El gobierno de España continua ocupándose de Catalunya escarnecidamente. Ahora amenaza convertir en mero papel mojado el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya -DOGC- otorgando al Boletín Oficial del Estado -BOE- "el monopolio de las notificaciones de todas las administraciones". Un paso más hacia la recentralización total del nuevo estado diseñado y deseado por el Partido Popular.
Hace unas semanas amenazaron, por enésima vez, con cerrar las delegaciones de la Generalitat en el exterior. De hecho interpusieron un recurso de inconstitucionalidad contra la ley de Acción Exterior de Catalunya, a la vez que condenaban enérgicamente la apertura de las nuevas delegaciones en Viena y Roma. Por lo que parece, escuece mucho que Catalunya se proyecte en el extranjero con personalidad propia, al margen de la Marca España y del control del servicio diplomático español. Pero esta miopía política y comercial de los populares, unida a la envidia que destilan las acciones españolas contra las oficinas comerciales de Catalunya a causa del éxito obtenido, parece que se está modulando. Delante de un buen número de empresarios catalanes se comprometieron a "no cerrar en ningún caso las oficinas de la Generalitat". Aunque por supuesto, persisten con sus intenciones de integrarlas -en realidad, absorberlas- dentro de las embajadas españolas. No resulta muy osado concluir que los empresarios catalanes, lideres en exportaciones de toda la península -casi el 30% del total-, hayan forzado el cambio de parecer del ministerio de Asuntos Exteriores y del propio ministro García-Margallo, persuadiéndole de la locura que resultaría cambiar un modelo de éxito -el catalán-, por uno fracasado -el español-. Recordemos el reconocimiento internacional alcanzado por la Marca Barcelona frente al persistente desprestigio de la Marca España.
No resulta extraño pues, este empeño español por asimilar -acaparar- oficinas y delegaciones catalanas en el extranjero para intentar apropiarse del éxito catalán en favor de la grandeza de España.
De todo lo dicho, García-Margallo dice que se trata de aprovechar sinergias. Muchos catalanes, empero, decimos que se pretende escarnecer Catalunya. Los tiempos no están para establecer sinergias con un Estado que aprovecha todos sus recursos -jurídicos, policiales, administrativos, políticos, financieros, económicos, comerciales, culturales, mediáticos y de todo tipo- legales e ilegales, limpios y sucios, que utiliza contra un país que solo aspira a la libertad y plena soberanía de sus ciudadanos.... ¡No queremos tirarnos piedras en nuestro propio tejado!. Los tiempos de las sinergias ya han pasado. El Estado español los ha malgastado miserablemente, gracias al Partido Popular. ¡Ya es demasiado tarde!. Y a Catalunya no le interesa.
Hace unas semanas amenazaron, por enésima vez, con cerrar las delegaciones de la Generalitat en el exterior. De hecho interpusieron un recurso de inconstitucionalidad contra la ley de Acción Exterior de Catalunya, a la vez que condenaban enérgicamente la apertura de las nuevas delegaciones en Viena y Roma. Por lo que parece, escuece mucho que Catalunya se proyecte en el extranjero con personalidad propia, al margen de la Marca España y del control del servicio diplomático español. Pero esta miopía política y comercial de los populares, unida a la envidia que destilan las acciones españolas contra las oficinas comerciales de Catalunya a causa del éxito obtenido, parece que se está modulando. Delante de un buen número de empresarios catalanes se comprometieron a "no cerrar en ningún caso las oficinas de la Generalitat". Aunque por supuesto, persisten con sus intenciones de integrarlas -en realidad, absorberlas- dentro de las embajadas españolas. No resulta muy osado concluir que los empresarios catalanes, lideres en exportaciones de toda la península -casi el 30% del total-, hayan forzado el cambio de parecer del ministerio de Asuntos Exteriores y del propio ministro García-Margallo, persuadiéndole de la locura que resultaría cambiar un modelo de éxito -el catalán-, por uno fracasado -el español-. Recordemos el reconocimiento internacional alcanzado por la Marca Barcelona frente al persistente desprestigio de la Marca España.
No resulta extraño pues, este empeño español por asimilar -acaparar- oficinas y delegaciones catalanas en el extranjero para intentar apropiarse del éxito catalán en favor de la grandeza de España.
De todo lo dicho, García-Margallo dice que se trata de aprovechar sinergias. Muchos catalanes, empero, decimos que se pretende escarnecer Catalunya. Los tiempos no están para establecer sinergias con un Estado que aprovecha todos sus recursos -jurídicos, policiales, administrativos, políticos, financieros, económicos, comerciales, culturales, mediáticos y de todo tipo- legales e ilegales, limpios y sucios, que utiliza contra un país que solo aspira a la libertad y plena soberanía de sus ciudadanos.... ¡No queremos tirarnos piedras en nuestro propio tejado!. Los tiempos de las sinergias ya han pasado. El Estado español los ha malgastado miserablemente, gracias al Partido Popular. ¡Ya es demasiado tarde!. Y a Catalunya no le interesa.
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