativa, reinterpretando y modificando el sentido de leyes y normas aprobadas por parlamentos democráticos. Si se quiere desvirtuar el resultado de un referéndum, o un partido nacional quiere imponer su ideología política, se recurre al Tribunal Constitucional, se aparta temporalmente a los magistrados inconvenientes, se dejan transcurrir los meses necesarios para marear la perdiz con total impunidad, según los intereses de Gobierno y del partido hegemónico del momento y se dicta una sentencia favorable a la imposición, absolutamente legal pero escandalosamente deslegítimada. Valga como ejemplo reciente de estos auto-atributos de malos leguleyos el hecho que la abogacía del Estado, siguiendo órdenes del Gobierno de Mariano Rajoy, ha presentado un recurso de inconstitucionalidad contra la Declaración de Soberanía aprobada recientemente por el Parlamento catalán, por amplísima mayoría. Además, siguiendo el ejemplo del presidente Busch Jr. y su interpretación de guerra preventiva, pretenden impugnar la convocatoria de una futura consulta sobre la independencia de Catalunya, e incluso abortar la celebración de unas elecciones parlamentarias con carácter plebiscitario. En resumen, se quiere impedir cualquier tipo de declaración política que pudiera discrepar de la interpretación que hacen el PPSOE sobre la sacrosanta constitución española. La cual, no se olvide, es de su exclusiva propiedad (para su uso y disfrute). ¿Se trata, tal vez, de una invitación para que estalle una revolución en Catalunya?.

Flaco favor hacen todos ellos a los principios democráticos universalmente aceptados. Maria de los Llanos de Luna y sus delirantes e insultantes recetas económico-sociales. La virreina parece aquejada de febril españolismo (o anti-catalanismo). Se muestra engreída y obnubilada por el título que ostenta (Delegada del Gobierno; es decir, virreina de Catalunya). El peso de la corona la lleva a cometer tales disparates, que ni tan solo los suyos deberían tomarla en serio. Resulta un patético reflejo de vieja dama provinciana -la Moños, por ejemplo-, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos con dignidad, sencillez y discreción. La acompañan en su ridículo camino una buena parte de magistrados, jueces, fiscales y abogados del estado, incapaces a su vez de aceptar que jamás tiempos pasados fueron mejores que los actuales. A pesar de la crisis y tribulaciones que sufren los ciudadanos, en nuestros días. Son capaces de aplicar la ley obviando la Justicia. Siguen el dictado del desnortado Gobierno de España, del partido que lo sustenta y los poderes fácticos madrileños, los cuales se muestran empeñados en cometer una y otra vez las mismas estupideces, para satisfacer su ego ideológico y político y tapar las vergüenzas propias a causa de las tropelías que cometen, con absoluta impunidad. Para contentar a sus poderosos acreedores y satisfacer sus cuantiosas deudas, de dentro y de fuera del Estado. Con cargo y por cuenta de los maleables ciudadanos, poco dados a reaccionar ante los continuos agravios que sufren... ¡Pobre democracia!. ¡Pobre España!. En manos de incompetentes, ruinosos y trasnochados hidalgos.... Desgraciadamente, excesivamente poderosos.

Con sincero dolor me despido, después de 35 años de apariencia -ficción- democrática. ¡Adiós, España!. ¡Adéu!. Catalunya será independiente en un próximo y esperanzador futuro. A pesar de las añagazas de poco más de seis mil seiscientos sesenta y seis pijos y ricos nacional-españolistas, que quieren impedirlo.