Cuando un partido político tiene encarcelado su líder, exiliada su secretaria general, exiliados o encarcelados consejeros del gobierno y la segunda autoridad del país, como la presidenta del Parlamento Carme Forcadell, además de una multitud de altos cargos de la administración de la Generalitat y militantes amenazados y acosados, imputados, juzgados y muy probablemente condenados, este partido tiene más de una posibilidad de tomar decisiones y hacer actuaciones absolutamente contrarias de lo que se puede esperar que haga en circunstancias normales.
Cuando otra formación política tiene exiliado su líder, así como algunos consejeros del mismo gobierno y encarcelados otros miembros del ejecutivo, además de otros altos cargos de la administración de la Generalitat e incluso los militantes del propio partido sufren amenazas, acoso policial y fiscal, imputaciones, son juzgados y seguramente condenados, esta formación también hará y dirá cosas absolutamente contrarias de lo que cabría esperar que hiciera en circunstancias normales.
Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya están sufriendo esta situación de una manera bastante contundente. Con el agravante de que todo esto corresponde a una encarnizada persecución política absolutamente brutal y disparatada, emprendida por el Estado español contra las legítimas aspiraciones catalanas, aspiraciones fundamentadas en la democracia y el pacifismo, con el único fin de frustrar la libertad de todos los ciudadanos y la consecución de la plena soberanía del país.
Las acciones emprendidas por el Estado, repletas de actuaciones ilegítimas, alegales, incluso ilegales y con la destacada y entusiasta participación de las ratas que pululan en las cloacas del Estado -también conocido como deep state-, están concebidas para aniquilar el movimiento independentista. Esta cerrada defensa que hacen de la sagrada unidad de la patria española está basada en la utilización de todas las armas disponibles a su alcance, sin miramientos ni discusiones, incluyendo saltarse olímpicamente el estado de derecho, los principios democráticos y la separación de poderes.
Pues bien, hoy podemos afirmar, con pesar, que la lucha entre democracia y libertad vs autoritarismo y represión, la está ganando la brutalidad. ¡La está ganando la antidemocracia, la antipolítica!. ¡La está ganando el divide et impera romano!.
ERC y JxCat están enfrentados cainitamente. Un hecho bastante relevante ha causado la rotura definitiva, ya anunciada desde hace tiempo. Se ha hecho evidente aquello que sentenció José María Aznar a los inicios del proceso: "Antes de romperá Cataluña que España". Roger Torrent, actual presidente del Parlamento, decidió defender el cumplimiento de las órdenes provenientes de la Junta Electoral Central antes que la soberanía del Parlamento, los derechos de los diputados y la dignidad de la institución que él representa. En consecuencia, procedió a inhabilitar al diputado Torra el cual a su vez ostenta la presidencia de la Generalitat. Es decir, cumplió la orden de un organismo administrativo incompetente por temor a incurrir en un presunto delito de desobediencia, tal y como habían amenazado PP y C's caso de no plegarse a esta evidente y arbitraria ilegitimidad.
No era la primera vez que una decisión tan importante había sido tomada por el honorable presidente de la cámara catalana. Carles Puigdemont no pudo ser investido al principio de la legislatura por culpa de su pusilanimidad -¡de ERC!-. Asimismo hace pocos meses no permitió la tramitación de una iniciativa legislativa popular a favor de la independencia, absteniéndose -¡nuevamente ERC!- en la admisión a trámite y permitiendo que fuera rechazada con los votos en contra de PSC y C's. Y ahora se ha negado a apoyar la no inhabilitación del presidente Torra, aceptando el mandato dictado por la JEC de forma absolutamente arbitraria e impertinente. Inhabilitación ejecutada por haber colgado una pancarta a favor de los presos políticos y en defensa de la libertad de expresión. Se puede decir que Roger Torrent tiene muy presente que su antecesora Carmen Forcadell se encuentra condenada y encarcelada en manos de la (in)justicia castellana por haber defendido encarnizadamente el parlamentarismo, a pesar de todos los despropósitos y acoso que sufrió por parte de las instituciones españolas.
¡Esta es la verdadera madre del cordero!. Un partido que tiene los líderes en el exilio o en la cárcel nunca podrá decidir libremente qué proponer, qué o a quién votar o incluso qué hacer o dejar de hacer. Mucho menos si los líderes sustitutos son miedosos y no tienen carisma ni iniciativa. Y si su partidismo de corto vuelo pasa por encima del sentido de estado, o de país, o de aquello que quiere la mayoría de ciudadanos, todavía se agrava más su pusilanimidad sobrevenida.
Un partido con líderes circunstanciales pero sin liderazgo real debido a la represión y de la venganza judicial que sufre, se encuentra en manos de los carceleros, de los verdugos. No tiene libre albedrío y sufre un marcado síndrome de estocolmo. No tiene ni voluntad propia ni aliento ajeno.....
A partir de estos hechos se produce la abstención en la investidura de Sánchez y se facilita el nombramiento y estabilidad del gobierno de España, se negocian presupuestos y se reclama el entendimiento con las fuerzas de izquierdas -¡unionistes!- que combaten la independencia de Cataluña por tierra, mar y aire. Se acepta tácitamente aparcar sine die esta independencia y se vuelve al autonomismo posibilista similar al criticado pájaro en mano pujolista.
Se acepta apoyar al gobierno que te reprime y que te quiere humillar y aniquilar como partido, así como a los líderes y militantes de tu partido y a millones de ciudadanos que quieren la independencia.
En definitiva, un auténtico despropósito.....
SIGUE .....
Cuando otra formación política tiene exiliado su líder, así como algunos consejeros del mismo gobierno y encarcelados otros miembros del ejecutivo, además de otros altos cargos de la administración de la Generalitat e incluso los militantes del propio partido sufren amenazas, acoso policial y fiscal, imputaciones, son juzgados y seguramente condenados, esta formación también hará y dirá cosas absolutamente contrarias de lo que cabría esperar que hiciera en circunstancias normales.
Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya están sufriendo esta situación de una manera bastante contundente. Con el agravante de que todo esto corresponde a una encarnizada persecución política absolutamente brutal y disparatada, emprendida por el Estado español contra las legítimas aspiraciones catalanas, aspiraciones fundamentadas en la democracia y el pacifismo, con el único fin de frustrar la libertad de todos los ciudadanos y la consecución de la plena soberanía del país.
Las acciones emprendidas por el Estado, repletas de actuaciones ilegítimas, alegales, incluso ilegales y con la destacada y entusiasta participación de las ratas que pululan en las cloacas del Estado -también conocido como deep state-, están concebidas para aniquilar el movimiento independentista. Esta cerrada defensa que hacen de la sagrada unidad de la patria española está basada en la utilización de todas las armas disponibles a su alcance, sin miramientos ni discusiones, incluyendo saltarse olímpicamente el estado de derecho, los principios democráticos y la separación de poderes.
Pues bien, hoy podemos afirmar, con pesar, que la lucha entre democracia y libertad vs autoritarismo y represión, la está ganando la brutalidad. ¡La está ganando la antidemocracia, la antipolítica!. ¡La está ganando el divide et impera romano!.
ERC y JxCat están enfrentados cainitamente. Un hecho bastante relevante ha causado la rotura definitiva, ya anunciada desde hace tiempo. Se ha hecho evidente aquello que sentenció José María Aznar a los inicios del proceso: "Antes de romperá Cataluña que España". Roger Torrent, actual presidente del Parlamento, decidió defender el cumplimiento de las órdenes provenientes de la Junta Electoral Central antes que la soberanía del Parlamento, los derechos de los diputados y la dignidad de la institución que él representa. En consecuencia, procedió a inhabilitar al diputado Torra el cual a su vez ostenta la presidencia de la Generalitat. Es decir, cumplió la orden de un organismo administrativo incompetente por temor a incurrir en un presunto delito de desobediencia, tal y como habían amenazado PP y C's caso de no plegarse a esta evidente y arbitraria ilegitimidad.
No era la primera vez que una decisión tan importante había sido tomada por el honorable presidente de la cámara catalana. Carles Puigdemont no pudo ser investido al principio de la legislatura por culpa de su pusilanimidad -¡de ERC!-. Asimismo hace pocos meses no permitió la tramitación de una iniciativa legislativa popular a favor de la independencia, absteniéndose -¡nuevamente ERC!- en la admisión a trámite y permitiendo que fuera rechazada con los votos en contra de PSC y C's. Y ahora se ha negado a apoyar la no inhabilitación del presidente Torra, aceptando el mandato dictado por la JEC de forma absolutamente arbitraria e impertinente. Inhabilitación ejecutada por haber colgado una pancarta a favor de los presos políticos y en defensa de la libertad de expresión. Se puede decir que Roger Torrent tiene muy presente que su antecesora Carmen Forcadell se encuentra condenada y encarcelada en manos de la (in)justicia castellana por haber defendido encarnizadamente el parlamentarismo, a pesar de todos los despropósitos y acoso que sufrió por parte de las instituciones españolas.
¡Esta es la verdadera madre del cordero!. Un partido que tiene los líderes en el exilio o en la cárcel nunca podrá decidir libremente qué proponer, qué o a quién votar o incluso qué hacer o dejar de hacer. Mucho menos si los líderes sustitutos son miedosos y no tienen carisma ni iniciativa. Y si su partidismo de corto vuelo pasa por encima del sentido de estado, o de país, o de aquello que quiere la mayoría de ciudadanos, todavía se agrava más su pusilanimidad sobrevenida.
Un partido con líderes circunstanciales pero sin liderazgo real debido a la represión y de la venganza judicial que sufre, se encuentra en manos de los carceleros, de los verdugos. No tiene libre albedrío y sufre un marcado síndrome de estocolmo. No tiene ni voluntad propia ni aliento ajeno.....
A partir de estos hechos se produce la abstención en la investidura de Sánchez y se facilita el nombramiento y estabilidad del gobierno de España, se negocian presupuestos y se reclama el entendimiento con las fuerzas de izquierdas -¡unionistes!- que combaten la independencia de Cataluña por tierra, mar y aire. Se acepta tácitamente aparcar sine die esta independencia y se vuelve al autonomismo posibilista similar al criticado pájaro en mano pujolista.
Se acepta apoyar al gobierno que te reprime y que te quiere humillar y aniquilar como partido, así como a los líderes y militantes de tu partido y a millones de ciudadanos que quieren la independencia.
En definitiva, un auténtico despropósito.....
SIGUE .....
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