El líder de Unió Democrática de Catalunya -UDC-, Josep Antoni Duran i Lleida es un personaje singular. Abogado, político profesional y presidente del Comité de Gobierno del partido desde 1982. Se declara nacionalista, aunque contrario a la independencia de Catalunya. Se muestra favorable a la autodeterminación, pero se define como ferviente confederalista. Democristiano confeso y practicante del eclecticismo. Su desmesurada ambición le hace olvidar que es líder de una formación política minoritaria y por tanto sobrevalorada, que jamás ha concurrido en solitario a unas elecciones. Esa ansia irrefrenable de aparentar más de lo que es (él) y representa (su partido), es causa de los patéticos encontronazos que provoca con el socio poderoso de la coalición, Convergencia Democrática de Catalunya.
Aprovecha la mínima oportunidad que se le brinda para diferenciarse aparatosamente del soberanismo dominante en la coalición CiU. Duran y el independentismo parecen incompatibles. Para él, una Catalunya independiente no es concebible ni tan solo como paso previo a una posible hipotética confederación con España. En su opinión, es más realista lograr la confederación que la independencia. Olvida que para lograr la confederación de dos estados debe alcanzarse un acuerdo entre ambas partes soberanas. En cambio, la independencia solo depende de la voluntad de una de las partes. Cree firmemente que su capacidad de diálogo y pedagogía con el Madrid oficial, serán suficientes para que tanto el PP como el PSOE cambien graciosamente el centralismo y jacobinismo atávico que padecen, por confederalismo. En realidad, se muestra medroso e incluso pusilánime en todo lo que se refiere a una futura independencia de Catalunya.
Duran es un hombre capaz de defender financiación pública para la enseñanza privada -incluso para los clasistas centros educativos del Opus Dei-, con la misma soltura y desparpajo que se opone a la aplicación de impuestos sobre viviendas vacías en manos de promotores inmobiliarios -especuladores- y entidades financieras sin escrúpulos -gobernadas por sátrapas-; esta nueva tasa se encuentra en fase de estudio por parte del gobierno de la Generalitat, el cual en teoría recibe el apoyo de UDC. Además, Duran es capaz de haberse comprometido a dimitir si se concluyera que UDC se financió ilegalmente, y no hacerlo cuando se prueba el delito cometido, "para no dejar en manos de los jueces el destino de los políticos"... ¿Ni siquiera los malos políticos?.
La gran obsesión actual de Duran es la próxima e inevitable independencia de Catalunya. Como ha quedado dicho anteriormente, el fantasioso objetivo que persigue -en realidad, la excusa que esgrime- es una imposible confederación con España. En su opinión, la mejor arma que se puede utilizar para conseguir aquella utopía, pasa por boicotear la apuesta secesionista que defiende CiU (recordemos que UDC forma parte del gobierno de Catalunya) con la misma persistencia e intensidad de una gota malaya, que con tiempo es capaz de perforar una roca. Por ejemplo, intenta minimizar el sentir mayoritario de los catalanes: "No hay una gran mayoría de catalanes que deseen la independencia...". ¿Acaso nos han preguntado?. No. Lo que ocurre es que él votaría no, y por tanto cree erróneamente que todo el mundo seguirá su ejemplo. Al fin y al cabo considera que "la independencia es un objetivo infantil y poco pragmático". ¡Justo lo contrario de lo que es en realidad!. Conseguir la independencia es la mayor prueba de madurez que puede alcanzar un pueblo. Porqué cuando una nación sufre escarnio, expolio, injusticia y colonialismo, solo tiene una alternativa: la libertad. El eterno canciller hispano in pectore, Duran i Lleida, altera -y alterna- los argumentos con gran facilidad cuando no resultan de provecho para sus intereses. Como los hermanos Marx, que eran capaces de cambiar los principios si no eran del agrado de sus interlocutores. Duran hace algo parecido. Si un determinado sentimiento político no sirve, se cambia. ¡Y punto! "No tiene sentido convocar un referéndum que no se puede ganar".... ¡Albricias!. ¡Conoce el resultado de la consulta antes que se conozca la pregunta y sean convocados los comicios!. ¿No será que más que no poderse ganar, amenaza con no dejar -o no desear- que se ganen?. "La independencia divide el país".... ¿Y la dependencia no divide?. ¿Acaso mientras los independentistas han estado en minoría provocaron enfrentamientos y divisiones?. Sencillamente, no. Acataron la voluntad de la supuesta mayoría unionista, y se fastidiaron. Y ahora que parece han alcanzado el quórum suficiente, ¿se pretende que continúen fastidiados, por el bien y la sagrada unidad de la patria española?.... "Tener un estado propio no necesariamente es una paso hacia la independencia". De acuerdo. El paso previo a la independencia es ejercer el derecho de autodeterminación. Y también ganar el referéndum. ¿La consecuencia?: el estado propio. Y en último término, la independencia. Duran i Lleida cubre todos los flancos de la batalla que se desarrolla entre Catalunya y España. Últimamente se ha manifestado contra la declaración unilateral de independencia. Es decir, sabe que fracasará la negociación con Madrid sobre la posibilidad de consultar democráticamente a los catalanes el futuro de su nación. España no tiene voluntad de entendimiento con Catalunya. Y Duran i Lleida desea que no exista este entendimiento. Opina que la entente entre España y Catalunya pasa necesariamente por él y su partido. Cree que la celebración de un referéndum es inútil, puesto que la independencia es síntoma de inmadurez. Amenaza con un resultado negativo, ya que España así lo quiere. Instiga a la minoría contraria a la independencia para que provoquen división en el seno de la sociedad catalana y se enfrenten a la mayoría secesionista. Aboga por ningunear torticeramente conceptos tales como estado propio, independencia o libertad. Y para no dejar cabos sueltos, escarnece y pontifica contra una declaración unilateral de independencia del Parlamento de Catalunya... ¿Y que alternativas ofrece?. Aguantarse y que nada cambie, ya que lo contrario no sería prudente....., ni conveniente para su carrera política de eterno aspirante a Ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España. ¡Duran es el perfecto lampedusiano!. Cínico, y especialmente, lampedusiano.
Josep Antoni Duran i Lleida, nacido en la Franja aragonesa. Despiadado con sus contrincantes políticos, dentro de su propio partido y fuera de él. Líder democristiano poco dado a la piedad con los enemigos. Impúdicamente ambicioso y con pretensiones políticas desmesuradas; altivo e inconmovible ante los anhelos y desvelos de sus compatriotas. Resbaladizo y cínico en el trato político. Incapaz de mirar a los ojos con nobleza y despertar confianza y seguridad al resto de la humanidad. Receloso y cauto hasta la temeridad. Amigo de los poderosos, hasta la vergonzosa sumisión. Pragmático hasta el paroxismo. En definitiva, Josep Antoni Duran i Lleida tienen una personalidad compleja, con más sombras que luces. Con más negros que grises. Características que comparte con otros muchos profesionales de la política, que jamás han pisado la tierra que sustenta los frágiles pies del común de mortales. Su mundo no es el nuestro. Sus intereses tampoco....
¡Jo!. ¡Qué pesado que es!.... ¿Porqué no deja a Catalunya y a los catalanes en paz?.
Aprovecha la mínima oportunidad que se le brinda para diferenciarse aparatosamente del soberanismo dominante en la coalición CiU. Duran y el independentismo parecen incompatibles. Para él, una Catalunya independiente no es concebible ni tan solo como paso previo a una posible hipotética confederación con España. En su opinión, es más realista lograr la confederación que la independencia. Olvida que para lograr la confederación de dos estados debe alcanzarse un acuerdo entre ambas partes soberanas. En cambio, la independencia solo depende de la voluntad de una de las partes. Cree firmemente que su capacidad de diálogo y pedagogía con el Madrid oficial, serán suficientes para que tanto el PP como el PSOE cambien graciosamente el centralismo y jacobinismo atávico que padecen, por confederalismo. En realidad, se muestra medroso e incluso pusilánime en todo lo que se refiere a una futura independencia de Catalunya.
Duran es un hombre capaz de defender financiación pública para la enseñanza privada -incluso para los clasistas centros educativos del Opus Dei-, con la misma soltura y desparpajo que se opone a la aplicación de impuestos sobre viviendas vacías en manos de promotores inmobiliarios -especuladores- y entidades financieras sin escrúpulos -gobernadas por sátrapas-; esta nueva tasa se encuentra en fase de estudio por parte del gobierno de la Generalitat, el cual en teoría recibe el apoyo de UDC. Además, Duran es capaz de haberse comprometido a dimitir si se concluyera que UDC se financió ilegalmente, y no hacerlo cuando se prueba el delito cometido, "para no dejar en manos de los jueces el destino de los políticos"... ¿Ni siquiera los malos políticos?.
La gran obsesión actual de Duran es la próxima e inevitable independencia de Catalunya. Como ha quedado dicho anteriormente, el fantasioso objetivo que persigue -en realidad, la excusa que esgrime- es una imposible confederación con España. En su opinión, la mejor arma que se puede utilizar para conseguir aquella utopía, pasa por boicotear la apuesta secesionista que defiende CiU (recordemos que UDC forma parte del gobierno de Catalunya) con la misma persistencia e intensidad de una gota malaya, que con tiempo es capaz de perforar una roca. Por ejemplo, intenta minimizar el sentir mayoritario de los catalanes: "No hay una gran mayoría de catalanes que deseen la independencia...". ¿Acaso nos han preguntado?. No. Lo que ocurre es que él votaría no, y por tanto cree erróneamente que todo el mundo seguirá su ejemplo. Al fin y al cabo considera que "la independencia es un objetivo infantil y poco pragmático". ¡Justo lo contrario de lo que es en realidad!. Conseguir la independencia es la mayor prueba de madurez que puede alcanzar un pueblo. Porqué cuando una nación sufre escarnio, expolio, injusticia y colonialismo, solo tiene una alternativa: la libertad. El eterno canciller hispano in pectore, Duran i Lleida, altera -y alterna- los argumentos con gran facilidad cuando no resultan de provecho para sus intereses. Como los hermanos Marx, que eran capaces de cambiar los principios si no eran del agrado de sus interlocutores. Duran hace algo parecido. Si un determinado sentimiento político no sirve, se cambia. ¡Y punto! "No tiene sentido convocar un referéndum que no se puede ganar".... ¡Albricias!. ¡Conoce el resultado de la consulta antes que se conozca la pregunta y sean convocados los comicios!. ¿No será que más que no poderse ganar, amenaza con no dejar -o no desear- que se ganen?. "La independencia divide el país".... ¿Y la dependencia no divide?. ¿Acaso mientras los independentistas han estado en minoría provocaron enfrentamientos y divisiones?. Sencillamente, no. Acataron la voluntad de la supuesta mayoría unionista, y se fastidiaron. Y ahora que parece han alcanzado el quórum suficiente, ¿se pretende que continúen fastidiados, por el bien y la sagrada unidad de la patria española?.... "Tener un estado propio no necesariamente es una paso hacia la independencia". De acuerdo. El paso previo a la independencia es ejercer el derecho de autodeterminación. Y también ganar el referéndum. ¿La consecuencia?: el estado propio. Y en último término, la independencia. Duran i Lleida cubre todos los flancos de la batalla que se desarrolla entre Catalunya y España. Últimamente se ha manifestado contra la declaración unilateral de independencia. Es decir, sabe que fracasará la negociación con Madrid sobre la posibilidad de consultar democráticamente a los catalanes el futuro de su nación. España no tiene voluntad de entendimiento con Catalunya. Y Duran i Lleida desea que no exista este entendimiento. Opina que la entente entre España y Catalunya pasa necesariamente por él y su partido. Cree que la celebración de un referéndum es inútil, puesto que la independencia es síntoma de inmadurez. Amenaza con un resultado negativo, ya que España así lo quiere. Instiga a la minoría contraria a la independencia para que provoquen división en el seno de la sociedad catalana y se enfrenten a la mayoría secesionista. Aboga por ningunear torticeramente conceptos tales como estado propio, independencia o libertad. Y para no dejar cabos sueltos, escarnece y pontifica contra una declaración unilateral de independencia del Parlamento de Catalunya... ¿Y que alternativas ofrece?. Aguantarse y que nada cambie, ya que lo contrario no sería prudente....., ni conveniente para su carrera política de eterno aspirante a Ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España. ¡Duran es el perfecto lampedusiano!. Cínico, y especialmente, lampedusiano.
Josep Antoni Duran i Lleida, nacido en la Franja aragonesa. Despiadado con sus contrincantes políticos, dentro de su propio partido y fuera de él. Líder democristiano poco dado a la piedad con los enemigos. Impúdicamente ambicioso y con pretensiones políticas desmesuradas; altivo e inconmovible ante los anhelos y desvelos de sus compatriotas. Resbaladizo y cínico en el trato político. Incapaz de mirar a los ojos con nobleza y despertar confianza y seguridad al resto de la humanidad. Receloso y cauto hasta la temeridad. Amigo de los poderosos, hasta la vergonzosa sumisión. Pragmático hasta el paroxismo. En definitiva, Josep Antoni Duran i Lleida tienen una personalidad compleja, con más sombras que luces. Con más negros que grises. Características que comparte con otros muchos profesionales de la política, que jamás han pisado la tierra que sustenta los frágiles pies del común de mortales. Su mundo no es el nuestro. Sus intereses tampoco....
¡Jo!. ¡Qué pesado que es!.... ¿Porqué no deja a Catalunya y a los catalanes en paz?.