Toda nación democrática que se precie tiene como característica principal la confrontación de argumentos políticos, la exposición de alternativas y la noble pugna que se establece entre las distintas formaciones políticas para alcanzar el apoyo de la mayoría -con total respeto a las minorías- de ciudadanos. Estos aceptan, en juego plenamente democrático, los resultados que se producen. Y acatan las consecuencias que de ello se deriva: la formación de Gobierno y puesta en práctica del programa electoral vencedor en las votaciones previamente celebradas.
Los principios democráticos en España, empero, están mediatizados por el apellido que los define: democracia española. Por ello, adquiere unos rasgos particulares -típicamente hispanos-, fruto de la injustamente glorificada transición, desde una dictadura pura y dura como la de Franco -cuya legitimación además de la guerra civil se sustentaba en una estrafalaria democracia orgánica-, hacia una democracia normalizada, pero encorsetada por el conocido atado y bien atado dimanado de las perennes Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional.
La plácida muerte de Franco -que no del franquismo- en su lecho, provocó que la suma de intereses del poderoso e influyente ejercito español y del aparato burocrático del régimen dictatorial, formado por señeros falangistas reconvertidos en probos altos funcionarios, y presuntos empresarios y periodistas afectos al Movimiento Nacional, prevalecieran por encima de los sencillos principios democráticos universalmente aceptados. Principios que por otra parte, fueron tímidamente defendidos por las fuerzas de la oposición del antiguo régimen. Formaciones que estaban más ocupadas y preocupadas en obtener una ventajosa posición de partida en la linea de salida de la carrera política que se vislumbraba en el horizonte, antes que intentar permanecer fieles al hecho auténticamente democrático y libres de las corruptas y nefastas influencias del franquismo, que eran la razón de ser y existir del régimen recién fenecido (aparentemente). El resultado de esta transigencia y debilidad inicial fue la aprobación de una Constitución con los artículos más significativos escritos directamente de puño y letra por los generales franquistas, según manifestaron posteriormente fuentes cercanas a uno de los padres constitucionales. Otro acontecimiento característico de la época fue la de cerrar los ojos ante los desmanes que la dictadura había cometido durante casi cuarenta años contra los ciudadanos, así como propiciar la absolución por olvido de los crímenes cometidos en la posguerra, condenando a millones de agraviados a permanecer -ignominiosamente- con las heridas abiertas para toda la eternidad.
Es en nuestros días cuando aparecen con mayor nitidez los tics pre-democráticos de la actual España constitucional. En efecto, los llamados aparatos del Estado se muestran implacables ante el desafío planteado desde Catalunya. Se entiende por aparatos del estado, el propio Gobierno de la Nación, así como los partidos políticos de ámbito nacional, altas instituciones judiciales, fuerzas de orden público, ejército, etc..... ¡Y las cloacas del Estado!. Las cloacas están habitadas, entre otros, por los servicios (secretos) de propaganda y desinformación, también conocidos como Inteligencia. Y estos suelen utilizar sicarios a sueldo. Es decir, para alcanzar sus objetivos, utilizan a vulgares gacetilleros con apariencia de periodistas, así como de burdos panfletos con pretensiones de prensa seria. Por supuesto, sin importar en absoluto la moralidad o inmoralidad, la justicia o injusticia, la verdad o mentira, ni el calibre o alcance de las armas, ni los argumentos, siempre falaces, de los que se sirven en favor de sus razones de estado.
Un medio de comunicación que siempre se muestra presto a colaborar desinteresadamente con las cloacas del estado es El Mundo. Acaba de hacer público un supuesto borrador de informe policial, sin fecha ni firma, refrito de antiguos informes ya en poder de la justicia, aderezado con insinuaciones, falacias y anónimos ilocalizables, todo ello convenientemente fabulado por un supuesto relator que responde al nombre de Eduardo Inda. El mismo que en sus no tan lejanos tiempos como periodista forofo del Real Madrid, se permitió aconsejar que "hay que parar a Messi por lo civil o por lo criminal". Pues bien, este personaje ha montado una esperpéntica trama inquisitorial con el único objeto de parar a Artur Mas por lo civil o lo criminal. Una vez más, la caverna madrileña en calidad de brunete mediática, se han erigido en salvadores de la patria. Y para frenar las ansias de libertad de los catalanes, se han mostrado dispuestos a sabotear la campaña electoral para que las votaciones del próximo domingo 25 de noviembre, se vean alteradas a favor de las tesis unionistas. O en su defecto, pudieran ser consideradas como ilegítimas. Tirar mierda sobre políticos (en este caso, catalanes), se está convirtiendo en una seña de identidad de Pedro J. Ramirez, director de El Mundo, medio de desinformación típicamente español. Recordemos que este panfleto propagandístico todavía hoy defiende que la autoría del atentado del 11 de mayo de 2004 en Madrid fue obra de ETA. Para que la porquería sea más eficaz, acusan a los señores Mas y Pujol y a sus esposas e hijos, de haber cobrado comisiones del Palau en cuentas suizas. Revelan que las cuentas suizas del señor Más ascienden a 137 millones de €. Informan que el hijo del señor Pujol, Oriol Pujol Ferrusola casualmente secretario general de CiU, se exhibe ostentosamente por la calles de Barcelona a bordo de un lujoso Lamborghini, alternándolo con un Ferrari (¿tal vez amarillo, rojo, verde?). El director Ramirez, retador y chulesco, dudaba que el señor Mas denunciara a El Mundo por injurias y calumnias. Pero cuando se presenta la denuncia ante un juzgado de Barcelona, Pedro J. se apresta a instar a sus amigos para que sea sustanciada en Madrid, donde sin duda se sentirá más protegido. En consecuencia, el Fiscal General del Estado, riñe públicamente al Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, por haber iniciado diligencias contra las mentiras, calumnias y falsedades recogidas por el periodismo de investigación del que se vanagloria Eduardo Inda y El Mundo, urgiendo al desautorizado fiscal del TSJC a trasladar las diligencias a la Audiencia Nacional, con sede en Madrid.
Entretanto, el Ministro del Interior desconoce la existencia y autoría del texto policial y confiesa que el supuesto informe no es tal, sino un refrito convenientemente aderezado con anónimos, comentarios de internautas, tweets y otras zarandajas similares. Un sindicato policial -UFP- afirma, avergonzado, sobre el informe en cuestión que "un policía no puede haber hecho esto". Mientras, otro sindicato -SUP- corrobora la existencia del supuesto informe, pero afirma que en el mismo no se menciona ni a Mas, ni a Pujol. Reconoce que el texto publicado por El Mundo omite una referencia a la FAES -fundación del PP- que se benefició de más de un millón de € provinientes de los fondos del Palau. Después de todo este espectáculo, el Ministro del Interior no ha dimitido. Continua firme en su puesto de mando, en una nave que hace aguas y se hunde irremisiblemente.
Coincido con el señor Duran i Lleida cuando constata que lo que está aconteciendo en España no es obra solo de las cloacas del estado. En realidad, el estado es una inmensa cloaca, con un gobierno de España pringado de porquería antidemocrática hasta las cejas. Con un Partido Popular cuyos únicos argumentos consisten en mentir y propalar el miedo contra el soberanismo catalán, a la vez que vierten insinuaciones contra Artur Mas, en base a la desinformación que brinda El Mundo. Con unos ministros del Gobierno de Rajoy, que se permiten interpretar a su antojo el principio de presunción de inocencia, exigiendo al presidente de la Generalitat que demuestre que no es culpable de las acusaciones vomitadas por la caza de brujas inspirada por Inda y Ramirez. Con unos servicios exteriores que han puesto tales impedimentos a los catalanes desplazados en el extranjero que deseaban ejercer el derecho al voto, que no podrán hacerlo por culpa de la estulticia y malas artes de unos funcionarios españoles, más preocupados en impedir que facilitar el ejercicio de los derechos democráticos.
Mentiras, falsedades, manipulaciones. Estos son los argumentos ofrecidos a Catalunya para que continúe unida a España. Porquerías. Cloacas del Estado, en un estado que en sí es una maloliente cloaca, merced el proceder del aparato neo-franquista siemprevivo. ¿Y todavía no entienden porqué Catalunya desea tan fervientemente ser independiente?. Esperemos que el resultado de las elecciones de mañana, 25 de noviembre, hagan que los dirigentes españoles no solo abran los ojos, sino que también recuperen los principios democráticos tan vergonzosamente perdidos. Que asuman de una vez la auténtica democracia. Sin apellidos. En cualquier caso, los catalanes seguiremos nuestro camino. Democráticamente.
Los principios democráticos en España, empero, están mediatizados por el apellido que los define: democracia española. Por ello, adquiere unos rasgos particulares -típicamente hispanos-, fruto de la injustamente glorificada transición, desde una dictadura pura y dura como la de Franco -cuya legitimación además de la guerra civil se sustentaba en una estrafalaria democracia orgánica-, hacia una democracia normalizada, pero encorsetada por el conocido atado y bien atado dimanado de las perennes Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional.
La plácida muerte de Franco -que no del franquismo- en su lecho, provocó que la suma de intereses del poderoso e influyente ejercito español y del aparato burocrático del régimen dictatorial, formado por señeros falangistas reconvertidos en probos altos funcionarios, y presuntos empresarios y periodistas afectos al Movimiento Nacional, prevalecieran por encima de los sencillos principios democráticos universalmente aceptados. Principios que por otra parte, fueron tímidamente defendidos por las fuerzas de la oposición del antiguo régimen. Formaciones que estaban más ocupadas y preocupadas en obtener una ventajosa posición de partida en la linea de salida de la carrera política que se vislumbraba en el horizonte, antes que intentar permanecer fieles al hecho auténticamente democrático y libres de las corruptas y nefastas influencias del franquismo, que eran la razón de ser y existir del régimen recién fenecido (aparentemente). El resultado de esta transigencia y debilidad inicial fue la aprobación de una Constitución con los artículos más significativos escritos directamente de puño y letra por los generales franquistas, según manifestaron posteriormente fuentes cercanas a uno de los padres constitucionales. Otro acontecimiento característico de la época fue la de cerrar los ojos ante los desmanes que la dictadura había cometido durante casi cuarenta años contra los ciudadanos, así como propiciar la absolución por olvido de los crímenes cometidos en la posguerra, condenando a millones de agraviados a permanecer -ignominiosamente- con las heridas abiertas para toda la eternidad.
Es en nuestros días cuando aparecen con mayor nitidez los tics pre-democráticos de la actual España constitucional. En efecto, los llamados aparatos del Estado se muestran implacables ante el desafío planteado desde Catalunya. Se entiende por aparatos del estado, el propio Gobierno de la Nación, así como los partidos políticos de ámbito nacional, altas instituciones judiciales, fuerzas de orden público, ejército, etc..... ¡Y las cloacas del Estado!. Las cloacas están habitadas, entre otros, por los servicios (secretos) de propaganda y desinformación, también conocidos como Inteligencia. Y estos suelen utilizar sicarios a sueldo. Es decir, para alcanzar sus objetivos, utilizan a vulgares gacetilleros con apariencia de periodistas, así como de burdos panfletos con pretensiones de prensa seria. Por supuesto, sin importar en absoluto la moralidad o inmoralidad, la justicia o injusticia, la verdad o mentira, ni el calibre o alcance de las armas, ni los argumentos, siempre falaces, de los que se sirven en favor de sus razones de estado.
Un medio de comunicación que siempre se muestra presto a colaborar desinteresadamente con las cloacas del estado es El Mundo. Acaba de hacer público un supuesto borrador de informe policial, sin fecha ni firma, refrito de antiguos informes ya en poder de la justicia, aderezado con insinuaciones, falacias y anónimos ilocalizables, todo ello convenientemente fabulado por un supuesto relator que responde al nombre de Eduardo Inda. El mismo que en sus no tan lejanos tiempos como periodista forofo del Real Madrid, se permitió aconsejar que "hay que parar a Messi por lo civil o por lo criminal". Pues bien, este personaje ha montado una esperpéntica trama inquisitorial con el único objeto de parar a Artur Mas por lo civil o lo criminal. Una vez más, la caverna madrileña en calidad de brunete mediática, se han erigido en salvadores de la patria. Y para frenar las ansias de libertad de los catalanes, se han mostrado dispuestos a sabotear la campaña electoral para que las votaciones del próximo domingo 25 de noviembre, se vean alteradas a favor de las tesis unionistas. O en su defecto, pudieran ser consideradas como ilegítimas. Tirar mierda sobre políticos (en este caso, catalanes), se está convirtiendo en una seña de identidad de Pedro J. Ramirez, director de El Mundo, medio de desinformación típicamente español. Recordemos que este panfleto propagandístico todavía hoy defiende que la autoría del atentado del 11 de mayo de 2004 en Madrid fue obra de ETA. Para que la porquería sea más eficaz, acusan a los señores Mas y Pujol y a sus esposas e hijos, de haber cobrado comisiones del Palau en cuentas suizas. Revelan que las cuentas suizas del señor Más ascienden a 137 millones de €. Informan que el hijo del señor Pujol, Oriol Pujol Ferrusola casualmente secretario general de CiU, se exhibe ostentosamente por la calles de Barcelona a bordo de un lujoso Lamborghini, alternándolo con un Ferrari (¿tal vez amarillo, rojo, verde?). El director Ramirez, retador y chulesco, dudaba que el señor Mas denunciara a El Mundo por injurias y calumnias. Pero cuando se presenta la denuncia ante un juzgado de Barcelona, Pedro J. se apresta a instar a sus amigos para que sea sustanciada en Madrid, donde sin duda se sentirá más protegido. En consecuencia, el Fiscal General del Estado, riñe públicamente al Fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, por haber iniciado diligencias contra las mentiras, calumnias y falsedades recogidas por el periodismo de investigación del que se vanagloria Eduardo Inda y El Mundo, urgiendo al desautorizado fiscal del TSJC a trasladar las diligencias a la Audiencia Nacional, con sede en Madrid.
Entretanto, el Ministro del Interior desconoce la existencia y autoría del texto policial y confiesa que el supuesto informe no es tal, sino un refrito convenientemente aderezado con anónimos, comentarios de internautas, tweets y otras zarandajas similares. Un sindicato policial -UFP- afirma, avergonzado, sobre el informe en cuestión que "un policía no puede haber hecho esto". Mientras, otro sindicato -SUP- corrobora la existencia del supuesto informe, pero afirma que en el mismo no se menciona ni a Mas, ni a Pujol. Reconoce que el texto publicado por El Mundo omite una referencia a la FAES -fundación del PP- que se benefició de más de un millón de € provinientes de los fondos del Palau. Después de todo este espectáculo, el Ministro del Interior no ha dimitido. Continua firme en su puesto de mando, en una nave que hace aguas y se hunde irremisiblemente.
Coincido con el señor Duran i Lleida cuando constata que lo que está aconteciendo en España no es obra solo de las cloacas del estado. En realidad, el estado es una inmensa cloaca, con un gobierno de España pringado de porquería antidemocrática hasta las cejas. Con un Partido Popular cuyos únicos argumentos consisten en mentir y propalar el miedo contra el soberanismo catalán, a la vez que vierten insinuaciones contra Artur Mas, en base a la desinformación que brinda El Mundo. Con unos ministros del Gobierno de Rajoy, que se permiten interpretar a su antojo el principio de presunción de inocencia, exigiendo al presidente de la Generalitat que demuestre que no es culpable de las acusaciones vomitadas por la caza de brujas inspirada por Inda y Ramirez. Con unos servicios exteriores que han puesto tales impedimentos a los catalanes desplazados en el extranjero que deseaban ejercer el derecho al voto, que no podrán hacerlo por culpa de la estulticia y malas artes de unos funcionarios españoles, más preocupados en impedir que facilitar el ejercicio de los derechos democráticos.
Mentiras, falsedades, manipulaciones. Estos son los argumentos ofrecidos a Catalunya para que continúe unida a España. Porquerías. Cloacas del Estado, en un estado que en sí es una maloliente cloaca, merced el proceder del aparato neo-franquista siemprevivo. ¿Y todavía no entienden porqué Catalunya desea tan fervientemente ser independiente?. Esperemos que el resultado de las elecciones de mañana, 25 de noviembre, hagan que los dirigentes españoles no solo abran los ojos, sino que también recuperen los principios democráticos tan vergonzosamente perdidos. Que asuman de una vez la auténtica democracia. Sin apellidos. En cualquier caso, los catalanes seguiremos nuestro camino. Democráticamente.
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