Hoy pienso dedicar mis esfuerzos a aquellos que no saben cual de las dos únicas opciones pueden escoger para propiciar o no la libertad de Catalunya. Los que lo tenemos claro pocos argumentos pueden ofrecernos para rechazar la independencia. Por contra, existen muchísimos para abrazarla, ni que sea por una pura y dura cuestión de supervivencia, incluso para aquellos que son sinceramente unionistas.
A menudo nos dicen que la Constitución española no permite la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y ello lo convierten en la coartada perfecta para negar el derecho del pueblo catalán a ponerlo en práctica. Por si existían dudas -siempre razonables, por cierto- el infumable Tribunal Constitucional español lo reafirma vehementemente, a la vez que se permite amenazar con la aplicación del código penal caso de desobedecer sus impositivas órdenes.... ¡De acuerdo!. No encontraremos muchas constituciones que prevean esta contingencia, pero por lo mismo existen parlamentos e intérpretes constitucionales que amoldan las leyes -¡jamás inamovibles!- a la realidad. Todo es cuestión de voluntad política, pero en España algo así desgraciadamente no existe. Por otro lado, no resulta muy extraño que todas, absolutamente todas las independencias que se han proclamado en el transcurso de la Historia se han hecho contra las leyes y las constituciones de las metrópolis, las cuales todas, absolutamente todas hicieron lo imposible para que no se llevasen a cabo.... ¡Lo cual no detuvo ninguna independencia, por cierto!.
Es curioso que sean tan esmerados en reafirmar aquello que no permite hacer la sagrada Constitución -el referéndum, aunque tampoco lo prohíbe taxativamente- mientras que permiten que no se cumpla aquello que dice con claridad meridiana, como por ejemplo el derecho a una vivienda digna, a recibir un salario justo por el trabajo realizado o que España es un estado de economía social de mercado. Pues bien, existen desahucios a chorro, salarios cada día más bajos e indignos, contratos más precarios como si de la nueva esclavitud se tratara, desprotección laboral de los trabajadores, aniquilación sindical, despidos indiscriminados casi libres y todo ello dentro de lo que podríamos calificar como economía al servicio de las sociedades mercantiles.... Por no hablar de la sanidad universal o la educación pública de calidad, que como ciudadanos deberíamos recibir, ¡lo que no pasa!, a cambio de los elevadísimos impuestos que pagamos todos -¡lo cual tampoco pasa!-, ya que la recaudación sirve más para pagar indemnizaciones mil-millonarias por las chapuzas cometidas a cuenta de empresas privadas, como pueden ser almacenes de gas inútiles o autopistas de peaje madrileñas sin tráfico, ambas en quiebra técnica y financiera pero con las pérdidas generadas asumidas por el Estado. O también para pagar miles de kilómetros de lineas de alta velocidad que llevan a ninguna parte o aeropuertos sin aviones ni pasajeros. Por los visto, todo esto y mucho más si que es constitucional.
Podríamos hablar, también, de las pensiones las cuales dicen, mintiendo, que estarán amenazadas para los catalanes en caso de independencia, mientras callan como trileros el hecho que son precisamente los pensionistas españoles los que no las tienen ni mucho menos garantizadas. La prueba es que ya este año la paga extra de julio se hará efectiva gracias a un préstamo que el Estado español pedirá para poder abonarla. Y la de Navidad, también. Lo único cierto es que si los jubilados catalanes quieren seguir cobrando sus pensiones sin problemas, deben desear fervientemente que alcancemos la independencia. Las cotizaciones de los trabajadores en activo catalanes si cubren sobradamente la cuantía de la mensualidad de los jubilados. Incluso existe margen para que las más bajas puedan aumentar significativamente para que dejen de ser tan insuficientes e injustas como pasa ahora.
Cercanías, peajes, corredor Mediterráneo, puertos y aeropuertos, autovías inexistentes..... Todas estas infraestructuras necesarias y urgentes y otras no tan urgentes pero también muy necesarias, podrán implementarse y desarrollar con normalidad.... ¡de una puñetera vez!. No tendremos que cabrearnos cada vez que un ministro del Gobierno de España anuncia entre fanfarrias y redoblar de tambores que invertirán 1000 millones en Cercanías, 4000 millones en el Corredor Mediterráneo o 900 millones en carreteras y autovías y 500 más en las conexiones ferroviarias de puertos y aeropuertos.... ¡Aunque todo continua pendiente de ejecución hoy en día!. Cada año, durante cada campaña electoral, en cada presupuesto, cuando quieren seducirnos con la afirmación de lo mucho que España hace por Catalunya y los catalanes, hacen las mismas promesas y adquieren los mismos compromisos. Los cuales siempre suenan a nuevos pero en realidad son viejas promesas que nunca acaban de cumplir. Por el contrario, las autopistas de peaje que circunvalan Madrid, las cuales se hallan en quiebra, son rescatadas con nuestro dinero, a la vez que hacen transcurrir el corredor Mediterráneo por el centro de la península o impiden que las compañías aeronáuticas conecten El Prat con Tokio porque el monopolio lo tiene Barajas. Pués bien, todos estos incumplimientos de España podrán cumplirse si Catalunya consigue la independencia. Pero si por cualquier motivo el Govern catalán no cumpliese los compromisos adquiridos, los catalanes tendríamos al menos la oportunidad de echar a los políticos bocazas y mentirosos, sin esperar a que el resto de ciudadanos del Estado decidieran dejar de votar a políticos mentirosos y corruptos como los que ahora menudean por España..... ¡Lo cual hasta la fecha no ha pasado jamás!.
No cabe mencionar la frenética actividad de las ratas de cloaca españolas ni la despreciable tarea que realizan, bajo el amparo y coartada de la sagrada unidad de la patria..... Es justo decir, empero, que es comprensible que un estado defienda denodadamente aquello que considera suyo, pero lo que no es aceptable bajo ningún concepto es que se utilicen toda clase de armas ilícitas, ilegales e inmorales, así como las instituciones estatales, como puede ser la policía, la fiscalía e incluso la judicatura y el Tribunal Constitucional, para defender una posición política cargándose el estado de derecho y los derechos ciudadanos. Una policía que investiga por su cuenta sin control judicial, que confecciona informes falsos sobre personalidades, partidos e instituciones absolutamente honestas y después los filtra a la prensa amiga -¡cómplice de la guerra sucia!- para injuriar, calumniar y desprestigiar, no es una policía libre de corrupción. Unos fiscales dispuestos a afinar imputaciones para causar daño a políticos, partidos o instituciones públicas o privadas, en defensa de la sagrada unidad de la patria, carecen de ética y de principios de justicia. Y una judicatura dispuesta a seguir el juego al poder político revistiendo sus actuaciones judiciales y sentencias dictadas con una especie de pátina de legalidad, juzgando y condenando hechos y actividades políticas de los adversarios de sus amos y señores, dejan de impartir justicia para empezar a impartir cacicadas. Pués bien, todo esto está pasando en el Estado español, un supuesto y pretencioso estado de derecho y democrático en el cual no existe la separación de poderes, ni la independencia judicial, ni policía protectora y defensora de los derechos ciudadanos, en el cual se utilizan malos periodistas para causar daño a los adversarios por cuestiones políticas, para injuriar y para inventarse unos relatos manipulados o directamente falsos.....en el nombre de la sagrada unidad de la patria. ¡No es un estado de derecho, no!. Nos hallamos ante un estado arbitrario con una especie de derecho de pernada, el cual utiliza para aplastar libertades y personas.....
Así pues, ni esta Constitución que ellos incumplen sistemáticamente, ni un Tribunal Constitucional anticatalán en manos y al servicio del Partido Popular, del PSOE y del aun hoy imperante nacional-catolicismo español, ni un Estado que no es una economía social de mercado sino todo lo contrario, ni la precariedad laboral y mendicidad sindical, ni la aniquilación de las clases medias y populares, ahora empobrecidas y desprotegidas, ni las reiteradas tomaduras de pelo a las que nos somete Madrit a cuenta de los reiterados incumplimientos en materia de inversiones y de infraestructuras, ni siquiera las exageradas profecías de que la economía catalana se hundirá sin el mercado y soporte de España -lo cual si acabará pasando, pero al revés-, ni las ratas de cloaca estatales haciendo la guerra sucia sin cuartel, nada, absolutamente nada podrá hacer que los tibios con la independencia decidan no dar soporte a la libertad de Catalunya y de ellos mismos, entendida esta libertad como la asunción de un nuevo estado el cual si será un verdadero estado de derecho, plenamente respetuoso con los principios democráticos y que irá a favor de los ciudadanos y no contra ellos.....
Los convencidos lo tenemos claro. Podríamos añadir cuestiones de identidad nacional, culturales, económicas, financieras, lingüísticas, sociales, deportivas, sentimentales...... Los tibios, en cambio, además tendrán la oportunidad de hacer un nuevo Estado que no se parezca, ni por asomo, al viejo. Podrán participar en un nuevo país que les de el calor que ahora no tienen. Y para conseguir todo ello no tendrán que renunciar a nada, ni a su identidad y cultura, ni a su idioma, ni a sus raíces, ni siquiera a su equipo de fútbol preferido..... Pero tienen mucho que ganar en aspectos económicos, sociales, en justicia sin condicionamientos o en la seguridad laboral. Más por encima de todo, el absoluto respeto a los principios democráticos puesto que tendrán plenos derechos para decidir qué quieren que su nuevo estado haga por ellos sin que tengan que pagar un precio desorbitado -en derechos, libertades, impuestos, cultura o política- y con la garantía de que estos principios democráticos jamás se verán condicionados por los intereses de los poderosos y de políticos corruptos.
Como ha continuado pasando hasta ahora permaneciendo religados a España..... ¡Lo cual no permitiremos que pase con la independencia alcanzada a partir del próximo otoño!.
A menudo nos dicen que la Constitución española no permite la celebración de un referéndum de autodeterminación. Y ello lo convierten en la coartada perfecta para negar el derecho del pueblo catalán a ponerlo en práctica. Por si existían dudas -siempre razonables, por cierto- el infumable Tribunal Constitucional español lo reafirma vehementemente, a la vez que se permite amenazar con la aplicación del código penal caso de desobedecer sus impositivas órdenes.... ¡De acuerdo!. No encontraremos muchas constituciones que prevean esta contingencia, pero por lo mismo existen parlamentos e intérpretes constitucionales que amoldan las leyes -¡jamás inamovibles!- a la realidad. Todo es cuestión de voluntad política, pero en España algo así desgraciadamente no existe. Por otro lado, no resulta muy extraño que todas, absolutamente todas las independencias que se han proclamado en el transcurso de la Historia se han hecho contra las leyes y las constituciones de las metrópolis, las cuales todas, absolutamente todas hicieron lo imposible para que no se llevasen a cabo.... ¡Lo cual no detuvo ninguna independencia, por cierto!.
Es curioso que sean tan esmerados en reafirmar aquello que no permite hacer la sagrada Constitución -el referéndum, aunque tampoco lo prohíbe taxativamente- mientras que permiten que no se cumpla aquello que dice con claridad meridiana, como por ejemplo el derecho a una vivienda digna, a recibir un salario justo por el trabajo realizado o que España es un estado de economía social de mercado. Pues bien, existen desahucios a chorro, salarios cada día más bajos e indignos, contratos más precarios como si de la nueva esclavitud se tratara, desprotección laboral de los trabajadores, aniquilación sindical, despidos indiscriminados casi libres y todo ello dentro de lo que podríamos calificar como economía al servicio de las sociedades mercantiles.... Por no hablar de la sanidad universal o la educación pública de calidad, que como ciudadanos deberíamos recibir, ¡lo que no pasa!, a cambio de los elevadísimos impuestos que pagamos todos -¡lo cual tampoco pasa!-, ya que la recaudación sirve más para pagar indemnizaciones mil-millonarias por las chapuzas cometidas a cuenta de empresas privadas, como pueden ser almacenes de gas inútiles o autopistas de peaje madrileñas sin tráfico, ambas en quiebra técnica y financiera pero con las pérdidas generadas asumidas por el Estado. O también para pagar miles de kilómetros de lineas de alta velocidad que llevan a ninguna parte o aeropuertos sin aviones ni pasajeros. Por los visto, todo esto y mucho más si que es constitucional.
Podríamos hablar, también, de las pensiones las cuales dicen, mintiendo, que estarán amenazadas para los catalanes en caso de independencia, mientras callan como trileros el hecho que son precisamente los pensionistas españoles los que no las tienen ni mucho menos garantizadas. La prueba es que ya este año la paga extra de julio se hará efectiva gracias a un préstamo que el Estado español pedirá para poder abonarla. Y la de Navidad, también. Lo único cierto es que si los jubilados catalanes quieren seguir cobrando sus pensiones sin problemas, deben desear fervientemente que alcancemos la independencia. Las cotizaciones de los trabajadores en activo catalanes si cubren sobradamente la cuantía de la mensualidad de los jubilados. Incluso existe margen para que las más bajas puedan aumentar significativamente para que dejen de ser tan insuficientes e injustas como pasa ahora.
Cercanías, peajes, corredor Mediterráneo, puertos y aeropuertos, autovías inexistentes..... Todas estas infraestructuras necesarias y urgentes y otras no tan urgentes pero también muy necesarias, podrán implementarse y desarrollar con normalidad.... ¡de una puñetera vez!. No tendremos que cabrearnos cada vez que un ministro del Gobierno de España anuncia entre fanfarrias y redoblar de tambores que invertirán 1000 millones en Cercanías, 4000 millones en el Corredor Mediterráneo o 900 millones en carreteras y autovías y 500 más en las conexiones ferroviarias de puertos y aeropuertos.... ¡Aunque todo continua pendiente de ejecución hoy en día!. Cada año, durante cada campaña electoral, en cada presupuesto, cuando quieren seducirnos con la afirmación de lo mucho que España hace por Catalunya y los catalanes, hacen las mismas promesas y adquieren los mismos compromisos. Los cuales siempre suenan a nuevos pero en realidad son viejas promesas que nunca acaban de cumplir. Por el contrario, las autopistas de peaje que circunvalan Madrid, las cuales se hallan en quiebra, son rescatadas con nuestro dinero, a la vez que hacen transcurrir el corredor Mediterráneo por el centro de la península o impiden que las compañías aeronáuticas conecten El Prat con Tokio porque el monopolio lo tiene Barajas. Pués bien, todos estos incumplimientos de España podrán cumplirse si Catalunya consigue la independencia. Pero si por cualquier motivo el Govern catalán no cumpliese los compromisos adquiridos, los catalanes tendríamos al menos la oportunidad de echar a los políticos bocazas y mentirosos, sin esperar a que el resto de ciudadanos del Estado decidieran dejar de votar a políticos mentirosos y corruptos como los que ahora menudean por España..... ¡Lo cual hasta la fecha no ha pasado jamás!.
No cabe mencionar la frenética actividad de las ratas de cloaca españolas ni la despreciable tarea que realizan, bajo el amparo y coartada de la sagrada unidad de la patria..... Es justo decir, empero, que es comprensible que un estado defienda denodadamente aquello que considera suyo, pero lo que no es aceptable bajo ningún concepto es que se utilicen toda clase de armas ilícitas, ilegales e inmorales, así como las instituciones estatales, como puede ser la policía, la fiscalía e incluso la judicatura y el Tribunal Constitucional, para defender una posición política cargándose el estado de derecho y los derechos ciudadanos. Una policía que investiga por su cuenta sin control judicial, que confecciona informes falsos sobre personalidades, partidos e instituciones absolutamente honestas y después los filtra a la prensa amiga -¡cómplice de la guerra sucia!- para injuriar, calumniar y desprestigiar, no es una policía libre de corrupción. Unos fiscales dispuestos a afinar imputaciones para causar daño a políticos, partidos o instituciones públicas o privadas, en defensa de la sagrada unidad de la patria, carecen de ética y de principios de justicia. Y una judicatura dispuesta a seguir el juego al poder político revistiendo sus actuaciones judiciales y sentencias dictadas con una especie de pátina de legalidad, juzgando y condenando hechos y actividades políticas de los adversarios de sus amos y señores, dejan de impartir justicia para empezar a impartir cacicadas. Pués bien, todo esto está pasando en el Estado español, un supuesto y pretencioso estado de derecho y democrático en el cual no existe la separación de poderes, ni la independencia judicial, ni policía protectora y defensora de los derechos ciudadanos, en el cual se utilizan malos periodistas para causar daño a los adversarios por cuestiones políticas, para injuriar y para inventarse unos relatos manipulados o directamente falsos.....en el nombre de la sagrada unidad de la patria. ¡No es un estado de derecho, no!. Nos hallamos ante un estado arbitrario con una especie de derecho de pernada, el cual utiliza para aplastar libertades y personas.....
Así pues, ni esta Constitución que ellos incumplen sistemáticamente, ni un Tribunal Constitucional anticatalán en manos y al servicio del Partido Popular, del PSOE y del aun hoy imperante nacional-catolicismo español, ni un Estado que no es una economía social de mercado sino todo lo contrario, ni la precariedad laboral y mendicidad sindical, ni la aniquilación de las clases medias y populares, ahora empobrecidas y desprotegidas, ni las reiteradas tomaduras de pelo a las que nos somete Madrit a cuenta de los reiterados incumplimientos en materia de inversiones y de infraestructuras, ni siquiera las exageradas profecías de que la economía catalana se hundirá sin el mercado y soporte de España -lo cual si acabará pasando, pero al revés-, ni las ratas de cloaca estatales haciendo la guerra sucia sin cuartel, nada, absolutamente nada podrá hacer que los tibios con la independencia decidan no dar soporte a la libertad de Catalunya y de ellos mismos, entendida esta libertad como la asunción de un nuevo estado el cual si será un verdadero estado de derecho, plenamente respetuoso con los principios democráticos y que irá a favor de los ciudadanos y no contra ellos.....
Los convencidos lo tenemos claro. Podríamos añadir cuestiones de identidad nacional, culturales, económicas, financieras, lingüísticas, sociales, deportivas, sentimentales...... Los tibios, en cambio, además tendrán la oportunidad de hacer un nuevo Estado que no se parezca, ni por asomo, al viejo. Podrán participar en un nuevo país que les de el calor que ahora no tienen. Y para conseguir todo ello no tendrán que renunciar a nada, ni a su identidad y cultura, ni a su idioma, ni a sus raíces, ni siquiera a su equipo de fútbol preferido..... Pero tienen mucho que ganar en aspectos económicos, sociales, en justicia sin condicionamientos o en la seguridad laboral. Más por encima de todo, el absoluto respeto a los principios democráticos puesto que tendrán plenos derechos para decidir qué quieren que su nuevo estado haga por ellos sin que tengan que pagar un precio desorbitado -en derechos, libertades, impuestos, cultura o política- y con la garantía de que estos principios democráticos jamás se verán condicionados por los intereses de los poderosos y de políticos corruptos.
Como ha continuado pasando hasta ahora permaneciendo religados a España..... ¡Lo cual no permitiremos que pase con la independencia alcanzada a partir del próximo otoño!.
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