El resultado de las elecciones celebradas el pasado domingo 25 de noviembre, admiten múltiples interpretaciones. Las reflexiones que se hacen desde el Madrid oficial, como es habitual, resultan notablemente erróneas. Podríamos resumirlas en dos contundentes frases: El proceso soberanista catalán ha sido derrotado y Artur Mas debería dimitir.
Algunos políticos españoles creen que el independentismo catalán está tocado de muerte. Muchos periodistas madrileños opinan que la deriva soberanista impulsada (¿?) por Artur Mas ha naufragado, pues su liderazgo ha sido desautorizado por los electores catalanes. La ignorancia (voluntaria) de la que hacen gala todos ellos es notable. Es decir, los político-funcionarios cutres y anticuados, propios del siglo XX y absolutamente trastabillados, y los periodistas cavernarios, siempre pretenciosos y esclavos de sus servidumbres políticas y miserias intelectuales, se niegan pertinazmente aceptar que el independentismo catalán ha salido ampliamente reforzado, tras el 25N. No acaban de reconocer que Artur Mas no impulsó la magna manifestación del 11 de septiembre; ni siquiera comprenden que el proceso soberanista es obra exclusiva de la sociedad catalana, en base al pluralismo y transversalidad que la caracterizan. El proceso se inició al margen de partidos políticos y liderazgos personales, puesto que ambos son circunstanciales; y se vieron arrastrados por la marea desatada. El señor Mas, como otros, se vió sobrepasado por la realidad. Una inmensa ola de ciudadanía, rebosante de esperanza e ilusión, pasó por encima de políticos, periodistas adscritos a la Santa Alianza, y de las "fuerzas vivas" -y "muertas"- barcelonesas, que abarcan desde la anticuada burguesía decimonónica, hasta la decadente gauche divine. Creían controlar y modular (en connivencia con Madrid) a su antojo a toda la sociedad catalana. Los anhelos y aspiraciones de este selecto club, pasaban por ser los anhelos y deseos de todos los catalanes. Y un buen día, el 11 de septiembre, se dieron de bruces con la realidad. La auténtica sociedad civil de Catalunya conformada por las clases medias, por profesionales liberales, pequeños y medianos empresarios, y universitarios, junto a jubilados, trabajadores y desocupados, abuelos y abuelas, matrimonios, hijos y nietos, familias enteras en definitiva, levantaron la voz y exclamaron al unísono: ¡Basta!. ¡Independencia!. Y tomaron las riendas de su destino con irrefrenable entusiasmo. Las formaciones políticas y sus dirigentes no tuvieron más remedio que sumarse a la ola. Artur Mas, interpretando acertadamente el clamor popular lanzado por un millón y medio de gargantas, optó por asumir el liderazgo de la marea soberanista. Y el resto de políticos partidarios del unionismo o del soberanismo, tuvieron que tomar posición -y partido- ante la realidad que se manifestaba tan explícitamente ante ellos. Definitivamente, el debate sobre la independencia había alcanzado la hegemonía y centralidad en el seno de la sociedad catalana.
Aquellos que intentan analizar desde el centro de la península lo que está ocurriendo en Catalunya, no deberían basar sus conclusiones sobre premisas erróneas. Los resultados de las elecciones del pasado domingo arrojan la siguiente realidad: Votos a favor del ejercicio del derecho a decidir, 2.15 millones, incluyendo CiU, ERC, ICV, CUP y SI; votos a favor del unionismo, 1.35 millones, incluyendo PSC, PP, C's, PxC y UPyD. Es decir, el 61% -sobre el total de votantes-, son partidarios de ejercer el derecho de autodeterminación; el 37% se definen como unionistas. La suma de votos estrictamente soberanistas asciende a 1,8 millones (medio millón más que los unionistas). Es evidente que este escenario no se corresponde con afirmaciones como el proceso soberanista catalán ha sido derrotado. Como tampoco es pertinente pedir la dimisión del señor Mas, ya que la apuesta soberanista ha recibido el apoyo muy mayoritario de los electores. Los ciudadanos, empero, hemos decidido que nuestro proceso no debe estar en manos exclusivamente del presidente de Catalunya. Debe estar también en manos del primer partido de la oposición, por lo menos. Y el liderazgo, en poder de los ciudadanos catalanes.
Esta es la lectura que mayoritariamente comparte la prensa internacional: clara victoria del soberanismo. Es cierto que también destacan el voto de castigo recibido por Artur Mas. Pero cabe atribuirlo al desconocimiento de los entresijos de la realidad social catalana. Este error será subsanado en el próximo futuro cuando perciban la idiosincrasia de Catalunya directamente, sin pasar por los filtros madrileños. En realidad, esto ya es así tanto en los mass-media de Europa -excepto España-, como de América. El proceso independentista puesto en marcha no admite ni paradas, ni retrocesos. Estas son las conclusiones a las que han llegado los analistas internacionales.
Los filtros madrileños pretenden distorsionar la realidad catalana. No solo no quieren entender el resultado electoral, sino que también intentan retorcerlo a su antojo. ¿Que es sino el desvarío político del Partido Popular, invadiendo los colegios electorales de Catalunya con centenares de apoderados afines, venidos de Castilla, Aragón, País Valenciano y Madrid?. ¿Que intenciones albergaban?. ¿Tal vez manipular el escrutinio?. ¿Vigilar, influir, amedrentar?. Lo cierto es que muchos electores denunciaron burdos intentos de manipulación, al encontrarse papeletas del PP dentro de sobres, o mezcladas en los montones de otras candidaturas. También se denunció que estos apoderados venidos de España cambiaban las listas de CiU por listas de elecciones pasadas para provocar la nulidad del voto. Papeletas del 2010, sobres llenos, papeletas manipuladas con escritos y por tanto invalidadas, o mezcladas en los montones de CiU, ERC, SI, CUP.... Una auténtica vergüenza. This is Spain....!. Por cierto, sobre este peculiar comportamiento de los nacionalistas españoles en la prensa madrileña no dijeron ni mu.
La prensa española estaba ocupada en seguir acarreando mierda sobre el candidato Artur Mas. Siguen creyendo que decapitando al líder, matarán el proceso. ¡Pobres ilusos!. La porquería torpedeada por el panfleto -fuertemente amarillo- El Mundo, iba dirigida contra la linea de flotación del independentismo plenamente asumido por CiU. Cabe reconocer que los infundios divulgados por el periódico de Pedro J. Ramírez distorsionaron y condicionaron la campaña electoral absolutamente en su tramo final. No me atrevo afirmar que la naturaleza del bulo propalado influyó y condicionó el resultado de las votaciones. Pero Pedro J. sí lo cree. Se jacta de haber ganado las elecciones catalanas. "Quién nos iba a decir que en la redacción de El Mundo tendríamos la sensación de haber ganado unas elecciones autonómicas en Catalunya!", escribe en twitter. ¡Estos son los principios democráticos que exhibe Pedro J. Ramírez y buena parte de la nomenclatura madrileña.!. La pregunta que cabe hacerse ante semejante hazaña es: ¿De verdad creen haber ganado las elecciones?. Si la respuesta es sí, la situación para el Estado es más grave de lo que parece: los principios democráticos no existen en la España madrileña. Cuando algunos destacados personajes se vanaglorian de haber manipulado los resultados de unas elecciones, el abismo se abre a los pies de la pobre democracia española. Cuando la verdad y la realidad brillan por su ausencia, el peligro es inminente. A este paso, un buen día despertarán y observarán, incrédulos y espantados, como los catalanes gritamos henchidos de alegría y esperanza, un definitivo ¡ Adeu, Espanya!. ¡No se habrán enterado de nada!. Cuando ya sea demasiado tarde, se percatarán de la realidad y por fin reconocerán la verdad. Ocurrió el pasado 12 de septiembre, después de la manifestación; y volverá a ocurrir en el próximo futuro.
A esta cordial y definitiva despedida, también habrá que añadir y agradecer el justo mérito adquirido no solo por la Caverna madrileña y la Brunete Mediática, por la impagable contribución hecha para la consecución del hito catalán. El mérito será extensible también al Partido Popular y el Gobierno del señor Rajoy -y antes de Zapatero-, por la siembra realizada en toda la piel de toro sobre la causa catalana. A saber: Reiterados incumplimientos de los compromisos adquiridos con Catalunya; recogida de firmas contra el estatuto catalán previamente cepillado; y consecuentemente contra Catalunya; promover el boicot a productos catalanes; ignorar y menospreciar el referéndum de aprobación del texto estatutario; recurso ante su Tribunal Constitucional, absolutamente deslegitimado; posterior y humillante sentencia de inconstitucionalidad; hostigamiento en Catalunya y además, menosprecio en el País Valenciano, en las Islas Baleares y en la Franja de Aragón, del idioma catalán; ahogo financiero y económico; secular y reiterado incumplimiento de inversiones del Estado en Catalunya; etc... Estas son algunas de las medallas que puede exhibir altaneramente la España del PP y del PSOE. Así como el actual Gobierno de España, por las continuas insinuaciones y amenazas del ministro Montoro y de la vicepresidenta Saenz de Santamaría, dando pábulo a la fabulación publicada en El Mundo. Todos ellos obtendrán el recuerdo y la más sincera correspondencia del señor Mas, entre otros. Y el infinito reconocimiento del mundo soberanista catalán, por habernos mostrado la auténtica naturaleza que caracteriza a España: magra democracia y carencia de principios. Y mucha mala leche.... Ante todo ello, ¿existe para Catalunya una alternativa distinta a la independencia?.
¡Pobre España!. Muchos españoles todavía creen en esta prensa amarilla que les (des)informa y cuyas fuentes catalanas son exclusivamente Alicia Sánchez-Camacho -13% de votos- y Albert Rivera -7,58%-. ¡Ignoran olímpicamente las opiniones y anhelos del 80% de catalanes!; también creen en supuestos periodistas faltos de ética y que no dudan en inventar relatos y fábulas, bien para vender más o para manipular la política y a los políticos; y en políticos aislados dentro de su propia burbuja y cargados de prejuicios, y por tanto fuera de la verdad y realidad cotidianas; y creen así mismo en un Gobierno desleal e hipócrita con los ciudadanos, conformado por necios que presumen de listos y listillos que dicen y hacen auténticas estupideces. Reitero, ¿todavía no entienden porqué deseamos tan fervientemente alcanzar la independencia de nuestra nación, de Catalunya?. Y a poder ser, ¡lo antes posible!.
Algunos políticos españoles creen que el independentismo catalán está tocado de muerte. Muchos periodistas madrileños opinan que la deriva soberanista impulsada (¿?) por Artur Mas ha naufragado, pues su liderazgo ha sido desautorizado por los electores catalanes. La ignorancia (voluntaria) de la que hacen gala todos ellos es notable. Es decir, los político-funcionarios cutres y anticuados, propios del siglo XX y absolutamente trastabillados, y los periodistas cavernarios, siempre pretenciosos y esclavos de sus servidumbres políticas y miserias intelectuales, se niegan pertinazmente aceptar que el independentismo catalán ha salido ampliamente reforzado, tras el 25N. No acaban de reconocer que Artur Mas no impulsó la magna manifestación del 11 de septiembre; ni siquiera comprenden que el proceso soberanista es obra exclusiva de la sociedad catalana, en base al pluralismo y transversalidad que la caracterizan. El proceso se inició al margen de partidos políticos y liderazgos personales, puesto que ambos son circunstanciales; y se vieron arrastrados por la marea desatada. El señor Mas, como otros, se vió sobrepasado por la realidad. Una inmensa ola de ciudadanía, rebosante de esperanza e ilusión, pasó por encima de políticos, periodistas adscritos a la Santa Alianza, y de las "fuerzas vivas" -y "muertas"- barcelonesas, que abarcan desde la anticuada burguesía decimonónica, hasta la decadente gauche divine. Creían controlar y modular (en connivencia con Madrid) a su antojo a toda la sociedad catalana. Los anhelos y aspiraciones de este selecto club, pasaban por ser los anhelos y deseos de todos los catalanes. Y un buen día, el 11 de septiembre, se dieron de bruces con la realidad. La auténtica sociedad civil de Catalunya conformada por las clases medias, por profesionales liberales, pequeños y medianos empresarios, y universitarios, junto a jubilados, trabajadores y desocupados, abuelos y abuelas, matrimonios, hijos y nietos, familias enteras en definitiva, levantaron la voz y exclamaron al unísono: ¡Basta!. ¡Independencia!. Y tomaron las riendas de su destino con irrefrenable entusiasmo. Las formaciones políticas y sus dirigentes no tuvieron más remedio que sumarse a la ola. Artur Mas, interpretando acertadamente el clamor popular lanzado por un millón y medio de gargantas, optó por asumir el liderazgo de la marea soberanista. Y el resto de políticos partidarios del unionismo o del soberanismo, tuvieron que tomar posición -y partido- ante la realidad que se manifestaba tan explícitamente ante ellos. Definitivamente, el debate sobre la independencia había alcanzado la hegemonía y centralidad en el seno de la sociedad catalana.
Aquellos que intentan analizar desde el centro de la península lo que está ocurriendo en Catalunya, no deberían basar sus conclusiones sobre premisas erróneas. Los resultados de las elecciones del pasado domingo arrojan la siguiente realidad: Votos a favor del ejercicio del derecho a decidir, 2.15 millones, incluyendo CiU, ERC, ICV, CUP y SI; votos a favor del unionismo, 1.35 millones, incluyendo PSC, PP, C's, PxC y UPyD. Es decir, el 61% -sobre el total de votantes-, son partidarios de ejercer el derecho de autodeterminación; el 37% se definen como unionistas. La suma de votos estrictamente soberanistas asciende a 1,8 millones (medio millón más que los unionistas). Es evidente que este escenario no se corresponde con afirmaciones como el proceso soberanista catalán ha sido derrotado. Como tampoco es pertinente pedir la dimisión del señor Mas, ya que la apuesta soberanista ha recibido el apoyo muy mayoritario de los electores. Los ciudadanos, empero, hemos decidido que nuestro proceso no debe estar en manos exclusivamente del presidente de Catalunya. Debe estar también en manos del primer partido de la oposición, por lo menos. Y el liderazgo, en poder de los ciudadanos catalanes.
Esta es la lectura que mayoritariamente comparte la prensa internacional: clara victoria del soberanismo. Es cierto que también destacan el voto de castigo recibido por Artur Mas. Pero cabe atribuirlo al desconocimiento de los entresijos de la realidad social catalana. Este error será subsanado en el próximo futuro cuando perciban la idiosincrasia de Catalunya directamente, sin pasar por los filtros madrileños. En realidad, esto ya es así tanto en los mass-media de Europa -excepto España-, como de América. El proceso independentista puesto en marcha no admite ni paradas, ni retrocesos. Estas son las conclusiones a las que han llegado los analistas internacionales.
Los filtros madrileños pretenden distorsionar la realidad catalana. No solo no quieren entender el resultado electoral, sino que también intentan retorcerlo a su antojo. ¿Que es sino el desvarío político del Partido Popular, invadiendo los colegios electorales de Catalunya con centenares de apoderados afines, venidos de Castilla, Aragón, País Valenciano y Madrid?. ¿Que intenciones albergaban?. ¿Tal vez manipular el escrutinio?. ¿Vigilar, influir, amedrentar?. Lo cierto es que muchos electores denunciaron burdos intentos de manipulación, al encontrarse papeletas del PP dentro de sobres, o mezcladas en los montones de otras candidaturas. También se denunció que estos apoderados venidos de España cambiaban las listas de CiU por listas de elecciones pasadas para provocar la nulidad del voto. Papeletas del 2010, sobres llenos, papeletas manipuladas con escritos y por tanto invalidadas, o mezcladas en los montones de CiU, ERC, SI, CUP.... Una auténtica vergüenza. This is Spain....!. Por cierto, sobre este peculiar comportamiento de los nacionalistas españoles en la prensa madrileña no dijeron ni mu.
La prensa española estaba ocupada en seguir acarreando mierda sobre el candidato Artur Mas. Siguen creyendo que decapitando al líder, matarán el proceso. ¡Pobres ilusos!. La porquería torpedeada por el panfleto -fuertemente amarillo- El Mundo, iba dirigida contra la linea de flotación del independentismo plenamente asumido por CiU. Cabe reconocer que los infundios divulgados por el periódico de Pedro J. Ramírez distorsionaron y condicionaron la campaña electoral absolutamente en su tramo final. No me atrevo afirmar que la naturaleza del bulo propalado influyó y condicionó el resultado de las votaciones. Pero Pedro J. sí lo cree. Se jacta de haber ganado las elecciones catalanas. "Quién nos iba a decir que en la redacción de El Mundo tendríamos la sensación de haber ganado unas elecciones autonómicas en Catalunya!", escribe en twitter. ¡Estos son los principios democráticos que exhibe Pedro J. Ramírez y buena parte de la nomenclatura madrileña.!. La pregunta que cabe hacerse ante semejante hazaña es: ¿De verdad creen haber ganado las elecciones?. Si la respuesta es sí, la situación para el Estado es más grave de lo que parece: los principios democráticos no existen en la España madrileña. Cuando algunos destacados personajes se vanaglorian de haber manipulado los resultados de unas elecciones, el abismo se abre a los pies de la pobre democracia española. Cuando la verdad y la realidad brillan por su ausencia, el peligro es inminente. A este paso, un buen día despertarán y observarán, incrédulos y espantados, como los catalanes gritamos henchidos de alegría y esperanza, un definitivo ¡ Adeu, Espanya!. ¡No se habrán enterado de nada!. Cuando ya sea demasiado tarde, se percatarán de la realidad y por fin reconocerán la verdad. Ocurrió el pasado 12 de septiembre, después de la manifestación; y volverá a ocurrir en el próximo futuro.
A esta cordial y definitiva despedida, también habrá que añadir y agradecer el justo mérito adquirido no solo por la Caverna madrileña y la Brunete Mediática, por la impagable contribución hecha para la consecución del hito catalán. El mérito será extensible también al Partido Popular y el Gobierno del señor Rajoy -y antes de Zapatero-, por la siembra realizada en toda la piel de toro sobre la causa catalana. A saber: Reiterados incumplimientos de los compromisos adquiridos con Catalunya; recogida de firmas contra el estatuto catalán previamente cepillado; y consecuentemente contra Catalunya; promover el boicot a productos catalanes; ignorar y menospreciar el referéndum de aprobación del texto estatutario; recurso ante su Tribunal Constitucional, absolutamente deslegitimado; posterior y humillante sentencia de inconstitucionalidad; hostigamiento en Catalunya y además, menosprecio en el País Valenciano, en las Islas Baleares y en la Franja de Aragón, del idioma catalán; ahogo financiero y económico; secular y reiterado incumplimiento de inversiones del Estado en Catalunya; etc... Estas son algunas de las medallas que puede exhibir altaneramente la España del PP y del PSOE. Así como el actual Gobierno de España, por las continuas insinuaciones y amenazas del ministro Montoro y de la vicepresidenta Saenz de Santamaría, dando pábulo a la fabulación publicada en El Mundo. Todos ellos obtendrán el recuerdo y la más sincera correspondencia del señor Mas, entre otros. Y el infinito reconocimiento del mundo soberanista catalán, por habernos mostrado la auténtica naturaleza que caracteriza a España: magra democracia y carencia de principios. Y mucha mala leche.... Ante todo ello, ¿existe para Catalunya una alternativa distinta a la independencia?.
¡Pobre España!. Muchos españoles todavía creen en esta prensa amarilla que les (des)informa y cuyas fuentes catalanas son exclusivamente Alicia Sánchez-Camacho -13% de votos- y Albert Rivera -7,58%-. ¡Ignoran olímpicamente las opiniones y anhelos del 80% de catalanes!; también creen en supuestos periodistas faltos de ética y que no dudan en inventar relatos y fábulas, bien para vender más o para manipular la política y a los políticos; y en políticos aislados dentro de su propia burbuja y cargados de prejuicios, y por tanto fuera de la verdad y realidad cotidianas; y creen así mismo en un Gobierno desleal e hipócrita con los ciudadanos, conformado por necios que presumen de listos y listillos que dicen y hacen auténticas estupideces. Reitero, ¿todavía no entienden porqué deseamos tan fervientemente alcanzar la independencia de nuestra nación, de Catalunya?. Y a poder ser, ¡lo antes posible!.