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divendres, 28 de gener del 2011

EL ESTADO DE LA CUESTIÓN III

La situación política, tanto en Catalunya como en España, esta evolucionando de manera muy dinámica. En España, el PSOE está inmerso en una vorágine sucesoria a la vez que en dictar las medidas económicas que el "directorio europeo" y los "mercados" le vienen imponiendo al gobierno español. Es realmente penoso el efecto que estas ordenes causan en España. De una parte, se pliegan a sus deseos de una forma ridículamente sumisa y servil. De otra parte, proyectan su hispana soberbia sobre los sindicatos (tan sumisos y soberbios como el propio gobierno), sobre los pensionistas y  el resto de  ciudadanos en general.

El PP también tiene sus propios demonios. No le basta que el  señor Aznar reniegue del estado de las autonomías, es decir, del estatuto de Catalunya. El mismo señor Rajoy insta a las autonomías a sumarse a una especie de aquelarre pro-España, para que vuelva a ser UNA única nación, GRANDE y uniforme y LIBRE en el seno protector y generoso de Europa. España no olvida su glorioso pasado y el PP recuerda con nostalgia y venera a su bien remunerado líder "Ansar", pensionista y asalariado de una empresa que el mismo terminó de privatizar. Mientras, el señor Arenas se dedica a advertir a los padres andaluces que ellos no tolerarán que sus hijos sean discriminados por tener una formación exclusivamente en castellano o que "los  trabajadores no puedan trabajar" por motivos lingüísticos.

El señor Arenas se dedica a mentir, ya que nadie puede obligar a los niños de Andalucía a estudiar en catalán, por ejemplo. Y que se sepa, en ninguna empresa andaluza se exige idioma distinto al castellano (y a veces el inglés, o el francés, o el mandarín). No se pide ni el maldito catalán, ni el abrupto vasco, ni el meloso gallego.

Espero que el señor Arenas no pretenda inmiscuirse en los asuntos propios de, por ejemplo, Catalunya y los catalanes, ya que si así fuera, no nos dejaría otra opción que meternos con los muchos funcionarios que "trabajan" en Andalucía, o con las subvenciones que reciben algunos terratenientes, o con el supuesto fraude que dicen se produce en el PER y mil cosas más.

Esta es la situación en España. En cambio, en Catalunya, la cosa anda mas revuelta de lo normal, entre otras razones, por las declaraciones supuestamente independentistas del M.H.S.  Jordi Pujol y por los recortes que el M.H.S. Artur Mas ha anunciado, así como la conversión en banco de La Caixa.

En cuanto al señor Pujol, parece que por fin va llegando a la conclusión que el único camino que como catalanes nos queda es el de la independencia. No lo afirma taxativamente, pero no lo descarta. Pues bien, durante 23 años hizo lo posible por encajar Catalunya en España, haciendo que muchos ciudadanos de esta país rechazaran la independencia. No tengo muy claro que no se trate de un nuevo intento en ese sentido, a modo de advertencia a España de lo que  "podría pasar" en caso de que no atiendan  los lamentos victimistas que el  señor Duran esta dispuesto a dar con el único objeto de lograr nuevamente "peix al cove".

Los recortes que ha anunciado el señor Mas parece ser que son necesarios, a la vista de la herencia que dejaron el señor Montilla y sus socios. Pero lo que no dice el señor Mas es que el principal obstáculo que tiene el gobierno de Catalunya y por tanto, los ciudadanos catalanes, es España, con su errática política económica, con la prepotencia que nos trata, con ese inaguantable desdén que muestra su gobierno hacia las necesidades de los ciudadanos catalanes. ¿Es que no sabe que  el expolio que sufrimos los catalanes (22.000 millones de euros al año) significan siete veces más que lo que aporta el primer estado federal alemán en concepto de solidaridad interestatal en su país? ¡ Y se quejan al Tribunal Constitucional alemán para que revise esta excesiva contribución hacia los estados mas "pobres"!

No. Lo que Catalunya necesita urgentemente es proclamar unilateralmente la independencia. Tenemos que lograr el control de todos nuestros recursos, tanto económicos, como políticos y culturales. Necesitamos el instrumento adecuado para poder salir de esta vorágine española, que nos arrastra hacia la más absoluta de las nimiedades. Necesitamos un estado propio que nos permita vivir en paz y prosperidad. Libres y soberanos. Independientes.    


        

dissabte, 22 de gener del 2011

LENGUAS, FALACIAS Y MENTIRAS.

VIERNES 19 DE NOVIEMBRE DE 2010

Es corriente que aquellos que defienden apasionadamente el bilingüismo, la libertad de elección del castellano o del catalán, que se posicionan contra la inmersión lingüística, se proclaman a la vez como respetuosos y amantes de la lengua catalana, eso sí, defendiendo imperiosamente la libertad del individuo para elegir la lengua con la que vivir en esta sociedad bilíngüe en la que estamos instalados.

Como es evidente, no son conscientes de las incongruencias, de las falacias, del cinismo que tales argumentos contienen. Existe un determinado grupo de personas que para defender sus opciones puramente políticas son capaces de distorsionar conceptos y palabras, de cambiar definiciones, de manipular y mentir sin rubor ni pudor, con el único objeto de aparecer ante el resto de humanos como poseedores de la verdad absoluta, de la razón y del sentido común, inalcanzable para el resto de la humanidad. Con lo sencillo que les sería reconocer, sin más, que su elección es política. Única y legítimamente política. Pero ello sería tanto como reconocerse nacionalistas españoles y ya se sabe que si de algo reniegan y se avergüenzan es, precisamente del nacionalismo español, que practican intensamente no solo en materia lingüística, sino que también en la cultura en general, en el deporte, en la economía, etc... En sus delirios hipernacionalistas, son capaces de negar al catalán como lengua propia de Catalunya, predicando que esta es una sociedad que tiene dos lenguas propias y por tanto, preferentes. Naturalmente, con este argumento podríamos llegar a la conclusión  que el castellano no es la única lengua propia de Castilla, ya que siendo Castilla "tan española como Catalunya" y siendo el catalán tan español como el castellano, las lenguas propias de Castilla son el castellano (español) y el catalán (español). Por tanto, es tan preferente el catalán como el castellano (en Castilla). ¿No resulta absurdo y falaz tal silogismo?.

Otro tema que "bordan" es el de la lengua oficial y por tanto común de todos los súbditos hispánicos. Basan sus argumentos en la sacro santa constitución española, monolito imperecedero, inamovible y de origen cuasi divino. Como el español es oficial en todo el estado, es propio de todo el estado y por tanto preferente. Ahora ya no se trata de la libertad de elegir la lengua vital de las personas. Para que ello sea así, han promulgado centenares de leyes, reglamentos, ordenes y recomendaciones, al objeto de que el castellano no pierda la posición preeminente respecto a las otras lenguas de la península. Han vestido un  arsenal de legislación para que este idioma no se pierda a causa de su "fragilidad" ante el catalán, el gallego y el vasco. Es decir, no esconden el terrible complejo de inferioridad de su "no nacionalismo", desconfiando de la indudable y merecida fortaleza que afortunadamente goza el español, no solo en la península, sino en el mundo entero.

A causa de sus convicciones no dudan en interponer recursos de inconstitucionalidad contra la ley de consumo, contra el uso del catalán en ayuntamientos y diputaciones. Combaten con saña la inmersión lingüística, la ley del cine en catalán. Claman contra las subvenciones a entidades catalanistas (Omniun), se rasgan las vestiduras porque la televisión pública catalana utiliza únicamente el catalán. Apelan a un supuesto bilingüismo que, por cierto, solo practican los catalano-parlantes. No tienen en cuenta qué nos cuesta a cada ciudadano, también y sobretodo a los catalanes, por ejemplo, el mantenimiento de la Real Academia o del Instituto Cervantes.

No vale la pena apelar al sentido común. Sus argumentos no van dirigidos a defender la libertad de los ciudadanos. No defienden la promoción del catalán de forma amable, sin imposiciones. No claman contra les leyes y reglamentos de consumo que obligan (y multan) a etiquetar en castellano. Solo las multas que se ponen a los que no quieren rotular, al menos en catalán (y no por hacerlo en castellano), merecen su atención. Por cierto, ya va siendo hora de que se diga que los comerciantes que solo quieren rotular en castellano lo hacen únicamente por motivos políticos.

Repito, no vale la pena apelar al sentido común. Solo se trata de posiciones nacionalistas españolas y argumentos puramente políticos, ajenos a los derechos y libertades que dicen defender. Por tanto, solo se puede utilizar la política para combatirlos con éxito. No es un problema jurídico ni de tribunal constitucional.

Por tanto solo con una realidad acorde con los intereses de Catalunya y de los catalanes, se podrán vencer las mentiras y falacias de esta España casposa y cavernaria que ellos representan. Y esa realidad solo puede venir de la independencia, de la plena soberanía. Ni más, ni menos.  

        

divendres, 21 de gener del 2011

EL ESTADO DE LA CUESTIÓN II

La independencia de Catalunya es como una gran roca, de superficie lisa, brillante, redonda y pesada. Se encuentra en el fondo de un valle. Reposa quieta, en equilibrio sobre un suelo polvoriento y repleto de otras piedras que, aunque pequeñas, son más numerosas. De vez en cuando, alguien se acerca y comienza a empujarla. Lo hace con fuerza y al principio no le cuesta mucho moverla hasta que tropieza con alguna piedra. La rodea, la supera y sigue su marcha con decisión. Al llegar a la ladera de una colina, los esfuerzos del "empujador" deben redoblarse. Tiene que superar, no solo a las piedras que se encuentran en su camino, sino que también  la cuesta que se levanta frente a él. Hace acopio de fuerza y empuja y vuelve a empujar, una y otra vez, sin desfallecer. De pronto, alguien se acerca y une sus fuerzas al "empujador" y los dos, logran que la lisa y redonda piedra, escale la empinada cuesta. Poco a poco, otros van sumándose a la empresa, hasta que logran llegar a la cima de la colina, con mucho esfuerzo. Cansados, toman aliento y oteando el horizonte, se percatan que una suave, larga y descendente ladera se extiende ante sus ojos. Sin pensarlo dos veces, empujan la redonda y pesada piedra que, sin más, comienza a rodar decididamente, seguida por todos los "empujadores" que, gozosos, se disponen a caminar en el nuevo mundo que gracias a su decisión y esfuerzo han conquistado.

¿Que debemos hacer catalanes para caminar por el mundo que tenemos ante nuestros ojos, con decisión y en libertad? Es difícil dar respuesta a esta pregunta. Pero de eso se trata. Hemos alcanzado la cima de la colina, arrastrando nuestra piedra, sin habernos percatado que nosotros, los "empujadores", también estamos plantados ante nuestro futuro de libertad y soberanía, a lo alto y con la mirada fija en el horizonte, mientras, inconscientemente, empujamos la piedra, que comienza a rodar, lenta pero firmemente e invitándonos a seguirla.

Los catalanes debemos involucrarnos activamente para alcanzar la independencia de nuestro país. No solo participando con nuestros votos en las elecciones. Tenemos que hacer que nuestros representantes hagan lo que nosotros queremos. Nuestro objetivo es la plena soberanía e independencia de Catalunya.

1º- Exigir a nuestros políticos en los  ayuntamientos que debatan y aprueben mociones a favor de la independencia y que sean trasladadas al parlamento catalán.

2º- Ignorar las amenazas y presiones de los partidos, instituciones y medios de comunicación de Madrid. Recordar que la independencia no se pide, se toma.

3º- Exigir a nuestros parlamentarios que debatan y voten las mociones que sean remitidas desde los ayuntamientos.

4º- Una vez efectuada la votación y caso de ser favorable a la independencia, el gobierno, de acuerdo con los representante parlamentarios, deberá asumir todas las competencias propias de un estado soberano de la Unión Europea.

5º- El gobierno deberá establecer de inmediato, contactos con las principales instituciones, tanto regionales como mundiales, así como entablar negociaciones con los principales países del Mundo, al objeto de alcanzar el reconocimiento del mayor número de naciones que sea posible.

6º- Deberá asimismo entablar conversaciones con España, al objeto de alcanzar un acuerdo de reparto, justo y equitativo, de los activos y pasivos que deben poseer los dos nuevos estados.

7º- Al objeto de cumplir con la legalidad internacional, el nuevo gobierno deberá convocar un referéndum para que los ciudadanos catalanes puedan aprobar mediante el ejercicio del derecho de autodeterminación, la independencia ya alcanzada.

Debemos tener en cuenta que todo este proceso inicial, debe de ser posible en el menor tiempo posible. Sería altamente pernicioso que fueran pasando los meses, sin que se hubieran despejado las dudas y los temores que un asunto de este calado despertará.

Entre el debate en el parlamento y la convocatoria  del  referéndum, no deben transcurrir mas de un mes. Si existiera una demora sería altamente perjudicial, tanto para Catalunya, como para España.

Definitivamente, este es el único camino que tenemos los catalanes. Ya no vale el autonomismo. Tampoco el federalismo (inexistente y proscrito en España). No cabe recentralizaciones -auténtico deseo de los españoles-. Los catalanes no tenemos otra alternativa que la independencia. Solo con ella lograremos que la pesada piedra, lisa y redonda, comience a rodar por el valle que se extiende ante nuestros abiertos y sorprendidos ojos y que nuestra mente comience a aceptar que, tras ella, un montón de ciudadanos, sin percatarse, han alcanzado la cima que empezaron a escalar el 12 de septiembre de 1.714.       

dimecres, 19 de gener del 2011

EL ESTADO DE LA CUESTIÓN I

¿Cual es la situación actual de la cuestión catalana, desde España y desde Catalunya? En las últimas semanas se están produciendo determinados movimientos y declaraciones por parte de España, que me llevan a pensar que las relaciones entre ambas naciones han llegado aun punto de no retorno. Ya nadie puede dudar que la confrontación es inevitable. Le llaman choque de trenes. Las cartas están servidas. España quiere "domesticar" a los catalanes y para ello está dispuesta a todo. Se está llegando a la extorsión económica. El secretario de estado de hacienda ha amenazado con intervenir a la Generalitat si no se somete a los dictados del gobierno central en materia financiera. No se apoya verdaderamente el corredor Mediterráneo. Se vislumbra en el inmediato futuro una clara y perniciosa injerencia en materias como la sanidad y educación. Se abren falsos debates sobre si las comunidades autónomas deben tener canales de TV públicos. Por otro lado, se apoya y promociona con redoblado entusiasmo el corredor por el centro de la península, que atraviesa los Pirineos por Aragón. Se culpa de la crisis económica al supuesto despilfarro de las autonomías. En fin, se está produciendo una autentica ofensiva con todos los medios disponibles, ya sean económicos, mediáticos, judiciales, destinada a acabar de una vez por todas con el estado autonómico español y sobretodo, de exterminar para siempre con esa odiosa y virtual idea que tienen los catalanes de Catalunya. Se trata en definitiva y como ha dicho el señor Rajoy de que las autonomías estén al servicio y para el engrandecimiento de España.

No parece que se puedan buscar argumentos, desde Catalunya, que puedan servir para reconducir esta negativa situación. Bueno, buscar argumentos si se puede, pero que ello sirva para algo, ya es mas dudoso. Porque un buen argumento es que el déficit financiero de Catalunya es debido, primero a la deslealtad del gobierno de Zapatero, que dicto leyes (dependencia) sin recursos económicos suficientes y segundo al seguidismo que el gobierno de Montilla ha hecho. Otro argumento es que el déficit fiscal que año tras año sufre Catalunya, se está demostrando por enésima vez como insoportable. No importa que el corredor Mediterráneo sea  más eficiente,  más rentable y  mas necesario para los intereses económicos de toda la península. Se trata de dividir en dos mitades a los escolares catalanes y de enfrentar a la sociedad catalana por cuestiones lingüísticas y por extensión, por cuestiones puramente políticas. Se trata de apoyar a las empresas privadas de TV para que sean los "referentes culturales" y homogeneizadores de todo el Estado, independientemente de la lengua propia de cada comunidad.

No. Ningún argumento, ninguna razón, hipótesis o hechos pueden hacer cambiar a España. España no quiere cambiar. España quiere aplastar cualquier atisbo de diferencia. A España no le sirve la Justicia, la Tolerancia ni la Razón, para comprender a los catalanes y aceptarles como son y no como ellos quisieran que fueran, "castellanos" y sumisos.

Por mi parte, no quiero cambiar a España. Lo que quiero es que me dejen ser libre. Si tienen problemas con su estado autonómico, ese que ellos han montado para diluir a Catalunya y País Vasco, que se lo arreglen. Si no aceptan que gran parte de sus problemas económicos vienen dados no solo por la crisis internacional, sino por el despilfarro de querer ser el país con más kilómetros de alta velocidad del mundo, o por sus ansias de ser más que Italia, pasar a Francia y alcanzar a Alemania en lo económico, sin tener en cuenta que cada año Europa le daba un billón de las antiguas pesetas. Sin que los fondos europeos fueran empleados eficientemente en el desarrollo de las zonas más deprimidas del estado; o basar el crecimiento en la construcción y el enriquecimiento rápido, o en construir aeropuertos mastodonticos en la Mancha, mientras en Banco de España se dedicaba a mirar hacia otro lado, mientras la caja de ahorros castellana se hundía irremisiblemente. No valen estos ni otros argumentos para hacer entrar en razón a España. Su meta es otra, se trata de anular al catalanismo, que esta caminando con gran rapidez hacia la independencia (y aunque les cueste creerlo, gracias fundamentalmente a España, a sus políticos, a sus medios de comunicación, a sus instituciones).
No, decididamente no quiero cambiar a España. No. Somos muchos que ya hemos desistido de tan imposible hazaña. España se gusta y esta cómoda consigo mismo. Los que no estamos cómodos somos la mayoría de catalanes y por tanto, somos nosotros que tenemos que tomar la iniciativa. Ya es hora. Las cartas están sobre la mesa y el juego ha comenzado. Aceptemoslo y juguemos.

Pero, ¿como?.    
    

dimecres, 5 de gener del 2011

IMPRESIONES SOBRE EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES Y OTRAS CONSIDERACIONES.

Como ya he manifestado en otros artículos, el resultado de las elecciones celebradas a finales de noviembre del año pasado han sido, a mi juicio, claros y contundentes. El bloque estrictamente nacionalista-soberanistas ha ganado sobradamente con 76  escaños conseguidos, que equivale a una holgada mayoría absoluta y ello sin contar los 10 escaños de Iniciativa ni algunos de los escaños socialistas, autonombrados como catalanistas.

¿Que consecuencias podemos extraer los ciudadanos y, sobretodo, que consecuencias deberían extraer los diputados y por extensión, los partidos, acerca de tan contundentes resultados?.

 Los ciudadanos son los que lo tenemos más claro. Por lo menos yo. Creo que las opciones unionistas han fracasado. La España que ha "vendido" el Partido Popular, no ha resultado atractiva para la inmensa mayoría de votantes. A pesar de que han aumentado en cuatro escaños su representación, no es menos cierto que ello ha sido así por el hecho de apropiarse del discurso xenófobo y fascistoide de Plataforma per Cataluña. Ciudadanos ha repetido resultados y su monocorde discurso del más rancio nacionalismo españolista y supuestamente progresista, no ha cosechado más que tres únicos representantes y solo en la circunscripción de Barcelona. En total, 21 diputados sobre 135. En cuanto a los 28 representantes de los socialistas, ni que decir tiene que los hay de españolistas, pero también catalanistas; me atrevería a decir que son mayoría entre las bases, aunque los miembros del sector "psoe", mayoritario en el aparato del partido, no quieran reconocerlo (esta opinión está basada en el hecho de que el "cinturón rojo" de Barcelona ya no es lugar de residencia de "inmigrantes" andaluces -la inmigración actualmente está formada por extranjeros-; los ciudadanos del "cinturón" se consideran tan catalanistas como el que más; y ello a pesar de que el "aparato" intenta, por todos los medios, que el pasado pese más que el futuro.) En cuanto a Iniciativa, se declaran ecologistas, progresistas y catalanistas. Pero parece que quieren ocultar su catalanismo, ya que lo consideran una opción secundaría y muy por debajo de su pretendido y contradictorio (en ellos) ecologismo-progresismo. Un mar de confusiones atenaza su juicio político, lo que le augura una pronta dilución ideológica y, en consecuencia, su inevitable desaparición.

Visto todo lo anterior, al observar los primeros pasos del nuevo gobierno de Catalunya y sus posicionamientos y declaraciones, tengo la impresión que no acaban de creen que en este país existe ya una mayoría muy amplia de ciudadanos que no se conforman con un mero Estatuto, o con un simple (e imposible) concierto económico. No queremos seguir dependiendo de la buena voluntad del gobierno español de turno, o de los intereses de los partidos nacionalistas españoles, o de la "imparcialidad" de la justicia española, o de la supuesta bondad y generosidad de algunos ciudadanos españoles, que se niegan a practicar el boicot sistemático a los productos catalanes. Somos muchos que estamos más que hartos de la subjetividad, parcialidad y del continuo falseamiento de la verdad que ponen en marcha, sin rubor y con el mayor descaro y afán manipulador, los medios de comunicación, ya sean de derechas, ya de izquierdas, radicados fundamentalmente en Madrid.

Así, el presidente Más y su partido, deben tener muy presente que el tiempo de España, para muchos ciudadanos catalanes, ha pasado. Que la mayoría de soberanistas ya existe. Que no puede hacer valer la opinión de la minoría unionista sobre el deseo mayoritario de los independentistas. Que la amenaza sobre el quebranto de la cohesión social, solo proviene de aquellos que quieren imponer su deseo unionista minoritario frente al independentismo, trasversal, amplio, claro y contundente, mayoritario entre el catalanismo actual.

Señor Más: Haga valer la mayoría que ya existe en el Parlamento de Catalunya. Promueva un debate libre, amplio entre los representantes del pueblo de Catalunya; al final, debe haber una votación sobre la independencia  o no. Una vez que haya resultado ganadora la opción INDEPENDENCIA, proclame el resultado y asuman su gobierno y el parlamento todas las competencias propias de un estado libre y soberano y si la GENERALIDAD lo considera oportuno, convoque un referéndum al cabo de unos meses que ratifique el resultado de Parlamento. Todo el tiempo que va desde la proclamación de la independencia, hasta la ratificación del referéndum, deberá dedicarlo a buscar soportes internacionales.

Si opta por el autonomismo, le deseo mucha suerte, ya que estará solo acompañado por los unionistas (minoritarios) y recuerde que el nacional-españolismo es la causa de todos los males que aquejan a nuestra Nación y lo que es peor, es la causa del enojo y del hartazgo que afectan a la inmensa mayoría de sus conciudadanos. Elija bien sus prioridades, ya que si no, otros lo harán por Vd.