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divendres, 14 de desembre del 2012

"LADRAN SANCHO, SEÑAL QUE CABALGAMOS".

La realidad hace abrir los ojos al más terco de los tozudos. El ciego voluntario es aquel que se empeña en no reconocer la verdad aunque esta sea tan evidente, como persistente e inalterable. El inefable castellano viejo que responde por el nombre de José María y que se apellida Aznar López, prototipo de hidalgo español, ex-presidente del Gobierno, actual patrón de la FAES y significada e influyente figura del Partido Popular, acaba de abrir los ojos e intenta que los suyos hagan lo mismo. "No sé por qué se han hecho lecturas tan optimistas del resultado de las elecciones catalanas", espeta en una entrevista de la cadena de radio más católica, apostólica y romana que existe: la COPE. Con tono severo, sin apenas mover los labios, ceño fruncido y rebosante de acritud y altanería, intenta que el partido conservador bajo la dirección del actual presidente, el silente ausente Mariano Rajoy Brey, no se aparte lo más mínimo del camino trazado desde el think tank ultra-nacionalista, que inspira y marca la política de los nacional-conservadores hispanos y por tanto del Partido Popular, único sostén del desnortado Gobierno de España. Parece que al fin se muestran dispuestos a reconocer que las fuerzas soberanistas catalanas cosecharon una rotunda y apabullante victoria -87 de 135 escaños- en las pasadas elecciones catalanas. Para desgracia de los unionistas, el proceso catalán continua imparable con renovadas fuerzas y entusiasmo. En consecuencia, cabe esperar el vertiginoso incremento de las pendencias castellanas contra Catalunya.

No solo los políticos populares empiezan a entreabrir los ojos -y la mente- ante la realidad. También lo hacen los militares. Así lo delata el ruido de sables que comienza a oírse insistentemente entre algunos miembros -en la reserva o en activo- de la temible cofradía armada. Bueno será recordar que los ciudadanos civiles nos hallamos totalmente indefensos -y desarmados- ante las amenazas que profieren sin vergüenza ni rubor alguno, desde un determinado fórum militar. Ya antes de las elecciones se advertía que "no habrá ninguna Catalunya fuera de España, a menos que CiU y su camarilla ganen una maldita guerra... algo que no vislumbro". Alguien que firmaba como general Agualongo, admitía ser partidario de la aplicación inmediata de la Constitución y de la disolución de la Generalitat, manu militari si fuera necesario. Otro cofrade se preguntaba, entre curioso y enojado: "¿tendrán los catalanistas los atributos necesarios para profanar la bandera delante de la legión, o como los mariconazos de sus abuelos huirán para Francia?". Incluso se permitieron hacer gala sin complejos de las inclinaciones claramente xenófobas e indudablemente clasistas que profesan algunos partícipes en este animado debate: "catalufos, a mi entender, son mis tíos, que llevaban meses viviendo en Catalunya y ya volvían al terruño pronunciando como si hubieran nacido en el Maresme y fueran señoritos de postín cuando unos fueron a limpiar mierda y otras fueron a limpiar bajos". 

Todos estos exabruptos e insultos podrían ser considerados como meramente anecdóticos, pero en realidad son terriblemente agresivos y amenazantes. Así debe considerarlo en teniente general retirado, Pedro Pitarch, que en una reciente entrevista a El Confidencial  advierte que algunos militares quieren intervenir Catalunya. Declara que "los meses anteriores al 23F me había encontrado con una situación similar a la actual". "Algunos militares instan públicamente a romper la disciplina y el ordenamiento legal a través de las redes sociales y forums de opinión militares", señala alarmado."Circulan mensajes, fotos y documentos en el ambiente militar que incitan a saltarse leyes y la normativa vigente", alerta. "El perverso espíritu que animó el intento de golpe de estado del 23F parece seguir latente y aflora a la menor ocasión", escribe en el artículo colgado en su propio bloc, bajo el título "¿Latente 23F?".

Lamentablemente, no solo en ambientes castrenses se defienden opiniones favorables al decimonónico espíritu golpista, tan arraigado entre algunos militares españoles. En una tertulia de la cadena integrista 13TV -muy próxima a la conferencia episcopal española, como la COPE-, una periodista abandonó indignada el plató televisivo después de que el presentador Alfonso Merlos y el general en la reserva Manuel Fernández-Monzón de Altoaguirre, defendieran posturas golpistas. Tanto el presunto periodista como el veterano militar dejaron claro que "irían a la guerra por defender la unidad de España". "El ejército está para defender la unidad de España". La tertuliana en cuestión recordó que los militares deben obedecer al gobierno, y el ex-general respondió que la Constitución española encomienda al ejército garantizar "la unidad de la Nación, pero la constitución no dice a iniciativa de quién". Ante tamaño desvarío  la tertuliana se levantó y se despidió apresuradamente: "Me voy. No puedo estar en una mesa donde se están defendiendo posiciones pro golpistas".

Por su parte, El Mundo prosigue su campaña contra la familia Pujol, contra Mas y contra CiU. Supuestas cuentas bancarias en Suiza de 130 millones €, cobro de comisiones millonarias por propiciar deslocalizaciones empresariales, vínculos espurios con el convicto Javier de la Rosa, los Ferrari y Lamborghini  propiedad de Oriol Pujol, etc... Por lo visto, Pedro J. Ramirez no conoce la moraleja que encierra el cuento El pastorcillo mentiroso. En resumen, Pedro el pastorcillo travieso, de tanto gritar ¡que viene el lobo! sin motivo, agotó la credibilidad entre los suyos y  cuando realmente apareció el lobo nadie le creyó. Es lo que le sucede en la actualidad al otro Pedro, a Pedro J. Ramirez. Como máximo responsable de un periódico supuestamente serio, El Mundo -que se está precipitando inevitablemente hacia el más puro amarillismo-, con la publicación de las continuas falacias sobre Catalunya y algunas personalidades catalanas (con el único objetivo de desprestigiar al soberanismo), su credibilidad está desapareciendo a marchas forzadas; deviene nula. Máxime si tenemos en cuenta las falsedades defendidas sobre la fantasmagórica trama etarra del 11M, o las que persistentemente vierte contra la  inexistente persecución del castellano en Catalunya. Esta última falacia, empero, ha cosechado un indudable éxito entre la incauta ciudadanía española en general, y especialmente entre algunos destacados políticos que pululan entre la fauna hispana, en particular.

Ruido de sables, panfletos amarillentos y declaraciones públicas de responsables políticos, más propias de deleznables personajillos incultos, soeces y malvados, que de personas inteligentes, cabales y honestas. Esta es la algarabía que bulle entre los nacional-españolistas hoy en día. La última y más gorda -a parte de las de Wert- la ha proferido Francisco Vázquez, socialista católico practicante, ex-alcalde de la Coruña, ex-embajador en el Vaticano y españolísimo de pro. "No existe ninguna diferencia entre un judío con estrella amarilla perseguido por los nazis y un niño catalán castigado por hablar en castellano en el patio del colegio. No existe diferencia, es una opresión". La convicción que muestra este ex-embajador es fruto no solo de la ignorancia o estupidez. También es el resultado de la mala fe que le obnubila la razón. Es lo que tiene basar la información sobre lo que ocurre en Catalunya en panfletos como El Mundo, antes de intentar, por lo menos, beber de fuentes más fiables y próximas a la realidad catalana. No por repetir una noticia falsa mil veces, esta resulta cierta, a pesar de Goebbels y de Pedro J. Es lo mismo que le ocurre al ministro Wert, empeñado en seguir el dictado de la FAES hasta sus últimas consecuencias. El resultado: la insumisión total del mundo educativo y político; y en general, de los ciudadanos catalanes. Las mentiras y falacias es lo que tienen: no es necesario creerlas ni acatarlas. Son meras falsedades. Como el borrador Wert sobre la LOMCE. ¿O tal vez se trata del borrador Aznar y la FAES?. En cualquier caso,  la LOMCE es un subproducto cargado de prejuicios, elitista, partidista, adoctrinador y castrador,  encaminado al más rotundo fracaso, a pesar de ser concebido por unos pseudointelectuales con pretensiones pedagógicas y costreñimiento mental crónico.

Esta es la realidad actual que mueve los andares y haceres de la España unionista. El anhelo de independencia de Catalunya deviene pesadilla para los nacionalistas españoles. Al despertar de la errónea ensoñación del pasado 25N, se percatan que Catalunya y los catalanes proseguimos imparablemente nuestro camino. Nos mostramos dispuestos a vencer todas las amenazas ya sean militares o civiles, todas las falsedades que predican, toda la mierda que intentan echarnos encima. Los insultos y exabruptos que nos lanzan inmisericordemente, nos resbalan y nos fortalecen. Sus parciales leyes y jueces no lograrán que desfallezcamos. La petrificada Constitución española, que ya no cobija a Catalunya y a los catalanes, está superada por la realidad cotidiana. Ni siquiera la morosidad que el Gobierno de España tiene con la Generalitat -más de 8.600 millones de € acumulados en los últimos años- hará que desistamos en nuestro objetivo de libertad y prosperidad. Somos plenamente conscientes que cada año salen de los bolsillos catalanes, además, entre 16.000 y 18.000 millones de € que no tienen retorno alguno. Sabemos que caso de no poner fin a este insostenible expolio fiscal, Catalunya se consumirá como lo hace el Cirio Pascual al cabo del año. El problema para Catalunya es España y la supervivencia, la independencia.

"Ladran Sancho, señal que cabalgamos". Esta frase atribuida a Don Quijote es perfectamente aplicable a los catalanes. ¿Los nacionalistas españoles amenazan, insultan, manipulan y mienten?. Señal que vamos por el buen camino. Y lo mejor es que no tienen argumentos válidos contra la independencia de Catalunya..... ¡Que sigan ladrando!... Nosotros continuaremos cabalgando tranquilamente.

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