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dimarts, 1 de maig del 2012

EL FIN DE LA HISTORIA....O EL BUCLE ETERNO.

Es bien cierto que los políticos en general suelen tener una visión de la realidad distinta al común de mortales. A menudo, confunden sus deseos, sus actos, como si fueran los mismos de aquellos que cada cuatro años ejercen el derecho de elegir entre distintas ofertas electorales. Esta confusión es la causa que frecuentemente incumplan sus promesas electorales, puesto que sus intereses partidistas discrepan del interés de los electores en general y de sus respectivos votantes en particular. En definitiva, creen erróneamente que los votos son de su propiedad y que pueden servirse de ellos a su antojo. Los votantes de cada partido pasan a ser meros instrumentos de usar y tirar. 

Esta actitud tiene como consecuencia más directa, ensanchar la distancia entre los intereses generales -de los votantes- y los intereses particulares de partido. Es decir, entre los ciudadanos y las cúpulas dirigentes, el llamado aparato del partido.

En nuestros días son muy evidentes múltiples ejemplos de la disparidad de intereses entre ciudadanos y aparatos partidistas. Los responsables políticos han concluido que para lograr la victoria sobre la crisis económica que azota, por ejemplo Europa, los gobiernos de las naciones-estado deben priorizar todas aquellas medidas tendentes a logran el déficit cero en las cuentas públicas. Este equilibrio presupuestario solo puede alcanzarse, en su opinión, recortando el Estado de Bienestar -principalmente Sanidad, Educación y Pensiones-, auténtico signo de identidad europeo. Conseguir el equilibrio garantizará, dicen, la pervivencia de los paupérrimos restos de bienestar, resultante de los drásticos ajustes implementados. Estos recortes representan, empero, salvaguardar los intereses de los bancos, principalmente germanos y franceses, que en el pasado estimularon los créditos que fluyeron entre otras, hacia la frágil economía española (y griega, italiana, portuguesa, irlandesa...). La burbuja inmobiliaria estaba servida y su posterior y catastrófico estallido, anunciado. A esta lujuria financiera, debe sumarse la que allende los mares acontecía en USA. Y la guinda española fué puesta, como no, por la soberbia y prepotencia de los gobiernos populares del hidalgo Aznar y su política de privatizaciones de empresas públicas a los amigos y liberalización del suelo para la desaforada construcción de viviendas. Culminaron el desaguisado hispano los fútiles gobiernos socialistas de Rodriguez-Zapatero, de fáciles, múltiples y frágiles promesas, así como manifiesta incompetencia intelectual y notable confusión en su identidad política, supuestamente de izquierdas. Con estos antecedentes, la catástrofe estaba servida.


Así, la imposición de tantos recortes en el presente anuncian la próxima prosperidad.... del sistema financiero español, alemán, europeo y mundial. Y la coartada perfecta son la voluntad de los mercados, la prima riesgo, el bono alemán, las exigencias de la UE y en el caso español, las manirrotas autonomías. Las armas que utilizan para conseguir sus fines, van desde la  legislación estatal y europea, a modo de inexorable espada de Damocles sobre nuestras cabezas; siguen las amenazas más o menos sutiles, con bate de béisbol incluido. Se sirven también del estrangulamiento fiscal, laboral, político, sindical y social sobre ciudadanos, sindicatos, asociaciones y organismos públicos y privados, y pequeñas y medianas empresas y profesionales liberales. Pasan también a presionar ayuntamientos y particularmente, las comunidades autónomas, auténticas bestias negras culpables de todos los males. Consolidan todo el proceso con la socialización de las pérdidas bancarias. Tampoco pueden ignorarse los improbos esfuerzos realizados por las agencias de calificación Standard & Poor's, Moody's y Fitch, porfiando arduamente para favorecer y orientar la actividad financiera mundial. Es decir, ocupadas en conseguir el máximo provecho de la especulación inducida por ellas mismas. Las amenazas, los chantajes, las falsedades, la fuerza bruta y no tan bruta, son utilizadas con gran soltura por todos aquellos que se han empeñado en salvar su culo a costa de los desamparados ciudadanos de a pie. De Catalunya, de España, de Europa, e incluso del Mundo. ¡Los gobiernos no son más que lacayos al servicio del poder económico y financiero!; en definitiva, del neoliberalismo salvaje que triunfa incontroladamente en nuestros días...


Pero todos los que defienden esta especie de avasallador ultra-capitalismo-neo-libertario, que esclaviza a la humanidad, no deben, no pueden olvidar que el fin de la historia, tal y como anunció Francis Fukuyama en su libro El Fin de la Historia y el último hombre, solo es el pretencioso título de un ensayo publicado en 1992. La tesis defendida en él es que la historia ha terminado, puesto que tras el fín de la Guerra Fría  y la victoria del capitalismo frente el comunismo, no tiene sentido proseguir la interminable lucha entre ideologías. El mundo final resultante está basado en la democracia liberal. En definitiva, "el fín de la historia significaría el fín de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas". Prosigue su fábula con loas y parabienes a la economía de mercado, gobiernos representativos y el mantenimiento y fortalecimiento de los derechos jurídicos. Ahora, dice, es el turno de la ciencia, de la globalización económica y política y de la ínfima intromisión del Estado -la desregulación-, para facilitar que el capital (privado) se mueva con la mayor libertad y seguridad jurídica que sea posible.


Este es, grosso modo el argumento que ha servido a los fervientes seguidores de las redentoras verdades que ilustran la globalización y los mercados, para justificar todos los desmanes causados durante tanto tiempo y que nos ha abocado a la tremebunda situación que padecemos actualmente. ¿Fin de guerras y revoluciones?. ¡Ja!. Irak, Afganistán, Rwanda, Libia, Siria, Túnez, Egipto, etc.... Globalización especulativa y desregulación, sin trabas ni mínimo control político. Este es el resultado. Y gobiernos representativos (¡?) de tecnócratas, con ex-empleados de Goldman Sachs al frente. ¿Estado de derecho? ¡Quia!. El ejemplo perfecto que ilustra el tipo de sociedad que gusta al capitalismo salvaje, resulta ser China. Sin democracia, sin libertades, sin respecto al medio ambiente, sin estado de bienestar para sus habitantes y con la seguridad jurídica que solo puede obtenerse de un Estado con todo el derecho legal a su disposición, utilizado para preservar la explotación laboral, casi esclavitud de sus ciudadanos-súbditos y que fomenta la corrupción a niveles escandalosamente vergonzosos; y con un desenfrenado apetito de materias primas ajenas, curiosamente en poder las colonias de África, Sudamérica, Oceanía, etc... Bajo el manto protector del partido único, la República Popular China ha logrado la misma condición (colonialista) y estatus, que la capitalista Occidente ha venido disfrutando hasta nuestros días. Esta es la cruda realidad.


No. La Historia no ha acabado. Al contrario. La Historia se repite. Una y otra vez; hasta el infinito. Sin solución de continuidad. Un ejemplo: Ante las elevadas tasas fiscales impuestas, unos ciudadanos arrojaron al mar un cargamento, propiedad de una multinacional. Corría el año 1774. El cargamento era té y la multinacional, la Compañía de Indias. Este primer acto revolucionario culminó con la independencia de EE.UU. el 4 de julio de 1776; y la posterior guerra de liberación desarrollada entre 1776 y 1783, dió paso el 17 de septiembre de 1787 a la primera constitución escrita de la Historia. Otro ejemplo: Un grupo de ciudadanos, cada día más numeroso, se niega a pagar una tasa a una multinacional, que deben satisfacer indefinidamente por utilizar obligatoriamente la propiedad (hiper-amortizada) de esta empresa; propiedad cedida por el Estado en usufructo perpetuo. Catalanes, peajes, Abertis, autopistas, España. Estas son las variables del ejemplo. El año: 2012. El resultado: el inicio del camino hacia la libertad e independencia, como sucedió con los americanos del siglo XVIII. El objetivo: la plena soberanía de Catalunya. 


La Historia forma un infinito bucle, retorciéndose sobre si mismo. La lucha contra la injusticia, las arbitrariedades, los abusos, la falta de libertad, es inacabable. Y en el presente, inaguantable. Sucedió en América y en Francia en el pasado. Se extendió al resto de Europa. Provocó revueltas y crueles guerras. Se expandió por todo el Globo. Hasta nuestros días. Y vuelta a empezar. ¡Cuanta lucha queda  por hacer, en nuestro propio beneficio!. ¡Cuantas constituciones restan por escribir!. En este interminable camino, se renuevan esperanzas y anhelos. Se consiguen atisbos de justicia y libertad. Y estos éxitos momentáneos y parciales son los que permiten que los humanos avancemos, prosperemos y creamos en un futuro mejor y más justo.





   

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