Hace unos días estaba hablando de política con unos amigos y uno de ellos, para remachar el clavo de la conversación, finalizó su intervención con una rotunda frase que me ha hecho reflexionar sobre las políticas que desarrolla la actual cúpula de ERC. La sentencia de mi amigo fue: "A pesar de Esquerra, yo sigo siendo independentista". Esta afirmación tan rotunda me planteó una serie de cuestiones que ahora me permito exponerles.
¿Hay ciudadanos que a pesar de votar a ERC creen que este partido ya no es independentista?. ¡Por supuesto que los hay!. Quizás no son muchos o quizás si pero todos ellos deben pensar que la independencia ya no es la prioridad del partido, porque para ellos es más provechoso consolidar la (escasa) hegemonía partidista conseguida dentro del movimiento independentista que luchar prioritariamente por la libertad y plena soberanía de la nación, ya que esto puede hacerse más adelante, en cuanto las circunstancias y España lo permitan. Y ya que ahora hay que gobernar el día a día de Catalunya, pues... En cualquier caso, algunos votantes de Esquerra creen que el partido, de la mano del indultado Junqueras, prefiere profundizar en las buenas relaciones con el Gobierno de España antes que confrontarse con él a pesar de que, al fin y al cabo, el ejecutivo español y el resto de instituciones del Estado son los verdaderos adversarios del independentismo y culpables de la estupefacción y represión que sufre el país. Mejorar y ampliar estas buenas relaciones con Madrid es la labor encomendada al representante republicano en la capital de España, Gabriel Rufián. A quien hay que reconocer un cierto éxito obtenido aunque solo sea por los mediáticos titulares insustanciales conseguidos en los medios madrileños, ya sean cavernarios o no. De estas buenas relaciones proviene la manía republicana con la intermitente mesa de diálogo y negociación, que debía servir para hablar de amnistía y autodeterminación -lo que no ocurre- y que en realidad sirve para pactar migajas autonómicas, inversiones que no acaban ejecutándose y pactando reformas del código penal como zanahoria que nos arrastre hacia la normalización de las relaciones Catalunya-España, así como la inexistente desjudialización de los procesos contra los independentistas perseguidos por las instituciones policiales y judiciales españolas. Persecución y judialización que siguen plenamente activas y vigentes, por cierto. Es decir, estamos ante una mesa que sirve para lo mismo que la comisión mixta Estado-Generalitat. Por tanto, o sobra la mesa política o sobra la comisión bilateral...... ¡O quizá sobran las dos!.
Dentro de Esquerra también habrá militantes que mantengan plena confianza en el liderazgo maniatado de Oriol Junqueras y de la hoy por hoy exiliada Marta Rovira. Y no nos olvidemos de la impagable labor del presidente Aragonés desarrollada a favor del entendimiento y concordia con España. Pues bien, son militantes incapaces de hacer una mínima crítica constructiva hacia este liderazgo ni tampoco autocrítica -necesaria- sobre la deriva ligeramente escorada hacia el autonomismo pujoliano a que están llevando la nonagenaria formación republicana. Esta encendida veneración al liderazgo tricéfalo republicano se está convirtiendo en puro sectarismo, empero. Nada de lo que dicen, hacen o proponen Junqueras, Aragonés y Rovira admite el más mínimo cuestionamiento. Por tanto, estamos ante un liderazgo pétreo y santificado que dicta doctrina a los discípulos para que esparzan al resto del mundo independentista, soberanista o autonomista, da igual, la buenaventura republicana. La cuestión es ensanchar la base de votantes para consolidar el autonomismo sumiso e impotente de la Generalitat, así como el apoyo a la gobernabilidad del Estado y la influencia del grupo parlamentario republicano en la mayoría que sustenta el Gobierno Sánchez.
Lo que ocurre es que fuera de Esquerra también hay ciudadanos que hasta no hace demasiado tiempo estaban dentro de Esquerra, votábamos a Esquerra o simpatizábamos con Esquerra. Porque ERC era inequívocamente independentista y catalanista. Sus prioridades eran la independencia, propiciar políticas de izquierda y alejarse del nacionalismo pujoliano de la extinta CiU. Pero visto el cambio de rumbo y prioridades del partido cada vez hay más ex votantes de Esquerra que fieles a las históricas siglas republicanas. ¡Y los ex van aumentando!.
ERC se está convirtiendo en la nueva CiU. Junqueras el nuevo Pujol, Rovira el nuevo Duran Lleida y Rufián una mala imitación de Roca Junyent, mucho más agresivo y malcarado que el original. Ha vuelto el pájaro en mano, el pactismo exacerbado y dar estabilidad al Gobierno español por un absurdo sentido de estado ajeno. Conseguir la mejor financiación de la historia para la autonomía catalana -y por extensión para el resto de comunidades- es el nuevo paradigma. Y que se ejecute todo lo presupuestado en los PGE para Cataluña. Y que se haga el Corredor Mediterráneo. Y que el TC sea más autonomista. Y que se traspasen cercanías. Y que se detenga la persecución política. Y que se cambie el nombre al delito de sedición. Y que se blinde el catalán en la escuela hasta que un juez lo desblinde.... ¡Déjà vu!.
¿Dónde te están llevando, ERC?. ¿Cómo queda tu republicanismo de izquierdas apoyando un gobierno monárquico, sea diestro o zurdo, da igual?. ¿Dónde has archivado la independencia de Cataluña? ¿Dónde has tirado los noventa años de historia que te avalaban?
Las CUP dirían que todo esto lo encontraremos en la papelera de la historia. Yo, que también tengo buenos pensamientos, no pierdo la esperanza. Lo encontraremos hibernando hasta la próxima primavera. Cuando cambie el liderazgo del partido.
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