Cada vez que un político español afirma autocomplacido que España es un Estado de Derecho y plenamente democrático me viene a la mente el nombre de otros estados que se vanagloriaban ufanos proclamando que eran de derecho y que convocaban elecciones libres en sus respectivos parlamentos como si fueran plenamente democráticos pero, por contra, no pasaban ni de mucho la prueba del algodón.... La URSS de Stalin y Khrushchev o la Rusia de Putin, por ejemplo. Lo mismo que el Tercer Reich de Hitler o la DDR -Alemania Oriental- de E. Honecker. También me acuerdo de la actual Turquia de Erdogan. O la Cuba de los Castro y la República Popular de China de Mao Zedong. Y la actual China, dicho sea de paso. Una era un paraíso comunista y la otra es el cielo capitalista por excelencia. Pero se trata del mismo estado de derecho y democrático. Todos estos países eran o son estados de derecho, puesto que poseían leyes aprobadas por un legislativo democráticamente elegido que hacía y deshacía normas y reglamentos, un ejecutivo que gobernaba y se imponía por encima de millones de ciudadanos, unos jueces y fiscales que aplicaban leyes, decretos, normas y dictaban sentencias y unos verdugos que ejecutaban las penas impuestas, así como partidos y formaciones políticas leales y fieles al régimen imperante. Y todos ellos disfrutaban de constituciones apoyadas por el 99,9% -por lo menos- de la población de cada país. Algunos países incluso celebraban elecciones periódicas que siempre acababan eligiendo los candidatos propuestos por la ideología dominante la cual a menudo inspiraba el único partido legal y constitucional que existía en el estado en cuestión. Pues bien, todos ellos también se proclamaban y aún se proclaman así mismo como estados de derecho y democráticos.....
Otro ejemplo más próximo es la España franquista. Había jueces y fiscales, las leyes se aprobaban en las Cortes, existía un partido único -el Movimiento Nacional-, diversidad ideológica -Falange, OJE, Sección Femenina, Requetes, ex-combatientes, alféreces provisionales, Opus Dei-, también había elecciones a las Cortes en las que se elegían procuradores por el tercio familiar, miembros natos y otros por designación directa, preferentemente militares, obispos y altos funcionarios, de acuerdo con el estatus que gozaban dentro del régimen. La llamaban Democracia Orgánica, así, ¡en mayúsculas!. Poseían también de un sindicato -vertical- y unos sindicalistas perfectamente integrados en las estructuras del régimen. Casi como aún pasa hoy en día. El estado disponía asimismo de una prensa libre y afecta al régimen la cual era conocida con nombre y apellidos: Prensa del Movimiento y que en el presente conocemos como caverna mediática. Incluso tenían una especie de constitución, Las Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional y un jefe de estado al cual se obedecía ciegamente con una lealtad absoluta e inquebrantable: El Generalisimo Francisco Franco Bahamonte, Caudillo de España por la gracia de Dios..... ¡Aquello si que era un Estado de Derecho contrastado y plenamente consolidado!.
Debemos decir, empero, que todo Estado de Derecho y Democrático además de auto considerarse como tal y creérselo también debe parecerlo. Y sobretodo, debe de serlo. ¡Ha de ejercer!. Un poco como pasaba y aún pasa con la mujer del César.....
El Estado español actual se halla metido dentro de un pozo profundo y obscuro donde los políticos gritan desesperadamente que son un estado de derecho y democrático, en el cual impera la ley y la justícia y se respetan las normas y derechos fundamentales de individuos y colectivos. Pero el pozo se hunde tan adentro que la proclama no llega a oídos de la gente que sufre una cruda, brutal e indiscriminada represión, como ocurre hoy en día con servidores públicos y electos, titiriteros, payasos, cómicos o artistas de toda clase y condición los cuales son detenidos, juzgados, sentenciados, encarcelados, multados y censurados puesto que lo ordena una ley manoseada y por tanto embrutecida e ilegítima. Tampoco lo escuchan aquellos que han tenido que irse lejos de sus casas porque la policía les persigue bajo mandamiento judicial por haber cometido presuntamente unos delitos que solo ven aquellos que se los han inventado. Y porque unos fiscales y unos jueces dan credibilidad al relato de una policía mentirosa y fabricadora de fábulas que no respeta la presunción de inocencia ni cree en ella. Por no mencionar a los desahuciados, despedidos, desocupados, mileuristas mal pagados y falsos autónomos explotados, pobres en general, jubilados y viudas con pensiones de miseria, colectivos vulnerables como pueden ser mujeres que sufren violencia machista y todos los marginados y excluidos sociales, a pesar de que la sagrada Constitución reconoce sus derechos y teóricamente les protege. Pero en realidad gozan de mucha menos protección y reconocimiento que los derechos, privilegios e inmunidades reconocidas a los poderosos, por supuesto. Estos se hallan sanos y salvos y poseen todos los derechos incólumes mientras que sus escasos deberes son tan llevaderos y evanescentes como el humo. Además esta proclama desesperada de los políticos constitucionalistas aun la oyen menos aquellos que sufren injustamente prisión aunque sea preventiva o provisional, ya sea por una pelea de bar o a causa de un supuesto delito político. Las peleas de bar son juzgadas como delitos terroristas ya que algunos contendientes son guardias civiles fuera de servicio y otros jóvenes vascos y por tanto presuntos terroristas; y los presos políticos son juzgados por delitos que nunca han ocurrido y por tanto jamás se han cometido -ni siquiera como recoge explícitamente el código penal-, puesto que se los han inventado la policía y la guardia civil, en calidad de instructores policiales, aunque avalados por fiscales afinadores y juzgados y sentenciados prematuramente por magistrados faltos de escrúpulos, vengativos y sometidos a intereses políticos -por tanto juzgando delitos políticos-, todo ello mucho antes de concluir la causa general e inquisitorial a las cuales han sido vergonzosamente sometidos por este Estado de Derecho y Democrático, como dice ser España.
"Alzaos una y otra vez hasta que los corderos se vuelvan leones" está grabado en la espada que Robin Longstride entrega a Sir Walter Losley cumpliendo la última voluntad del hijo del viejo caballero expresada antes de morir, en la película "Robin Hood" de Ridley Scott. Todo gira pues entorno a la JUSTICIA, y no en la literalidad de la ley. Todo se viste alrededor de la legitimidad y no en la imposición tiránica del rey Juan I, el sin tierra. Todo culmina en la primera constitución de la historia que fue escrita y aceptada -aunque en principio no rubricada por el rey- que recogía los derechos de los ingleses y los deberes de la Corona, la Carta Magna.....
Catalunya se merece su propia Carta Magna porque la española ya no nos sirve, por más que haya sido rubricada por el rey y sea defendida a capa y espada aunque muy torpemente por los políticos de la villa y corte. Los catalanes nos merecemos que nuestras leyes sean elaboradas por los parlamentarios de nuestra cámara legislativa escogidos democráticamente y aplicadas por jueces objetivos, imparciales y justos, que antepongan el principio de JUSTICIA por encima de la literalidad de las leyes, especialmente si se aplican injustamente. Nuestro poder judicial debe ser autenticamente independiente y no verse asimismo como algo divino que se halla en un estadio superior por encima del ser humano, más allá del bien y del mal. Al fin y al cabo la JUSTICIA se imparte a favor de los ciudadanos, no para satisfacer el ego de los jueces y fiscales o para dar la razón y creerse ciegamente el relato de una policía que frecuentemente manipula la verdad o miente descaradamente. Por lo contrario el ejecutivo de la República Catalana tienen que aspirar y mantener el humanismo ciudadano y por tanto republicano en su proceder, así como los necesarios principios de justicia y solidaridad hacia los ciudadanos que gobierna. Por supuesto, jamás deberá imponer nada contra la voluntad mayoritaria de estos ciudadanos, estando obligado a rendir cuentas sobre todo aquello que se le exija ante el Parlamento y la ciudadanía. Y deberá de olvidarse por siempre jamás de las excusas de mal pagador que tanto les gusta dar a los políticos profesionales......
La legitimidad la dá o la quita la voluntad del pueblo soberano. Y el pueblo ha de recibir JUSTICIA más allá de la aplicación literal de la ley en manos de jueces y fiscales al fin y al cabo humanos y por tanto, propensos al error o a sucumbir ante las exigencias partidistas que sin duda profesan todos y cada uno de ellos. Puesto que cuando las leyes son injustas o los que las han de aplicar actúan arbitrariamente, entonces los corderos se vuelven leones y se revelan contra la injusticia.
¡Siempre ha sido así!. La historia está repleta de ejemplos en que los corderos se han vuelto leones. ¡Una vez y otra!. La revolución americana, la francesa, la rusa, la de los países bálticos, las colonias de los imperios europeos..... ¡Casi todas han acabado con la tiranía a la cual estaban sometidos!. Entonces, ¿añadimos a la lista la revuelta catalana?.
Cuando en lugar de autentica JUSTICIA se aplican leyes sin espíritu ni alma, de forma sectaria y siempre a favor de los poderosos. Cuando las supuestas democracias se vuelven tiránicas, avasalladoras, impositivas y represoras. Cuando los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos y de los pueblos se niegan sistemáticamente, son pisoteados y van recortándose día a día hasta que acaban desapareciendo, entonces los estados dejan de ser de derecho y democráticos y los ciudadanos se levantan una vez y otra hasta que los corderos de vuelven leones. ¡Y siempre acaban ganando!.
¡Y vuelta a empezar, que no ha sido nada!. Además, se acerca el once de septiembre, la Diada.....
Otro ejemplo más próximo es la España franquista. Había jueces y fiscales, las leyes se aprobaban en las Cortes, existía un partido único -el Movimiento Nacional-, diversidad ideológica -Falange, OJE, Sección Femenina, Requetes, ex-combatientes, alféreces provisionales, Opus Dei-, también había elecciones a las Cortes en las que se elegían procuradores por el tercio familiar, miembros natos y otros por designación directa, preferentemente militares, obispos y altos funcionarios, de acuerdo con el estatus que gozaban dentro del régimen. La llamaban Democracia Orgánica, así, ¡en mayúsculas!. Poseían también de un sindicato -vertical- y unos sindicalistas perfectamente integrados en las estructuras del régimen. Casi como aún pasa hoy en día. El estado disponía asimismo de una prensa libre y afecta al régimen la cual era conocida con nombre y apellidos: Prensa del Movimiento y que en el presente conocemos como caverna mediática. Incluso tenían una especie de constitución, Las Leyes Fundamentales del Movimiento Nacional y un jefe de estado al cual se obedecía ciegamente con una lealtad absoluta e inquebrantable: El Generalisimo Francisco Franco Bahamonte, Caudillo de España por la gracia de Dios..... ¡Aquello si que era un Estado de Derecho contrastado y plenamente consolidado!.
Debemos decir, empero, que todo Estado de Derecho y Democrático además de auto considerarse como tal y creérselo también debe parecerlo. Y sobretodo, debe de serlo. ¡Ha de ejercer!. Un poco como pasaba y aún pasa con la mujer del César.....
El Estado español actual se halla metido dentro de un pozo profundo y obscuro donde los políticos gritan desesperadamente que son un estado de derecho y democrático, en el cual impera la ley y la justícia y se respetan las normas y derechos fundamentales de individuos y colectivos. Pero el pozo se hunde tan adentro que la proclama no llega a oídos de la gente que sufre una cruda, brutal e indiscriminada represión, como ocurre hoy en día con servidores públicos y electos, titiriteros, payasos, cómicos o artistas de toda clase y condición los cuales son detenidos, juzgados, sentenciados, encarcelados, multados y censurados puesto que lo ordena una ley manoseada y por tanto embrutecida e ilegítima. Tampoco lo escuchan aquellos que han tenido que irse lejos de sus casas porque la policía les persigue bajo mandamiento judicial por haber cometido presuntamente unos delitos que solo ven aquellos que se los han inventado. Y porque unos fiscales y unos jueces dan credibilidad al relato de una policía mentirosa y fabricadora de fábulas que no respeta la presunción de inocencia ni cree en ella. Por no mencionar a los desahuciados, despedidos, desocupados, mileuristas mal pagados y falsos autónomos explotados, pobres en general, jubilados y viudas con pensiones de miseria, colectivos vulnerables como pueden ser mujeres que sufren violencia machista y todos los marginados y excluidos sociales, a pesar de que la sagrada Constitución reconoce sus derechos y teóricamente les protege. Pero en realidad gozan de mucha menos protección y reconocimiento que los derechos, privilegios e inmunidades reconocidas a los poderosos, por supuesto. Estos se hallan sanos y salvos y poseen todos los derechos incólumes mientras que sus escasos deberes son tan llevaderos y evanescentes como el humo. Además esta proclama desesperada de los políticos constitucionalistas aun la oyen menos aquellos que sufren injustamente prisión aunque sea preventiva o provisional, ya sea por una pelea de bar o a causa de un supuesto delito político. Las peleas de bar son juzgadas como delitos terroristas ya que algunos contendientes son guardias civiles fuera de servicio y otros jóvenes vascos y por tanto presuntos terroristas; y los presos políticos son juzgados por delitos que nunca han ocurrido y por tanto jamás se han cometido -ni siquiera como recoge explícitamente el código penal-, puesto que se los han inventado la policía y la guardia civil, en calidad de instructores policiales, aunque avalados por fiscales afinadores y juzgados y sentenciados prematuramente por magistrados faltos de escrúpulos, vengativos y sometidos a intereses políticos -por tanto juzgando delitos políticos-, todo ello mucho antes de concluir la causa general e inquisitorial a las cuales han sido vergonzosamente sometidos por este Estado de Derecho y Democrático, como dice ser España.
"Alzaos una y otra vez hasta que los corderos se vuelvan leones" está grabado en la espada que Robin Longstride entrega a Sir Walter Losley cumpliendo la última voluntad del hijo del viejo caballero expresada antes de morir, en la película "Robin Hood" de Ridley Scott. Todo gira pues entorno a la JUSTICIA, y no en la literalidad de la ley. Todo se viste alrededor de la legitimidad y no en la imposición tiránica del rey Juan I, el sin tierra. Todo culmina en la primera constitución de la historia que fue escrita y aceptada -aunque en principio no rubricada por el rey- que recogía los derechos de los ingleses y los deberes de la Corona, la Carta Magna.....
Catalunya se merece su propia Carta Magna porque la española ya no nos sirve, por más que haya sido rubricada por el rey y sea defendida a capa y espada aunque muy torpemente por los políticos de la villa y corte. Los catalanes nos merecemos que nuestras leyes sean elaboradas por los parlamentarios de nuestra cámara legislativa escogidos democráticamente y aplicadas por jueces objetivos, imparciales y justos, que antepongan el principio de JUSTICIA por encima de la literalidad de las leyes, especialmente si se aplican injustamente. Nuestro poder judicial debe ser autenticamente independiente y no verse asimismo como algo divino que se halla en un estadio superior por encima del ser humano, más allá del bien y del mal. Al fin y al cabo la JUSTICIA se imparte a favor de los ciudadanos, no para satisfacer el ego de los jueces y fiscales o para dar la razón y creerse ciegamente el relato de una policía que frecuentemente manipula la verdad o miente descaradamente. Por lo contrario el ejecutivo de la República Catalana tienen que aspirar y mantener el humanismo ciudadano y por tanto republicano en su proceder, así como los necesarios principios de justicia y solidaridad hacia los ciudadanos que gobierna. Por supuesto, jamás deberá imponer nada contra la voluntad mayoritaria de estos ciudadanos, estando obligado a rendir cuentas sobre todo aquello que se le exija ante el Parlamento y la ciudadanía. Y deberá de olvidarse por siempre jamás de las excusas de mal pagador que tanto les gusta dar a los políticos profesionales......
La legitimidad la dá o la quita la voluntad del pueblo soberano. Y el pueblo ha de recibir JUSTICIA más allá de la aplicación literal de la ley en manos de jueces y fiscales al fin y al cabo humanos y por tanto, propensos al error o a sucumbir ante las exigencias partidistas que sin duda profesan todos y cada uno de ellos. Puesto que cuando las leyes son injustas o los que las han de aplicar actúan arbitrariamente, entonces los corderos se vuelven leones y se revelan contra la injusticia.
¡Siempre ha sido así!. La historia está repleta de ejemplos en que los corderos se han vuelto leones. ¡Una vez y otra!. La revolución americana, la francesa, la rusa, la de los países bálticos, las colonias de los imperios europeos..... ¡Casi todas han acabado con la tiranía a la cual estaban sometidos!. Entonces, ¿añadimos a la lista la revuelta catalana?.
Cuando en lugar de autentica JUSTICIA se aplican leyes sin espíritu ni alma, de forma sectaria y siempre a favor de los poderosos. Cuando las supuestas democracias se vuelven tiránicas, avasalladoras, impositivas y represoras. Cuando los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos y de los pueblos se niegan sistemáticamente, son pisoteados y van recortándose día a día hasta que acaban desapareciendo, entonces los estados dejan de ser de derecho y democráticos y los ciudadanos se levantan una vez y otra hasta que los corderos de vuelven leones. ¡Y siempre acaban ganando!.
¡Y vuelta a empezar, que no ha sido nada!. Además, se acerca el once de septiembre, la Diada.....
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