El gobierno de Mariano Rajoy anuncia que si el Parlament de Catalunya vuelve a elegir como presidente de la Generalitat al señor Carles Puigdemont, la aplicación del artículo 155 de la Constitución española continuará plenamente vigente.
El gobierno de España ha decidido que el Molt Honorable Senyor Carles Puigdemont i Casamajó no vuelva a ser el presidente de Catalunya. ¡No lo acepta!. Es decir, no acepta que la mayoría de diputados escojan la persona que democráticamente puede recibir el apoyo -¡la mayoría absoluta!- de la cámara catalana, porqué no le gusta..... Esta deriva absolutamente irracional se produce porque de la misma manera que destituyó un gobierno legítimo, disolvió el Parlament, convocó elecciones con la esperanza de ganarlas, enchironó activistas sociales pacifistas, miembros del gobierno y altos funcionarios, persigue políticos, alcaldes, concejales y usuarios de las redes sociales, instiga la marcha de empresas de Catalunya y favoreció que el mismísimo president y cuatro consellers hubieran de marchar al exilio por persecución política y fueran declarados prófugos por la justicia castellana, pues bien, después de esta inmensa obra ejecutada ahora no acepta el resultado de las elecciones que él mismo convocó.
¡No se podrá decir que Mariano Rajoy es incoherente!. Ha pasado desde dar un golpe de estado en toda regla contra Catalunya -solución ciertamente muy enraizada en la idiosincrasia política española-, a no aceptar los principios democráticos compartidos por la Unión Europea y otros países del resto del Mundo. A la inexistencia de la separación de poderes en España, a la utilización de las fuerzas de seguridad para perseguir políticos honrados y disidentes del régimen, a la injusticia impuesta por jueces, fiscales y políticos cómplices afectos al régimen, y a la manipulación informativa y auto-censura aceptada y practicada por los medios de comunicación de ámbito estatal -la caverna mediática madrileña, fundamentalmente-, hemos de añadir el abandono o aniquilación de la democracia como norma de organización social y reguladora de la convivencia y participación de los ciudadanos. España se ha vuelto un estado autoritario, siguiendo la histórica y vieja tradición peninsular. Ha vuelto donde la dejó Franco hace cuarenta y tres años. Vuelve a ser una especie de autocracia disfrazada de democracia parlamentaria en manos de un aspirante a dictador conocido como presidente Mariano Rajoy -un auténtico becario del caudillismo renacido!- el cual, naturalmente, no cree en los principios democráticos.
No existe peor político que aquel que prefiere utilizar la policía y el código penal contra los adversarios, en lugar de hacer política. No hay nadie más antidemócrata que aquel que no respeta el resultado de unas elecciones porqué no han salido como esperaba. Aquel que contrapone legalidad y constitución a legitimidad y democracia lo que realmente está haciendo es manipular burdamente las normas establecidas y utilizarlas como un garrote para aporrear a quien no piensa como él....
El gobierno de España tiene auténtico pánico a que Carles Puigdemont sea votado e investido nuevamente como presidente de la Generalitat. ¡Esta es la cuestión!.
Este hecho evidenciaría la inutilidad conseguida por la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Significaría la restitución de la legitimidad tan arbitrariamente arrebatada el 27 de octubre pasado, como consecuencia de la aprobación efectuada por el Senado español a iniciativa de Mariano Rajoy con el apoyo cómplice e incondicional de Alberto Rivera y Pedro Sánchez. Cuestionaría la destitución del gobierno de la Generalitat, la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones decretada por Rajoy, abusando del poder omnímodo del cual cree estar investido. Desautorizaría la aplicación que hacen jueces y fiscales de su ley, retorciéndola ad infinitum, por lo que atañe a consellers y activistas sociales encarcelados o exiliados en Bélgica, a causa de una sentencia ya dictada por los medios de comunicación y periodistas trogloditas afectos al régimen y que les ha condenado a treinta años de prisión por sedición, rebelión violenta, malversación, desobediencia y el resto de delitos contemplados en el Código Penal..... ¡sin siquiera haber sido juzgados y condenados!. Pero por encima de todo, significaría la derrota de todo un régimen político surgido despues de la muerte de Franco y que ha resultado ser el mismo que fundó el dictador con las manos manchadas de sangre y sobre las tumbas de centenares de miles de ciudadanos asesinados o aniquilados por él y los suyos. Por supuesto, un nuevo-viejo régimen con la cara lavada con un poco de agua pero no con abundante jabón y estropajo. La roña quedó incrustada y ahora emerge nuevamente en forma de autoritarismo, falta de legitimidad, abuso de violencia policial y adulteración de leyes, ausencia de separación de poderes, censura y manipulación de medios de información públicos y privados, y corrupción generalizada esparcida por casi todas las instituciones y estamentos del Estado español......
Lo mejor y más estimulante que le podría pasar a la sociedad española es que el Molt Honorable Senyor Carles Puigdemont i Casamajó fuera votado e investido nuevamente como el 130º President de la Generalitat y consecuentemente, Catalunya consiguiera finalmente poner en marcha la independencia ya proclamada pero que se halla en estado latente..... Además de cumplir escrupulosamente los principios democráticos vigentes en Europa y buena parte del resto del Mundo, con un poco de suerte, en España se podría volver a enterrar el franquismo.....¡definitivamente!.
El gobierno de España ha decidido que el Molt Honorable Senyor Carles Puigdemont i Casamajó no vuelva a ser el presidente de Catalunya. ¡No lo acepta!. Es decir, no acepta que la mayoría de diputados escojan la persona que democráticamente puede recibir el apoyo -¡la mayoría absoluta!- de la cámara catalana, porqué no le gusta..... Esta deriva absolutamente irracional se produce porque de la misma manera que destituyó un gobierno legítimo, disolvió el Parlament, convocó elecciones con la esperanza de ganarlas, enchironó activistas sociales pacifistas, miembros del gobierno y altos funcionarios, persigue políticos, alcaldes, concejales y usuarios de las redes sociales, instiga la marcha de empresas de Catalunya y favoreció que el mismísimo president y cuatro consellers hubieran de marchar al exilio por persecución política y fueran declarados prófugos por la justicia castellana, pues bien, después de esta inmensa obra ejecutada ahora no acepta el resultado de las elecciones que él mismo convocó.
¡No se podrá decir que Mariano Rajoy es incoherente!. Ha pasado desde dar un golpe de estado en toda regla contra Catalunya -solución ciertamente muy enraizada en la idiosincrasia política española-, a no aceptar los principios democráticos compartidos por la Unión Europea y otros países del resto del Mundo. A la inexistencia de la separación de poderes en España, a la utilización de las fuerzas de seguridad para perseguir políticos honrados y disidentes del régimen, a la injusticia impuesta por jueces, fiscales y políticos cómplices afectos al régimen, y a la manipulación informativa y auto-censura aceptada y practicada por los medios de comunicación de ámbito estatal -la caverna mediática madrileña, fundamentalmente-, hemos de añadir el abandono o aniquilación de la democracia como norma de organización social y reguladora de la convivencia y participación de los ciudadanos. España se ha vuelto un estado autoritario, siguiendo la histórica y vieja tradición peninsular. Ha vuelto donde la dejó Franco hace cuarenta y tres años. Vuelve a ser una especie de autocracia disfrazada de democracia parlamentaria en manos de un aspirante a dictador conocido como presidente Mariano Rajoy -un auténtico becario del caudillismo renacido!- el cual, naturalmente, no cree en los principios democráticos.
No existe peor político que aquel que prefiere utilizar la policía y el código penal contra los adversarios, en lugar de hacer política. No hay nadie más antidemócrata que aquel que no respeta el resultado de unas elecciones porqué no han salido como esperaba. Aquel que contrapone legalidad y constitución a legitimidad y democracia lo que realmente está haciendo es manipular burdamente las normas establecidas y utilizarlas como un garrote para aporrear a quien no piensa como él....
El gobierno de España tiene auténtico pánico a que Carles Puigdemont sea votado e investido nuevamente como presidente de la Generalitat. ¡Esta es la cuestión!.
Este hecho evidenciaría la inutilidad conseguida por la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Significaría la restitución de la legitimidad tan arbitrariamente arrebatada el 27 de octubre pasado, como consecuencia de la aprobación efectuada por el Senado español a iniciativa de Mariano Rajoy con el apoyo cómplice e incondicional de Alberto Rivera y Pedro Sánchez. Cuestionaría la destitución del gobierno de la Generalitat, la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones decretada por Rajoy, abusando del poder omnímodo del cual cree estar investido. Desautorizaría la aplicación que hacen jueces y fiscales de su ley, retorciéndola ad infinitum, por lo que atañe a consellers y activistas sociales encarcelados o exiliados en Bélgica, a causa de una sentencia ya dictada por los medios de comunicación y periodistas trogloditas afectos al régimen y que les ha condenado a treinta años de prisión por sedición, rebelión violenta, malversación, desobediencia y el resto de delitos contemplados en el Código Penal..... ¡sin siquiera haber sido juzgados y condenados!. Pero por encima de todo, significaría la derrota de todo un régimen político surgido despues de la muerte de Franco y que ha resultado ser el mismo que fundó el dictador con las manos manchadas de sangre y sobre las tumbas de centenares de miles de ciudadanos asesinados o aniquilados por él y los suyos. Por supuesto, un nuevo-viejo régimen con la cara lavada con un poco de agua pero no con abundante jabón y estropajo. La roña quedó incrustada y ahora emerge nuevamente en forma de autoritarismo, falta de legitimidad, abuso de violencia policial y adulteración de leyes, ausencia de separación de poderes, censura y manipulación de medios de información públicos y privados, y corrupción generalizada esparcida por casi todas las instituciones y estamentos del Estado español......
Lo mejor y más estimulante que le podría pasar a la sociedad española es que el Molt Honorable Senyor Carles Puigdemont i Casamajó fuera votado e investido nuevamente como el 130º President de la Generalitat y consecuentemente, Catalunya consiguiera finalmente poner en marcha la independencia ya proclamada pero que se halla en estado latente..... Además de cumplir escrupulosamente los principios democráticos vigentes en Europa y buena parte del resto del Mundo, con un poco de suerte, en España se podría volver a enterrar el franquismo.....¡definitivamente!.
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