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divendres, 25 d’abril del 2014

¿ACASO EXISTE ALGO MEJOR?

La persistencia es una característica normalmente positiva. Pero cuando esta insistencia se transforma en una arma estratégica para manipular la realidad, deja de ser una virtud y se convierte en un execrable defecto. Es lo que les pasa a Ciudadanos y al Partido Popular. Siguen avivando una presunta confrontación en el seno de la sociedad catalana, para detener el proceso puesto en marcha y que irremediablemente nos está conduciendo a todos hacia la independencia.

Ante las próximas elecciones europeas, los candidatos unionistas intensifican los pronósticos apocalípticos sobre episodios de violencia y de fractura y confrontación social (que no ha ocurrido, ni ocurrirá) dentro de Catalunya y que, por descontado, desde el independentismo no propugna ni promueve nadie. El candidato lerrouxista Javier Nart, pronostica: "Habrá fractura social. El PP no se percata que el problema no es la legalidad, sino la realidad social. Vamos directamente hacia una fractura social. No habrá tiros, ni muertos, pero habrá tensión social. Habrá actos esporádicos de violencia. No hay, gracias a Dios, ningún partido que propugne la violencia en Catalunya. Otra cosa es que el esencialismo de exclusión lleve a estas consecuencias. Una cosa es que tu no propugnes, pero cuando inculcas que nosotros somos unionistas, malos catalanes y que, por tanto, defendemos el robo a Catalunya, el expolio, el genocidio cultural, la opresión y la ocupación, ¿como me ves a mí?".

Coincido con Javier Nart que el problema no es de legalidad, sino de legitimidad. Es decir, político. Por esta razón la realidad social catalana se halla fuera de corsés constitucionales y lejos de los afamados abogados del Estado (funcionarios de carrera, al fin y al cabo), omnipresentes y reyes absolutos de las leyes y de la administración españolas. Sin embargo, no se puede afirmar que nos encaminamos hacia actos de violencia, por más esporádicos que se anuncien. A menudo me pregunto, ¿porqué mientras el soberanismo era minoritario nunca hubo problemas y ahora que es mayoritario todo serán confrontaciones, fractura social, peleas y violencia?. ¿Tal vez porqué el nacionalismo español no acepta la actual hegemonía del soberanismo catalán, y se muestra con su verdadero rostro, feroz y agresivo?. ¿Es anunciando violencia (inexistente por parte del catalanismo), como ganarán la razón y el corazón de los independentistas?. ¿O es así, a base de amenazas y deseando lo peor para los catalanes, como piensan conquistar las voluntades y las ideas de la gente?. Y sí, señor Nart, en Catalunya existen dos formaciones políticas las cuales, aunque furtivamente, alientan la confrontación e incluso la violencia dentro de la sociedad, para conseguir desbaratar los anhelos de libertad e independencia que tenemos y sentimos la mayoría de catalanes. Me refiero al Partido Popular y a Ciudadanos. Porque una cosa es no propugnarlo directamente, pero otra es desear que ocurra, sin complejos y reiteradamente como respuesta a una aspiración que se les antoja como irreductible. Por otro lado, calificar de unionistas a unos es lo mismo de llamar separatistas a los otros. ¿O no es así?. Y los independentistas, ante los ojos de los nacionalistas españoles, ¿no somos frecuentemente calificados como unos aprovechados del dinero de los españoles?; o como agraciados receptores de las bondades y generosidades del Gobierno de Madrit, que paga las facturas de la Generalitat; asimismo, como unos lloricas y victimistas recalcitrantes; o de perseguir (imaginariamente) el idioma castellano incluso en los patios de los colegios o en los ambulatorios -tanto da, si resulta falso-. Los independentistas somos tachados de traidores, desleales, inconstitucionales e incluso de golpistas y discípulos aventajados de ETA o de los nazis. También los independentistas nos podríamos preguntar: los nacionalistas españoles, ¿como nos consideran a nosotros? ¿Como nos ven?. ¿Nos tienen un mínimo de respeto?.... No sé si será por costumbre o porque somos de naturaleza flemática, pero a nosotros, la verdad, poco nos importan las opiniones de los nacional-católicos españoles. Por otro lado, ellos mismo se retratan. Además, tenemos las espaldas acostumbradas a cargar con los pesados prejuicios que históricamente nos endosa el nacionalismo español, siemprevivo.

Dejando de lado la opinión del número dos de C's, el mediático Juan Carlos Girauta -que insiste agotadoramente en las tesis de Javier Nart (y viceversa)- todos los lerrouxistas hacen piña con los conservadores (tradicionalistas) españoles que mueven el cotarro político-financiero en Madrit, en todo aquello que se refiere a Catalunya -o no-. Además, reciben la divina inspiración y guía de la incombustible caverna mediática madrileña. La persistencia de los populares se dirige ahora a la aniquilación de la cada vez más capitidisminuida autonomía catalana y hacia la equiparación de la ANC con ETA. Lo hacen con leyes recentralizadoras, con decisiones gubernamentales en materia financiera arbitrarias y restrictivas y en última instancia mediante humillantes sentencias del Tribunal Constitucional; también a base de sesudos artículos de opinión y profundos editoriales en la prensa escrita -ambos meramente propagandísticos-, así como a través de la radio y la televisión españolas. Es decir, por tierra, mar y aire. Utilizan encuestas poco representativas y análisis sociológicos de amplio espectro, siendo el universo objeto de estudio toda la población de la península Ibérica y extrapolando los resultados solo a Catalunya, si así conviene a los intereses de España, casando las conclusiones resultantes con las previamente establecidas por los académicos y políticos españoles. La prensa de Madrit no se avergüenza nada cuando establece paralelismos imposibles entre la Assemblea Nacional Catalana y la banda terrorista ETA. El periódico ABC, nacionalista por antonomasia ha publicado recientemente un reportaje que asegura que la Assemblea ha copiado la estrategia de ETA diseñada el año 1994 para presionar a los gobiernos de España y Francia. Ergo, la ANC es ETA. Es decir, se tiene que ilegalizar la Assemblea... ¡Madre mía, que disparate!. Resulta inexplicable que aún no hayan retrocedido hasta el siglo XVIII para comparar el proceso catalán con la guerra entre Inglaterra y las colonias americanas, que estalló principalmente por causas económicas. O con la independencia de Irlanda y las ansias de libertad. O con la de Cuba y Filipinas. ¡No!. Prefieren compararnos con Crimea, o con Kosovo y los Balcanes. Nunca lo harán con Letonia, Estonia, Lituania, Eslovaquia, Chequia, Suecia, Noruega... Lo que realmente pasa cuando hacen este tipo de comparaciones belicosas, es que automáticamente los catalanes establecemos paralelismos entre el comportamiento de la España de hoy con el penoso papel hecho por la Rusia de Putin, la Servia de Milosevic o la misma España imperial de siempre, la cual perdió sus dominios, entre otras causas, porque nunca quiso escuchar las voces de sus colonias.

Los feos y sucios defectos se van acumulando en las cuentas de los nacionalistas españoles. Los agravios e insultos hacia Catalunya y los catalanes aumentan día a día. El nerviosismo de los hidalgos se está transformando en agresividad y violencia verbal (por el momento). ¿Hasta cuando?. ¿Hasta después de las elecciones europeas, tal vez?. ¿Entonces nos aporrearán? ¿O nos ofrecerán alternativas realistas?. ¡Ya será demasiado tarde!. En realidad, ahora ya es muy tarde. El 80% de los catalanes queremos votar en referéndum. Y la mayoría queremos la independencia. Nada ni nadie nos detendrá. Ni las amenazas del Gobierno de España, ni los insultos combinados de C's y de populares; ni el discurso fútil y vacuo de los socialistas, ni el miedo que quieren inculcarnos los unos y los otros, ni quedar fuera de la UE o vagando por el espacio sideral por toda la eternidad, o desterrados en la isla de Robinson. La persistencia argumental de los unionistas -dicho sea sin ánimo de ofender- reafirma nuestras convicciones. Fortalece nuestros principios democráticos. Ante los anuncios de confrontación y violencia, ofrecemos esperanza, paz e ilusión. Y cambiamos el status quo actual por independencia... ¡Esta es nuestra alternativa!. ¡Es la única!. ¿Acaso existe algo mejor?.







dijous, 17 d’abril del 2014

EL TIEMPO DE LA VÍA CATALANA.

Parece que un cierto grado de desesperación se está apoderando de los unionistas. Insisten machaconamente en la tercera vía como el que quiere detener una riada solo con las manos, para que el torrente de agua no inunde su jardín. Es materialmente imposible. Algunos opinadores se aferran a una hipotética reforma de la Constitución como panacea ante el desafío planteado por la inmensa mayoría de catalanes (por lo menos el 80% de los ciudadanos con derecho a voto). Pere Navarro y Alfredo Pérez Rubalcaba, que se creen socialistas pero en realidad actúan como recalcitrantes liberales obedientes y adoradores de los mercados, muestran un nivel de angustia que no pueden disimular de ninguna manera. Los dos afirman que el problema entre Catalunya y España es político y no jurídico, aunque ninguno de ellos aceptan que los catalanes podamos decidir sobre la independencia o no de nuestro país. Piden lealtad y negociación, pero dentro del marco constitucional y la legalidad que de ella se deriva. Es decir, bajo las reglas del juego dictadas e impuestas por Madrit. Lo que quiere decir con las cartas marcadas: bajo la voluntad de los magistrados del desprestigiado Tribunal Constitucional; también bajo la aquiescencia de populares y socialista, en versión nacional-españolista; o sometidos a los deseos de los jueces del Supremo o de la Audiencia Nacional, de gloriosas reminiscencias franquistas, y siempre contrarios a la lengua catalana. Además, estas reglas de juego vienen avaladas y son tuteladas muy particularmente por la caverna mediática madrileña. Los socialistas deberían de explicar cómo se puede negociar sobre un referéndum -que no aceptan- y que para los catalanes es irrenunciable, con alguien que no quiere hablar (Mariano Rajoy Brey). O con que consenso piensan reformar la Constitución, lo cual no quiere el PP; y con que credibilidad mantendrán la oferta de blindar las competencias de Catalunya en lengua, cultura, enseñanza, finanzas y economía mientras el gobierno de España, con el inquebrantable apoyo del partido conservador por antonomasia, promueve una vergonzosa campaña anti-catalana en el País Valenciano, las Baleares y la Franja; e instan a la supresión de la inmersión lingüística en los colegios catalanes, al tiempo que aplauden rabiosamente las ominosas sentencias del Tribunal Supremo y del Constitucional, ambos en manos de jueces descaradamente afines a socialistas y populares. Ambas formaciones políticas actúan como una unidad de destino en lo universal y por tanto hace años enterraron la separación de poderes tal y como la entendía Montesquieu. Tanto el Supremo como el Constitucional se distinguen por actuar siempre contra la legislación catalana, particularmente cuando se trata de la lengua. Y los ministros de Rajoy utilizan su poder político promoviendo y aprobando leyes y normas claramente recentralizadoras, como pueden ser la ley de Unidad de Marcado, la reforma de la Administración Local, o la LOMCE de Wert. La guinda del pastel la ponen boicoteando las finanzas de la Generalitat con disposiciones arbitrarias, imposiciones no asumibles y exigencias imposibles de cumplir.

Lo que en realidad quieren los socialistas -el unionismo en general- tanto a nivel de todo el Estado como de la sucursal catalana regentada por Pere Navarro, es ganar tiempo. A esto se llama marear la perdiz. ¡Justo lo que quiere conseguir el Partido Popular!. El objetivo de ambas formaciones es el mismo: que los catalanes se cansen, se aburran y por fin desistan de sus anhelos. Que renunciemos a la independencia de Catalunya. Y de paso, quieren diluir e incluso destruir tanto como puedan el autogobierno catalán.

Este pronunciado grado de angustia está resultando un rasgo característico del unionismo españolista. Más esta indisimulada ansiedad tampoco les permite ver lo que verdaderamente ocurre en Catalunya, ni darse cuenta de la realidad que les envuelve. Lo que no perciben es que los ciudadanos catalanes no nos cansaremos jamás. En lugar de aburrimiento sentimos renovadas esperanzas en el futuro. Nuestras ilusiones aumentan día a día, a medida que aumenta la angustia social-popular. Su desconcierto se incrementa sin parar. Ahora ofrecen reformar la Constitución. Ayer nos invitaban a gozar de un vuelo por el espacio sideral, o nos auguraban una vida en soledad e infinitas penurias desterrados a la isla de Robinson Crusoe. ¿Y mañana?. ¿Qué nos anunciarán?. ¿Qué nos desearán?. ¡No lo sabemos!... Ni nos importa mucho, la verdad.

Lo que sí sabemos es lo ocurrido hasta la fecha: El fracaso de la tercera vía. Porqué la tercera vía fué el vigente Estatuto, convenientemente cepillado por Alfonso Guerra y sus muchachos en las Cortes españolas y a pesar de todo aprobado -en referéndum- por la mayoría de votantes catalanes. Pués bien, después de esta odisea legal i parlamentaria de impecable factura democrática y de incontestable normalidad política, las burdas maniobras anticatalanas del PP, el miedo escénico del PSOE ante la tempestad mediática desatada en Madrit y la chapucera intervención del Tribunal Constitucional en última instancia, fueron la causa del descarrilamiento de un tren que discurría confiada y alegremente hacia un destino que nunca pudo alcanzar... Y después de todo esto, ¿aún osan pedirnos dialogar, pactar y acordar con España, cuando los incumplimientos, las manipulaciones, las deslealtades y las groserías del gobierno español y de las principales instituciones y partidos del Estado hacen imposible el entendimiento?... ¡Pero si incluso han dilapidado la afamada conllevancia de Ortega y Gasset!.

Todo lo que no pase por el derecho a decidir de los ciudadanos catalanes no servirá de nada. Las terceras vías están agotadas. Las amenazas no nos impresionan. Estar dentro o fuera de la Unión Europea no es decisivo... ¡La UE no es precisamente una ganga, hoy en día!.  Y unidos con España es como si estuviésemos flotando por el frío espacio sideral o viviendo precariamente en la desolada isla de Robinson. ¡Tal y como afirma el bueno de Mariano Rajoy sobre una Catalunya independiente!.

La solución ante el pleito planteado entre Catalunya y España es permitir que los catalanes votemos libremente sobre el futuro que queremos para nuestro país. ¡El referéndum de autodeterminación es la tercera vía!. Mejor aún, es la única vía. Puesto que cada día somos más los catalanes que vemos en la independencia de Catalunya la esperanza de un futuro puede que escarpado al principio, pero mucho mejor para nosotros y nuestros hijos. Lo siento Sepharad, la tercera vía fracasó hace años. Y vosotros sois los culpables. No es bueno seguir perdiendo tiempo indefinidamente. Puesto que ahora es tiempo de la Vía Catalana: la independencia.

  













divendres, 4 d’abril del 2014

TESTIMONIOS DE MENTES ESTREÑIDAS Y TENEBROSAS.

Los nacionalistas españoles esgrimen dos nuevos argumentos contra el independentismo, con la estéril pretensión de someter y derrotar el vendaval soberanista desatado en Catalunya. El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Maria Rouco Varela, hasta hace poco presidente de la Conferencia Episcopal y el más claro exponente del resucitado nacionalcatolicismo que impregna, guía e inspira el actual gobierno español, ha utilizado la privilegiada tribuna que disfruta la Iglesia Española, con el objetivo de influir -a menudo negativamente- en la sociedad de un Estado teóricamente aconfesional, para alertar -y alentar- sobre las actitudes que antaño provocaron la Guerra Civil, y que en su santa opinión pueden reaparecer y causar una nueva y sangrienta contienda fratricida. Por otro lado pero simultáneamente, la caverna mediática madrileña y sus variados y destacados exponentes de periodismo amarillo que la caracterizan, maestros en la utilización de artimañas, subterfugios y triquiñuelas con las cuales manipular y desinformar más y mejor a los ciudadanos, han descubierto gracias a Internet que el azote del terrorismo practicado por una supuesta Nova Terra Lliure puede ser utilizado tramposamente contra proceso soberanista catalán, como todavía hacen hoy en día con ETA y el País Vasco.

¿Quién comprará la tesis que el independentismo catalán tiene algo que ver con un supuesto grupúsculo terrorista absolutamente inoperante y desconocido hasta la fecha?. Y ahora popularizado merced la propaganda gratuita que desde los medios de Madrit le hacen... Por lo menos Enric Millo, portavoz parlamentario del PP en Catalunya, lo ha hecho. Así pues, ademas de nazis, golpistas e ilegales, somos también terroristas... ¡porqué lo dice El Confidencial La Gaceta y lo avala el sindicato Manos Limpias!. ¡Madre mía, que sarta de tonterías!. Si la caverna quiere investigar e informar decentemente, que se pregunte como es posible que una página web escrita en catalán macarrónico, de contenido supuestamente independentista, repleta de faltas de ortografía y de castellanismos, casi  inactiva desde su activación -valga la redundancia- en mayo de 2013, repito, ¿alguien cree que es posible que pueda ser utilizada como látigo con el cual fustigar un movimiento pacífico, multitudinario y familiar de ciudadanos de todo orden y condición, rebosantes de ilusión y esperanza y de notable entereza democrática, como se ha demostrado reiteradamente estos últimos tiempos?. ¿Alguien cree tamaña estupidez?. El Partido Popular, con los recursos políticos, judiciales y policiales españoles en manos del Gobierno de España y con el fiscal general del Estado a sus órdenes, podría investigar -de oficio- los orígenes de la supuesta Nova Terra Lliure de marras, aunque es de suponer que los fundadores de la misma no se encuentran ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas. Por el contrario, caso de existir se hallarán muy cerca -o dentro- de las cloacas del Estado, que tantos y tan buenos servicios ha prestado, presta y prestará a favor de la causa unionista.

El Cardenal Rouco, con cara de sufrir estreñimiento crónico y de penetrante mirada cargada de mala uva, decidió espolear las conciencias y las almas de sus feligreses, aprovechando la homilía pronunciada en los funerales de Estado celebrado en memoria de Adolfo Suarez. Con voz rasgada, engolada y tenebrosa, glosó la obra del difunto ante las más altas autoridades españolas y dirigiendo su execración hacia el público en general , dijo: "Buscó y practicó con tenacidad la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que quería superar para siempre la Guerra Civil: los hechos y las actitudes que la causaron y la pueden (volver a) causar". Destacó también que "la concordia fué posible con Suarez" y se preguntó, ¿porqué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de las familias y de sus comunidades históricas?. Es bien cierto que pocas palabras bastan para expresar odio y carencia de empatía y sensibilidad. Rouco profetizó la posibilidad de una confrontación bélica causada por la falta de concordia de los españoles con las comunidades históricas. Es decir, Catalunya y País Vasco fundamentalmente, y también Galicia, según la sagrada Constitución del Reino de España. Rouco, en calidad de falso profeta, agorero vocacional y destilando veneno por los colmillos, de la forma más miserable que se puede imaginar e impropia en un santo varón, advirtió a los pobres  mortales del advenimiento de un reino de sangre, lágrimas, sufrimiento y mil desventuras, por culpa de los anhelos de libertad e independencia de Catalunya. Por cierto, aunque reconocida por la Constitución como comunidad histórica, tal circunstancia cosecha los mismos efectos que tiene el proclamado aconfesionalismo del Estado Español: Cero.

Rouco, carente de valores cristianos, añorando pasadas cruzadas contra rojos, separatistas y masones; Rouco, capaz de apelar a la vez por la concordia y sobre las actitudes que pueden causar una nueva Guerra Civil... ¿Porqué no te callas?. Y recuerda: "Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios". Y que Dios nos libre -a nosotros, los césares-, de los maléficos personajes como Rouco Varela. ¡Amén!.