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dijous, 23 de desembre del 2010

OTRA VEZ LA LENGUA

Se acaba de producir una nueva sentencia de la justicia española que pone, por enésima vez en el candelero, la cuestión lingüística en Catalunya. Lo cierto es que esta cuestión ya esta pudriéndose en demasía y  a causa  de las absurdas (y peligrosas) manipulaciones del partido popular y de "ciudadanos", así como otros grupúsculos afines, nuevamente debemos dedicar nuestros esfuerzos a lo de siempre, es decir, a defender la  lengua catalana, el autogobierno de la Generalitat, las decisiones políticas del Parlament, en definitiva, defender a la Catalunya que mayoritaria y democraticamente sucesivas elecciones han configurado como la más adecuada para el pueblo catalán, la Catalunya que garantiza la cohesión social, la que no se utiliza como arma electoral, sobretodo en el resto del estado.

Esta reiteración, ya prolongada infinitamente en el espacio y el tiempo, produce un cansancio, un hartazgo que solo los masoquistas son capaces de aguantar. Yo, personalmente, me declaro saturado de este nacionalismo español, que se avergüenza de reconocerse como tal y que tan ostentosamente exhiben el partido popular, el partido de "ciudadanos" y grupos afines, así como medios de comunicación españoles, que utilizan esta cuestión que nos ocupa, de forma bastarda, falsa, grosera, falaz y altamente peligrosa para la convivencia y cohesión de nuestros maltratados y humillados conciudadanos, perplejos por el resentimiento que despierta el hecho de que quieran utilizar una lengua distinta al castellano, en su vida cotidiana, en la escuela, en el cine, en la rotulación, en el etiquetaje, etc..., tal y como un ciudadano de Islandia, de Francia o de Extremadura hace, con absoluta libertad, con respeto, en definitiva, con naturalidad.

Que puede hacer un catalán ante esta situación tan irritante que sufre, que soporta  por la actitud de instituciones que solo defienden a los suyos, a los castellanos.¿Porque la constitución española, ya no es la suya? ¿Porque la justicia es tan injusta? ¿Porque España no quiere en su seno a ciudadanos que cada vez son empujados con más fuerza fuera de él? ¿Porque se niega que el pueblo catalán tenga derechos colectivos, como todos los pueblos? ¿Porque España si tiene derechos colectivos?

La respuesta a estas y otras preguntas es sencilla. Porque España es una nación soberana. Porque esa nación soberana es castellana y "Castilla es mucho Castilla".

Pues bien, yo no soy castellano, soy catalán. He llegado a la conclusión, hace mucho tiempo, que mi nación, Catalunya, no cabe dentro de España. Que para que Catalunya tenga prosperidad económica, bienestar social, normalidad política, normalidad lingüística y ciudadana, tiene que tener un estado propio, que proteja y ampare a sus ciudadanos de forma total y absoluta, como hace cualquier estado soberano del mundo, que por cierto, es mucho mayor y mas libre que España.  

divendres, 10 de desembre del 2010

DEL RESULTADO DE LAS ELECCIONES Y OTRAS CONSIDERACIONES.

El último domingo de noviembre se han celebrado elecciones al parlamento de Catalunya. El resultado y la participación han sido nítidos, claros y contundentes. Ha vencido Convergencia y Unió. Ha perdido el PSC. El resto de formaciones han alcanzado un resultado discreto. Lo relevante es que el combate derecha-izquierda, ha sido sobrepasado por la lucha entre catalanismo-españolismo. Y el vencedor ha sido el catalanismo.

Efectivamente, el número de escaños conseguidos por las formaciones inequívocamente catalanistas ha sido de 76 (62 de CiU, 10 de Esquerra y 4 de Soliraditat), mientras que el españolismo ha logrado 49 (28 de PSC, 18 de PP y 3 de Ciudadanos). Los 10 de Iniciativa son "catalanistas acomplejados".

¿Que se puede deducir de todo ello?¿Y sobre la participación, del 60%, a pesar de que los "entendidos" pronosticaban  una  por debajo del 50%?

1º Existe una creciente proporción de ciudadanos que se interesan por la política, mayor en el campo del catalanismo-soberanismo.

2º El españolismo va de baja, con resultado maquillados por el discurso anti-inmigración y xenófobo que ha practicado el PP, para hacerse con el botín de la ultra-derechista Plataforma per Catalunya.

3º El PSC ha pagado su "bipolaridad", su dualidad españolismo-catalanismo. El vasallaje que ha mostrado hacia el PSOE, a pesar de todas las dificultades, de todos los obstáculos que con evidente mala fe le ha ido poniendo el mal llamado partido socialista español, han llevado al PSC hacia el abismo.

4º Iniciativa ha reculado 2 escaños. Es una formación con muchos complejos, catalanistas pero con España, verdes pero obreristas (¡han hecho incompatible la ecología con el empleo!). Su buenismo se transforma a menudo en inmadurez, deviene en ofertas políticas confusas e inconsistentes. Poco a poco, irán viendo reducida su representatividad a la mínima expresión.

5º El nacionalismo catalán, con mucha rapidez, se desliza hacia el soberanismo, ya ahora mayoritario en Catalunya. Del soberanismo al puro independentismo solo hay un paso y este es el reto que tiene Soliraditat, Esquerra y principalmente CiU. Es cierto que Esquerra ha perdido 11 escaños, pero ha sido por su persistencia en primar el eje izquierdista sobre el independentista, cuando los ciudadanos estaban en otro estadio político. De CiU solo cabe decir que no fíe su hacer político en el autonomismo, ya liquidado por el Tribunal Constitucional. Si así lo hiciera, sin duda que su declive político sería, en el próximo futuro, equiparable al del PSC.

Los resultados de estas elecciones son esperanzadores. La independencia de Catalunya esta hoy más cerca que nunca. Aparece como imparable. Se vislumbra como inevitable. Los ciudadanos han votado, han hablado y han sentenciado. Nadie podrá detener la voluntad mayoritaria que demuestran los electores. Ni manipulaciones informativas, ni amenazas legislativas, ni mentiras, ni falsedades, nada podrá detener lo que en los próximos cuatro años va a suceder. Catalunya será libre y soberana.               

dimecres, 6 d’octubre del 2010

PERIODISTAS, TERTULIANOS Y ESPECIES ASOCIADAS.

El periodismo es una profesión muy respetable. Desgraciadamente, algunos profesionales parece que no tienen esta opinión  de si mismos. También es cierto que son pocos, pero muy activos, muy visibles, muy descarados. Cínicos, al fin y al cabo.

Tomemos el ejemplo de las tertulias políticas de la televisión. "El gato al agua", "Catalunya Opina", "Alto y claro", "Els matins", "Los desayunos", "Las mañanas de cuatro", son solo algunos ejemplos que ilustran el éxito de este tipo de programas. Algunas cadenas programan este formato por la mañana, por la tarde y por la noche.  Consecuentemente, no hay suficientes tertulianos para tantos programas, lo que hace que algunos se multipliquen en sus apariciones televisivas, lo que provoca que los televidentes les conozcamos perfectamente. Podemos distinguir con claridad sus preferencias políticas, sus filias y fobias, e incluso sus reacciones ante determinados hechos. Son absolutamente previsibles, lo cual no se si es bueno o malo en un tertuliano.

Algunos de estos tertulianos no pueden ser nombrados como periodistas, aunque tengan la titulación universitaria pertinente. Algunos de estos programas, no pueden ser catalogados como informativos, ni siquiera como muestrario de opiniones personales. He visto a tertulianos insultar a consejeras de sanidad, a mentir descaradamente sobre políticos contrarios a las tesis que defiende el tertuliano. Algunas tertulias están formadas por tres o cuatro personas de derechas frente a una de izquierdas. Y encima el moderador se alinea en contra del solitario defensor progresista. Esto sucede en las tertulias de Intereconomía, fundamentalmente en "El gato al agua". En la tertulia del mediodía, todos los asistentes son de la misma opinión, por lo que se pasan el rato remachando el clavo. El presentador propone el tema y los tertulianos se ensañan, ya sea con Zapatero, con " la Chacon", con Montilla, con Carod, con el nacionalismo, vasco o catalán. En realidad, poco importa el tema. la cuestión es insultar, descalificar, manipular frases, denigrar. Y todo ello para defender sus posiciones políticas y contentar a los espectadores afines que envían SMS que son publicados a pie de pantalla, sin  filtros ni censura. A mi se me ocurrió un día enviar un mensaje de protesta por la publicación de graves insultos a Catalunya y a los catalanes y sólo apareció la última frase que naturalmente no tenia ningún sentido.

Algunos tertulianos utilizan técnicas  perfectamente descriptibles para imponer sus tesis. Gritan, interrumpen al que está en poder de la palabra o, simplemente, sueltan un torrente de frases huecas y reiterativas, al objeto de acaparar tiempo y no permitir la réplica del contrincante. Algunos moderadores son más sibilinos.Dan la palabra a "los suyos" y se la quitan "a los otros", con el pretexto de dar paso a la publicidad. O interrumpen sus exposiciones, con preguntas o comentarios perfectamente prescindibles. Tal es el caso de "Catalunya Opina". Algunas tertulias aparentan mas objetividad. Eligen a sus participantes con equidad (derechas e izquierdas equilibradamente) pero, los temas a veces requieren más matices. No es lo mismo hablar de la independencia de Catalunya con representantes (porque no son otra cosa) de la derecha españolista y de la izquierda federalista (aun existen ilusos), sin poder oír los puntos de vista de un independentista desinhibido.

Lo cierto es que muchas de las tertulias políticas que pueden verse por la televisión, manipulan, mienten y fomentan el enfrentamiento y el odio. Subjetivamente, creo que las tertulias de Intereconomía, Veo y Tele Madrid, son las más peligrosas. Se escudan en la libertad de expresión, en el pluralismo y en la libertad individual de cada uno, para lanzar sus soflamas propagandistas, carentes de la objetividad necesaria para que los ciudadanos reciban TODA la información, verídica, que es necesaria para configurar la opinión personal de cada ciudadano, de manera libre, justa y soberana.

Yo, por si acaso, continuaré viendo todas las tertulias que me sea posible, especialmente las más perniciosas.

Quiero saber de que "mal voy a morir".

dijous, 30 de setembre del 2010

¿NACIONALISTAS?

Cuantas veces oímos de los  que no se consideran a si mismo nacionalistas, duras condenas a los que se declaran y son nacionalistas sin complejos. Generalmente se trata de personas que se avergüenzan de su pasado, o mejor, de lo que su nación ha hecho históricamente a sus propios conciudadanos, de lo que sus gobernantes representan hacia todo aquello que hacen, o han hecho, referido a la identidad, a la imposición, al sometimiento político de otros pueblos, de los individuos y todo ello en nombre de la patria, con sus propias leyes y envueltos en su bandera.

Tiene la irresistible tentación de considerar a su nación como referente para juzgar al resto de naciones. Consecuentemente, todo nacionalismo es malo, es pernicioso, es excluyente, insolidario, provinciano. Todo nacionalismo es como "su nacionalismo". Para ellos, no existen matices entre unos y otros. Así, no existen diferencias históricas, ni personalidad distinta, ni formas de vivir la realidad propia de cada país en libertad, tanto a nivel colectivo como individual. Llegan a conclusiones tan absurdas como que un país hable una lengua distinta solo para fastidiar. Que otorguen categoría de verdad única a la propia. Que la historia del vecino debe ser interpretada conforme a la suya, la verdadera, la auténtica. Interpretan la diferencia como un fastidioso capricho que tiene por objeto sacar provecho, económico o político.

Este, desgraciadamente, ha sido el caso de España. Debo matizar que este ha sido el caso de la derecha española, si bien puede hablarse de contagio en la falsa izquierda de este pais, que ha adoptado principios y posiciones propias de los conservadores. En cuestiones de identidad y nacionalismo, partido popular y partido socialista no difieren en nada. Los dos partidos son  claros exponentes de su "no nacionalismo" español.

Recientemente el equipo español ha resultado vencedor en la copa del mundo de fútbol, celebrado en Sudáfrica. Una explosión de alegría y orgullo, ha estallado entre los "no nacionalistas" españoles. Banderas e himnos han inundado las calles y plazas de todo el país. En Catalunya también. Pero los medios de comunicación, prensa, radio y televisión, han puesto especial empeño en resaltar las banderas exhibidas en Catalunya, en ventanas, blandidas por ciudadanos, en automóviles, etc... Como si quisieran demostrar que ha sido aquí donde más se ha celebrado. He oído al  representante de Ciudadanos comparar la manifestación del día 10 de julio a favor de la independencia con la que se produjo en la avenida Maria Cristina el día de la victoria española, resaltando la normalidad y ciudadanía de los asistentes, frente a los que asistieron a la manifestación catalanista, con comportamientos "antidemocráticos" y agresivos. Se olvidó de mencionar los incidentes ocurridos en la celebración de españolistas, que siempre podían ser atribuidos a cuatro energúmenos infiltrados. La cuestión fue comparar y denigrar, desmerecer y falsear la realidad, para mayor gloria de su "no nacionalismo". En adelante, nacionalismo (puro y duro).

Este es solo un ejemplo, claro y contundente, del nacionalismo español, transversal entre PP y PSOE. No lo reconocen, pero el suyo es mas contundente, está mas asentado, mas excluyente y agresivo que el catalán, al que intenta anular, al que acosa y apabulla, con constituciones, leyes, medios económicos, fiscales y mil armas más. Es el tipo de nacionalismo que niega el deber de conocer el idioma catalán en Catalunya e impone, por la Constitución, el derecho y el deber del castellano, también en Catalunya. Nadie en Catalunya niega el derecho y el deber del español, pero sí exigimos el mismo trato para el catalán. Los nacionalistas españoles exigen el bilingüismo a los catalanes, pero solo a ellos. Los castellano-hablantes tienen el derecho y el deber de utilizar su idioma por encima del propio de Catalunya. Esto es una imposición, todo lo constitucional que se quiera, pero imposición al fin. Los jueces no tienen la obligación de saber ni entender el catalán, ya que solo es un mérito y además voluntario. La cadena pública catalana no debe discriminar el castellano, pero tanto las públicas como las privadas españolas si pueden ignorar el catalán. Un ciudadano catalán no tiene derecho a exigir que los productos que compra estén envasados en su idioma, aunque afortunadamente lo pueden estar en lituano, maltés, islandés o polaco. El catalán es económicamente ruinoso para las empresas. Solo el catalán. no el portugués, por ejemplo. Lo mismo puede decirse del doblaje de las películas. No importa que los catalanes paguemos más caro el hecho de querer vivir en catalán. Por si alguien no lo sabe, también pagamos impuestos que sirven para el sostenimiento del Instituto Cervantes o la Real Academia de la Lengua Española y lo hacemos más que nadie. Pues bien, los nacionalistas españoles se rasgan las vestiduras cuando critican las "subvenciones" que reciben Omniun Cultural o la enseñanza del catalán en el extranjero. Ciertamente, el complejo de inferioridad que tienen los responsables españoles en temas lingüísticos, es abrumador. ¿En que mente enfermiza cabe la idea que el catalán puede ser una amenaza para el castellano?

 Son tantos los ejemplos, algunos ridículos, que podrían citarse, sobre el nacionalismo español. Y todo ello define el hipernacionalismo vergonzante del PP y del PSOE.

En Catalunya, la representación españolista corresponde a Ciudadanos y Partido Popular. Su nacionalismo es rancio y antipático. En su afán por hacer de Catalunya un conjunto de provincias españolas y a sus ciudadanos súbditos leales y sumisos, llegan al esperpento de considerarse portadores de las esencias hispánicas, sin percatarse de la escasa representación que sus ideas cosechan entre los ciudadanos de Catalunya y en consecuencia, del mal que hacen a España y las distorsiones que producen entre la gran mayoría de personas que, entre perplejas y hartas, no les votan ni les votarán nunca. La mentira, la hipocresía  y el cinismo no cosecharán mas apoyo que el de una minoría, añorada de imperios pasados y pulsiones españolistas, trasnochadas y fieles a un pasado que la mayoría hemos superado totalmente.       

dijous, 23 de setembre del 2010

¿ELECCIONES PARA LA INDEPENDENCIA?

 A finales del mes de noviembre, se celebraran las elecciones al Parlamento de Catalunya. Se elegirán los representantes de los ciudadanos que deberán decidir hacia donde nos dirigimos, colectivamente como nación e individualmente como ciudadanos. ¿Conseguiremos la independencia, o por lo contrario, seguiremos padeciendo la opresión constitucional de las instituciones del estado español?. Sí, decidiremos sobre nuestro futuro. La independencia o el unionismo se decidirán por el número de escaños que obtengan los partidos soberanistas frente a los españolistas. Es curioso que unas elecciones "normales" puedan incidir sobre nuestro porvenir en un asunto de vital importancia, como es este. Pero en España, este tipo de situaciones se dan con relativa frecuencia. Por ejemplo, es normal que los asuntos sobre terrorismo se confundan con los de los partidos políticos, se traten como cuestiones jurídicas y se ilegalicen formaciones políticas al amparo del ruido mediático y la presión de algunos colectivos directamente involucrados y por tanto inhabilitados. Así,  los españoles, o mejor, los políticos españoles, cuando se les pide que los ciudadanos decidan si quieren o no ser independientes mediante un referéndum de autodeterminación, suelen contestar que ya lo hacen cuando votan, o que ya lo hicieron cuando aprobaron la constitución, o que debería opinar el conjunto de la población española. En Catalunya, a esto de llamamos "excusas de mal pagador". Por otro lado, no son conscientes de lo antipática que a muchos ciudadanos les resulta la "maldita" constitución, que utilizan más como arma represiva, que como punto de encuentro y de comprensión hacia todo tipo de personas y de colectivos. Aun está fresca en la memoria  la imagen del señor Pizarro, máximo dirigente de ENDESA, blandiendo un ejemplar del "sagrado libro" a modo de garrote, para rechazar la OPA de Gas Natural. La constitución contra aquella osada empresa que pretendía recomprar una entidad que había sido catalana (FECSA) y que tenía su principal mercado en Catalunya. "Antes alemana que Catalana". Al final, ni lo uno, ni lo otro. Italiana. Como puede verse, España es mucho más diferente de lo que podía llegar a pensar el mismísimo señor Fraga, cadena de unión entre el pasado franquista y el presente constitucional.

Pues bien, España prefiere que la independencia sea decidida en votaciones al parlamento. Que así sea. Si los  partidos que apoyan la plena soberanía de Catalunya alcanzan la mayoría suficiente, están plenamente legitimados para que unilateralmente proclamen la independencia y faculten al gobierno resultante para iniciar el camino de libertad y de justicia  que, como nación sin estado, busque el reconocimiento internacional, para alcanzar esta meta lo más rápidamente que sea posible. Posteriormente, podrá convocarse el referéndum pertinente para que los ciudadanos ratifiquen lo aprobado por el parlamento. No valdrá de nada la justicía española, con sus prejuicios y sus peculiaridades tan marcadas, que están asombrando al mundo entero (es broma).    

dilluns, 13 de setembre del 2010

IDEAS INTERESADAS Y A VECES TONTAS Y ABSURDAS SOBRE LA INDEPENDENCIA.

Algunas de las afirmaciones más distorsionadas que puedan realizarse, se hacen en torno a la independencia. Así, no es extraño que se diga: "no es un asunto que importe a la gente" o, "mientras se habla sobre identidad o soberanía, o independencia, no se habla de paro, de educación, de sanidad, de los asuntos que importan realmente a los ciudadanos".

Naturalmente, estos argumentos los utilizan aquellos que no quieren que este asunto sea debatido en profundidad, o que la gente halle la respuesta correcta en la independencia. Tienen auténtico pánico a que el sentimiento de plena soberanía para Catalunya se extienda de forma imparable entre la ciudadanía, como ya está ocurriendo actualmente.

La afirmación "lo que importa a la gente" no solo es interesada, sino que también es absurda. Es interesada porque intenta minimizar conceptos tan importantes para el individuo como son la soberanía y la libertad. Importantes a nivel personal, pero también en el plano colectivo. Realmente, ¿hay alguien al que no le importe la libertad de su pais, la soberanía (poca o mucha, compartida o no) de sus instituciones políticas, económicas y sociales? Si así fuera, el unionismo o el españolismo no deberían sentir ninguna amenaza de los que desean la independencia de Catalunya, ya que debe ser un asunto, para ellos, que no importa a la gente.

La gente sí se interesa por la independencia de Catalunya. Los catalanes son conscientes de lo que significaría que se alcanzara la libertad colectiva de este pais. Los españoles saben que el separatismo de Catalunya afecta no solo a sus sentimientos. Saben que España ya no sería la decima potencia económica. Son conscientes que los ingresos de los impuestos recaudados por España disminuirían en un tercio y por tanto, habría menos dinero para subsidios, sanidad, escuelas, pensiones, autopistas gratuitas, trenes de alta velocidad, medallas olímpicas, campeonatos de mundo, etc. Saben que los fondos de pensiones de estado, las obras de arte, el armamento de ejército, deberían ser justamente repartidos entre España y Catalunya. Sí, también la deuda pública, los convenios internacionales y otras muchas cosas. Al fin y al cabo, los ciudadanos catalanes han contribuido generosamente en la acumulación de activos del estado, pagando más que nadie los impuestosy las tasas, a cambio de no tener poder decisorio sobre el destino de sus "dineros".

Todo sería objeto de negociación y por el bien de los dos nuevos paises (también España sería nueva), la mediación internacional se haría imprescindible.

De manera que a la gente si le importa la independencia, o la separación de Catalunya. Todos somos conscientes de que la educación, la sanidad o las infraestructuras dependen directamente de nuestros impuestos y de las decisiones que nuestros representantes políticos toman, las cuales obedecen al grado de libertad y soberanía que cada pais tiene. ¿La independencia, la soberanía, la identidad, no importan?. Por favor, no nos crean tan ingenuos. No nos insulten. No somos tan ignorantes como puedan pensar, como desearían algunos  de los políticos que ponen "apellidos" a la democracia (española, constitucional y similar). Aquellos que están continuamente apelando al Estado de Derecho, que han construido con sus particularidades y que manejan a su antojo (como el tribunal constitucional, la justicia, las instituciones económicas y sociales, que rezuman sectarismo, parcialidad, centralismo y una absoluta falta de decencia y de objetividad).La democracia no tiene apellidos. La democracía es más sencilla,  más entrañable. Democracia, sin más.

Todo lo anterior vale para los políticos que recelan de la grandeza de la democracia. Que creen que son ellos los dueños de la interpretación, de la ejecución, de los ideales, de la realidad que nos envuelve a los "pobres ciudadanos". Son políticos que utilizan la democracia como un mero instrumento para colmar sus ambiciones personales, sus ansias de poder. Es decir, políticos que tal vez sin percatarse son profundamente antidemócratas.

De igual manera, a los medios de comunicación que utilizan su influencia para condicionar a los políticos, a los partidos y a las instituciones, que pretenden adormecer a los ciudadanos, o dirigir opiniones, todo ello en beneficio de sus propios intereses, o de grupos fácticos que solo pretenden obtener réditos a cuenta y contra el beneficio de la mayoría de los ciudadanos.

A todos ellos, políticos antidemócratas y medios de comunicación y periodistas sin etica ni profesionalidad, deberiamos recordarles la Historia, que parece que han olvidado. Deberían ser conscientes que la verdad es tozuda, siempre rebrota. Que la manipulación, la falsedad, el ninguneo, son efímeros. Deberían saber que la realidad puede arrollarles sin miramientos, sin escrúpulos, como pasó en Estados Unidos, en Francia hace pocos siglos, o en Ucrania, Letonia, la Unión Soviética, la  India.... Cuando los ciudadanos decidan  prescindir de sus bastardos excesos, serán suprimidos cruelmente. No olvidemos nunca que las revoluciones, violentas o pacíficas, son hijas directas de la injusticia, de las mentiras y de los excesos de unos pocos sobre la mayoría. No olvidemos que el hombre es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra. Por favor, miren por donde pisan para no ser pisoteados por la justicia, por la realidad. No manipulen la democracia, porque los ciudadanos no lo permitirán.

dijous, 26 d’agost del 2010

¿PORQUE DESEO LA INDEPENDENCIA?

Como todo buen ciudadano, cuando murió Franco, deposité grandes esperanzas en los previsibles cambios que se vislumbraban en el horizonte. Por fin podríamos homologar nuestro Estado con el de nuestros vecinos. Habría  libertad, democracia y otras venturas inimaginables en aquellos momentos.

Con el paso del tiempo, las dificultades, muchas, fueron venciéndose. Con incontables problemas, con grandes esfuerzos, pero también con muchas renuncias. Por ejemplo, no se pidieron cuentas a los que habían contribuido a sostener la dictadura, permitiendo que permanecieran en sus puestos. Con el paso de los años, volvieron a recuperar su influencia y esto nos ha llevado a la situación actual. En la judicatura, en los medios de comunicación, en el mundo económico, financiero, entre los altos funcionarios de la administración. En todos aquellos lugares que, con disimulo y tiento, pudieran permitir la "secreta" reconquista de sus privilegios, de sus fueros, de su influencia. ¿Acaso no vemos como en la perversión del lenguaje que hoy inunda nuestros medios de comunicación, las falsas verdades, las "verídicas" mentiras, las manipulaciones más osadas, muestran con meridiana claridad cuales son sus intenciones?

Y lo que resulta más preocupante es que se esta produciendo un contagio en los ciudadanos de a pie, en personas de buena fe, que se dejan arrastrar en una vorágine de mala uva, de acusaciones absurdas y descalificaciones colectivas o incluso personales. Y es esto lo que a mí me da asco.

Solo si recordamos todo lo sucedido en torno al Estatuto catalán, o la financiación, o con la lengua, o con la OPA de gas natural, con el Tribunal Constitucional, con "cercanías" y mil cosas más, solo por citar algunas de  las más recientes, comprenderemos lo perniciosa que ESTA España es para Catalunya y por ende, para los ciudadanos de este país.

Es cierto que durante los últimos treinta años ha habido cosas positivas, como el desarrollo económico y social, aunque vale la pena recordar que en buena medida, ello  ha sido posible gracias a los fondos de cohesión europeos y a la forzada, por desmesurada, generosidad demostrada por los ciudadanos de Catalunya, entre otros, hasta quedar exhaustos por el esfuerzo realizado y jamás reconocido por ESTA España, henchida de soberbia que actualmente estamos sufriendo.

En definitiva, el desengaño acumulado a lo largo de los últimos treinta años, es muy grande. Es tan formidable que se ha transformado en hastío, en hartazgo. ¿Por que tenemos que seguir soportando esta situación por más tiempo?

No tenemos que aceptar aquello que no nos gusta. Por más apelaciones que puedan hacerse a conceptos como "estado de derecho", "constitucionalidad" y otros, todos ellos utilizados de forma restrictiva, agresiva, excluyente, por aquellos que tienen más prejuicios que sentido común, que denotan más odio, incluso xenofobia que otra cosa.

Creo sinceramente que ya no vale hacer pedagogía por España. No tenemos que seguir negociando eternamente cualquier cuestión  para que nos sigan culpando de hacernos las víctimas o de que somos egoístas, que robamos a los pobres, que siempre queremos más. Es curioso pero nunca se han preguntado si nuestras quejas, nuestras peticiones, nuestras exigencias, tenían una base cierta, es decir, que algo de razón nos asistía. La autocrítica en España brilla por su ausencia.

Los catalanes, todos, somos culpables de debilidad, de falta de claridad, de ambiciones. No somos capaces de hablar con sinceridad, de decir y hacer las cosas que pensamos y queremos, por miedo a lo que dirán, que pensarán de nosotros, si caeremos más o menos simpáticos, si nos odiarán más o menos. Pero, ¿no nos damos cuenta que esta es una batalla perdida?

Yo, como cualquier otro ciudadano catalán, deseo lo mejor para mí y para los míos. Por tanto, quiero ser feliz. Quiero ser respetado, personal y colectivamente. Quiero para mi país, Catalunya, lo mismo que otros desean para el suyo. Quiero la libertad que ahora me falta. Quiero el bienestar económico y social que ahora me hurtan, que me restringen. Quiero disfrutar de la democracia sin matices, sin manipulaciones, sin reservas. En definitiva, quiero para Catalunya la independencia que ahora no tiene. Pero, ¿como?, ¿cuando?. ¿Como alcanzar la libertad, si ni siquiera han aceptado el Estatuto de Autonomía , después de pasar todos los filtros, aprobación del Parlamento catalán, español y referéndum?.