El gobierno de España ha propuesto que el 12 de diciembre se haga un debate monográfico en el Congreso sobre la situación en Catalunya. El presidente Sánchez aprovechará la comparecencia para ofrecer un nuevo estatuto de autonomía para Catalunya. Debe pensar que la solución al llamado problema catalán se arreglará imitando a José Luis Rodríguez Zapatero y su ya famoso "apoyaré el estatuto que apruebe el Parlament de Catalunya". Esta frase la pronunció solemnemente ante 20.000 personas durante el mitin del PSC celebrado en el Palau Sant Jordi el día 13 de noviembre de 2003. Es decir, vuelven a hacer una propuesta ya fracasada desde hace justamente quince años.
A veces llego a la conclusión que los españoles deben pensar que los catalanes aún nos chupamos el dedo.
A partir del fake de Zapatero se inició la mayor estafa que jamás se haya producido en la historia del Estado español. Cuando el texto del nuevo estatuto llegó a las Cortes el socialista Alfonso Guerra se dedicó a pasar el cepillo hasta que quedó tan fino como un papel de fumar. Una vez cepillado también en el Senado se puso a votación mediante un referéndum que obtuvo unas participación del 49% y un 74% de votos favorables a la aprobación. Por cierto, estos resultados no difieren en demasía de los producidos en la consulta del 1 de octubre de 2017 con un 43% de participación y un 90% de votos favorables a la independencia, a pesar del boicot impulsado por los unionistas y de la represión ejercida por las fuerzas de ocupación españolas. Y luego se produjo la jugada maestra del trilerismo españolista: La intromisión del Tribunal Constitucional de la mano del Partido Popular para terminar el cepillado post-referéndum del ya entonces estatuto chapuceado. A partir de aquí, la historia es sobradamente conocida......
La primera trampa de esta última tanda -desde hace 300 años las trampas contra Catalunya son incontables- nos la puso Zapatero. Los socialistas no solo no aprobaron el estatuto que salió del Parlament sino que además se dedicaron a recortarlo miserablemente durante la tramitación en Madrid. Al mismo tiempo, el Partido Popular se dedicó a recoger firmas por todo el Estado contra Catalunya. El "donde tengo que firmar contra Catalunya" de ayer se ha transformado en el "a por ellos" de hoy. Estaba en marcha la segunda trampa. Después lo impugnaron ante el Alto Tribunal y sus magistrados cómplices lo volvieron a recortar entre grandes aspavientos populares y mil escándalos y manipulaciones constitucionales. Finalmente redactaron una sentencia que se cargó el espíritu y la letra del estatuto que se había pactado en las Cortes y aprobado en Catalunya. Todos los artículos fulminados del texto catalán fueron copiados literalmente en otros -por ejemplo, el valenciano y el andaluz- y aún hoy continúan siendo plenamente constitucionales..... ¡para ellos, no para el catalàn!.
El gobierno de Madrid siempre ha ofrecido diálogo dentro de la ley. Y, a la vez, siempre se ha negado a hablar del referéndum exigido por más del 70% de los catalanes. Para los unionistas, ejercer la democracia solo es posible si se hace dentro del ordenamiento político dictado por la mayoría estatal y con sus árbitros, sus reglas del juego y sus mayorías nacionales las cuales, curiosamente, siempre favorecen la posición e imposición del gobierno y de las instituciones de la España castellana. Por tanto, la opinión de la parte humillada, reprimida y escarnecida no vale para nada. La voluntad de la minoría catalana en el Estado, mayoritaria en Catalunya, no es de obligado cumplimiento ni debe ser tenida en cuenta. Nos hallamos ante la tercera trampa: no dejar ni querer hacer política ni respetar la voluntad de los votantes. Decir que se debe dialogar y negarse a hacerlo sobre cualquier tema sin condiciones o marcando lineas rojas -¡auténticos muros infranqueables!-, se ha vuelto la norma. Decir que se ha de respetar la ley y saltarsela desvergonzadamente, ya sea magreando el Tribunal Constitucional e incluso la judicatura -TS y AN-, la fiscalía y la policía tanto como les venga en gana ayer, hoy y mañana, también se ha normalizado. Recusando magistrados del constitucional, dejando de cubrir las defunciones para no alterar la mayoría conservadora tradicionalista y nacionalista; favorecer nombramientos de jueces afines, saltándose olímpicamente la división de poderes y la presunta independencia judicial; haciendo que la fiscalía afine imputaciones falsas contra adversarios políticos-para ellos, enemigos-; o utilizando la policía como sicarios, espías y ratas de cloacas para manipular, espiar, perseguir y aniquilar a los que no piensan o hacen lo que a ellos les plazca, toda esta punzante farsa ha pasado a ser el pan nuestro de cada día. Y todo ello haciendo servir los principios democráticos como una especie de democracia orgánica heredera directa del franquismo. Por si fuera poco, han utilizado -y aún continúan haciéndolo- la figura del jefe del Estado, el rey, para legitimar el proceder vergonzosamente inmoral y corrupto del ejecutivo, para alentar la represión policial o haciendo que llamara a las principales empresas catalanas presionandolas para que cambiaran las sedes sociales transladándolas a territorio español, bajo la amenaza -¡el chantaje!- de que los recursos financieros de los negocios que mantenían con el Estado, sufrirían un súbito hundimiento o un pronunciado bajón en forma de retirada de dinero estatal, lo cual sí sufrieron Caixabank y el Banco de Sabadell. Las empresas del Estado retiraron de golpe más de 10.000 millones de euros entre ambos bancos hasta que trasladaron el domicilio fiscal fuera de Catalunya, según información aparecida en el diario Ara. SEAT, en cambio, resistió el chantaje y se negó al traslado, según informaron los sindicatos. Esta fue y aun es ahora la generosa oferta que hace Madrit a los catalanes.
Y ahora Pedro Sánchez pretende que nos olvidemos de estos quince años de trampas, chantajes y trilerismo y nos creamos que un nuevo estatuto satisfará y colmará los deseos y anhelos de la mayoría de catalanes.....
Creo que lo que no quieren saber es lo que pensamos ni lo que queremos los catalanes, porque no quieren reconocer como sujeto político al pueblo catalán. Tampoco quieren que hagamos política, practiquemos la democracia sin limitaciones autoritarias y que incluso pensemos y actuemos según nuestra ideología, intereses, esperanzas y deseos. Ofrecen diálogo para imponer por la fuerza sus decisiones, no para razonar y pactar soluciones. Quieren imponer su nación de matriz castellana para aniquilar la catalana. Ven Catalunya como su joya de la corona particular, la cual puede ser expoliada en nombre de una falsa solidaridad con el resto del Estado para así hacer pasar por la capital centralizada y centralista todos los recursos sustraídos a los catalanes y que acaban siendo repartidos desde Madrid, haciendo bueno el refrán aquel que dice "quien parte y reparte se lleva la mayor parte".
Pedir retroceder políticamente quince años y que olvidemos todas las trampas que España nos ha puesto en el transcurso de la historia, es pedir demasiado. ¡Y es insultante!. Todo esto solo quiere decir que la única vía aun transitable que nos queda los catalanes es, lisa y llanamente, la unilateralidad. Jamás aceptaran hacer un referéndum de autodeterminación aunque lo exigiera el 100% de la población. Jamás reconocerán Catalunya como sujeto político porque seria tanto como reconocer a Catalunya como nación. Jamás reconocerán que están expoliando los bolsillos catalanes para favorecer el poder y a los poderosos de Madrit.
Repito. La única solución para Catalunya es y será la unilateralidad. Para ello hemos de estar dispuestos a pagar el precio que haga falta para conseguir la independencia. Y el tiempo apremia puesto que la última trampa que nos ha puesto España es la desmotivación, el cansancio, la desesperanza, la desmovilización de los millones de catalanes que exigimos la autodeterminación y la libertad. Es decir, que queremos la independencia.
¡No podemos ni debemos jugar su juego con las cartas marcadas!. No caigamos en sus trampas nunca más. Mantengámonos firmes y dispuestos a luchar con las armas más destructivas que poseemos ante ellos y que siempre utilizamos en Catalunya: el pacifismo, la democracia y la verdad. ¡Pero con coraje y contundencia!.
A veces llego a la conclusión que los españoles deben pensar que los catalanes aún nos chupamos el dedo.
A partir del fake de Zapatero se inició la mayor estafa que jamás se haya producido en la historia del Estado español. Cuando el texto del nuevo estatuto llegó a las Cortes el socialista Alfonso Guerra se dedicó a pasar el cepillo hasta que quedó tan fino como un papel de fumar. Una vez cepillado también en el Senado se puso a votación mediante un referéndum que obtuvo unas participación del 49% y un 74% de votos favorables a la aprobación. Por cierto, estos resultados no difieren en demasía de los producidos en la consulta del 1 de octubre de 2017 con un 43% de participación y un 90% de votos favorables a la independencia, a pesar del boicot impulsado por los unionistas y de la represión ejercida por las fuerzas de ocupación españolas. Y luego se produjo la jugada maestra del trilerismo españolista: La intromisión del Tribunal Constitucional de la mano del Partido Popular para terminar el cepillado post-referéndum del ya entonces estatuto chapuceado. A partir de aquí, la historia es sobradamente conocida......
La primera trampa de esta última tanda -desde hace 300 años las trampas contra Catalunya son incontables- nos la puso Zapatero. Los socialistas no solo no aprobaron el estatuto que salió del Parlament sino que además se dedicaron a recortarlo miserablemente durante la tramitación en Madrid. Al mismo tiempo, el Partido Popular se dedicó a recoger firmas por todo el Estado contra Catalunya. El "donde tengo que firmar contra Catalunya" de ayer se ha transformado en el "a por ellos" de hoy. Estaba en marcha la segunda trampa. Después lo impugnaron ante el Alto Tribunal y sus magistrados cómplices lo volvieron a recortar entre grandes aspavientos populares y mil escándalos y manipulaciones constitucionales. Finalmente redactaron una sentencia que se cargó el espíritu y la letra del estatuto que se había pactado en las Cortes y aprobado en Catalunya. Todos los artículos fulminados del texto catalán fueron copiados literalmente en otros -por ejemplo, el valenciano y el andaluz- y aún hoy continúan siendo plenamente constitucionales..... ¡para ellos, no para el catalàn!.
El gobierno de Madrid siempre ha ofrecido diálogo dentro de la ley. Y, a la vez, siempre se ha negado a hablar del referéndum exigido por más del 70% de los catalanes. Para los unionistas, ejercer la democracia solo es posible si se hace dentro del ordenamiento político dictado por la mayoría estatal y con sus árbitros, sus reglas del juego y sus mayorías nacionales las cuales, curiosamente, siempre favorecen la posición e imposición del gobierno y de las instituciones de la España castellana. Por tanto, la opinión de la parte humillada, reprimida y escarnecida no vale para nada. La voluntad de la minoría catalana en el Estado, mayoritaria en Catalunya, no es de obligado cumplimiento ni debe ser tenida en cuenta. Nos hallamos ante la tercera trampa: no dejar ni querer hacer política ni respetar la voluntad de los votantes. Decir que se debe dialogar y negarse a hacerlo sobre cualquier tema sin condiciones o marcando lineas rojas -¡auténticos muros infranqueables!-, se ha vuelto la norma. Decir que se ha de respetar la ley y saltarsela desvergonzadamente, ya sea magreando el Tribunal Constitucional e incluso la judicatura -TS y AN-, la fiscalía y la policía tanto como les venga en gana ayer, hoy y mañana, también se ha normalizado. Recusando magistrados del constitucional, dejando de cubrir las defunciones para no alterar la mayoría conservadora tradicionalista y nacionalista; favorecer nombramientos de jueces afines, saltándose olímpicamente la división de poderes y la presunta independencia judicial; haciendo que la fiscalía afine imputaciones falsas contra adversarios políticos-para ellos, enemigos-; o utilizando la policía como sicarios, espías y ratas de cloacas para manipular, espiar, perseguir y aniquilar a los que no piensan o hacen lo que a ellos les plazca, toda esta punzante farsa ha pasado a ser el pan nuestro de cada día. Y todo ello haciendo servir los principios democráticos como una especie de democracia orgánica heredera directa del franquismo. Por si fuera poco, han utilizado -y aún continúan haciéndolo- la figura del jefe del Estado, el rey, para legitimar el proceder vergonzosamente inmoral y corrupto del ejecutivo, para alentar la represión policial o haciendo que llamara a las principales empresas catalanas presionandolas para que cambiaran las sedes sociales transladándolas a territorio español, bajo la amenaza -¡el chantaje!- de que los recursos financieros de los negocios que mantenían con el Estado, sufrirían un súbito hundimiento o un pronunciado bajón en forma de retirada de dinero estatal, lo cual sí sufrieron Caixabank y el Banco de Sabadell. Las empresas del Estado retiraron de golpe más de 10.000 millones de euros entre ambos bancos hasta que trasladaron el domicilio fiscal fuera de Catalunya, según información aparecida en el diario Ara. SEAT, en cambio, resistió el chantaje y se negó al traslado, según informaron los sindicatos. Esta fue y aun es ahora la generosa oferta que hace Madrit a los catalanes.
Y ahora Pedro Sánchez pretende que nos olvidemos de estos quince años de trampas, chantajes y trilerismo y nos creamos que un nuevo estatuto satisfará y colmará los deseos y anhelos de la mayoría de catalanes.....
Creo que lo que no quieren saber es lo que pensamos ni lo que queremos los catalanes, porque no quieren reconocer como sujeto político al pueblo catalán. Tampoco quieren que hagamos política, practiquemos la democracia sin limitaciones autoritarias y que incluso pensemos y actuemos según nuestra ideología, intereses, esperanzas y deseos. Ofrecen diálogo para imponer por la fuerza sus decisiones, no para razonar y pactar soluciones. Quieren imponer su nación de matriz castellana para aniquilar la catalana. Ven Catalunya como su joya de la corona particular, la cual puede ser expoliada en nombre de una falsa solidaridad con el resto del Estado para así hacer pasar por la capital centralizada y centralista todos los recursos sustraídos a los catalanes y que acaban siendo repartidos desde Madrid, haciendo bueno el refrán aquel que dice "quien parte y reparte se lleva la mayor parte".
Pedir retroceder políticamente quince años y que olvidemos todas las trampas que España nos ha puesto en el transcurso de la historia, es pedir demasiado. ¡Y es insultante!. Todo esto solo quiere decir que la única vía aun transitable que nos queda los catalanes es, lisa y llanamente, la unilateralidad. Jamás aceptaran hacer un referéndum de autodeterminación aunque lo exigiera el 100% de la población. Jamás reconocerán Catalunya como sujeto político porque seria tanto como reconocer a Catalunya como nación. Jamás reconocerán que están expoliando los bolsillos catalanes para favorecer el poder y a los poderosos de Madrit.
Repito. La única solución para Catalunya es y será la unilateralidad. Para ello hemos de estar dispuestos a pagar el precio que haga falta para conseguir la independencia. Y el tiempo apremia puesto que la última trampa que nos ha puesto España es la desmotivación, el cansancio, la desesperanza, la desmovilización de los millones de catalanes que exigimos la autodeterminación y la libertad. Es decir, que queremos la independencia.
¡No podemos ni debemos jugar su juego con las cartas marcadas!. No caigamos en sus trampas nunca más. Mantengámonos firmes y dispuestos a luchar con las armas más destructivas que poseemos ante ellos y que siempre utilizamos en Catalunya: el pacifismo, la democracia y la verdad. ¡Pero con coraje y contundencia!.
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