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divendres, 15 de febrer del 2013

CORRUPCIONES Y ESPERANZAS.

Hablar de corrupción es hablar de España. O por lo menos, eso parece. El empeño que ponen los muchos corruptores existentes (piezas básicas para entender la extensión y profundidad de este drama), junto a determinadas formaciones políticas, algunas cúpulas de partidos, y especialmente la caverna mediática madrileña, para que la lacra de la corrupción sea la principal seña de identidad y el Norte y Guía que ilumina el quehacer cotidiano de este desacreditado Estado, resulta realmente admirable. Tanto, que incluso la prensa extranjera se hace eco de la penosa imagen exterior que proyecta España. Y no digamos lo que pensamos muchos ciudadanos en el interior, que contemplamos entre estupefactos e indignados, el cinismo, la cobardía y la estulticia que caracterizan la mayoría de personajes que conforman lo que podríamos considerar las clases dirigentes que nos gobiernan.

El último escándalo afecta directamente al Partido Popular de Alicia Sánchez Camacho y Jorge Moragas (en calidad de fiel escudero de Mariano Rajoy); a los socialistas catalanes de la mano de José Zaragoza; y a la ex-novia (o ex-amante, no se sabe a ciencia cierta) de Jordi Pujol Ferrusola. Sucintamente, este es el relato: Presentación y recomendación de Jorge Moragas a Sánchez-Camacho de la ex-novia, que a su vez fue compañera de pupitre y amiga del mismo Moragas desde la escuela, y posteriormente militante de las juventudes populares. Comida de ambas damas en un reputado restaurante de Barcelona. Intercambio de información entre ellas, sobre los negocios de Pujol Ferrusola y unas andorranas y evasoras bolsas presuntamente repletas de billetes de 500 y 200 euros. Denuncia de supuesta violencia psicológica; amenazas, miedos y grandes dosis de despechados agravios sentimentales. Como colofón, espionaje y grabación del intercambio de dimes y diretes durante la sobremesa entre las dos rimbombantes señoras a cargo de la reputada agencia de detectives Método 3. Espías supuestamente contratados por José Zaragoza, a la sazón secretario de organización del PSC. Un auténtico guión cinematográfico digno de ser premiado con el Oscar.

Naturalmente esta rocambolesca historia no ha ocultado (como se pretendía), ni mucho menos, el escándalo previo de Gürtel, Bárcenas y los fantasmales sobresueldos supuestamente repartidos, con salero y alegría, entre la cúpula del Partido Popular. Simplemente se trata de una nueva fase en la interminable guerra mediática y política entre El País, El Mundo, y en consecuencia, entre el PSOE y el PP. Y en el fondo, ¡pim, pam, pum!, aparece Catalunya. El objetivo secreto de ambos bandos: abatir el proceso soberanista iniciado en Catalunya. Esta es mi opinión. Toda la exagerada publicidad y desmedida consideración que merece la corrupción catalana entre los españoles, gracias a la prensa, los partidos, el gobierno y las cloacas de España, van encaminadas a sabotear el independentismo. Denigrando instituciones y personalidades catalanes (Mas, la familia Pujol, etc...) pretenden destruir los anhelos de justicia y libertad, y las ansias de plena soberanía del pueblo catalán y ocultar o difuminar la porquería que reina en España. Pero... ¡Ah, repámpanos!. La verdad no la altera ni la peste y ni el estiércol que tan pertinazmente vierten desde el entramado estatal sobre y contra Catalunya, pues el vendaval desatado devuelve la porquería y el hedor putrefacto sobre quien lo lanza, al punto de partida. Y así, se evidencia la auténtica lacra de corrupción de toda índole que se ha  enseñoreado de este malhadado Estado. No debe olvidarse que hasta el presente, Catalunya sigue unida a España y consecuentemente, la corrupción catalana es la corrupción española, y viceversa. Las leyes e instituciones españolas que deberían regular, controlar y perseguir los excesos cometidos, han fracasado estrepitosamente. Es el precio que pagamos todos los ciudadanos desde la lejana, glorificada y nefasta transición, hasta nuestros días. De la dictadura a la democracia española, sin solución de continuidad. De la corrupción franquista a la corrupción democrática. El lector podrá hallar cumplida exposición de este maldito tránsito en varios de mis escritos. Por ejemplo, el publicado el 10 de noviembre de 2011, bajo el título de El ave Fénix, el pulpo y el Movimiento Nacional.

La corrupción acapara los titulares de la prensa española e internacional. Mariano Rajoy se halla en el punto de mira de los medios europeos y americanos. Y lo más significativo es que su nombre aparece asociado a conceptos como incompetencia y corrupción. Del Estado, del Madrid oficial, del Partido Popular e incluso de su propia persona. La imagen exterior (e interior) de España carece de credibilidad y se halla notablemente maltrecha. Fundida en negro. No ayuda precisamente a mejorar esta percepción, la recrudecida e interminable guerra entre El País y El Mundo. Ambos periódicos denuncian las corrupciones de los otros, se pisan las exclusivas, lanzan puyas, esparcen rumores y hacen mofa y befa del enemigo, a la espera de destruirle o al menos de humillarle. "Pedro J. está rabioso", se jactan desde El País, después que el rabioso manifestara en twitter que "sabía que si pedía prisión provisional para Bárcenas, los papeles se los daría a otros que lo tratasen mejor". Recordemos que este individuo se hizo el chulo después de los comicios catalanes alardeando de "haber ganado El Mundo las elecciones". La patología que delata la soberbia de Pedro J. no es otra que una profunda y evidente ictericia, pues el amarillenismo le sale hasta de las orejas. ¿Como puede sentirse orgulloso de la caza desatada contra la familia Pujol?. Según su opinión, todos los Pujol son merecedores de ser investigados, perseguidos, vilipendiados y condenados por corrupción, antes que la justicia decida si deben ser imputados formalmente por haber cometido algún delito. ¿Como puede vanagloriarse de haber manipulado las pasadas elecciones catalanas?. ¿Como y donde quedan sus principios democráticos?. ¿Como puede servirse de informes apócrifos, de policías anónimos y de habladurías callejeras como fuentes de supuesto periodismo de investigación?. Lo peor es que persigue boicotear el proceso soberanista catalán (esta es la secreta intención), a base centrar sus inmisericordes ataques sobre personas que se supone son merecedoras de la presunción de inocencia. De momento, su único delito ha sido posicionarse directa o indirectamente a favor del proceso soberanista catalán. Pero el fracaso de esta perversa estrategia está cantado. ¿Como se puede ser tan tonto al suponer que matando a Mas y a la familia Pujol, detendrá el proceso independentista?. Un millón y medio de manifestantes catalanes el 11 de septiembre, dos millones cien mil de votantes el 25 de noviembre, evidencian la estupidez de las pretensiones nacional-españolistas que obnubilan el entendimiento de políticos y periodistas de la España de Mariano Rajoy.

La hecatombe económica, el desastre institucional, el galopante desempleo, la catástrofe territorial, la corrupción generalizada y la independencia de Catalunya no permiten vislumbrar soluciones a corto y medio plazo para España. A pesar que influyentes periodistas -nuevamente desde El Mundo- apuestan decididamente por el retorno de José Maria Aznar López a la presidencia. ¿En calidad de nuevo salvador, de caudillo del siglo XXI, tal vez?. Desgraciadamente, volver la vista atrás no solucionará nada. Generalmente, la nostalgia es agridulce. En este caso, muy amarga. No se olvide que el adagio "cualquier tiempo pasado fue mejor" forma parte de las Coplas por la Muerte de su Padre, de Jorge Manrique (1440-1479, político, militar y escritor español). Decididamente, es preferible encarar el futuro con determinación y esperanza antes que con nostalgia del pasado. Combatir la realidad del presente mediante descalificaciones (la fundación Francisco Franco afirma que el Parlamento catalán es liliputiense y estrambótico), o vulgares insultos (el secretario general de CDC es calificado de sinvergüenza por El Mundo), cuando se producen hechos que no gustan a los españolistas, no conduce precisamente a solucionar la crisis general, integral y trasversal que afecta a España. Ya no cuela el mantra tan castizo que califica Catalunya y a los catalanes de pantanal de omertà y de mafiosos sicilianos. O a "los Pujol", como si de "los Soprano" se tratara. Entre otras razones porque por el momento no han sido imputados ninguno de ellos, a pesar de la reiteradas e inconsistentes denuncias de la caverna mediática madrileña. Incluso uno de los actores principales del caso de las ITV, Sergi Pastor, detenido e imputado por tráfico de influencias, ha declarado recientemente que "he fabulado sobre mi relación con Oriol Pujol" (El Periódico, 8/2/13).

El Portavoz del Gobierno catalán se declara estupefacto por el caso de espionaje a Camacho. La Vanguardia denuncia que las escuchas telefónicas son generalizadas desde hace años en Catalunya. Otros medios revelan que los espías del CNI español tienen pinchados miles de teléfonos de destacadas personalidades catalanas. La prensa de Madrid acusa a la sociedad catalana de ser un pantano de corrupción. Otros (Margallo, Vázquez, Pedro J., Inda...) acusan a los catalanistas de nazionalistas. Algunos populistas (UPyD, Ciudadanos) se declaran amantes de la libertad y se consideran anti-nacionalistas, pero niegan el derecho a decidir de los catalanes, a golpe de pétrea Constitución, al tiempo que se muestran como recalcitrantes nacionalistas españoles. El gobierno de Rajoy prosigue su política recentralizadora, anti-catalana y rotundamente autoritaria. Y el PSOE, ni es federal, ni es socialista, ni está a favor de los obreros. Supongo que ante este panorama, la estupefacción del Govern dará paso a una reacción acelerada hacia la independencia. Continuar como hasta ahora, aboca a Catalunya al más profundo de los abismos. Es necesario, es urgente, es inevitable, alcanzar cuanto antes la plena soberanía de nuestra nación.

"No entiendo por qué algunos quieren privar a los catalanes de España", se pregunta Mariano Rajoy Brey, presidente del Gobierno de España. "La mayoría de catalanes no quieren la independencia", se permite afirmar temerariamente. A la pregunta de si podrá mantener Catalunya dentro de España, responde voluntariosamente "sí, no se preocupe que sí". La respuesta a la primera pregunta es obvia: "Para alcanzar la luz y renovar las esperanzas". A la segunda afirmación cabe responder, ¿Porqué no lo pregunta?. En cuanto a la tercera, ¿Acaso utilizará la violencia para retenernos?.

España está fundida en negro. Y Catalunya no lo acepta. Nosotros tenemos esperanza en el futuro. Nos vemos capaces de sobreponernos a la crisis económica y social que padecemos a consecuencia de la dependencia actual de España. Combatiremos la corrupción heredada con leyes catalanas, con nuestros propios medios. Y como efectos colaterales pero positivos, nos libraremos para siempre de las vesanias, falacias, manipulaciones, mentiras y mala leche de la Caverna Mediática Madrileña, de las malolientes cloacas del Estado y de determinados políticos y partidos españoles, cuya razón de ser es única y exclusivamente mantener sus privilegios y prebendas por encima de los intereses de los infortunados ciudadanos españoles. Catalunya y los catalanes seremos independientes más pronto que tarde. Esperemos que los españoles sigan el ejemplo y alcancen la libertad y su propia independencia de las clases dirigentes que actualmente les humillan y explotan. Lo antes posible. Ambas independencias son un ferviente deseo y en el caso de Catalunya una ineludible y premiosa necesidad.






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