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dilluns, 28 de maig del 2012

LAS MISERIAS DEL CENTRALISMO ESPAÑOL.

BANKIA necesita, hasta el momento, casi 25.000 millones de € de dinero público, para intentar subsistir como entidad financiera, capaz, seria y formal. El déficit de la Comunidad de Madrid, región que se considera así misma como ejemplo de eficacia y solvencia, se ha doblado, pasando del 1,1% al 2,2% del PIB, después de reconocer la ocultación de más de 2.000 millones de € en las cifras preliminares comunicadas al Gobierno. La ciudad de Madrid acaba de ser nominada como candidata para albergar los Juegos Olímpicos de 2020, a pesar de acumular una deuda de 7.000 millones de € en sus finanzas municipales. Tres ejemplos, circunscritos todos ellos a la capital del cada día más irrelevante Reino de España, demostrativos de la profundidad de la crisis existencial que atraviesa Madrid y, cosas que tiene el centralismo, proyectada al conjunto del Estado. La ineficacia del Gobierno de España arrastra tras de sí al resto de instituciones estatales, autonómicas y municipales, sin posibilidad de escapar de este centrado, poderoso y destructivo vórtice, que succiona a la vez que expulsa todo aquello que se halla bajo su influencia. No se trata solo de una crisis financiera. Abarca al resto de la economía, a la política, al mundo de la información y a la sociedad en general. También a los valores y conceptos tales como libertad, justicia, e incluso a la democracia. Hasta alcanzar a toda la ciudadanía del Estado, que se muestra perpleja y atribulada por la cantidad de cosas que le está pasando.

Resulta sintomático (de la decadencia española) todo lo acontecido entorno la final de la Copa de España. Al principio, la designación del escenario deportivo se convirtió en un mal sainete madrileño. El estadio madridista fue finalmente desechado a favor del campo del Atlético de Madrid. El Real Madrid no quería que el Barça y el Athletic Club de Bilbao, mancillaran su feudo y pretextó obras inaplazables para negar el uso de sus instalaciones a la Federación Española de Fútbol, organizadora de la competición. Los días previos a la final estallaron los escándalos BANKIA y déficit oculto de la Comunidad de Madrid. Y los elefante africanos sufrieron una sentida baja entre los miembros de sus apacibles manadas. La presidenta madrileña, alarmada ante la avalancha de críticas y reproches que se le venían encima, y haciendo honor a su peculiar forma de entender la res publica, optó por envolverse con la bandera rojigualda y en un alarde de españolísimo victimismo nacionalista, mostró la gran turbación que le producían los seguidores vascos y catalanes, los cuales habían amenazado con repetir el espectáculo exhibido tres años atrás, en similares circunstancias: anunciaban una sonora pitada a los acordes de la Marcha Real. Con la consabida rasgadura de vestiduras, semblante ofendido y patriótico disgusto, Esperanza Aguirre se proclamó partidaria de suspender el encuentro de fútbol y de utilizar el Código Penal contra los supuestos instigadores de la posible acción. ¡Y se quedó tan ancha!. No se le ocurrió apelar a la libertad de expresión, ni contemplar la presunción de inocencia. Ni siquiera respetó los derechos civiles de los ciudadanos, acusándoles poco menos que de ser energúmenos. Nada de nada. Pues, ¿que culpa tenían Athletic y Barça de los actos de protesta anunciados?. ¡Ojalá todos los seguidores del Barça fueran "condenados separatistas"!. Ni tan solo criticó el aval judicial obtenido por la manifestación fascista convocada el mismo día del partido, cuyos panfletos instaban a "acabar con los enemigos de la Patria, que atacan al Estado e impiden el resurgir de la Nación Española. Nuestra generación debe terminar la ardua tarea que nuestros antepasados empezaron. ¡A por ellos!." Calificaban a Catalunya y País Vasco como cánceres, culminando su agresivo desvarío afirmando:"Pero si hay algo más perverso que el nacionalismo vasco es el catalán, padre de todos los separatismos que amenaza ... la indisoluble unidad de la Patria". Por fin, exigían que los manifestantes entonaran la melodía del himno falangista "Cara al Sol", con la letra siguiente: Catalán, que injuriaste la bandera // que yo he jurado defender // Morirás como una fiera // por traidor a mi fe // Catalán, judío y renegado // pagarás los daños que has causado // ¡Arriba, escuadras a vencer, // que en España empieza a amanecer!. ¿Es así como entiende la justicia castellana la libertad de expresión, el derecho de manifestación?. ¿Qué opinión le merece a la indignada presidenta las actuaciones y amenazas de la extrema derecha madrileña, contra vascos y catalanes?.
                                                 

El resultado alcanzado por la verbenera presidenta, ha sido propiciar y magnificar el rotundo éxito de la bronca futbolera, de la  entusiasta profusión de banderas esteladas, así como de los ecológicos cánticos pro-elefantes; y de los emocionados, rítmicos y sonoros gritos de in-inde-independen-cia proferidos durante el partido de fútbol. Y alentar la ferocidad del fascismo más salvaje que sienta sus reales en Madrid. Además, BANKIA, el déficit oculto de la Comunidad y la deuda acumulada por la ciudad aspirante a la olimpiada, han logrado encaramarse a la primerísima pagina de todos los medios de comunicación, madrileños, españoles, catalanes, europeos y del resto del Mundo. ¡Enhorabuena, señora Aguirre. Un incendiario no hubiera prendido las llamas con mejores resultados!.

El centralismo genético que padecen las preclaras personalidades que rigen los destinos del Estado Español, ahora y siempre, es la causa que estos acontecimientos típicamente madrileños hayan devenido como definitorios de España. Así, el juguete roto que resultaba Caja Madrid en manos de los políticos del Partido Popular y la henchida soberbia que exhiben habitualmente, se transmutó en una especie de buque insignia financiero -con flotabilidad cero-, que pretendía convertir BANKIA en la primera y más grande e importante entidad financiera del Estado Español. Como no, dentro del sistema bancario más sólido y centrado que el mundo mundial ha conocido. No importaba como se alcanzaría tal primacía. Tampoco importa si ha acabado naufragando estrepitosamente. Sabido es que si a un cojo se suma otro cojo (Bancaja valenciano, también Popular), no se obtiene un sano, sino dos tullidos. En su afán de pretenciosa superioridad financiera y económica, Esperanza Aguirre y sus compinches optaron por la manipulación política (¡quién sabe si incluso dolosa...!) y escasamente profesional de Caja Madrid-BANKIA (y otras entidades). Y de todo lo que colgaba de ellas (Iberia, Realia, Metrovacesa, inmuebles, terrenos, impagados, hipotecas, etc...). También optaron por ocultar el déficit público en las finanzas de la Comunidad, tal vez avergonzados por aparecer ante sus conciudadanos como gestores poco ejemplares y por tanto, nada envidiables. No les importó un pimiento que su estúpida decisión acarreara la desconfianza de los mercados, de la UE y de frau Merkel y causara las hirientes comparaciones con la nefasta génesis económico-financiera que sufre Grecia. Ante todas estas circunstancias de directa responsabilidad del Partido Popular, ayer en la descarnada oposición, hoy en el desnortado gobierno del Estado, y con la inestimable complicidad socialista, otrora en el poder, ora en la oposición, Esperanza Aguirre y los suyos optaron por aventar humo y cenizas a los ojos de toda la sociedad, para cegarla, ocultando su incapacidad como gobernantes. Por cierto, maniobra recurrente del nacionalismo español más cutre, bien aireando humo e irritación para ocultar sus vergüenzas, bien esparciendo su propia mierda y miserias, sobre los adversarios. Quiso disimular la  histórica negligencia de su partido, de su gobierno y de su ruin proceder, apelando a Dios, la Patria y el Rey. Le salió rana y además, fascista. Y las miserias del centralismo español, ha renovado su plena vigencia, para desgracia de su España eterna. 


dilluns, 21 de maig del 2012

TIEMPOS AGITADOS, HORAS DE REVUELTAS. (y 2)

No le resultará fácil al señor Mas, alcanzar el pacto fiscal mediante negociación. No interesa a España. De nada servirá que el "Financial Times" opine que "el concierto económico pueda ser parte de la solución a la crisis de las financias públicas de España". El artículo en cuestión, firmado por David Gardner se refiere al Estado autonómico. Apunta que "el problema más grave de España es el gasto de las autonomías", a la vez que defiende el aparente éxito y prosperidad del modelo los últimos 25 años. El Estado desplegó las competencias a todas las regiones, independientemente de la voluntad autonomista de cada una de ellas. Sin embargo,  míster Gardner no se pregunta porqué España extendió el café para todos tan generosamente. La respuesta a esta cuestión es conocida (aunque no reconocida).... en España: para frenar y diluir las ansias de autogobierno de País Vasco y sobre todo, de Catalunya. Y lo hizo transformando la autonomía política inicial en una mera descentralización administrativa, con la misma capacidad de autogobierno político que pudiera tener una simple gestoría administrativa. Es precisamente esta generosa mezquindad la que ha provocado el estrepitoso fracaso cosechado por el Estado Español en su conjunto, y en particular por la Constitución y las discutidas (altas y bajas) Instituciones españolas, que configuran la actual entelequia en que ha devenido la nueva España del siglo XXI.

En realidad, el aparente éxito referido por el articulista, se circunscribe al País Vasco (y Navarra). El concierto económico permite el control de la totalidad de recursos generados en la comunidad, siendo esta la gran ventaja que disfruta. Que se traduce en un indice de paro alrededor del 13%, un déficit público bajo control, del 2,5%; y capacidad para minimizar ajustes, mantener la inversión en sanidad y educación; y gozar de unas sólidas perspectivas económicas que le posiciona de cara el futuro con renovada esperanza y optimismo, una vez sea superada la situación de crisis generalizada que padecemos en la actualidad.

El resto de autonomías (incluyendo Catalunya), se hallan a merced de decisiones e imposiciones del Gobierno de Madrid, sean o no acertadas y/o justas. Concretamente en Catalunya, esto significa un déficit sobre el PIB del 3,72% escasamente controlado; una tasa de paro alrededor del 20%; y la obligación de implementar hasta tres recortes en las cuentas públicas el último año y medio, que ascienden en total a casi 6000 millones de €. Además, Catalunya sufre un insostenible expolio fiscal, una escandalosa discriminación en inversión pública en infraestructuras por parte del Gobierno Central, así como la insoportable chulería de ministros, secretarios de estado y altos funcionarios españoles, que se permiten dar paternalistas lecciones económicas y exigir disciplina, rigor y transparencia, al tiempo que no pagan las deudas contraídas y reconocidas legalmente en leyes españolas plenamente vigentes (presupuestos generales del Estado y Estatuto de Autonomia catalán, entre otras). Y utilizan las amenazas con la misma altanería que Don Quijote blandía escudo, lanza y espada ante fantasmagóricos molinos de viento. Es decir, con absoluta locura, desvarío incontrolado, acentuado desconcierto y ridículo desenfrenado.

El Gobierno de Madrid no ha cejado en su empeño de atribuir los desmanes financieros españoles a las comunidades, especialmente a Catalunya -que acumula casi el 30% del total de recortes autonómicos del Estado-. Despilfarro, gestión deficiente, falta de transparencia, son conceptos que profusa y arteramente utilizan en Madrid al referirse a Catalunya, para abundar en las tesis culpabilizadoras. A tamaña incompetencia catalana contraponían las excelencias de Madrid, o Castilla y León, como rutilantes ejemplos a seguir. Ambas comunidades están gobernadas desde siempre, por el Partido Popular, al igual que el País Valenciano (aunque esta última sea significativamente tratada con tiento y disimulo, a causa de los excesos cometidos por todos los ejecutivos que se han sucedido en la Comunidad). Pués bien, ha resultado que la señora Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha ocultado que el déficit del 2011 sobre el PIB madrileño se eleva al 2,21%, en vez del 1,13% anunciado a bombo y platillos y puesto como ejemplo de buena gestión. Es decir, exactamente doble de lo admitido hasta la fecha. Debe recordarse asimismo, la deuda acumulada por el ayuntamiento de la capital, de más de 7000 millones de €. Castilla y León pasa del 2,35% al 2,59%. Por su parte, el País Valenciano aumenta del 3,68% al 4,5%. Mención aparte merece Galicia (gobernada también por el PP). Ha presentado un déficit del 4,37% del PIB regional, pero "aclara que los ajustes de liquidaciones negativas del sistema de financiación no se contabilizan para esta magnitud. En conclusión, una vez descontados, la desviación se sitúa en el 1,61% del PIB. Me pregunto, ¿qué diría el Gobierno de Madrid si Catalunya hubiera descontado las deudas que España tiene contraidas, bien por presupuestos no cumplidos, bien por disposiciones estatutarias no atendidas, o por inversiones comprometidas y nunca ejecutadas?. Lo más esperpéntico es que estas nuevas cifras de déficit, no se han hecho públicos hasta después de aprobados los nuevos recortes que exige el Estado a las autonomías. ¿Será acaso para centrifugar estos incrementos hacia el resto de comunidades, para que todas ellas contribuyan al ajuste de las mentirosas?. Rotundamente, si. Y principalmente afecta a Catalunya (recordemos, 30% del total autonómico recortado, por el momento)

Nunca recibiremos respuesta cabal a la pregunta que acaba de plantearse. La contestación estaría en boca de Antonio Beteta, Secretario de Estado de Administraciones Públicas, encargado de supervisar y vigilar por el cumplimiento de las medidas financieras (recortes) adoptadas en el seno del pomposo Consejo de Política Fiscal y Financiera recientemente celebrado en Madrid. Rutilante cargo político que luce entre sus laureles más recientes, haber sido Consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid, durante los años 2008-2011. Periodo  en que casualmente fraguó el déficit (oculto) madrileño y se pusieron los cimientos que han permitido a BANKIA (antes Caja Madrid, preciado juguete de Esperanza Aguirre) protagonizar el mayor de los escándalos financieros ocurridos (por ahora) en el Reino de España. Sin olvidar que es la Comunidad, junto el País Valenciano, que ha brindado al resto de la humanidad el llamado caso Gurtel,  obscura trama de corrupción firmemente asentada en los aledaños del Partido Popular, tan o más escandaloso que el caso BANKIA.

Estas  son las circunstancias que enfrenta el M.H.S. Artur Mas i Gabarró, Presidente de la Generalitat de Catalunya. Este es el panorama de la triste realidad en que enmarcar la negociación sobre el Pacto Fiscal. El fracaso está servido. Jamas un Gobierno de España -el del señor Rajoy- ha dilapidado con tanta celeridad todo el capital de credibilidad, confianza y esperanza que los ciudadanos españoles depositaron con sus votos, otorgándole la mayoría absoluta apenas hace seis meses. Desafortunadamente, el Pacto Fiscal o bien está muerto antes de nacer, o será sometido a tal cúmulo de cambios (fruto de infausta negociación) que se tornará en irreconocible y por tanto, inadmisible para los catalanes. Lo cual sin duda provocará la acentuación del malestar e indignación de los ciudadanos y en consecuencia, la aproximación de las horas de revueltas. Porque, seamos sinceros, ¿que más podemos perder los catalanes?. Los puestos de trabajo desaparecen por miles, cada día. Los salarios que perviven a la crisis, van encogiendo mes tras mes. Las cacareadas reformas estructurales -laborales, financieras- brillan en todo su esplendor, precarizando la vida  de trabajadores y clases medias. El estado de bienestar se difumina, se desvanece, particularmente ante los más desfavorecidos: parados, ancianos, discapacitados, inmigrantes, escolares, universitarios y jóvenes en general, padres de familia desahuciados de sus hogares, etc... Estamos hablando de centenares de miles de familias, de millones de ciudadanos. ¿No es todo ello una invitación, como mínimo a la insumisión?. Los tiempos de agitación han comenzado. Si nadie lo remedia, la rauxa ganará el pulso al seny.

Por mi parte, pienso aportar mi grano de arena; apoyando las campañas #novullpagar (a Madrid) y #espanyaensroba. En la fachada de mi casa se izará permanentemente una bandera estelada, en señal de apoyo a la independencia de Catalunya y de protesta contra España. Me sumaré a la campaña de insumisión fiscal puesta en marcha por un grupo de emprendedores catalanes y apoyada por miles de ciudadanos; me sentiré confortado por la adhesión de mi ayuntamiento a los que ya se han declarado partidarios de la independencia de Catalunya (la mitad de consistorios catalanes,  hasta el momento). Y codo con codo de familiares, amigos, vecinos, conocidos y compatriotas, nos sumaremos entusiastamente a las movilizaciones y manifestaciones a favor de la independencia, que sin duda se convocarán el próximo futuro. Es la única alternativa. Es el principio de la solución. No es más que la necesaria independencia.

TIEMPOS AGITADOS, HORAS DE REVUELTAS. (1)

La Generalitat está llegando al punto en que deberá optar, o bien por la resignación y aceptación de la cruda realidad que nos afecta, o por el contrario avanzar hacia la transformación de las instituciones políticas que  ahora nos subyugan, y cambiar la perversa dinámica actual en las relaciones de Catalunya y los catalanes, con España y el resto de la humanidad. Vivimos tiempos agitados, casi en horas de revueltas. Y las decisiones que deberemos adoptar próximamente se vislumbran osadas, casi temerarias. Sin duda, inciertas. Pero a la vez, cargadas de esperanzas e ilusiones.

Inevitablemente, serán resoluciones fundamentadas en prosaicas cuestiones económicas, aderezadas con grandes dosis estrictamente políticas, y también sociales e identitarias. En definitiva, como en todo proceso de emancipación nacional, la cuestión económica es el detonante que enciende la chispa de las emociones, incluso de las pasiones. No en vano, las relaciones entre Catalunya y España están repletas de agravios económicos, fiscales, lingüísticos, culturales. Todos ellos sometidos a arbitrariedades judiciales -la utilización partidista del poder constitucional y judicial como agresiva arma nacionalista castellana, ha sido escandalosa-. Relaciones en última instancia acompañadas de una actitud política cargada de soberbia, prepotencia y de trasnochada y altiva hidalguía española. Conocida es mi opinión crítica acerca de la levedad, de la endeblez de la democracia hispana, incapaz de librarse de los adjetivos que la acompañan y caracterizan, y que son tan del agrado de los dirigentes españoles. ¡Con lo sencillo, hermoso y claro que resulta utilizar y entender en toda su extensión y significado simplemente el término democracia, sin más!.

Pues bien, en tales circunstancias, el Gobierno del señor Mas deberá decidir qué camino toma para llegar a lo que denomina soberanía fiscal de Catalunya, si o si. Por el momento, ha decidido negociar con el PP y el PSC-PSOE el acuerdo parlamentario sustentado por Convergència, Esquerra e Iniciativa. Esto es, agencia tributaria propia para recaudar todos los impuestos catalanes; salir del marco normativo de la LOFCA; relación bilateral Catalunya-España; capacidad decisoria sobre como se distribuirán, cuanto dedicaremos para auténtica y limitada solidaridad y en que utilizaremos los recursos recaudados, todo ello sin interferencias madrileñas.

Las fuerzas españolistas ya han anunciado su oposición a las pretensiones catalanas. El PP, por boca de Alicia Sánchez-Camacho, ha manifestado que "el pacto fiscal no es prioritario". Insta al gobierno catalán para "no buscar la confrontación" con Madrid y que "la llave que necesitamos no es la de la caja (de los impuestos), sino la del consenso de todos los partidos" para salir de la crisis que padece España y por tanto, Catalunya. "Consenso" (adhesión inquebrantable, en realidad) consistente en plegarse sin chistar a los intereses del Partido Popular y del Gobierno de Madrid. Finalmente, ha amenazado (como es habitual en ella) que un modelo de financiación para Catalunya sin el PP "no sería exitoso, porque su partido es la tercera fuerza del Parlament y, además, es la que dá soporte al Gobierno Central". "Sin ellos se puede producir una fractura social", remacha.


Por su parte, Pere Navarro, en calidad de primer secretario del Partido Socialista (federación catalana), ha abandonado momentáneamente el embobamiento hollandista que tanto le seduce y se ha manifestado con inusitada claridad sobre el pacto fiscal del señor Mas. Por supuesto, aboga cansinamente por seguir buscando una improbable (por imposible) España federal, aprovechando la actual organización del estado de las autonomías y profundizando en las relaciones supuestamente federalizadas (¿?) existentes entre el Estado y la Generalitat. Considera que la agencia tributaria catalana debe ser compartida vía consorcio con la agencia estatal, es decir, que la "llave de la caja" deberá estar en poder de España y Catalunya a la vez (?). Asimismo defiende que la LOFCA es el marco adecuado en que inserir el pacto fiscal catalán. En definitiva, parece que una mera revisión al alza del sistema de financiación actual colmaría las aspiraciones socialista. Por lo visto pretende que "todo cambie para que todo siga igual". Como colofón, propone que el señor Duran i Lleida participe en la próxima cita -sobre el pacto fiscal- de los representantes de los grupos políticos del Parlamento de Catalunya, aunque no forme parte del mismo. El objetivo de esta demanda no es otro que propiciar un supuesto enfrentamiento entre las tesis del señor Mas y las del señor Duran. No se trata más que recurrir a la vieja táctica de Julio Cesar: Divide et impera (divide y vencerás). He ahí el tipo de lealtad que rezuma el jacobinismo socialista de nuestros días.

Es fácil deducir que la posición de salida de populares y socialistas se hallan mucho más próximas entre si, que de los postulados de Convergencia. Al fin y al cabo, las formaciones nacionalistas españolas defienden la hegemonía de su nación, España, frente los intereses de Catalunya. No debemos olvidar que tal situación no es nueva. Inmediatamente después del exitoso intento de golpe de Estado -de Tejero y Milans- de 1981, ambas formaciones españolas alumbraron, bajo los auspicios del Rey Juan Carlos I (el cazador) la afamada LOAPA, auténtica guía e inspiración de la política autonómica desarrollada en toda su plenitud por los sucesivos gobiernos de España, ora de izquierdas, ora de derechas. En tales circunstancias, no es nada descabellado suponer que la Generalitat deberá luchar contra la sólida alianza conservadora-progresista que suman  PP y PSOE, en unas condiciones precarias. Máxime si tenemos en cuenta que el Gobierno de Madrid ha decidido exigir un informe mensual sobre el cumplimiento de los recortes autonómicos dictados en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera recientemente celebrado. Caso de no rendir cuentas, el señor Montoro amenaza (¡qué afición tiene el PP con las amenazas!) con sanciones y multas, e incluso con la destitución -¿y procesamiento?- de los responsables políticos autonómicos. Obviando, como no, que todos ellos han sido elegidos democráticamente. La intervención (intromisión) política de las Comunidades, se ha iniciado.

La única baza que puede jugar el Gobierno de Catalunya, en aras a la consecución de la supuesta soberanía financiera que persigue con el Pacto Fiscal, no es otra que el impulso que la sociedad civil de Catalunya (más de un 70% a favor del concierto) pueda otorgarle. Y aún así, en mi opinión, Catalunya jamás alcanzará mediante negociación, un concierto económico similar al vasco. España se juega su viabilidad y supervivencia como gran nación. Puesto que goza y disfruta de prebendas y beneficios inagotables, sustraídos directamente de bolsillos catalanes. El derecho de conquista de Castilla sigue estando muy presente en las mentes y almas de mandos políticos, funcionarios de postín y demás señeros prebostes de la sempiterna e inacabada España. Por todo lo anterior, el señor Mas no dispone de mucho margen de maniobra en la negociación que pretende impulsar con el Estado. ¿Porqué razón debería negociar el Estado español sobre una cuestión que se le antoja inapropiada, improcedente, inutil, infausta, inadecuada, ....?. No. España no negociará. Y menos, con sincera lealtad institucional, como viene haciendo habitualmente con suma desfachatez. El señor Mas debería aprovechar el apoyo tan amplio que cosecha la anhelada soberanía fiscal entre los catalanes, para impulsar la idea de soberanía plena. Sin pasos intermedios. Y sin perder más tiempo.

  

dimarts, 15 de maig del 2012

LA TABLA DE SALVACIÓN.

En pleno debate generado ante la esperada próxima independencia de Catalunya, una encuesta presentada por la fundación de las cajas de ahorro FUNCAS, pone de relieve la distinta percepción sobre la realidad que tienen los ciudadanos de Catalunya y los de España. Mientras que la gran mayoría de catalanes, concretamente el 76% de los encuestados, opina que Catalunya aporta mucho más en impuestos que contraprestaciones recibe del Estado, el 66% de los españoles creen que es la comunidad que sustrae más recursos del Estado Español. ¡Vamos, en definitiva, que Catalunya se aprovecha de España!.¡Ja...!.

En otro orden de cosas, el pusilánime Duran i Lleida ha sido reelegido por enésima vez, líder indiscutido (e indiscutible) del partido democristiano catalán: Unión Democrática de Catalunya. En una exhibición de pletórico conservadurismo, ha logrado que se apruebe, de nuevo, su apuesta personal a favor de la confederación -¿con España?-, sin pasar antes por la ineludible constitución de un Estado propio (soberanía; independencia) previo catalán. Para lograr tamaña hazaña, ha cargado las tintas contra el socio electoral que sustenta la representatividad parlamentaria de la propia UDC, es decir, contra Convergencia Democrática de Catalunya; y contra la apuesta nítidamente soberanista de la formación social-liberal, por otra parte, mayoritaria y trasversal en Catalunya. En aras de mostrar la personalidad diferenciada de la formación democristiana respecto Convergencia, el señor Duran i Lleida ha optado por continuar haciendo pedagogía en España, como si todavía existiera algún atisbo de posible entendimiento con un país que de tanto amor que siente por Catalunya, está dispuesto a estrecharla entre sus aguerridos brazos con desenfrenada fuerza, hasta alcanzar la absoluta asfixia por aplastamiento de la "pretenciosa nacionalidad catalana". El señor Duran opina asimismo que la independencia es una cuestión condenable, puesto que "genera  división y confrontación entre la sociedad catalana".¡Je...!

También se ha conocido la respuesta a la pregunta que la lenguaraz Alicia Sanchez-Camacho formuló en sede parlamentaria. El presidente de la Generalitat deberá aclarar como piensa pagar las pensiones, caso de alcanzar el pacto fiscal, espetó la popular. Más allá de la acritud que muestra esta impertinente pregunta, se evidencia uno de los argumentos que el nacionalismo español utilizará con mayor insistencia y frecuencia, contra las imparables ansias de independencia de Catalunya: el miedo. Agitarán el miedo y todos los sinónimos existentes (temor, terror, pavor, pánico, espanto, horror, alarma, susto, canguelo....) para convencer a jubilados, pensionistas, viudas, parados, empleados, emprendedores, empresarios, estudiantes, niños, jóvenes, maduros, viejos, creyentes, agnósticos, bilingües, monolingües, plurilingües....., que la independencia de Catalunya será la ruina y perdición de los ciudadanos catalanes, incapaces de subsistir sin el favor de España. Pués bien. La respuesta a la pregunta de como pagará Catalunya los 1,6 millones de pensiones, se encuentra en las balanzas fiscales de la Seguridad Social. En el periodo 2002-2009, Catalunya ha contribuido en exceso (déficit catalán) a la caja única de la Seguridad Social de España, con 18.000 millones de € de más. Como ejemplo, baste decir que Catalunya contribuyó el año 2009 con el 19,21% sobre el total de España, mientras que los gastos de la Seguridad Social española en Catalunya fueron del 17,13%. Este exceso de contribución permitiría incrementar cada pensión catalana 2450 € al año, o 175 € al mes. ¿Vale esta respuesta, señora Camacho?. ¡Ji...!

¿Como es posible que los españoles opinen, en general, que los catalanes somos los máximos beneficiarios de los recursos que parte y reparte el gobierno de España?. ¿Porqué Duran i Lleida, para marcar paquete, descalifica a CDC y de paso el independentismo catalán?. Si la independencia genera división y enfrentamiento entre los ciudadanos, ¿el unionismo ahora minoritario generará acaso una guerra civil entre catalanes?. ¿Será por ventura debido a la previsible agresividad española contra la voluntad soberanista de Catalunya, en la actualidad ampliamente mayoritaria entre los ciudadanos de este país?. ¿O tal vez esta hostilidad anti-independentista no es más que el reflejo del vértigo y temor mostrados por la Santa Alianza, ante la inevitable soberanía catalana?. ¿Tan difícil resulta entender que los catalanes sufrimos un insoportable expolio fiscal en impuestos -16/22000 millones € año- y cotizaciones sociales -2/3000 millones € año-, por parte de España, que nos  empobrece a todos y sin el cual Catalunya vería paliadas gran parte -la totalidad- de las carencias -recortes- que sufrimos en el presente?. ¡Jo...!

Cuando alguien se aferra a una tabla de salvación, debe procurar que aguante el peso, que flote y evite el hundimiento del náufrago. Apelar al miedo, al terror, a la mentira y manipulación como armas para conservar la imposible unidad entre el Estado Español y Catalunya, en realidad propicia el ahogamiento del sujeto. En este caso, de España. Mangoneando información, falseando estadísticas, violentando el libre albedrío, no es la mejor manera de propiciar el entendimiento, ni la solidaridad y por supuesto, solo provoca enfrentamiento y odio. Es profundamente antidemocrático actuar de ese modo. Proceder, por lo visto, muy extendido y enraizado entre determinados políticos y formaciones nacionalistas españolas.

La única tabla de salvación con plenas garantías para la supervivencia del Estado centralista -tan del agrado de España y en particular, del PPSOE- se encuentra en la independencia de Catalunya. La independencia solo será realidad con la plena aceptación del auténtico sentir democrático por parte del Estado Español. Una actitud de fomento del miedo y falacias contra Catalunya, generará enfrentamiento e inestabilidad. Cabe preguntarse, ¿el interés de España pasa por agravar la actual precariedad económica y social que sufre, sumergiéndose en las turbulentas y obscuras aguas que la envuelven, hasta tocar fondo; o por el contrario, flotar en la superficie, hasta que amaine la tormenta?. ¡Agárrense a la democracia, a la justicia y desechen falsas tablas de salvación constituidas por arbitrariedades, amenazas, mentiras y soberbia!. ¡Y dejen a los catalanes en paz y libertad!.   

dimarts, 8 de maig del 2012

BRISAS DE ESPERANZA, VIENTOS DE LIBERTAD.

"Merkozy ha muerto. ¡Viva Hollande!". Esperemos que las drásticas medidas económicas restrictivas que hasta ahora exigía el recién fenecido directorio europeo, pasen a formar parte de los (malos) recuerdos y sean sustituidas por esperanzadores nuevos impulsos, que prioricen y fomenten la actividad económica y la creación de puestos de trabajo, ante las draconianas y unívocas políticas de recortes y austeridad mantenidas hasta la fecha. En definitiva, que permita a los ciudadanos de Unión Europea vislumbrar, por lo menos, una tenue luz al final del túnel en que nos encontramos metidos, para aliviar el explosivo y creciente malestar que nos invade a todos. A los del sur, por los recortes en las políticas de bienestar. A los del norte, por los elevados costes económicos de esas políticas. A todos, víctimas de la intransigencia y avaricia ilimitada de los mercados.

En Catalunya, el previsible cambio positivo que monsieur Hollande impulsará junto frau Merkel, aunque sea somero, vendrá condicionado por la voluntad, criterios y prioridades del Gobierno de Madrid. El señor Rajoy tiene una peculiaridad que le caracteriza. Y no me refiero solo a su condición de gallego. Además del galleguismo que exhibe el presidente, el Gobierno español y el Partido Popular están aprovechando la feroz crisis que padecemos, para cambiar (amputar) el modelo de Estado de Bienestar Social, los derechos y relaciones laborales y sindicales y las comunidades autónomas. Estos paradigmas que hasta la fecha han regido el devenir entre ciudadanos y administraciones, y estas entre sí, son los que están siendo cuestionados por el Partido Popular. Es previsible que las intenciones iniciales gubernamentales no sufran grandes cambios por causa de las nuevas prioridades europeas, puesto que las privatizaciones anunciadas (en sanidad, autopistas, emisoras de TV autonómicas, ferrocarriles, AVE, aeropuertos, etc...) y la recentralización de competencias autonómicas -ya iniciada bajo el nombre de coordinación-, no guardan mucha relación con la crisis bancaria e inmobiliaria estatal (junto a la incompetencia de algunos políticos españoles), auténticas bestias negras causantes de los gravísimos problemas económico-financieros españoles y pesadilla de los mercados internacionales. Más bien forman parte de lo que algún avispado dirigente popular llegó a calificar como "regeneración de la idea de España". De ahí el poco provecho que la feliz coyuntura europea provocará especialmente entre los catalanes. Recordemos que estamos sometidos a una indisimulada ofensiva nacionalista española, sin tregua ni cuartel de ningún tipo.

Catalunya no puede esperar del Gobierno de Madrid y del partido nacionalista que lo sustenta, ningún aligeramiento en los cuantiosos peajes que satisfacemos a cuenta de la sangrante dependencia que venimos sufriendo, por los siglos de los siglos. En nuestros días, la hispano-dependencia influye onerosamente no solo en peajes de autopistas catalanas. Bueno será recordar que el 47,5% de las vías catalanas son de peaje, mientras que, por ejemplo en Madrid, solo el 14,7% lo son; y además, deficitarias. También incide en la tasa de paro -22% en Catalunya, frente 13% en el País Vasco o 18% en Madrid-; en el incremento del IPC catalán -2,20% frente 1,9% en las dos comunidades citadas-; o el crecimiento (decrecimiento) medio del PIB en los últimos tres años (-0,88% en Catalunya, frente -0,67% el País Vasco y -0,60% la Comunidad de Madrid). Por no hablar del precio de las matriculas universitarias, muy superior en las universidades catalanas. O el trato que recibe Catalunya en los Presupuestos Generales del Estado, sin inversiones en el corredor mediterráneo, ni en la red de cercanías de Barcelona. Sin embargo, España prosigue la desenfrenada inversión en la Alta Velocidad (por ejemplo en Galicia y Extremadura), aunque resulte ignominiosamente antieconómica. En el caso de Extremadura, esta inversión (no prioritaria) nos permite entender la auténtica catadura política de su presidente, señor Monago -si tienes "collons", ven y me lo dices a la cara- (respuesta a las críticas del alcalde de Barcelona señor Trias, con motivo de la antieconómica inversión de AVE Madrid-Lisboa, en suspenso por parte portuguesa). En realidad, lo escandaloso es que las inversiones estatales en Catalunya hayan sido recortadas en un 45%. Curiosamente, tanto en Galicia como en el País Vasco, aumentan. ¿Será por ventura debido a las próximas elecciones a celebrar en ambas autonomías?. ¿De qué sirve a los catalanes ser ciudadanos de la comunidad que más contribuye al PIB del Estado -20%-, la más dinámica y exportadora y desgraciadamente, la más discriminada colectiva e individualmente?. Tal vez el señor Más deba convocar elecciones anticipadas para merecer la atención prioritaria en las inversiones ordenadas desde Madrid.

Todo esto no es lo más grave que nos ocurre. Lo realmente peligroso es el incesante drenaje de recursos que sufrimos a causa del perenne expolio fiscal que practica España contra Catalunya, contra los catalanes. Robo fiscal aderezado con acoso judicial, político y mediático, contra la lengua y la cultura de nuestro pequeño país. En definitiva, contra toda la sociedad catalana.

En tales circunstancias, resulta indignante que A. Sanchez-Camacho, presidenta del PP de Catalunya se permita declarar, sin vergüenza ni mínimo rubor, que "de ninguna manera aceptará una Hacienda propia" para Catalunya. Estas manifestaciones, unidas a otras, piden se priorice desde Catalunya la lucha contra la crisis económica (¡con las armas para hacerlo en poder del Gobierno de Madrid!); deploran que CiU haya asumido un desafío supuestamente rupturista por mor de la transición nacional anunciada por el señor Mas; o acusan que "se ha envuelto con la bandera estelada". Estos mensajes, lanzados en la clausura del 13º congreso popular celebrado este pasado fín de semana en Barcelona, no denotan otra cosa que el incremento de las hostilidades españolas, contra la Generalitat y por extensión, contra la gran mayoria de ciudadanos catalanes.

¿Como interpretar sino, la férrea defensa que los populares hacen del Concierto Económico Vasco-Navarro, y la hostilidad  que muestran hacia la Hacienda propia para Catalunya?. ¿Porqué no hay fondos  para atender la reivindicación de las deudas financieras del Estado con Catalunya y sí para inyectar 10.000 millones de € públicos a BANKIA (Caja Madrid) -buque insignia de Esperanza Aguirre?. Estos miles de millones de euros destinados a cubrir las pérdidas bancarias, equivalen justamente a los últimos recortes aprobados por el Gobierno de España, en Sanidad y Educación; a cargo curiosamente de las comunidades autónomas. ¿Qué es más rupturista, el desafío de la transición nacional del señor Mas, o el desmantelamiento (para su posterior privatización parcial) del estado de bienestar impulsada por el PP?. ¿Es feo envolverse con la estelada, pero no lo és con la rojigualda?. ¿Como puede el señor Rajoy afirmar que no es tiempo de hablar del pacto fiscal porqué no puede negociarse el reparto de miseria, a la vez que aumenta las inversiones en la construcción del mastodóntico AVE a Extremadura, a Galicia, al País Vasco...?. Y suma y sigue......

Las brisas de esperanza que soplan por Europa, aventadas por la victoria de François Hollande, llegarán a la Península Ibérica notablemente atenuadas. En Catalunya, absolutamente viciadas. El paso a través de los filtros del PP, transformarán en irrespirable para los catalanes cualquier molécula que escape a la nefasta influencia del nacionalismo español. Y esto será así hasta que Catalunya asuma que puede respirar por si misma, sin necesidad de la respiración asistida y controlada por el Estado Español; nos está asfixiando irremisible y premeditadamente. Hora es que el Gobierno de la Generalitat de Catalunya asuma sus propias responsabilidades, rompa con el Partido Popular, con el Gobierno de España, con el señor Rajoy y la señora Sanchez-Camacho y se sume a la abrumadora mayoria de ciudadanos catalanes, sabedores que gran parte de la solución a nuestros problemas (fiscales, económicos, sociales, culturales y lingüísticos), pasan por la declaración unilateral de la plena soberanía de nuestra Nación. Y la independencia es urgente y necesaria, antes que nos quedemos sin aliento. Es hora que estas brisas de esperanza se transformen en vientos de libertad.





  

dimarts, 1 de maig del 2012

EL FIN DE LA HISTORIA....O EL BUCLE ETERNO.

Es bien cierto que los políticos en general suelen tener una visión de la realidad distinta al común de mortales. A menudo, confunden sus deseos, sus actos, como si fueran los mismos de aquellos que cada cuatro años ejercen el derecho de elegir entre distintas ofertas electorales. Esta confusión es la causa que frecuentemente incumplan sus promesas electorales, puesto que sus intereses partidistas discrepan del interés de los electores en general y de sus respectivos votantes en particular. En definitiva, creen erróneamente que los votos son de su propiedad y que pueden servirse de ellos a su antojo. Los votantes de cada partido pasan a ser meros instrumentos de usar y tirar. 

Esta actitud tiene como consecuencia más directa, ensanchar la distancia entre los intereses generales -de los votantes- y los intereses particulares de partido. Es decir, entre los ciudadanos y las cúpulas dirigentes, el llamado aparato del partido.

En nuestros días son muy evidentes múltiples ejemplos de la disparidad de intereses entre ciudadanos y aparatos partidistas. Los responsables políticos han concluido que para lograr la victoria sobre la crisis económica que azota, por ejemplo Europa, los gobiernos de las naciones-estado deben priorizar todas aquellas medidas tendentes a logran el déficit cero en las cuentas públicas. Este equilibrio presupuestario solo puede alcanzarse, en su opinión, recortando el Estado de Bienestar -principalmente Sanidad, Educación y Pensiones-, auténtico signo de identidad europeo. Conseguir el equilibrio garantizará, dicen, la pervivencia de los paupérrimos restos de bienestar, resultante de los drásticos ajustes implementados. Estos recortes representan, empero, salvaguardar los intereses de los bancos, principalmente germanos y franceses, que en el pasado estimularon los créditos que fluyeron entre otras, hacia la frágil economía española (y griega, italiana, portuguesa, irlandesa...). La burbuja inmobiliaria estaba servida y su posterior y catastrófico estallido, anunciado. A esta lujuria financiera, debe sumarse la que allende los mares acontecía en USA. Y la guinda española fué puesta, como no, por la soberbia y prepotencia de los gobiernos populares del hidalgo Aznar y su política de privatizaciones de empresas públicas a los amigos y liberalización del suelo para la desaforada construcción de viviendas. Culminaron el desaguisado hispano los fútiles gobiernos socialistas de Rodriguez-Zapatero, de fáciles, múltiples y frágiles promesas, así como manifiesta incompetencia intelectual y notable confusión en su identidad política, supuestamente de izquierdas. Con estos antecedentes, la catástrofe estaba servida.


Así, la imposición de tantos recortes en el presente anuncian la próxima prosperidad.... del sistema financiero español, alemán, europeo y mundial. Y la coartada perfecta son la voluntad de los mercados, la prima riesgo, el bono alemán, las exigencias de la UE y en el caso español, las manirrotas autonomías. Las armas que utilizan para conseguir sus fines, van desde la  legislación estatal y europea, a modo de inexorable espada de Damocles sobre nuestras cabezas; siguen las amenazas más o menos sutiles, con bate de béisbol incluido. Se sirven también del estrangulamiento fiscal, laboral, político, sindical y social sobre ciudadanos, sindicatos, asociaciones y organismos públicos y privados, y pequeñas y medianas empresas y profesionales liberales. Pasan también a presionar ayuntamientos y particularmente, las comunidades autónomas, auténticas bestias negras culpables de todos los males. Consolidan todo el proceso con la socialización de las pérdidas bancarias. Tampoco pueden ignorarse los improbos esfuerzos realizados por las agencias de calificación Standard & Poor's, Moody's y Fitch, porfiando arduamente para favorecer y orientar la actividad financiera mundial. Es decir, ocupadas en conseguir el máximo provecho de la especulación inducida por ellas mismas. Las amenazas, los chantajes, las falsedades, la fuerza bruta y no tan bruta, son utilizadas con gran soltura por todos aquellos que se han empeñado en salvar su culo a costa de los desamparados ciudadanos de a pie. De Catalunya, de España, de Europa, e incluso del Mundo. ¡Los gobiernos no son más que lacayos al servicio del poder económico y financiero!; en definitiva, del neoliberalismo salvaje que triunfa incontroladamente en nuestros días...


Pero todos los que defienden esta especie de avasallador ultra-capitalismo-neo-libertario, que esclaviza a la humanidad, no deben, no pueden olvidar que el fin de la historia, tal y como anunció Francis Fukuyama en su libro El Fin de la Historia y el último hombre, solo es el pretencioso título de un ensayo publicado en 1992. La tesis defendida en él es que la historia ha terminado, puesto que tras el fín de la Guerra Fría  y la victoria del capitalismo frente el comunismo, no tiene sentido proseguir la interminable lucha entre ideologías. El mundo final resultante está basado en la democracia liberal. En definitiva, "el fín de la historia significaría el fín de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas". Prosigue su fábula con loas y parabienes a la economía de mercado, gobiernos representativos y el mantenimiento y fortalecimiento de los derechos jurídicos. Ahora, dice, es el turno de la ciencia, de la globalización económica y política y de la ínfima intromisión del Estado -la desregulación-, para facilitar que el capital (privado) se mueva con la mayor libertad y seguridad jurídica que sea posible.


Este es, grosso modo el argumento que ha servido a los fervientes seguidores de las redentoras verdades que ilustran la globalización y los mercados, para justificar todos los desmanes causados durante tanto tiempo y que nos ha abocado a la tremebunda situación que padecemos actualmente. ¿Fin de guerras y revoluciones?. ¡Ja!. Irak, Afganistán, Rwanda, Libia, Siria, Túnez, Egipto, etc.... Globalización especulativa y desregulación, sin trabas ni mínimo control político. Este es el resultado. Y gobiernos representativos (¡?) de tecnócratas, con ex-empleados de Goldman Sachs al frente. ¿Estado de derecho? ¡Quia!. El ejemplo perfecto que ilustra el tipo de sociedad que gusta al capitalismo salvaje, resulta ser China. Sin democracia, sin libertades, sin respecto al medio ambiente, sin estado de bienestar para sus habitantes y con la seguridad jurídica que solo puede obtenerse de un Estado con todo el derecho legal a su disposición, utilizado para preservar la explotación laboral, casi esclavitud de sus ciudadanos-súbditos y que fomenta la corrupción a niveles escandalosamente vergonzosos; y con un desenfrenado apetito de materias primas ajenas, curiosamente en poder las colonias de África, Sudamérica, Oceanía, etc... Bajo el manto protector del partido único, la República Popular China ha logrado la misma condición (colonialista) y estatus, que la capitalista Occidente ha venido disfrutando hasta nuestros días. Esta es la cruda realidad.


No. La Historia no ha acabado. Al contrario. La Historia se repite. Una y otra vez; hasta el infinito. Sin solución de continuidad. Un ejemplo: Ante las elevadas tasas fiscales impuestas, unos ciudadanos arrojaron al mar un cargamento, propiedad de una multinacional. Corría el año 1774. El cargamento era té y la multinacional, la Compañía de Indias. Este primer acto revolucionario culminó con la independencia de EE.UU. el 4 de julio de 1776; y la posterior guerra de liberación desarrollada entre 1776 y 1783, dió paso el 17 de septiembre de 1787 a la primera constitución escrita de la Historia. Otro ejemplo: Un grupo de ciudadanos, cada día más numeroso, se niega a pagar una tasa a una multinacional, que deben satisfacer indefinidamente por utilizar obligatoriamente la propiedad (hiper-amortizada) de esta empresa; propiedad cedida por el Estado en usufructo perpetuo. Catalanes, peajes, Abertis, autopistas, España. Estas son las variables del ejemplo. El año: 2012. El resultado: el inicio del camino hacia la libertad e independencia, como sucedió con los americanos del siglo XVIII. El objetivo: la plena soberanía de Catalunya. 


La Historia forma un infinito bucle, retorciéndose sobre si mismo. La lucha contra la injusticia, las arbitrariedades, los abusos, la falta de libertad, es inacabable. Y en el presente, inaguantable. Sucedió en América y en Francia en el pasado. Se extendió al resto de Europa. Provocó revueltas y crueles guerras. Se expandió por todo el Globo. Hasta nuestros días. Y vuelta a empezar. ¡Cuanta lucha queda  por hacer, en nuestro propio beneficio!. ¡Cuantas constituciones restan por escribir!. En este interminable camino, se renuevan esperanzas y anhelos. Se consiguen atisbos de justicia y libertad. Y estos éxitos momentáneos y parciales son los que permiten que los humanos avancemos, prosperemos y creamos en un futuro mejor y más justo.