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dijous, 12 de juny del 2014

¡DURAN, DURAN...!!!. ¿QUÉ QUIERES, QUÉ HACES DURAN?.

Josep Antoni Duran i Lleida, líder de Unió Democràtica de Catalunya desde siempre, ha insinuado -en realidad, lo ha filtrado a la prensa- que cesará como secretario general de la coalición que mantienen con Convergència Democràtica de Catalunya, aparentemente por las divergencias surgidas a causa de la abstención acordada en el seno de la federación, en la votación a celebrar en las Cortes españolas -¡territorio Duran por excelencia!-, sobre la abdicación del Rey Juan Carlos pactada entre populares y socialistas. Los cuales una vez más le han menospreciado a él personalmente, así como también a CiU. Sin embargo, resulta irrelevante si el desacuerdo es por cuestiones referidas a la abdicación real o por la aceptación o no de la continuidad de la monarquía española encarnada por el futuro rey Felipe VI. Tanto dá. El hecho es que se ha producido un serio desencuentro entre las dos formaciones. En mi opinión, el rey Juan Carlos y su heredero, para Duran, no son más que una excusa la cual le permitirá distanciarse más si cabe, del proceso soberanista puesto en marcha por buena parte de la ciudadanía catalana. El mismo ha reconocido cada vez que ha podido y le han dejado que se siente incómodo con los anhelos de libertad de los catalanes. O por lo menos, no los comparte. Es precisamente esta incomodidad la que ha hecho que el enfrentamiento dentro de CiU se haya acentuado en los últimos tiempos. Mejor dicho, las divergencias son de Duran i Lleida con la mayoría soberanista de CiU y del país, y no al revés.... ¡Resulta un pelín engreído el hombre!.

Duran no ha engañado jamás a nadie. Siempre se ha declarado partidario de negociar con Madrit -en realidad, rendirse- para tratar de canalizar las aspiraciones independentistas hacia aquello que popularmente se conoce como tercera vía. Es decir, hablar y hablar infructuosamente hasta el agotamiento, para conseguir un buen pacto fiscal y el blindaje de las competencias autonómicas en materia de lengua, educación, cultura e infraestructuras, hasta que el Estado español decidiera incumplir por enésima vez los acuerdos alcanzados con Catalunya. De paso, Duran podría mantener intacto su prestigio político, sus privilegios parlamentarios y su proyección internacional -frecuentes viajes- en la comisión de asuntos exteriores en las Cortes. Pero esto que tiempo atrás fue tolerado y hubiera satisfecho los anhelos de muchos catalanes, ahora se halla fuera del ideario y de las aspiraciones del soberanismo. Duran esta siendo superado por los acontecimientos. Además, la mayoría de catalanes ya no nos fiamos ni creemos en la palabra que pudieran darnos desde Madrit. Su credibilidad en la actualidad es nula. Aún más, desde esta España ajada gobernada por los populares, no se ha ofrecido nada nuevo que pudiera ser tenido en cuenta. Don Tancredo Rajoy no se mueve ni un pelo de su conocida posición de que la Constitución española no lo permitiría. Por tanto, ¿que vamos a negociar y pactar con el Estado?. ¿La renuncia de los catalanes?. ¿La rendición incondicional ante Castilla?. ¿O tal vez la prevalencia de la carrera política del señor Duran?.

Duran se engaña si piensa que sus manías son las de los catalanes. La inmensa mayoría ya hemos desconectado hace tiempo de este Estado más arcaico que histórico y más rancio de moderno. Desde la sentencia sobre el Estatuto nuestras aspiraciones pasan por votar democráticamente en paz y libertad sobre el porvenir que se vislumbra en el horizonte y que tan directamente nos concierne a todos. Queremos ejercer el derecho de autodeterminación sin restricciones. La tercera vía murió el 10 de julio de 2010. "Somos una nación. Nosotros decidimos" se podía leer en la pancarta que encabezaba la multitudinaria manifestación convocada contra la ominosa sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto. Sería bueno recordar que los políticos profesionales como el presidente Montilla y otras personalidades que quisieron apropiarse de la marcha, tuvieron que salir de la cabecera de la manifestación apresuradamente y con el rabo entre las piernas. Desde entonces, el proceso soberanista es propiedad exclusiva de los ciudadanos de a pie. Es conducido por nosotros. Y somos nosotros los que fijamos el camino, los objetivos y nuestro destino final. La hoja de ruta es nuestra, no de los políticos. Lo hemos reafirmado y proclamado por activa y por pasiva desde la diada de 2012 hasta la Vía catalana de 2013. No forzamos a nadie para que nos acompañe pero si lo hace no puede pretender cambiar nuestras prioridades ni nuestros anhelos. Por tanto, señor Duran, es hora que se dé cuenta que la tercera vía murió hace ya cuatro años y que cuando alguna cosa o alguien se muere, para resucitar tendrá que esperar al fin de los días. Y después de cuatro años de lucha y reivindicaciones, la independencia nos urge.

Madrit no quiere ni puede negociar. Porque tiene miedo. ¿No se dá cuenta señor Duran, que los puentes que tiende y defiende el unionismo catalán un día son rápidamente destruidos el siguiente por los nacional-constitucionalistas de Madrit, en una actitud más propia de auténticos y aguerridos talibanes
españolistas?.... ¡Qué decir de las terceras vías!. Por ejemplo: asfixia financiera a la Generalitat e interminable expolio fiscal a los catalanes; persistente asedio judicial contra la lengua catalana, en Catalunya; persecución lingüística del catalán por tierra, mar y aire en la Baleares, en el País Valenciano y el la Franja; torpes y absurdas intromisiones políticas -la maldita españolización de Wert- en la escuela; amenazas de boicots comerciales y anunciados chantajes para imponer aranceles sobre los productos catalanes; continuas negativas y firme oposición en permitir ejercer la plenitud democrática y de autorizar el referéndum demandado; agresivos golpes a la razón propinados con la pétrea constitución española, sin ton ni son, contra los hartos -pero pacíficos- ciudadanos catalanes; guerra sucia generalizada contra políticos e instituciones catalanas; seculares incumplimientos de inversiones en infraestructuras en Catalunya; el destierro de los catalanes a la isla de Robinson Crusoe o al espacio sideral.... ¿Son estas las terceras vías que nos ofrecen desde Madrit?. Los continuados portazos en los morros parece que son bastante claros y evidentes. No quieren ni pueden negociar ya que tienen demasiados privilegios que perder. Son demasiados años ordeñando la vaca y recogiendo los frutos catalanes que sacan de la gallina de los huevos de oro hasta la extenuación, como para ponerse a negociar ahora y salir perdiendo. Madrit se avergüenza de ser reconocido como lo que es: un avispado hidalgo de sucias y descosidas vestimentas y gastadas botas de suelas agujereadas, sin más razón y fuerza que exhibir que una espada oxidada, blandida con altivez y soberbia propias de los gloriosos siglos imperiales castellanos. No les pasa por la cabeza ni por asomo cambiar verdaderamente de actitud y maneras para mejorar su posición y decencia, y recuperar la autoestima necesaria para poder salir de este mal paso en el que se han metido ellos solitos. Incluso continúan utilizando la pusilanimidad del unionismo catalán para hurgar encarnizadamente dentro del soberanismo con la vana esperanza de conseguir debilitar el proceso. Pero no lo conseguirán jamás. Ni siquiera con la ayuda voluntaria o involuntaria del señor Duran y/o de la Santa Alianza -foro puente aéreo-.

No se engañe señor Duran.... Las terceras vías ya no existen. Son vías muertas que no conducen a ningún sitio. Los puentes tendidos están siendo dinamitados por Madrit tan pronto el unionismo catalán los construye. Y el unionismo cada día que pasa pierden buey y cencerro en este envite eterno e infructuoso. Madrit no negocia, ¡impone!. Madrit solo sabe mandar. Quieren la rendición incondicional de Catalunya. Y no se equivoque Duran porque ahora le digan piropos y ensalcen sus encantos mientras le dan afectuosos golpecitos en la espalda, ya que no lo hacen como consuelo y homenaje, sino que lo hacen para utilizarle como martillo con el cual machacar el soberanismo. Por todo ello, los catalanes hace tiempo que hemos decidido que solo la libertad y la democracia nos proporcionará todo aquello que queremos y necesitamos. No nos asustan las dificultades ni las zancadillas que nos pongan ante nosotros; nos sentimos legítimamente orgullosos de la inmensa tarea realizada hasta ahora y no nos arredra el arduo trabajo que nos espera hasta conseguir la independencia. Somos plenamente conscientes que incluso después de conseguirla también deberemos de seguir luchando. Pero así lo haremos porque tenemos esperanza, ilusión y ganas. Porqué confiamos en nuestras fuerzas y capacidades. Porqué somos muchos y estamos unidos. En definitiva, porqué queremos la independencia.














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