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divendres, 25 de juliol del 2014

¿EL USO DE LA FUERZA....?. ¡NO!. ¡EL USO DE LA PAZ!.

Cuando uno repasa las noticias de la prensa referidas al proceso catalán sobresalen por encima de todas las que hacen referencia a la vertiente económica. Algunas son claramente favorables al desarrollo puesto en marcha hacia la independencia. En ningún caso la economía catalana se ve afectada por el proceso soberanista iniciado. Por ejemplo, las exportaciones de Catalunya no cesan de crecer. Lo mismo pasa con el número de turistas y los gastos que hacen aquí, o las inversiones extranjeras en Catalunya. El puerto y aeropuerto de Barcelona -y del resto de Catalunya- cada día aumentan en tráfico de mercancías y de pasajeros y por tanto los beneficios generados, hasta el punto de inspirar al ministro de Fomento, Ana Pastor, nuevas e imaginativas fórmulas para apropiarse de ellos, para beneficio de otros puertos y aeropuertos españoles deficitarios y competidores directos de los catalanes. Nos hallamos ante la vieja práctica castellana de pagar los gastos propios con dinero ajeno. Como parece que no tienen suficiente con el expolio de nuestros impuestos vía déficit fiscal año tras año, ahora añaden la mayoría de beneficios que proporcionan nuestras infraestructuras más rentables, además de no ejecutar todas las inversiones y gastos para Catalunya, aprobados en los Presupuestos Generales del Estado. Todo ello abonado por el sistemático incumplimiento de la Disposición Adicional Tercera del vigente Estatuto de Autonomía catalán.

Por lo que parece, Catalunya está cerca de levantar la cabeza en materia económica, una vez más. ¡Por fin!. Es cierto que aún existen muchos parados, que los sectores de la sociedad más vulnerables siguen sufriendo y que todos continuamos sintiendo el pesado fardo que suponen los recortes en sanidad, educación, dependencia, pensiones y prestaciones sociales, tan necesarias en estos malditos tiempos de profunda crisis en la que nos hallamos y que seguiremos padeciendo aún durante unos cuantos años más. Por no hablar de la falta de crédito bancario a empresas y autónomos, que persiste; o la inexistencia de inversiones públicas necesarias; y la inestabilidad laboral de aquellos que tienen la suerte de gozar un puesto de trabajo, aún que sea precario. Pués bien, la mayoría de estas carencias habrían de ser satisfechas por el gobierno de la Generalitat. Pero no puede hacerlo. Enfrente tiene un gobierno de España mezquino e injusto. Unos ministros manifiestamente hóstiles hacia Catalunya y que, además, nos ha declarado la guerra. El partido del gobierno central no quiere que los catalanes podamos ser libres y soberanos, ni que busquemos nuestra prosperidad y bienestar más allá de España. El Madrit institucional no se resigna a perder los ingentes recursos financieros que extrae de los bolsillos catalanes, de libre disposición para ellos y que continúan malgastando para vivir en un mundo de cartón piedra concebido para satisfacer su soberbia, su orgullo hispano, su destartalada y casposa hidalguía, llenos de aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches y en quiebra, nuevas ciudades y barrios sin habitantes repletos de pisos vacíos, ministerios sin competencias -traspasadas a las autonomías- atestados de funcionarios ociosos, y kilómetros y kilómetros de lineas de alta velocidad ruinosas con origen en Madrid y destino hacia la nada. Pero por supuesto, es el Estado más cohesionado y unitario -y antieconómico- que existe en todo el mundo mundial.

Si todo ello no fuera suficiente para conseguir someter a Catalunya en esta batalla sucia y sin cuartel desatada por el Estado, después de cargar sobre los hombros de la Generalitat -y de otras autonomías- todo el peso de los recortes para contener el déficit público del gobierno central, Madrit también se dedica a estrangular de la forma más desvergonzada y burda que pueda imaginarse las finanzas catalanas, que como se ha dicho antes habrían de servir para hacer frente a los derechos y necesidades de los ciudadanos en forma de asistencia sanitaria, y educación pública, y bienestar social, y prestaciones sociales, etc.... ¡Esta es el arma secreta del Gobierno de Madrit!. Imponer recortes imposibles de asumir e incumplir sistemáticamente las obligaciones financieras contraídas con la Generalitat. No a la revisión de la financiación de las autonomías a pesar de que toca por ley; no al reparto justo entre administraciones de los objetivos de déficit acordados con la UE; no al pago de las deudas contraídas con la Generalitat; no al reparto equitativo del aumento de la recaudación del IVA que engordan las arcas del Estado a costa de las autonomías; nada de inversiones en infraestructuras esenciales y productivas. El gobierno de España se niega a todo, incluyendo que Catalunya pueda gestionar sus propios impuestos como mejor convenga a los intereses de los contribuyentes catalanes.... ¡No, no, no!. No es necesario ser solidarios con los pobres catalanes -¡que se jodan!. Catalunya es rica-, pero si con las comunidades españolas más atrasadas. He aquí los argumentos de España. Unos argumentos que perjudican directamente a los ciudadanos, los cuales asombrados ven como se las gasta el Estado español cuando ve su orgullo mancillado por el atrevimiento mostrado por los desagradecidos catalanes.

A pesar de todo, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, haciendo gala de una hipocresía y un cinismo apabullantes, se permite afirmar en The Wall Street Journal que "hace falta llegar a un acuerdo como pasa en muchas parejas". Cristóbal Montoro no es precisamente un hombre demasiado simpático, aunque sí es muy avispado. Y los símiles que hace no son muy afortunados. Pero, a pesar de todo, los hace. Para él, el encaje Catalunya-Espanya debe ser contemplado como una relación de pareja en crisis. "Mira, tu haces tu vida, pero no te conviene separarte. Nos llevamos regular, llevamos siglos así, pero nos queremos suficiente porqué nos interesa estar juntos", dice don Cristóbal, el cual parece que rechaza la idea del divorcio. Descarta por enésima vez un pacto fiscal propio para Catalunya, porqué no toca embarcarse en una reinvención del Estado para calmar las ansias independentistas catalanas. "Un régimen fiscal propio no ayudará necesariamente la economía catalana y podría entorpecer la incipiente recuperación económica de España". Además, "el sistema fiscal español ya es suficientemente complejo", remacha satisfecho de sí mismo el empático ministro.

Me pregunto si este buen hombre hubiera dicho lo mismo a los peruanos, a los argentinos, o cubanos, cuando en el siglo XIX decidieron partir peras con el reino de España. Que hicieran su propia vida pero que no les convenía independizarse.... Puestos a pedir, que volvieran a la casa de la Madre Patria, "porqué nos interesa estar juntos". El señor Montoro olvida que cuando un pueblo decide que sus intereses pasan por conseguir la independencia es precisamente porque sienten que han sido usurpados por el gobierno que lo ha dominado hasta entonces. Y esta autoridad que impone su santa voluntad a base de trompazos, lo hace contra aquellos que hemos devenido colonizados; y por tanto, ya hemos dejado de amarles. ¿Como quieren que queramos a aquellos que expolian nuestros impuestos, que no nos proveen de acuerdo con nuestras necesidades y además atacan nuestra lengua y cultura, que nos menosprecian como pueblo, que niegan nuestra condición de nación y que nos imponen la ley y el orden a golpes de Constitución y guerra sucia?. Cuando entre una pareja se acaba el amor y surgen la desconfianza e incluso la violencia, lo mejor para la parte agraviada es la separación preventiva y el divorcio definitivo. Mejor pactado, acordado por ambas partes. Pero en cualquier caso, separados.

Después ya repartiremos los bienes, las obligaciones, los activos y los pasivos; y ejerceremos nuestros derechos; y procuraremos llegar a acuerdos justos y equitativos. Sin chantajes  ni amenazas. Puesto que hasta ahora, este matrimonio de conveniencia esta repleto de deslealtades, insultos y extorsiones. Incluyendo el maltrato físico y mental. Principalmente por parte de España. Ya me perdonarán....!. Hasta el presente los independentistas hemos utilizado las movilizaciones en la calle en paz, con alegría y con una profunda confianza en los principios democráticos. Pero somos conscientes que tarde o temprano nosotros también tendremos que partir peras con España. Para conseguirlo, podemos dejar de pagar los impuestos en la hacienda española, o podemos no aceptar ni una mínima parte de la deuda pública asumida por el reino de España, caso de no llegar a ningún acuerdo. Por contra, si podemos declarar unilateralmente la independencia. Y si desde España se impulsa un boicot comercial contra los productos catalanes, podemos responder con la misma moneda. Si fuerzan a las empresas catalanes a deslocalizarse hacia España, fracasarán.... ¿Se imaginan la reacción de los mercados si un buen número de ciudadanos catalanes decidiéramos no pagar nuestros impuestos en España?.¿Donde iría a parar la prima riesgo española caso que Catalunya no asumiera  una parte de la deuda española?. ¿Hasta donde se hundiría el PIB de Madrid, de Aragón, Valencia, Andalucía, Galicia, si Catalunya respondiera un previsible boicot español con un boicot catalán, ni que fuera a disgusto?. ¿Y si sedujéramos las empresas españolas más ligadas a la economía catalana con generosas desgravaciones fiscales caso que se instalaran en Catalunya?. Recordemos que Catalunya no sufriría déficit fiscal, que se eleva según los estudios más serios -no las manipulaciones políticas publicadas por el Ministerio de Hacienda, de la mano de Ángel de la Fuente- hasta 15.000 millones de euros anuales, ¡en tiempos de crisis!; una pequeña parte del mismo iría, sin duda alguna, a la captación de nuevas empresas.

Es cierto que los primeros tiempos después de conseguida la independencia serán duros, tanto para Catalunya como para España. En manos de los políticos de ambas naciones están llegar a los acuerdos necesarios y justos para que el trauma sea mínimo. En cualquier caso, Catalunya obtendrá la independencia porque es inevitable. Pero con violencia, amenazas, insultos y chantajes la que saldrá perdiendo más será España.... Como le ha sucedido históricamente con otras independencias de territorios que también eran suyos por siempre jamás. Y que acabaron partiendo peras con España a pesar de que quiso evitarlo con el uso de la fuerza. Esperemos que ahora por fin hayan aprendido la lección y acaben aceptando el uso de la paz. Con auténtico sentido democrático.






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