Al principio sentía simpatía hacía ellos. La juventud y el entusiasmo les salía por los cuatro costados. La nobleza y la sinceridad guiaban sus acciones. Me hicieron recordar mi paso por la universidad en aquellos difíciles tiempos, mediados los años setenta, mientras moría el franquismo y nacía la transición. Ahora, visto en perspectiva me doy cuenta que en realidad se trataba del tránsito desde una dictadura pura y dura, que ha devenido en una dictablanda más o menos camuflada. Eran días de intensidad política y de asambleas universitarias.... ¡Hacíamos más asambleas que clases magistrales!. Pero eramos jóvenes, osados, vivarachos y el futuro se hallaba en nuestras manos. También éramos muy idealistas. ¡E ingenuos....!. Todas estas sensaciones, hasta entonces dormidas, son las que me volvían a seducir, despertando viejos y queridos recuerdos que infundían renovadas juventud y empuje.
Me estoy refiriendo a las CUP....
¡Hoy confieso que ya no me caen tan bien!. Después de los resultados obtenidos -mayoría absoluta con 72 escaños- y las esperanzas reforzadas por los frutos cosechados en las elecciones del 27 de septiembre del año pasado, todo parecía más claro. La independencia de Catalunya se hallaba al alcance de nuestras manos y voluntades. Pero.... ¡las CUP sentenciaron que no era suficiente!. No se había alcanzado la mayoría absoluta en votos, a pesar que el independentismo -¡el si!- llegó al 48% mientras que los unionistas -¡el no!- a duras penas sobrepasaron el 39%.
¡Primera Estación!. La negociación para la investidura del candidato a la presidencia de la Generalitat de JuntsPelSi -formación mayoritaria dentro del independentismo- estuvo trufada de obstáculos puestos por las CUP desde el inicio. No querían a Artur Mas y forzaron su retirada política, después de haber protagonizado un verdadero melodrama asambleario en el cual unas decenas de votos -a favor o en contra, tanto da- dictaminaron que con Mas, ¡nada de nada!. Es decir, la mitad de una asamblea abierta a todo el mundo, donde incluso las ratas de cloaca del Estado podían participar convenientemente tuneados, rechazaron el candidato que había ganado las elecciones porqué.... ¡representaba el pasado, los recortes y el capitalismo!. Si tomamos como indicativo la mitad de votantes cupaires representados en la asamblea, más o menos ciento setenta mil, sus deseos pesaron mucho más que el resto de votantes independentistas, alrededor de un millón ochocientos mil. De nada sirvió que se firmara un acuerdo entre JuntsPelSi y las CUP en el que se comprometían a dar estabilidad al govern de la Generalitat, ni que se aprobara en el pleno del Parlament una hoja de ruta hacia la inevitable ruptura con el Estado, acordado entre ambas formaciones para facilitar la investidura.... Repito: ¡nada de nada!. Artur Mas se apartó, el Parlament votó la próxima ruptura y las formaciones soberanistas acordaron dar estabilidad al govern, ¡pero no sirvió de nada!. Las CUP siempre encuentran algo criticable, censurable o inaceptable ya sea del Govern o de JuntsPelSi.
¡Segunda Estación!. Han sido cuatro meses de penitencia. El calvario que hacen pasar las CUP al govern de la Generalitat y las insolencias hacia JuntsPelSi se están haciendo insoportables. Pero el proceso tenia que continuar..... Tragarse unos cuantos sapos, junto con grandes dosis de comprensión, arrullos y contención, fueron las herramientas a utilizar para entenderse con las CUP, combinadas con ciertas pullas lanzadas por parte convergente a modo de toque de atención, aunque absolutamente inocuas, intrascendentes. Tenían que aprobarse los presupuestos y por tanto, atender las exigencias de la formación asamblearia. El vicepresidente Oriol Junqueras, a la vez consejero de Economía y Hacienda, fue a Madrit a negociar mejoras financieras para aumentar los recursos disponibles. En parte lo consiguió. El vicepresidente Raúl Romeva también se desplazó a Madrid para negociar. La vicepresidenta Neus Munté, también. ¡Incluso el president Puigdemont se implicó....!. ¡Todo el mundo!. Después de tanto esfuerzo y de gastar saliva y neuronas en abundancia durante unas negociaciones arduas, se arañaron unas cuantas migajas extraídas del pan de payés que expolia el Estado a todos los catalanes año tras año, que permiten dedicar 800 millones de euros en políticas sociales, lo cual se suponía satisfarían las exigencias de las CUP. Se suponía.... ¡pero no!. Son insuficientes porqué los presupuestos no son de ruptura con el Estado. En realidad las CUP quieren unos presupuestos de confrontación, para satisfacer los deseos de una parte de la asamblea. Pero claro, no se pueden rechazar de mala manera unos recursos que si bien son insuficientes pueden favorecer a las clases más necesitadas de Catalunya. Así pues, se han buscado otra excusa. Después de unos violentos disturbios acontecidos en el barrio de Gracia, de Barcelona, provocados ante el desalojo de unos okupas y de la contundente actuación de las fuerzas policiales, han encontrado la evasiva perfecta. Exigen la dimisión del responsable policial y aducen la gravedad de aquella desocupación para menospreciar la presentación de los presupuestos ante la cámara catalana, no atendiendo el acto de entrega de los mismos a los diferentes grupos parlamentarios. Y amenazan con no votarlos si no recogen las medidas necesarias para enfrentarse con Madrit. También se excusan diciendo que el hecho de no aprobarse ello no significa que se rompa el compromiso adquirido entre las dos formaciones independentistas para apuntalar la gobernabilidad.... Hecho que resultaría sorprendente e incomprensible en cualquier democracia europea que cosechara el rechazo parlamentario de la ley más importante del año que pueda presentar un gobierno.
A este ritmo, las relaciones entre las CUP y JuntsPelSi estarán marcadas por centenares de Estaciones..... ¡Un verdadero Vía Crucis mucho más largo que el auténtico, pero sin ningún tipo de recompensa final!. Tal vez agotamiento y cabreo y nada más.
¡Las CUP me caían bien!. Sus miembros contagiaban entusiasmo y hacían renacer viejas sensaciones ya olvidadas. Nos señalaron el camino que habíamos que tomar para poder llegar a Ítaca. Si, es cierto, también eran un poco ingenuos y osados a la vez, pero ya nos estaba bien. ¡Sin embargo ahora ya los empezamos a conocer!. ¡Demasiado....!. Priorizan sus intereses partidistas por encima de los de la mayoría. Sus principios tienen que ser obligatoriamente los de todos, puesto que se creen en posesión de la verdad y que el resto de independentistas son miedosos, cándidos y manipulables. Afirman que no creen en líderes pero están liderados por compañeros que aunque reniegan de ello lo son de la peor manera posible: emboscados a la sombra, embozados y autoritarios. ¡Son verdaderos caudillos de baja estopa!. Anteponen su eterna revolución pendiente en nombre de la justicia social contra la única y auténtica revolución posible y factible ahora mismo en Catalunya: la independencia. Priorizan el eje de izquierda radical para enfrentarse y romper con el Estado y desobedecer al gobierno y los tribunales de España, sin tener en cuenta que hoy Catalunya no posee las herramientas necesarias para poder encarar un hecho tan importante y trascendental como es poner en marcha un nuevo Estado libre y soberano con mínimas garantía de éxito. En definitiva, prefieren dinamitar el camino hacia la independencia -¡el único auténticamente revolucionario!- antes que renunciar a su proceder genéticamente rupturista y aplazar para cuando sea factible la necesaria e irrenunciable justicia social para los ciudadanos catalanes, probado que dentro de España es imposible alcanzarla.
Todo ello, una auténtica pena. Están destruyendo las ilusiones de una mayoría apabullante de ciudadanos comprometidos con la independencia, para satisfacer el sectarismo de una inmensa minoría -de jóvenes ingenuos y también algunos ya talludos- que se cobijan bajo el paraguas del asamblearismo para tomar decisiones inverosímiles y contraproducentes, como podrían hacer en cualquier otro lugar bajo el cobijo de ardientes unionistas.....
Puede que la única solución que nos queda es dar por roto el compromiso de estabilidad alcanzado entre JuntsPelSi y las CUP, disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones con la esperanza que se pueda obtener una mayoría parlamentaria suficiente que permita continuar el camino hacia Ítaca, sin que supuestos independentistas inexpertos, ingenuos y soberbios pongan rocas como castillos delante nuestro para barrar el paso a nuestras esperanzas.... ¡Como hacen los unionistas españoles siempre que pueden!.
Con los impedimentos que nos ponen desde Madrit ya tenemos suficiente....
Me estoy refiriendo a las CUP....
¡Hoy confieso que ya no me caen tan bien!. Después de los resultados obtenidos -mayoría absoluta con 72 escaños- y las esperanzas reforzadas por los frutos cosechados en las elecciones del 27 de septiembre del año pasado, todo parecía más claro. La independencia de Catalunya se hallaba al alcance de nuestras manos y voluntades. Pero.... ¡las CUP sentenciaron que no era suficiente!. No se había alcanzado la mayoría absoluta en votos, a pesar que el independentismo -¡el si!- llegó al 48% mientras que los unionistas -¡el no!- a duras penas sobrepasaron el 39%.
¡Primera Estación!. La negociación para la investidura del candidato a la presidencia de la Generalitat de JuntsPelSi -formación mayoritaria dentro del independentismo- estuvo trufada de obstáculos puestos por las CUP desde el inicio. No querían a Artur Mas y forzaron su retirada política, después de haber protagonizado un verdadero melodrama asambleario en el cual unas decenas de votos -a favor o en contra, tanto da- dictaminaron que con Mas, ¡nada de nada!. Es decir, la mitad de una asamblea abierta a todo el mundo, donde incluso las ratas de cloaca del Estado podían participar convenientemente tuneados, rechazaron el candidato que había ganado las elecciones porqué.... ¡representaba el pasado, los recortes y el capitalismo!. Si tomamos como indicativo la mitad de votantes cupaires representados en la asamblea, más o menos ciento setenta mil, sus deseos pesaron mucho más que el resto de votantes independentistas, alrededor de un millón ochocientos mil. De nada sirvió que se firmara un acuerdo entre JuntsPelSi y las CUP en el que se comprometían a dar estabilidad al govern de la Generalitat, ni que se aprobara en el pleno del Parlament una hoja de ruta hacia la inevitable ruptura con el Estado, acordado entre ambas formaciones para facilitar la investidura.... Repito: ¡nada de nada!. Artur Mas se apartó, el Parlament votó la próxima ruptura y las formaciones soberanistas acordaron dar estabilidad al govern, ¡pero no sirvió de nada!. Las CUP siempre encuentran algo criticable, censurable o inaceptable ya sea del Govern o de JuntsPelSi.
¡Segunda Estación!. Han sido cuatro meses de penitencia. El calvario que hacen pasar las CUP al govern de la Generalitat y las insolencias hacia JuntsPelSi se están haciendo insoportables. Pero el proceso tenia que continuar..... Tragarse unos cuantos sapos, junto con grandes dosis de comprensión, arrullos y contención, fueron las herramientas a utilizar para entenderse con las CUP, combinadas con ciertas pullas lanzadas por parte convergente a modo de toque de atención, aunque absolutamente inocuas, intrascendentes. Tenían que aprobarse los presupuestos y por tanto, atender las exigencias de la formación asamblearia. El vicepresidente Oriol Junqueras, a la vez consejero de Economía y Hacienda, fue a Madrit a negociar mejoras financieras para aumentar los recursos disponibles. En parte lo consiguió. El vicepresidente Raúl Romeva también se desplazó a Madrid para negociar. La vicepresidenta Neus Munté, también. ¡Incluso el president Puigdemont se implicó....!. ¡Todo el mundo!. Después de tanto esfuerzo y de gastar saliva y neuronas en abundancia durante unas negociaciones arduas, se arañaron unas cuantas migajas extraídas del pan de payés que expolia el Estado a todos los catalanes año tras año, que permiten dedicar 800 millones de euros en políticas sociales, lo cual se suponía satisfarían las exigencias de las CUP. Se suponía.... ¡pero no!. Son insuficientes porqué los presupuestos no son de ruptura con el Estado. En realidad las CUP quieren unos presupuestos de confrontación, para satisfacer los deseos de una parte de la asamblea. Pero claro, no se pueden rechazar de mala manera unos recursos que si bien son insuficientes pueden favorecer a las clases más necesitadas de Catalunya. Así pues, se han buscado otra excusa. Después de unos violentos disturbios acontecidos en el barrio de Gracia, de Barcelona, provocados ante el desalojo de unos okupas y de la contundente actuación de las fuerzas policiales, han encontrado la evasiva perfecta. Exigen la dimisión del responsable policial y aducen la gravedad de aquella desocupación para menospreciar la presentación de los presupuestos ante la cámara catalana, no atendiendo el acto de entrega de los mismos a los diferentes grupos parlamentarios. Y amenazan con no votarlos si no recogen las medidas necesarias para enfrentarse con Madrit. También se excusan diciendo que el hecho de no aprobarse ello no significa que se rompa el compromiso adquirido entre las dos formaciones independentistas para apuntalar la gobernabilidad.... Hecho que resultaría sorprendente e incomprensible en cualquier democracia europea que cosechara el rechazo parlamentario de la ley más importante del año que pueda presentar un gobierno.
A este ritmo, las relaciones entre las CUP y JuntsPelSi estarán marcadas por centenares de Estaciones..... ¡Un verdadero Vía Crucis mucho más largo que el auténtico, pero sin ningún tipo de recompensa final!. Tal vez agotamiento y cabreo y nada más.
¡Las CUP me caían bien!. Sus miembros contagiaban entusiasmo y hacían renacer viejas sensaciones ya olvidadas. Nos señalaron el camino que habíamos que tomar para poder llegar a Ítaca. Si, es cierto, también eran un poco ingenuos y osados a la vez, pero ya nos estaba bien. ¡Sin embargo ahora ya los empezamos a conocer!. ¡Demasiado....!. Priorizan sus intereses partidistas por encima de los de la mayoría. Sus principios tienen que ser obligatoriamente los de todos, puesto que se creen en posesión de la verdad y que el resto de independentistas son miedosos, cándidos y manipulables. Afirman que no creen en líderes pero están liderados por compañeros que aunque reniegan de ello lo son de la peor manera posible: emboscados a la sombra, embozados y autoritarios. ¡Son verdaderos caudillos de baja estopa!. Anteponen su eterna revolución pendiente en nombre de la justicia social contra la única y auténtica revolución posible y factible ahora mismo en Catalunya: la independencia. Priorizan el eje de izquierda radical para enfrentarse y romper con el Estado y desobedecer al gobierno y los tribunales de España, sin tener en cuenta que hoy Catalunya no posee las herramientas necesarias para poder encarar un hecho tan importante y trascendental como es poner en marcha un nuevo Estado libre y soberano con mínimas garantía de éxito. En definitiva, prefieren dinamitar el camino hacia la independencia -¡el único auténticamente revolucionario!- antes que renunciar a su proceder genéticamente rupturista y aplazar para cuando sea factible la necesaria e irrenunciable justicia social para los ciudadanos catalanes, probado que dentro de España es imposible alcanzarla.
Todo ello, una auténtica pena. Están destruyendo las ilusiones de una mayoría apabullante de ciudadanos comprometidos con la independencia, para satisfacer el sectarismo de una inmensa minoría -de jóvenes ingenuos y también algunos ya talludos- que se cobijan bajo el paraguas del asamblearismo para tomar decisiones inverosímiles y contraproducentes, como podrían hacer en cualquier otro lugar bajo el cobijo de ardientes unionistas.....
Puede que la única solución que nos queda es dar por roto el compromiso de estabilidad alcanzado entre JuntsPelSi y las CUP, disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones con la esperanza que se pueda obtener una mayoría parlamentaria suficiente que permita continuar el camino hacia Ítaca, sin que supuestos independentistas inexpertos, ingenuos y soberbios pongan rocas como castillos delante nuestro para barrar el paso a nuestras esperanzas.... ¡Como hacen los unionistas españoles siempre que pueden!.
Con los impedimentos que nos ponen desde Madrit ya tenemos suficiente....