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divendres, 25 de juliol del 2014

¿EL USO DE LA FUERZA....?. ¡NO!. ¡EL USO DE LA PAZ!.

Cuando uno repasa las noticias de la prensa referidas al proceso catalán sobresalen por encima de todas las que hacen referencia a la vertiente económica. Algunas son claramente favorables al desarrollo puesto en marcha hacia la independencia. En ningún caso la economía catalana se ve afectada por el proceso soberanista iniciado. Por ejemplo, las exportaciones de Catalunya no cesan de crecer. Lo mismo pasa con el número de turistas y los gastos que hacen aquí, o las inversiones extranjeras en Catalunya. El puerto y aeropuerto de Barcelona -y del resto de Catalunya- cada día aumentan en tráfico de mercancías y de pasajeros y por tanto los beneficios generados, hasta el punto de inspirar al ministro de Fomento, Ana Pastor, nuevas e imaginativas fórmulas para apropiarse de ellos, para beneficio de otros puertos y aeropuertos españoles deficitarios y competidores directos de los catalanes. Nos hallamos ante la vieja práctica castellana de pagar los gastos propios con dinero ajeno. Como parece que no tienen suficiente con el expolio de nuestros impuestos vía déficit fiscal año tras año, ahora añaden la mayoría de beneficios que proporcionan nuestras infraestructuras más rentables, además de no ejecutar todas las inversiones y gastos para Catalunya, aprobados en los Presupuestos Generales del Estado. Todo ello abonado por el sistemático incumplimiento de la Disposición Adicional Tercera del vigente Estatuto de Autonomía catalán.

Por lo que parece, Catalunya está cerca de levantar la cabeza en materia económica, una vez más. ¡Por fin!. Es cierto que aún existen muchos parados, que los sectores de la sociedad más vulnerables siguen sufriendo y que todos continuamos sintiendo el pesado fardo que suponen los recortes en sanidad, educación, dependencia, pensiones y prestaciones sociales, tan necesarias en estos malditos tiempos de profunda crisis en la que nos hallamos y que seguiremos padeciendo aún durante unos cuantos años más. Por no hablar de la falta de crédito bancario a empresas y autónomos, que persiste; o la inexistencia de inversiones públicas necesarias; y la inestabilidad laboral de aquellos que tienen la suerte de gozar un puesto de trabajo, aún que sea precario. Pués bien, la mayoría de estas carencias habrían de ser satisfechas por el gobierno de la Generalitat. Pero no puede hacerlo. Enfrente tiene un gobierno de España mezquino e injusto. Unos ministros manifiestamente hóstiles hacia Catalunya y que, además, nos ha declarado la guerra. El partido del gobierno central no quiere que los catalanes podamos ser libres y soberanos, ni que busquemos nuestra prosperidad y bienestar más allá de España. El Madrit institucional no se resigna a perder los ingentes recursos financieros que extrae de los bolsillos catalanes, de libre disposición para ellos y que continúan malgastando para vivir en un mundo de cartón piedra concebido para satisfacer su soberbia, su orgullo hispano, su destartalada y casposa hidalguía, llenos de aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches y en quiebra, nuevas ciudades y barrios sin habitantes repletos de pisos vacíos, ministerios sin competencias -traspasadas a las autonomías- atestados de funcionarios ociosos, y kilómetros y kilómetros de lineas de alta velocidad ruinosas con origen en Madrid y destino hacia la nada. Pero por supuesto, es el Estado más cohesionado y unitario -y antieconómico- que existe en todo el mundo mundial.

Si todo ello no fuera suficiente para conseguir someter a Catalunya en esta batalla sucia y sin cuartel desatada por el Estado, después de cargar sobre los hombros de la Generalitat -y de otras autonomías- todo el peso de los recortes para contener el déficit público del gobierno central, Madrit también se dedica a estrangular de la forma más desvergonzada y burda que pueda imaginarse las finanzas catalanas, que como se ha dicho antes habrían de servir para hacer frente a los derechos y necesidades de los ciudadanos en forma de asistencia sanitaria, y educación pública, y bienestar social, y prestaciones sociales, etc.... ¡Esta es el arma secreta del Gobierno de Madrit!. Imponer recortes imposibles de asumir e incumplir sistemáticamente las obligaciones financieras contraídas con la Generalitat. No a la revisión de la financiación de las autonomías a pesar de que toca por ley; no al reparto justo entre administraciones de los objetivos de déficit acordados con la UE; no al pago de las deudas contraídas con la Generalitat; no al reparto equitativo del aumento de la recaudación del IVA que engordan las arcas del Estado a costa de las autonomías; nada de inversiones en infraestructuras esenciales y productivas. El gobierno de España se niega a todo, incluyendo que Catalunya pueda gestionar sus propios impuestos como mejor convenga a los intereses de los contribuyentes catalanes.... ¡No, no, no!. No es necesario ser solidarios con los pobres catalanes -¡que se jodan!. Catalunya es rica-, pero si con las comunidades españolas más atrasadas. He aquí los argumentos de España. Unos argumentos que perjudican directamente a los ciudadanos, los cuales asombrados ven como se las gasta el Estado español cuando ve su orgullo mancillado por el atrevimiento mostrado por los desagradecidos catalanes.

A pesar de todo, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, haciendo gala de una hipocresía y un cinismo apabullantes, se permite afirmar en The Wall Street Journal que "hace falta llegar a un acuerdo como pasa en muchas parejas". Cristóbal Montoro no es precisamente un hombre demasiado simpático, aunque sí es muy avispado. Y los símiles que hace no son muy afortunados. Pero, a pesar de todo, los hace. Para él, el encaje Catalunya-Espanya debe ser contemplado como una relación de pareja en crisis. "Mira, tu haces tu vida, pero no te conviene separarte. Nos llevamos regular, llevamos siglos así, pero nos queremos suficiente porqué nos interesa estar juntos", dice don Cristóbal, el cual parece que rechaza la idea del divorcio. Descarta por enésima vez un pacto fiscal propio para Catalunya, porqué no toca embarcarse en una reinvención del Estado para calmar las ansias independentistas catalanas. "Un régimen fiscal propio no ayudará necesariamente la economía catalana y podría entorpecer la incipiente recuperación económica de España". Además, "el sistema fiscal español ya es suficientemente complejo", remacha satisfecho de sí mismo el empático ministro.

Me pregunto si este buen hombre hubiera dicho lo mismo a los peruanos, a los argentinos, o cubanos, cuando en el siglo XIX decidieron partir peras con el reino de España. Que hicieran su propia vida pero que no les convenía independizarse.... Puestos a pedir, que volvieran a la casa de la Madre Patria, "porqué nos interesa estar juntos". El señor Montoro olvida que cuando un pueblo decide que sus intereses pasan por conseguir la independencia es precisamente porque sienten que han sido usurpados por el gobierno que lo ha dominado hasta entonces. Y esta autoridad que impone su santa voluntad a base de trompazos, lo hace contra aquellos que hemos devenido colonizados; y por tanto, ya hemos dejado de amarles. ¿Como quieren que queramos a aquellos que expolian nuestros impuestos, que no nos proveen de acuerdo con nuestras necesidades y además atacan nuestra lengua y cultura, que nos menosprecian como pueblo, que niegan nuestra condición de nación y que nos imponen la ley y el orden a golpes de Constitución y guerra sucia?. Cuando entre una pareja se acaba el amor y surgen la desconfianza e incluso la violencia, lo mejor para la parte agraviada es la separación preventiva y el divorcio definitivo. Mejor pactado, acordado por ambas partes. Pero en cualquier caso, separados.

Después ya repartiremos los bienes, las obligaciones, los activos y los pasivos; y ejerceremos nuestros derechos; y procuraremos llegar a acuerdos justos y equitativos. Sin chantajes  ni amenazas. Puesto que hasta ahora, este matrimonio de conveniencia esta repleto de deslealtades, insultos y extorsiones. Incluyendo el maltrato físico y mental. Principalmente por parte de España. Ya me perdonarán....!. Hasta el presente los independentistas hemos utilizado las movilizaciones en la calle en paz, con alegría y con una profunda confianza en los principios democráticos. Pero somos conscientes que tarde o temprano nosotros también tendremos que partir peras con España. Para conseguirlo, podemos dejar de pagar los impuestos en la hacienda española, o podemos no aceptar ni una mínima parte de la deuda pública asumida por el reino de España, caso de no llegar a ningún acuerdo. Por contra, si podemos declarar unilateralmente la independencia. Y si desde España se impulsa un boicot comercial contra los productos catalanes, podemos responder con la misma moneda. Si fuerzan a las empresas catalanes a deslocalizarse hacia España, fracasarán.... ¿Se imaginan la reacción de los mercados si un buen número de ciudadanos catalanes decidiéramos no pagar nuestros impuestos en España?.¿Donde iría a parar la prima riesgo española caso que Catalunya no asumiera  una parte de la deuda española?. ¿Hasta donde se hundiría el PIB de Madrid, de Aragón, Valencia, Andalucía, Galicia, si Catalunya respondiera un previsible boicot español con un boicot catalán, ni que fuera a disgusto?. ¿Y si sedujéramos las empresas españolas más ligadas a la economía catalana con generosas desgravaciones fiscales caso que se instalaran en Catalunya?. Recordemos que Catalunya no sufriría déficit fiscal, que se eleva según los estudios más serios -no las manipulaciones políticas publicadas por el Ministerio de Hacienda, de la mano de Ángel de la Fuente- hasta 15.000 millones de euros anuales, ¡en tiempos de crisis!; una pequeña parte del mismo iría, sin duda alguna, a la captación de nuevas empresas.

Es cierto que los primeros tiempos después de conseguida la independencia serán duros, tanto para Catalunya como para España. En manos de los políticos de ambas naciones están llegar a los acuerdos necesarios y justos para que el trauma sea mínimo. En cualquier caso, Catalunya obtendrá la independencia porque es inevitable. Pero con violencia, amenazas, insultos y chantajes la que saldrá perdiendo más será España.... Como le ha sucedido históricamente con otras independencias de territorios que también eran suyos por siempre jamás. Y que acabaron partiendo peras con España a pesar de que quiso evitarlo con el uso de la fuerza. Esperemos que ahora por fin hayan aprendido la lección y acaben aceptando el uso de la paz. Con auténtico sentido democrático.






divendres, 18 de juliol del 2014

¡AMOS, ANDA!.

Resulta verdaderamente llamativo el trastorno que causan al unionismo español las reivindicaciones de los ciudadanos catalanes empeñados en conseguir la próxima e inevitable independencia de Catalunya. Por un lado, aquellos que se llaman socialistas y se creen progresistas se esfuerzan en aparentar buen juicio y desapasionamiento -sin conseguirlo- ante un hecho que les provoca una terrible incomodidad. Ellos, que se consideran adalides de la justicia, paladines de la democracia, líderes de la sociedad, abanderados en la defensa de una Constitución de sesgo progresista, ellos, obreristas como pocos y moralmente superiores al resto de la humanidad, precisamente ellos, no saben que hacer. Ni que decir. Ni que quieren o no quieren. Dudan, son prisioneros de la indefinición ideológica y de la pusilanimidad política que les abruma. Solo resultan evidentes un centralismo calificado de solidario que disfrazan como jacobinismo federalista, así como las ansias de alcanzar el poder  para mandar y manosear a todos y por todo, con total impunidad; y la aparente comprensión que manifiestan hacia la existencia de una tímida y tenue pluralidad nacional del Estado, que diluyen en el igualitarismo más casposo y tronado que existe. Por otro lado, aquellos que se autocalifican como liberales, centristas y no nacionalistas, si que saben lo que quieren y lo que hacen. ¡Se les ve el plumero desde lejos!. Pero son incapaces de dialogar y pactar con nadie. El problema es que quieren parecer liberales pero hablan y se comportan como genuinos conservadores. Casi como ultra-tradicionalistas. Dicen que son centristas pero en realidad se sienten más cómodos en posiciones políticas -y morales- más cercanas al integrismo -inmovilismo-. ¡Por esta razón pueden ser catalogados como extremadamente derechistas!. Además, por descontado, su declarado anti-nacionalismo es exclusivamente de índole anti-catalanista, ya que en realidad profesan un inflamado nacionalismo de raíces netamente castellanas. Es decir, marcadamente españolas y por tanto, notoriamente excluyentes y agresivas.

Miquel Iceta ha sido elegido recientemente como nuevo líder de los socialistas catalanes. Sin embargo, la crisis de padecen como consecuencia del ambiguo posicionamiento adoptado hacia el proceso soberanista catalán, no se supera con un simple cambio de nombres en la cúpula dirigente del partido. Consciente que esta dificultad, Miquel Iceta, personalidad relevante del partido eternamente vinculado al aparato, ha cogido el toro por los cuernos y después de criticar agriamente la pregunta planteada por Artur Mas, fruto del consenso previo alcanzado por las cinco formaciones políticas que apoyan la celebración del referéndum el próximo 9 de noviembre, propone su propia pregunta, por cierto consensuada tan solo consigo mismo: ¿Quiere que el Govern negocie con las instituciones del Estado un acuerdo que garantice el reconocimiento del carácter nacional de Catalunya, un pacto fiscal solidario y el blindaje de las competencias en lengua y cultura?.

Se ha de reconocer que se trata de una pregunta interesante. Larga y un pelín intrincada, pero interesante. Aunque no es tan larga como el Estatuto de Autonomía que ahora hace cuatro años tumbó el Tribunal Constitucional español, después de haberlo rumiado durante cuatro años más. En total ocho pesados, agotadores y duros años. ¡Por supuesto!. Porqué en realidad la pregunta que propone Miquel Iceta es precisamente esto. Un resumen reconcentrado del fracasado intento de encajar -por enésima vez- Catalunya y España, que se tradujo en un texto de nuevo Estatuto minucioso y detallado (blindado, se dijo), que fue olímpicamente ignorado y menospreciado por todas las instituciones españolas, hasta el punto de vaciarlo de contenido sin la más mínima consideración ni piedad hacia los catalanes que lo habían aprobado y aceptado, aunque con un poco -o mucho- escepticismo. ¡Agárrate: aprobado mediante referéndum vinculante, solo en el ámbito de Catalunya!. Debemos preguntarnos pues porqué el flamante nuevo secretario del PSC propone esta tercera vía ya muerta y descarrilada como exitosa alternativa a la plena soberanía de Catalunya, que reclamamos insistentemente la mayoría de ciudadanos catalanes. Proponer ahora esta pregunta solo tiene una explicación coherente posible. Se trata de enredar la madeja. Lo que les pasa a Miquel Iceta y a los socialistas en general es que están a favor de preguntar a los catalanes, pero jamás sobre la independencia. Ellos son federalistas asimétricos y están a favor de Catalunya y de los catalanes, dicen; naturalmente siempre que no sea contra los intereses de España, que priman por encima de cualesquiera otros. ¿Y qué mejor forma existe para conseguirlo que no sea ganar tiempo -o hacerlo perder a los otros- haciendo preguntas obsoletas, pasadas de moda y completamente inútiles?. Miquel Iceta y los unionistas jacobinos se están convirtiendo en verdaderos maestros mareadores de perdiz, aunque ello signifique tener pocos escrúpulos democráticos y mucha desidia social hacia sus conciudadanos, que solo queremos ejercer el derecho de autodeterminación que poseemos como pueblo y que tanto les cuesta reconocer y aceptar. Por esta razón el novel líder de izquierdas aboga porqué la ley de consultas que está a punto de ser aprobada por la amplia mayoría (aplastante) del Parlament -incluyendo el Partido Socialista de Catalunya-, no sea utilizada para la convocatoria del próximo 9 de noviembre, "ya que será inmediatamente suspendida por el Tribunal Constitucional". Aunque por supuesto afirma que quiere que se celebre, siempre y cuando la convocatoria sea legal y pactada.... ¡Amos, anda!.

Sin embargo, los unionistas de derechas no son tan jacobinos. Son burócratas de nacimiento y rematadamente centralistas....!. En definitiva, son genéticamente funcionarios y, por encima de todo, ¡acomodados abogados del Estado!. Se esconden detrás de una Constitución la cual utilizan, ahora como muro infranqueable, ahora como mera excusa legal a su favor, y también como látigo fustigador contra los descarriados impenitentes. Pero también se sienten revolucionados, inquietos, angustiados. Por esa razón niegan el pan y la sal a los ciudadanos catalanes. ¡No se votará!. ¡Flotareis por el espacio por toda la eternidad!. ¡No permaneceréis dentro de Europa!. ¡Catalunya no es viable económicamente sin España; se arruinará!. ¡La consulta es ilegal!. ¡Sois anticonstitucionales, y nazis, y terroristas y golpistas....!. No se puede negar que Madrit nos ama tanto que no quieren que marchemos. ¡Ni en broma!.

Algunos intelectuales de la cuerda de la FAES -y no solo del PP- se han pronunciado impulsando un manifiesto anti-nacionalista en el que se pide a Mariano Rajoy que no negocie con la Generalitat. Reclaman mano dura contra el nacionalismo catalán -que se aplique toda la ley y se advierta con claridad a Artur Mas de las consecuencias que tendrá, caso de convocar la consulta-, para evitar la derrota de la democracia española. Conminan a PP, PSOE y UPyD para que demuestren su compromiso con España y que lo hagan con hechos: que se imponga la Constitución, que no se hable ni pacte con Catalunya y como colofón, reclaman a los ciudadanos que trabajen organizadamente para la deslegitimación intelectual y política del nacionalismo, y que se movilicen públicamente. ¿Intelectuales que no quieren que se hable de política?. ¿Que reivindican una Constitución opresora?. ¿Que invitan a los ciudadanos a manifestarse contra el 80% de la población catalana que queremos votar?. ¿Que amenazan al presidente de Catalunya con penas de prisión caso de querer ejercer la democracia....?. ¡Solo les falta que adviertan que puede acabar como el president Companys....!. ¡Caramba, como se las gastan los intelectuales españoles!. ¡No nacionalistas, por supuesto!.

No podemos olvidar el penoso papel que juegan también los militares, y la Policía Nacional, y la guardia civil, y la prensa del nuevo Movimiento Nacional renacido, todos ellos impactados por el proceso catalán. Ahora hace un año, el ejercito del aire español hizo unos ejercicios de entrenamiento que perturbaron la paz y tranquilidad de los ciudadanos catalanes, con vuelos rasantes que hacían temblar los cristales de la casas y que causaron más de un susto por el ruido provocado. Ahora son helicópteros militares los que surcan amenazadoramente los cielos catalanes volando por encima de los tejados de algunas villas y ciudades catalanas. Entretanto, la academia de suboficiales de Talarn aprovecha la estancia en el Pirineo catalán para hacer unos cuantos juegos de guerra, como entrenamiento contra una supuesta insurgencia terrorista. Hace pocos días los barceloneses de más edad evocaron la entrada del ejercito franquista en 1939 por la Diagonal cuando un grupo de vehículos acorazados fueron a parar al Cuartel del Bruc para hacer una ostentosa demostración de fuerza y poderío militar. Mañana tal vez la armada de España quiera rendir homenaje a la invasión aliada hecha en Normandía, desembarcando en las playas del Maresme o del Garraf, cerca de Barcelona y atestadas de turistas. Y la caverna mediática madrileña prosigue, incansable, con su peculiar y sesgada manera de ejercer la libertad de información y de expresión.

Faltan solo cuatro meses para que los ciudadanos catalanes seamos llamados a votar si queremos que Catalunya se constituya como Estado libre, soberano e independiente de este Estado español, tan bien representado por jacobinos federalistas, talibanes tradicionalistas, intelectuales inconscientes, periolistos trogloditas y unas fuerzas de seguridad siempre dispuestas a fomentar la incertidumbre, inestabilidad e inseguridad en la sociedad catalana..... Ante este panorama no creo que me pueda equivocar mucho si vaticino que la respuesta más juiciosa el próximo 9 de noviembre será un Si como una catedral. Si a la independencia. Si a la libertad. Si a la justicia. Y por más que nos cueste, Si al futuro. A la esperanza y a la felicidad.







dijous, 10 de juliol del 2014

HE AQUÍ EL PORQUÉ DE LO QUE OCURRE. VOTAR Y....¡ADIÓS ESPAÑA!.

Parece que aquellos que nos han llevado a la situación de enfrentamiento entre Catalunya y España, por miopía política y con decisiones cargadas de mezquindad, de humillaciones y de prepotencia, contra la legitimidad democrática en poder del pueblo catalán encarada a la abrumadora legalidad constitucionalista española, ahora buscan excusas y coartadas para auto-justificarse a si mismo ante el insoslayable porvenir que se vislumbra en el cercano horizonte y que se acerca a gran velocidad. Quieren eludir sus responsabilidades porque no saben, ni pueden, detener políticamente el proceso iniciado e impulsado por los ciudadanos catalanes, que conducirá a la plena soberanía de nuestra nación, después de ejercer nuestros derechos y, por tanto, votar a favor o contra la independencia, en paz y libertad.

La mayoría de analistas catalanes coinciden en responsabilizar directamente al Tribunal Constitucional español como catalizador inexcusable que provocó la situación en la cual nos hallamos ahora. En efecto, fueron los magistrados más o menos afines a populares y socialistas, que entonces ya monopolizaban el tribunal, los que patinaron peligrosamente cuando dictaron -julio de 2010- una sentencia humillante, ilegitima y antidemocrática, después que el texto estatutario catalán había pasado todos los filtros políticos y parlamentarios exigidos en cualquier estado de derecho normal, además de haber sido refrendado por la mayoría del pueblo de Catalunya. Osaron modificar y reinterpretar una ley aprobada por dos parlamentos -el catalán y el español- y ratificada por votación popular, para imponer en última instancia la voluntad nacionalista española, de naturaleza excluyente y agresiva, característica propia tanto de los miembros del alto tribunal como de los partidos políticos que los nombraron; los cuales entretanto, nos obsequiaron con un espectáculo verdaderamente vergonzoso, con recusaciones cruzadas, mandatos caducados, reproches, componendas e injerencias partidistas, que se prolongaron durante cuatro largos y farragosos años. Lo más fácil -y positivo- hubiera sido rechazar el recurso contra el Estatuto que habían presentado los populares y más después que este mismo partido aprobó -y no recurrió nunca- artículos literalmente copiados del original en otros estatutos reformados a rebufo del catalán, a pesar de haber sido esperpéntica e incoherentemente impugnados a la carta, a causa del anticatalanismo patológico que padecen secularmente los nacionalistas españoles, tan abundantes como jamás auto-reconocidos.

Ahora, asustados por las consecuencias de las sesgadas decisiones tomadas que avalaron a pesar de haber podido no hacerlo, se lamentan amargamente a toro pasado. "El grave error fue el Estatuto de Catalunya, no nuestra sentencia", se excusa Manuel Aragón Reyes, magistrado constitucional de entonces designado por el PSOE. "Me da pena que se diga que vamos hacia la independencia por nuestra sentencia", dice desconsoladamente. Al tiempo, no duda en menospreciar a "la gente que sale a la calle llamada por algunos. No existe la espontaneidad", se permite decir, como si aquellos que él califica de gente fuéramos intelectualmente incapaces de pensar por nosotros mismos. Por su parte, Ramón Rodríguez Arribas del sector conservador nombrado por el PP prefiere advertirnos que el proceso catalán puede destruir España e incluso, Europa. Meter el miedo en el cuerpo es el argumento preferido por los nacionalistas españoles, de derechas en este caso, o también los de izquierdas; tanto dá. Y las amenazas, que también son de su agrado. "El nacionalismo es imperialista y contagioso". ¡Por encima de todos, el español!, añado yo. "Si cediéramos y se produjera la catástrofe, no sería solo la catástrofe de la separación de Catalunya, contagiaría el País Vasco, Galicia e incluso, las Islas Canarias", afirma espantado. El actual magistrado del Tribunal Supremo opina que: "España se desarmaría y desaparecería como realidad histórica. Esto no lo podemos consentir", añade amenazadoramente. Por esta razón y para detener el desafío de los separatistas catalanes defiende "la aplicación de la ley. Toda la ley y todo el ordenamiento jurídico", concluye con arrogancia. Se entiende perfectamente que se refiere a represión política mediante la guardia civil y/o la policía nacional. Y quién sabe, incluso al ejercito. Por otro lado, parece que los nacionalistas españoles tienen la autoestima bajo mínimos. ¡Madre mía!. ¡Qué poca fe tienen en España y en el patriotismo de los españoles!. ¡España se diluirá como un terrón de azúcar!. Resulta realmente patético.

Es curioso que ambos juristas hayan efectuado estas declaraciones en el marco del ciclo de conferencias del Campus de verano del laboratorio de ideas del Partido Popular, la FAES. Es curioso pero no es un hecho extraño ni excepcional, si tenemos en cuenta que esta próspera y codiciosa fundación está presidida por José Maria Aznar López, hidalgo de pro y encarnación del nacionalismo español por antonomasia, naturalmente de raíces genuinamente castellanas. No es raro pues que Mariano Rajoy haya propuesto al PSOE, en el mismo escenario, mantener el frente común contra el catalanismo. "Este referéndum no se puede celebrar y no se celebrará.... Es ilegal y la decisión corresponde al conjunto de los españoles como establece la Constitución.... El futuro de España no estaba escrito y no lo escribiría nadie más que no fueran los propios españoles, ni en materia económica ni territorial". ¡No, no, no....!. Constitución, ilegalidad, futuro no escrito, conjunto de españoles.... ¡Lo mismo de siempre!. Nada nuevo bajo el sol. ¡Ya cansa, el hombre!.

Esta especie de apocalipsis que planea sobre España como consecuencia de la manía democrática y pacifica de los catalanes, que parece que provocará su destrucción, el contagio secesionistas en otras comunidades autónomas y que podría extenderse  también por toda la Unión Europea afectando su propia existencia, es aprovechada por los más avispados -Alberto Fabra, del País Valenciano- para pedir la reforma del sistema de financiación autonómico para poder ser "dique de contención" del soberanismo catalán y de un supuesto pancatalanismo, y abortar el nacimiento de un posible frente popular en la comunidad valenciana, que pondría en peligro la hegemonía conservadora española -y los intereses de Madrit-. Sin embargo, el País Valenciano es una autonomía en manos populares desde el origen de los tiempos y, por tanto, afectada de una corrupción crónica y grave que literalmente la está matando. Otros políticos aún más aprovechados -como el extremeño José Antonio Monago, entre otros-, anuncian entre redobles de tambores y estruendosa trompetería la bajada de impuestos para sus gobernados, gracias a la generosa aportación que hacen obligatoriamente, por ejemplo, los ciudadanos catalanes en concepto de supuesta solidaridad, la cual por cierto impide que esta gracia sea de provecho para los catalanes más necesitados. Recordemos que Extremadura es la comunidad autónoma más subvencionada de España, con más funcionarios por habitante y con un paro de alrededor del 35% de la población activa. Por supuesto, los extremeños que pueden pagar, pagarán menos impuestos que el resto del mundo. Las necesidades financieras de Extremadura -y de Galicia, y de Andalucía....- las cubren los otros. Como siempre.

¿Como pretenden los magistrados del Tribunal Constitucional que los ciudadanos catalanes no les reconozcamos los méritos adquiridos -por todos ellos- en la consecución de la cercana independencia de Catalunya?. Reconocimiento que hacemos extensible a Mariano Rajoy y al Partido Popular, por sus continuas negativas y el inmovilismo procesal que mantienen y que malgastan tan alegremente; también a los Socialistas Obreros y Españoles y su jacobinismo federal que no se creen ni ellos; y a todas aquellas instituciones públicas y privadas españolas que se afanan por ganar la inmensa gratitud de los pacíficos ciudadanos catalanes, a causa de las muestras de la infinita comprensión y generosidad exhibidas hacia Catalunya. Sin sus actos incuestionables e indiscutibles, o sus palabras siempre estimulantes, o por las decisiones tomadas e impuestas de grado o por fuerza, o las cuidadosas manipulaciones informativas logradas aunque sin éxito sobre Catalunya, y su insondable estima y simpatía hacia los catalanes, todo esto nos ha turbado y conmovido profundamente. Creo que José Maria Aznar de equivoca cuando afirma, convencido, que "el independentismo cuestiona la continuidad histórica de España". ¡Pues no!. Porque es precisamente esta continuidad histórica la que impulsa el independentismo. La idea de España que defienden tan encarnizadamente los Aznar de turno, ahora y antes, expulsa del Estado a todo aquel que no es castellano, que no se siente ni se sentirá jamás. El nacionalismo español, que es lo mismo que decir castellano, además de ser agresivo y de tipo conquistador -colonizador-, es profundamente excluyente e injusto. Y esto ha sido así siempre, en el transcurso de la continuidad histórica de España. Por tanto, no resulta raro que una nación como la catalana, amante de su lengua, cultura, paisajes, historia y tradiciones -por cierto, como todas las naciones que hayan existido- no quiera morir en manos de esta continuidad histérica ajena que nos ofrecen desde España.

He aquí el porqué de lo que ocurre. Además, el ultra-españolismo que exhiben algunos da miedo. ¡Y asco!. Tal es el caso de Hermann Tertsch, columnista del diario ABC, conservador de pro y de orígenes ideológicos evidentes. Al menos, a mí me lo parecen. "Si no se pone fin a la deriva de la radicalidad, habrá violencia en Catalunya, que nadie lo dude....". Radicalidad, ¿de quien?. De la caverna madrileña, ¡por descontado!. ¿Violencia?. Si no viene desde España, ¡ya me dirán de donde vendrá!. En Catalunya somos pacíficos y lo fiamos todo en la democracia, sin manías ni matices. Por lo que respecta a las dudas, ¡ustedes sabrán!. Me hago cargo que debe ser muy duro no saber que hacer ante un caso como el que nos ocupa. ¡Lo siento muchísimo....!. Pero los catalanes lo tenemos muy claro. Votar y.... ¡Adiós España!.




divendres, 4 de juliol del 2014

¡APROVECHAD NUESTRO IMPULSO!.

¿Es España un país democrático?. Si esto se pregunta a Mariano Rajoy, o a Felipe González, o Aznar, incluso a los principales militantes de los partidos de ámbito estatal, o al mismísimo rey de España y a los medios de comunicación afectos al régimen, la respuesta dada es contundente, firme, evidente: ¡Sí!. ¡Por supuesto....! ¡La duda ofende!.

¿Realmente es así?. Francamente, yo no lo tengo tan claro. Cuanto menos, creo que la calidad democrática de España és más bien escasa. No podemos olvidar el hecho que la Constitución española fué redactada bajo la atenta mirada y tutela del estamento militar que entonces nos oprimía, el cual se mantuvo fiel a Franco como si del Cid Campeador se tratara. Esta fidelidad post mortem hacia el dictador permitió que se mantuviera todo atado y bien atado siguiendo el mandato de las leyes fundamentales y las órdenes del Movimiento Nacional, sempervivum. Incluso la imposición de Juan Carlos como rey de España. La carta magna también fué pactada con el fascismo institucional que entonces gobernaba, el cual había acaparado y dominado el poder político, burocrático, aristocrático, judicial, sindical, eclesiástico, económico y financiero de todo el Estado.... Ciertamente, después fué ampliamente ratificada en referéndum por los ciudadanos, pero la impronta franquista ya la había corrompido. Y la masiva votación a favor de la nueva ley fundamental debe interpretarse como la expresión de las ganas del pueblo llano por superar la dictadura y abrazar -¡por fin!- la democracia. Por esta razón los franquistas pudieron conservar privilegios, prebendas y regalías, al deslumbrarnos y cegarnos con una especie de democracia exangüe que con el paso de los años se ha revelado como destartalada y afectada de progeria, y que nos ha conducido a la cruda realidad actual: una sociedad enferma, empobrecida moral y económicamente, repleta de injusticias y corrupción, y peligrosamente decadente.

Desde muy temprano se evidenciaron las carencias y defectos innatos de esta especie de pomposa democracia española recién parida. El intento de golpe de estado de Tejero y Milans del Bosch y la posterior resolución de este penoso episodio bajo inspiración real, delataron  las servidumbres y limitaciones asumidas por los demócratas españoles. El resultado fué el nacimiento del café para todos, la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico, y la consideración por parte de los poderes fácticos dominantes que los nacionalismos catalán y vasco resultaban molestos y ajenos a la realidad del Estado a los que había que tolerar con desagrado -la recurrente conllevancia de Ortega y Gasset-, y nada más. Es decir, el Titulo VIII de la Constitución no era aceptable para buena parte del estamento militar y por tanto, se había que reconducir hacia lecturas más cercanas a su interpretación cosmológica-castrense de la política y la peculiar concepción de la libertad propias de la España eterna. Por esta razón, el rey Juan Carlos I no convocó a los parlamentarios catalanes y vascos a la reunión celebrada después de la asonada militar para discutir sobre el porvenir del Estado y que daría lugar a la mencionada ley -la LOAPA-. Tan firmes fueron los acuerdos adoptados por el rey con las fuerzas de ámbito estatal que la posterior declaración de inconstitucionalidad de la ley de armonización se diluyo totalmente, subsistiendo tanto en el espíritu que la inspiró como la literalidad del texto, por supuesto, convenientemente camuflado en otras muchas leyes y decretos aprobados con posterioridad.... ¡El intento de golpe de estado había triunfado!.

Mientras todo esto ocurría se consolidó un sistema de bi-partidismo imperfecto entre populares y socialistas, que poco a poco fueron infiltrándose y contaminando hasta el último rincón de la sociedad. El Tribunal Constitucional, la justicia, las finanzas y la economía del Estado, las más altas instituciones -y las medias, y las bajas-, los funcionarios, todo, absolutamente todo fué ocupado por los conservadores y progresistas, hasta el punto que nada podía ser ajeno ni escapar al control del nuevo y exitoso movimiento nacional bis, el cual al fin y al cabo han resultado ser el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español -es decir, PPSOE-, hasta nuestros días.

Y así, hasta ahora. La miseria intelectual y la podredumbre paralizan los actos e ideas de PP y PSOE. Consecuentemente, afloran las carencias ideológicas y la fragilidad de sus principios democráticos. La mezquindad de gobierno y oposición se ha convertido en un rasgo definitorio y característico de ambas formaciones. Los socialistas a duras penas flotan entre sus propios detritos de corrupción y falta de proyecto político. Hace tiempo que se hallan a la busca de liderazgo y principios, que su insensatez les llevó a dilapidar. Decidieron abandonar la justicia social y la defensa de las clases populares y más débiles a cambio de abrazar fervorosamente el liberalismo económico -terreno del llamado centro político- que tan beneficioso resulta para los poderosos.... ¡Abominaron de su pasado y de sus orígenes socialistas!. Por contra, los populares si que tienen las ideas claras. Quieren regenerar la vida política y social de España metidos dentro del pozo de mierda en el cual se hallan atrapados por culpa de mil trapicheos y embrollos del tipo Gürtel, Bárcenas, dinero negro, financiación irregular, etc.... que les cubren hasta más allá de la cabeza. Quieren preservar la gobernabilidad de los ayuntamientos cambiando la ley electoral de la forma más subjetiva, favorable y beneficiosa para ellos. Utilizan su avasalladora mayoría absoluta para imponer sin miramiento alguno su integrismo ideológico y moral. Prefieren hacer la guerra sucia desde las cloacas del Estado a la leal seducción dialéctica. Con la intención de persuadir y someter a los catalanes son capaces de amenazar a los funcionarios, por ejemplo, los trabajadores de la Agencia Tributaria Española, para que no opten por la catalana. O se apresuran en acosar y presionar a un montón de jueces catalanes, porque en uso de su libertad de expresión se han manifestado a favor de celebrar una consulta para hacer posible el derecho de autodeterminación de los catalanes. Entretanto, Cristobal Montoro el vampiro, desangra a los medios de comunicación públicos de Catalunya utilizando los impuestos, al cambiar los criterios de como debe deducirse en IVA, con efectos retroactivos desde 2012. Una fórmula como cualquiera otra que tiende a arruinar, en este caso, a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, mientras el ministerio ingresa en sus bolsillos más dinero catalán. O expropiando buena parte de los beneficios obtenidos por el Puerto de Barcelona -y Tarragona- para repartirlos generosamente por los puertos deficitarios españoles.... Todo vale para defender los intereses de España. Que casualmente coinciden con sus propios intereses. Aunque no siempre coinciden con los intereses de sus propios conciudadanos. Por todas estas razones aprueban leyes que dañan o limitan la contratación laboral, la libertad de expresión, el derecho de abortar, la salud y la educación públicas, los derechos sindicales y de manifestación, o interpretan la Constitución de acuerdo con su escaso sentido democrático.... ¡Por esta razón no quieren que los catalanes votemos sobre la independencia de nuestra nación!.

Esta actual mezquindad compartida entre PP y PSOE es el resultado del vertiginoso debilitamiento del bi-partidismo en el Estado español. Formaciones que hasta ahora habían devenido irrelevantes están mordiendo los tobillos de los grandes partidos, los cuales pierden espacio e influencia política en el gran teatro de guiñol que resulta la España de Mariano Rajoy y sus muchachos.

"No puedo aceptar que se someta a referéndum la existencia de mi país", se lamenta el presidente del gobierno español. No se avergüenza en mentir cuando se declara abierto a dialogar sobre todo, excepto de la consulta. O prefiere charlar amistosamente con el dictador Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial y no con el presidente catalán, Artur Mas.Y se permite decir que en ningún lugar del mundo se aceptaría hacer una consulta como la que queremos los catalanes.... ¡Madre mía!. ¿No se dá cuenta que el peligro para la existencia de España son precisamente las políticas llenas de injusticias que impone su gobierno?. ¿No es su demostrada incapacidad para dialogar sin restricciones, con lealtad y honestidad con los adversarios políticos lo que provoca la putrefacción de los problemas del Estado?. ¿Acaso no fomentan la crispación, el enojo y la ira en el seno de la sociedad los incontables casos de corrupción que afectan directamente a su partido?. ¿No siente vergüenza de mentir sobre la consulta, cuando es la fórmula empleada por los países civilizados para resolver problemas similares?. ¿O tal vez Canadá, o el Reino Unido, no son democráticos ni civilizados?.

La ineptitud de Mariano Rajoy y la inanidad y suciedad del PSOE y del PP conducen hacia un callejón sin salida su estimado país. España camina con alegría y paso firme hacia un abismo sumido en la oscuridad medieval. Si no lo remedian los españoles. Si no reaccionan y dejan de votar formaciones políticas rebosantes de corrupción y enemigas de verdaderos principios democráticos.

Catalunya no quiere caer arrastrada por España al fondo del pozo. Los catalanes queremos votar mediante un referéndum de autodeterminación para poder salvarnos. O al menos, para tener la oportunidad de hacerlo. Y para ser independientes, soberanos, prósperos, justos y libres. Solo después de conseguirlo podremos acompañar y ayudar a los ciudadanos españoles para desembarazarse de esta inmoral degeneración que les arrastra. En sus manos está conseguirlo. Nosotros, los catalanes, solo podemos ser catalizadores de los afanes y anhelos de los españoles. ¡Aprovechaos de nuestro impulso!.... ¡Hey!. Sin hacernos la puñeta.