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dilluns, 13 de setembre del 2010

IDEAS INTERESADAS Y A VECES TONTAS Y ABSURDAS SOBRE LA INDEPENDENCIA.

Algunas de las afirmaciones más distorsionadas que puedan realizarse, se hacen en torno a la independencia. Así, no es extraño que se diga: "no es un asunto que importe a la gente" o, "mientras se habla sobre identidad o soberanía, o independencia, no se habla de paro, de educación, de sanidad, de los asuntos que importan realmente a los ciudadanos".

Naturalmente, estos argumentos los utilizan aquellos que no quieren que este asunto sea debatido en profundidad, o que la gente halle la respuesta correcta en la independencia. Tienen auténtico pánico a que el sentimiento de plena soberanía para Catalunya se extienda de forma imparable entre la ciudadanía, como ya está ocurriendo actualmente.

La afirmación "lo que importa a la gente" no solo es interesada, sino que también es absurda. Es interesada porque intenta minimizar conceptos tan importantes para el individuo como son la soberanía y la libertad. Importantes a nivel personal, pero también en el plano colectivo. Realmente, ¿hay alguien al que no le importe la libertad de su pais, la soberanía (poca o mucha, compartida o no) de sus instituciones políticas, económicas y sociales? Si así fuera, el unionismo o el españolismo no deberían sentir ninguna amenaza de los que desean la independencia de Catalunya, ya que debe ser un asunto, para ellos, que no importa a la gente.

La gente sí se interesa por la independencia de Catalunya. Los catalanes son conscientes de lo que significaría que se alcanzara la libertad colectiva de este pais. Los españoles saben que el separatismo de Catalunya afecta no solo a sus sentimientos. Saben que España ya no sería la decima potencia económica. Son conscientes que los ingresos de los impuestos recaudados por España disminuirían en un tercio y por tanto, habría menos dinero para subsidios, sanidad, escuelas, pensiones, autopistas gratuitas, trenes de alta velocidad, medallas olímpicas, campeonatos de mundo, etc. Saben que los fondos de pensiones de estado, las obras de arte, el armamento de ejército, deberían ser justamente repartidos entre España y Catalunya. Sí, también la deuda pública, los convenios internacionales y otras muchas cosas. Al fin y al cabo, los ciudadanos catalanes han contribuido generosamente en la acumulación de activos del estado, pagando más que nadie los impuestosy las tasas, a cambio de no tener poder decisorio sobre el destino de sus "dineros".

Todo sería objeto de negociación y por el bien de los dos nuevos paises (también España sería nueva), la mediación internacional se haría imprescindible.

De manera que a la gente si le importa la independencia, o la separación de Catalunya. Todos somos conscientes de que la educación, la sanidad o las infraestructuras dependen directamente de nuestros impuestos y de las decisiones que nuestros representantes políticos toman, las cuales obedecen al grado de libertad y soberanía que cada pais tiene. ¿La independencia, la soberanía, la identidad, no importan?. Por favor, no nos crean tan ingenuos. No nos insulten. No somos tan ignorantes como puedan pensar, como desearían algunos  de los políticos que ponen "apellidos" a la democracia (española, constitucional y similar). Aquellos que están continuamente apelando al Estado de Derecho, que han construido con sus particularidades y que manejan a su antojo (como el tribunal constitucional, la justicia, las instituciones económicas y sociales, que rezuman sectarismo, parcialidad, centralismo y una absoluta falta de decencia y de objetividad).La democracia no tiene apellidos. La democracía es más sencilla,  más entrañable. Democracia, sin más.

Todo lo anterior vale para los políticos que recelan de la grandeza de la democracia. Que creen que son ellos los dueños de la interpretación, de la ejecución, de los ideales, de la realidad que nos envuelve a los "pobres ciudadanos". Son políticos que utilizan la democracia como un mero instrumento para colmar sus ambiciones personales, sus ansias de poder. Es decir, políticos que tal vez sin percatarse son profundamente antidemócratas.

De igual manera, a los medios de comunicación que utilizan su influencia para condicionar a los políticos, a los partidos y a las instituciones, que pretenden adormecer a los ciudadanos, o dirigir opiniones, todo ello en beneficio de sus propios intereses, o de grupos fácticos que solo pretenden obtener réditos a cuenta y contra el beneficio de la mayoría de los ciudadanos.

A todos ellos, políticos antidemócratas y medios de comunicación y periodistas sin etica ni profesionalidad, deberiamos recordarles la Historia, que parece que han olvidado. Deberían ser conscientes que la verdad es tozuda, siempre rebrota. Que la manipulación, la falsedad, el ninguneo, son efímeros. Deberían saber que la realidad puede arrollarles sin miramientos, sin escrúpulos, como pasó en Estados Unidos, en Francia hace pocos siglos, o en Ucrania, Letonia, la Unión Soviética, la  India.... Cuando los ciudadanos decidan  prescindir de sus bastardos excesos, serán suprimidos cruelmente. No olvidemos nunca que las revoluciones, violentas o pacíficas, son hijas directas de la injusticia, de las mentiras y de los excesos de unos pocos sobre la mayoría. No olvidemos que el hombre es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra. Por favor, miren por donde pisan para no ser pisoteados por la justicia, por la realidad. No manipulen la democracia, porque los ciudadanos no lo permitirán.

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