LA CONFRONTACIÓN ESPAÑOLA MENOS INTELIGENTE QUE LA HUMANIDAD HA CONOCIDO.

Tal y como se desarrollan los acontecimientos en Madrid, cada vez parece más probable que haya nuevas elecciones a las Cortes españolas. Los partidos madrileños han iniciado entre ellos una espiral de encendidas [¡incendiarias!] declaraciones, insultos y reproches que conducen a los políticos -y de rebote, a periodistas y la sociedad española en general- hacia una confrontación política, la cual si continúa in crescendo puede convertirse en enfrentamiento físico. Desgraciadamente en España este tipo de enfrentamientos guerra civilistas no resultan históricamente infrecuentes.

Por otra parte, esta lucha cainita se ve atizada, como siempre, por una supuesta amnistía por los hechos del 1 octubre y unas negociaciones iniciadas con las formaciones independentistas catalanas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Es decir, como siempre fustigan Cataluña como el burro de los golpes para desahogar su catalanofóbia ancestral y la rabia y frustraciones acumuladas contra la nación catalana.

Lo cierto es que la ambición política de los partidos nacionalistas españoles para poseer -¡acaparar!- el poder ha tenido como resultado, por ejemplo, que el PP más españolista haya hecho suyas las políticas defendidas por los nacional-católicos de VOX -fascistas españoles!-, mientras que el PSOE -nacionalista jacobino- se haya acercado a las políticas plurinacionales defendidas por ERC, Junts y Bildu y avaladas por Sumar. Con posicionamientos tan alejados unos de otros no resulta extraña la confrontación desatada. ¡Estaba cantada!.

El PP quería negociar los apoyos de su candidato con todas las formaciones políticas -menos con Bildu-, incluidos los endemoniados secesionistas de Junts. Después se negó a hablar con Junts, porque su líder es un exiliado político -ellos llaman el prófugo de la justicia en Waterloo-. Pero como sea que las ataduras de la derecha con la extrema derecha son tan firmes y estrechas, ningún partido demócrata ha querido negociar nada con ellos. Por su parte el PSOE quiere reeditar el gobierno más progresista de la historia de España, pese a que carecen de los necesarios apoyos parlamentarios -176 escaños en total-. En consecuencia debe negociar con ERC, Bildu y, asómbrense: ¡con Carles Puigdemont!, el diablo con cola y cuernos que hasta no hace demasiado tiempo era un apestado político según el más rancio españolismo que jamás haya existido.

Lo cierto es que las fuerzas independentistas pusieron sus exigencias sobre la mesa para apoyar a Pedro Sánchez. Que la lengua catalana pudiera utilizarse en el Congreso con normalidad, que se aprobara una ley de amnistía para los encausados por los hechos de septiembre y octubre de 2017 -recordemos que hay más de 3000 perseguidos por la Santa Inquisición judicial española- y que el catalán fuera lengua oficial en las instituciones europeas. Además ERC exigió que se procediera a la desjudialización de la política y de la despolitización de la justicia y Junts que todo esto fuera efectivo antes de dar los votos a favor de la investidura de Pedro Sánchez, que se nombrara un mediador internacional, puesto que como sea que históricamente España nunca ha cumplido los compromisos adquiridos con Catalunya -es decir, no nos fiemos para nada de los políticos españoles-, querían tener la seguridad de que esta vez si cumplirían su palabra....

¡He aquí la madre del cordero!. En principio el PSOE no rechazó ninguna de las exigencias planteadas. Inició los trámites para la oficialidad del catalán en el Congreso, pidió a la UE que se incluyera el catalán - y el vasco y el gallego- en las instituciones europeas e incluso empezó a aceptar la amnistía reclamada por los independentistas, con el argumento que no era inconstitucional, que era una necesidad para pacificar Cataluña y para normalizar las relaciones con España. Pero entonces, la extrema derecha extrema española empezó a vomitar bilis y mala leche por todos los agujeros de su organismo... Incluso hoy la judicatura remacha el clavo de la venganza siciliana condenado a 4 años y medio de prisión al exconsejero Buch y al mosso que actuó como escolta del exiliado político Carles Puigdemont, además de un montón de años de inhabilitación para ambos. Toda una declaración de buenas intenciones de la judicatura española.

Como consecuencia, empezaron las matizaciones gubernamentales. Que si los (i)letrados de Las Cortes ven muy difícil que se pueda implementar el acuerdo del catalán en el Congreso. Que en Europa habrá países que vetarán la oficialidad del catalán. Que es imposible aprobar una ley de amnistía antes de la investidura. Que esto del intermediario internacional no está nada claro. Que la judicatura es independiente...... ¡Riamos para no llorar!.

Es decir, lo de las garantías para que España cumpliera los compromisos adquiridos con Catalunya antes de la investidura, rien de rien. No era exactamente así.

¿Y por qué no es así?. Pues porque algunos varones y líderes jubilados del PSOE se han manifestado ofendidos e indignados exclamando que no quieren que Carles Puigdemont y otros perseguidos políticos sean amnistiados. Y porque PPVOX han iniciado una enconada campaña contra el independentismo, inspirada y azuzada por José Maria Aznar e Isabel Díaz Ayuso -dos de los santos cristos gordos del PP- contra la amnistía, que están haciendo buena la campaña del mismo partido emprendida contra el estatuto de autonomía de 2006 a base de manifestaciones y presiones mediáticas y judiciales absolutamente falsas y manipuladas, por cierto, que nos ha llevado hasta donde estamos hoy entre las tortuosas relaciones de Cataluña y España. Ahora se agravarán y profundizarán estas malas relaciones haciendo incrementar y aumentar entre todos los catalanes las ansias independentistas de forma exponencial.

España no quiere normalizar las relaciones con Cataluña, como siempre. España quiere aplastar al catalanismo a cualquier precio, como siempre. ¡Quiere aniquilarnos!. ¡Siempre lo han querido y siempre lo querrán!. Nunca escuchará ni atenderá las justas reivindicaciones de los catalanes. Cataluña nunca será reconocida por España como sujeto político y menos como Nación, con los mismos derechos que el resto de naciones del mundo. ¡Esto es y será así!. Como siempre y para siempre....

Catalunya no tiene nada que hacer dentro de ese Estado que cada día que pasa se hunde más en el barro de la antidemocracia y de la injusticia. Si no conseguimos la independencia nos arrastrarán en ese enfrentamiento entre españoles que ya se divisa en el horizonte. Goya lo plasmó en el cuadro Duelo a garrotazos. Dos españoles atrapados en un barrizal dándose golpes el uno al otro, con rabiosa saña.

Si no ponemos pies en polvorosa, nos aniquilarán. Si conseguimos la independencia, sobreviviremos.

La elección es nuestra, no de España y ni de los españoles.