Existen tres partidos políticos de ámbito español que suelen apelar a todas horas y cada día a las bondades del estado de derecho que supuestamente fundamenta la realidad de la España actual, o la independencia que goza su justicia, así como la separación de poderes que rige en su sistema político o la suerte que tienen los españoles al contar con una Constitución moderna y acogedora como la española, sin olvidar la imparcialidad y ecuanimidad que exhibe el Tribunal Constitucional cada vez que dictamina sobre un conflicto político o de competencias de los que suelen surgir entre las diferentes instituciones de este bienaventurado Estado. Y si el conflicto se produce entre la Generalitat y Madrit, todas estas bienaventuranzas aumentan exponencialmente..... ¡Como no podía ser de otra manera, claro!. Estos tres partidos, como el lector ya habrá adivinado, son el PP, el PSOE y Ciudadanos.
A un ciudadano catalán que hubiera recibido todas estas bienaventuranzas en forma de porrazos sobre su cabeza y costillas el pasado 1 de octubre, no le costaría nada replicar las afirmaciones hechas por este ejemplo de contubernio constitucional españolista, que defiende una especie de "Unidad de Destino en lo Universal" y que se permite dar lecciones de democracia, legalidad y proporcionalidad en el uso de la fuerza a los millones de electores que reafirmaron su posicionamiento independentista el pasado 21 de diciembre, de una forma suficientemente contundente y democrática, por cierto. Les podrían responder que el estado de derecho español es más bien de juguete. ¿Como se puede hablar de estado de derecho si existen presos políticos y exiliados en el exterior como consecuencia de haber cumplido el compromiso adquirido ante la ciudadanía y haber facilitado que todo el mundo pudieran expresar su opinión depositando un SI o un NO dentro de una urna?. ¿O como se puede hablar de independencia judicial y de separación de poderes si el gobierno señala a los enemigos a perseguir, la policía se inventa las acusaciones, la fiscalía las afina revistiéndolas de una pátina de supuesta legalidad y los jueces las descargan encima de centenares de pacíficos ciudadanos -pronto serán miles- imputados, investigados, detenidos, amenazados, expoliados y encarcelados, sin mostrar la más mínima objeción jurídica, por el mero hecho de querer que Catalunya obtenga la independencia y llegue a ser plenamente soberana?. ¿Se puede hablar de la suerte que tienen los catalanes cuando la petrificada constitución española les ha excluido como individuos y como nación y el Tribunal Constitucional les ha humillado, ignorado y aniquilado política, social y culturalmente de forma sistemática?. ¿Se puede hablar de democracia si cuando sigues las normas y apruebas un Estatuto cumpliendo escrupulosamente todos los pasos estipulados dentro de la legalidad vigente, un partido español no lo acepta, recoge firmas por toda España contra Catalunya, aviva una catalanofóbia como jamás se ha visto antes históricamente en el Estado -por lo menos desde los años 20-30 del siglo pasado-, exige la convocatoria de un referéndum absolutamente ilegal para prohibir el texto acordado y finalmente manipula y enreda el Tribunal Constitucional hasta conseguir que el texto aprobado por los catalanes fuera convenientemente desnaturalizado por unos magistrados afines y deudores del PP y PSOE?. ¿Qué futuro espera a los catalanes cuando todas las leyes que se discuten en el Parlament, se aprueban y se publican en el Diari Oficial de la Generalitat son automáticamente suspendidas puesto que el Gobierno las recurre ante su TC, independientemente de la naturaleza y contenido, y de la mayoría alcanzada a favor de las leyes aprobadas?. ¿Qué clase de autonomía financiera tiene la Generalitat si ha de pedir permiso para pagar las facturas, anticipos para ir tirando mes a mes, para asignar subvenciones a las entidades sociales y culturales o tiene que pagar intereses para recibir una pequeña parte de los impuestos que pagamos todos los catalanes?. ¿Qué seguridad jurídica dá el hecho que para someter y forzar la voluntad libremente expresada por los ciudadanos, se dicta un decreto que facilita la marcha de las sedes sociales y fiscales de las empresas catalanas, por tanto, esparciendo miedo y haciendo chantaje a la ciudadanía para que cambie sus preferencias políticas y todo ello con la sola aprobación de los ejecutivos de estas empresas, prescindiendo por tanto de la voluntad de los accionistas.....?.
A estos miles de ciudadanos aporreados tan duramente por la policía y la guardia civil españolas y a todos los centenares de miles de catalanes que hicieron guardia ante los colegios electorales para poder votar a favor o contra de la independencia, o que acudieron también a votar en masa las últimas elecciones, no hace falta que les den lecciones de nada. Ni de estado de derecho, ni de independencia judicial, ni de libertad de opinión y pensamiento, ni de separación de poderes, ni siquiera de constitucionalismo..... Tampoco tienen que recibir lecciones de Democracia puesto que son verdaderos maestros en la materia.
¡El PP, el PSOE y Ciudadanos no pueden dar lecciones de nada a nadie!. Para ellos, que componen y manipulan el régimen constituido a la sombra de la dictadura franquista, España continúa siendo una "Unidad de Destino en lo Universal". Como en tiempos de Franco, especialmente en cuestiones que tengan que ver con Catalunya.. Creen estar por encima de los principios, de la ética y de la Justicia. Para ellos, la Constitución española es un texto sagrado, forjado en hierro frío que a menudo utilizan como si de un garrote se tratara, para hacer que la letra se incruste en las cabezas de la gente, si hiciera falta con sangre y por la fuerza bruta, sin que el espíritu que recogió el consenso del año 1978 pueda fluir libremente dentro de los corazones de los catalanes. Parece como si la ley o la Constitución estuvieran por encima de la Democracia y de la legitimidad.....¡Han substituido los principios democráticos universalmente aceptados por textos legales muy grandilocuentes pero sin alma!.
Los catalanes hemos hablado de la única forma que sabemos hacer. ¡Votando!. Hemos dicho muy alto y claro que queremos continuar el camino iniciado el uno de octubre de 2017. Si el Estado español fuera un verdadero estado de derecho, democrático y respetuoso con la separación de poderes, se habría de avergonzar por mantener en prisión a personas honorables, decentes y pacíficas bajo acusaciones e imputaciones falsas e inverosímiles, solo porque deseaban lo mejor para sus conciudadanos. Este estado pediría perdón por haber utilizado la policía y la guardia civil en calidad de enrabietadas fuerzas de ocupación, para vengar una supuesta ofensa infligida a España que solo radica en mentes enfermas de odio y envidia. Habría de aceptar que la solución al conflicto planteado solo se hallará a través de la democracia y de la celebración de un referéndum de autodeterminación. Eliminaría el estado de sitio que esconde la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y que tan magros resultados políticos y electorales ha tenido para el prestigio y la credibilidad del ejecutivo y las instituciones del reino de España. Archivaría la Causa General decretada contra el independentismo aunque solo fuera para no seguir el ejemplo desatado por el régimen anterior contra los republicanos. Y por encima de todo, debería de reconocer el carácter nacional de Catalunya y admitir como único interlocutor válido al gobierno legítimo de la Generalitat.
Desgraciadamente, el anticatalanismo vengativo desatado por los políticos y los partidos, y por la prensa cavernaria del régimen, las fuerzas de ocupación represivas y violentas, o por el IBEX 35 más especulador y ruín como jamás se había mostrado hasta ahora, así como por la fiscalía y los jueces de este régimen post-franquista que rige actualmente España, no despiertan muchas esperanzas para hallar una solución pactada, justa y democrática en la confrontación entre ambas naciones. Entre Catalunya y España. Entre derecho de autodeterminación y legitimidad enfrentadas al autoritarismo y el derecho de pernada -¡que no estado de derecho!-.
Por todo ello, los catalanes solo tenemos una alternativa: ¡Continuar haciendo república!. Por supuesto a partir de ahora sin demasiadas sonrisas ni yendo con el lirio en la mano. Luchando con firmeza, pacíficamente hasta conseguir la anhelada independencia de Catalunya.....
Es la única solución que existe ahora. Desgraciadamente, empero.....
A estos miles de ciudadanos aporreados tan duramente por la policía y la guardia civil españolas y a todos los centenares de miles de catalanes que hicieron guardia ante los colegios electorales para poder votar a favor o contra de la independencia, o que acudieron también a votar en masa las últimas elecciones, no hace falta que les den lecciones de nada. Ni de estado de derecho, ni de independencia judicial, ni de libertad de opinión y pensamiento, ni de separación de poderes, ni siquiera de constitucionalismo..... Tampoco tienen que recibir lecciones de Democracia puesto que son verdaderos maestros en la materia.
¡El PP, el PSOE y Ciudadanos no pueden dar lecciones de nada a nadie!. Para ellos, que componen y manipulan el régimen constituido a la sombra de la dictadura franquista, España continúa siendo una "Unidad de Destino en lo Universal". Como en tiempos de Franco, especialmente en cuestiones que tengan que ver con Catalunya.. Creen estar por encima de los principios, de la ética y de la Justicia. Para ellos, la Constitución española es un texto sagrado, forjado en hierro frío que a menudo utilizan como si de un garrote se tratara, para hacer que la letra se incruste en las cabezas de la gente, si hiciera falta con sangre y por la fuerza bruta, sin que el espíritu que recogió el consenso del año 1978 pueda fluir libremente dentro de los corazones de los catalanes. Parece como si la ley o la Constitución estuvieran por encima de la Democracia y de la legitimidad.....¡Han substituido los principios democráticos universalmente aceptados por textos legales muy grandilocuentes pero sin alma!.
Los catalanes hemos hablado de la única forma que sabemos hacer. ¡Votando!. Hemos dicho muy alto y claro que queremos continuar el camino iniciado el uno de octubre de 2017. Si el Estado español fuera un verdadero estado de derecho, democrático y respetuoso con la separación de poderes, se habría de avergonzar por mantener en prisión a personas honorables, decentes y pacíficas bajo acusaciones e imputaciones falsas e inverosímiles, solo porque deseaban lo mejor para sus conciudadanos. Este estado pediría perdón por haber utilizado la policía y la guardia civil en calidad de enrabietadas fuerzas de ocupación, para vengar una supuesta ofensa infligida a España que solo radica en mentes enfermas de odio y envidia. Habría de aceptar que la solución al conflicto planteado solo se hallará a través de la democracia y de la celebración de un referéndum de autodeterminación. Eliminaría el estado de sitio que esconde la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y que tan magros resultados políticos y electorales ha tenido para el prestigio y la credibilidad del ejecutivo y las instituciones del reino de España. Archivaría la Causa General decretada contra el independentismo aunque solo fuera para no seguir el ejemplo desatado por el régimen anterior contra los republicanos. Y por encima de todo, debería de reconocer el carácter nacional de Catalunya y admitir como único interlocutor válido al gobierno legítimo de la Generalitat.
Desgraciadamente, el anticatalanismo vengativo desatado por los políticos y los partidos, y por la prensa cavernaria del régimen, las fuerzas de ocupación represivas y violentas, o por el IBEX 35 más especulador y ruín como jamás se había mostrado hasta ahora, así como por la fiscalía y los jueces de este régimen post-franquista que rige actualmente España, no despiertan muchas esperanzas para hallar una solución pactada, justa y democrática en la confrontación entre ambas naciones. Entre Catalunya y España. Entre derecho de autodeterminación y legitimidad enfrentadas al autoritarismo y el derecho de pernada -¡que no estado de derecho!-.
Por todo ello, los catalanes solo tenemos una alternativa: ¡Continuar haciendo república!. Por supuesto a partir de ahora sin demasiadas sonrisas ni yendo con el lirio en la mano. Luchando con firmeza, pacíficamente hasta conseguir la anhelada independencia de Catalunya.....
Es la única solución que existe ahora. Desgraciadamente, empero.....
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