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dilluns, 2 de maig del 2022

ESPAÑA NO ES DE ESTE MUNDO..... ES MÁS BIÉN DE GUERRAS SUCIAS.

Creo que ya estamos en condiciones de hacer inventario de todo lo que ha pasado -y que todavía ocurre y seguirá pasando- en las tortuosas relaciones que mantienen España y Cataluña. Cabe decir que no son precisamente relaciones sencillas ni normales. Más bien se asemejan más a las que mantienen una metrópoli prepotente y soberbia con una colonia amante de la independencia y la libertad, aunque persistentemente díscola.

¡Veamos!. Desde la vergonzosa y humillante sentencia sobre el estatuto dictada por un Tribunal Constitucional absolutamente deslegitimado, la mayoría de catalanes decidimos que hasta aquí habíamos llegado y que la única alternativa que nos quedaba era alcanzar la independencia. Y nos pusimos a ello.....

Manifestaciones y performances multitudinarias año tras año pidiendo la independencia; consultas populares en cientos de pueblos y ciudades catalanas; oferta de la Generalitat para negociar un pacto fiscal rechazado por el Gobierno; delegaciones del Parlament catalán ante las Cortes españolas para debatir y que autorizaran realizar un referéndum de autodeterminación pactado; consulta de la Generalitat a la gente ofreciendo votar hasta tres alternativas distintas; debates de leyes y resoluciones en el Parlament boicoteados por las formaciones españolistas..... ¡Lo intentamos todo!. Y la respuesta siempre fue la misma: ¡No, no y no!. Incluso convocamos un referéndum -en absoluto ilegal porque convocar referéndums está expresamente despenalizado en España- donde la opción a la independencia obtuvo una abrumadora mayoría. Aunque por lo visto para España esto de apelar a los principios democráticos y que los ciudadanos ejerzan derechos universalmente reconocidos en cualquier estado verdaderamente democrático no sirve para nada. España no es de este mundo.

Las respuestas a todas las iniciativas catalanas pasaron de las burlas y desprecios más hirientes a la más brutal de las represiones violentas que jamás se hayan ejercido en España. Ni en los peores momentos de la mal llamada transición de la dictadura a la dictablanda -de la ley a la ley- se persiguió con tanto ensañamiento a todo un pueblo. Ni en los años de plomo del País Vasco las manifestaciones acababan bajo la brutalidad policial española como la ejercida contra los catalanes. Tampoco podemos olvidar el papel desempeñado por la prensa española, más cavernaria y anti-catalana como nunca había ocurrido hasta entonces. No se conformaban con burlarse. También insultaban, se inventaban noticias, hacían titulares escandalosos y atizaban boicots comerciales contra productos catalanes, invitando a las empresas catalanas a marcharse fuera de Cataluña. A su vez, toda la caballería conformada por jueces, fiscales, policías y guardia civil se puso en marcha contra millones de ciudadanos que sólo queríamos ejercer democrática y pacíficamente el derecho de autodeterminación. Así empezaron su abrumadora guerra contra los catalanes, que dura hasta hoy y se prolongará hasta mañana y más allá. Ni las finanzas de los represaliados y exiliados políticos se libraron de la venganza siciliana iniciada por el Estado. Fueron y son expoliados por el más nepótico Tribunal de Cuentas que jamás haya existido, sin pruebas fehacientes de malversación y sí con absoluto ensañamiento. Ni los actos de solidaridad con los presos políticos, ya fuera con pancartas o lazos amarillos, quedaron sin persecución y condena, atizados por una Junta Electoral Central en funciones prepotentemente inquisitoriales. Y todo ello con la bendición del Tribunal Constitucional más anticonstitucional que se haya conocido hasta nuestros días.

A partir del 1 de octubre de 2017 España incrementó su represión de forma inusitada. Sintieron herido su orgullo nacional ante el empuje y determinación demostradas por la gente catalana poniendo urnas y papeletas -que las autoridades no encontraron a pesar de los esfuerzos desplegados en el empeño por la inteligencia española-, para ejercer nuestro derecho a votar, bajo los porrazos de Guardia Civil y Policía Nacional, así como defendiendo la democracia -¡las urnas!- ante la brutalidad desplegada contra hombres, mujeres, ancianos y jóvenes, armados con papeletas de votación y pletóricos de ansias por auto-determinarnos..... Y remachando el clavo, su borbónica majestad el rey Felipe VI lanzando mensajes anti-catalanes que se pueden resumir en el desgraciadamente ya famoso cántico de "a por ellos, oe.....". Un rey de todos los españoles -¡que no de los catalanes!- capaz de ponerse al frente del chantaje realizado a las empresas más importantes del país para que cambiaran el domicilio social y fiscal fuera de Cataluña y hacia España.

Ahora se ha confirmado que esta guerra sucia de los servicios de inteligencia españoles se ha efectuado directamente sobre unos sesenta ciudadanos catalanes más o menos vinculados al independentismo. Políticos exiliados o encarcelados, parlamentarios, presidentes de la Generalitat, consejeros, concejales, abogados defensores, periodistas, funcionarios, empresarios, ciudadanos de a pie..... Esta vulneración flagrante de derechos de todo tipo, de defensa -¿cuántas pruebas ilegítimas se habrán fabricado contra los condenados?-, de privacidad, de libre circulación y manifestación, que ya cuenta con más de 3000 represaliados, no tiene freno. El espionaje se esparce como una mancha de aceite no sólo a las personas directamente espiadas sino que también afecta a todos aquellos que han estado en contacto con ellos. Cientos de personas -tal vez miles- han sido y posiblemente seguiran siendo escrutados ilegítimamente por los servicios de inteligencia de un estado que vuelve peligrosamente hacia el agujero negro de una dictadura consolidada, como hay tantas en el Mundo y del cual jamás ha acabado de salir... ..

España no es un estado democrático. España no es un Estado de derecho. Los catalanes tenemos todo el derecho del mundo en afirmar que España es un Estado decadente, enfermo, corrupto y autoritario. Capaz incluso de servirse de la guerra más sucia, practicar el espionaje más chapucero y morir matando más y mejor que nadie para aniquilar la disidencia política.

Definitivamente, España no es de este mundo. ¡Y lo peor de todo es que los españoles no hacen nada para remediarlo!.

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