Las sutilezas de los unionistas nos están llevando hacia una especie de callejón sin salida. Porque, ¿es o no es un callejón sin salida pedir sentarse en una mesa de diálogo donde una de las partes no quiere hablar de aquello que quiere plantear la otra parte?. ¿Es o no es un callejón sin salida pedir que se aplique una amnistía a los presos políticos cuando la otra parte no reconoce la existencia de presos y exiliados, o ni siquiera la injusticia de su encarcelamiento?. ¿Es o no absolutamente inútil pedir la celebración de un referéndum de autodeterminación cuando por activa y por pasiva siempre se ha dicho que esto no ocurrirá jamás en el reino donde nunca se ponía el Sol?. ¿Qué sentido tiene pedir que se detenga la persecución y represión que sufren los independentistas si cada día que pasa se incrementan las actuaciones disparatadas de la fiscalía, el Tribunal de Cuentas, la Junta electoral, la policía y la judicatura contra las legítimas acciones políticas emprendidas por los independentistas?.
Ahora vienen las sutilezas. La parte castellana quiere usar la mesa de diálogo para dividir el independentismo entre pragmáticos y radicales, para negociar los presupuestos del Estado, para inspirar una enésima reforma del estatuto de autonomía y en definitiva, para imponer el encaje definitivo de Cataluña dentro de España, aunque sea con fórceps, . El gobierno más progresista de coalición que nunca ha existido en España quiere que renunciamos a la independencia y al derecho de autodeterminación -que es tanto como pedir que renunciamos a la libertad y la democracia- y que nos sometamos sin rechistar a su Constitución. Es decir, quiere cambiarlo todo para que nada cambie.
En cuanto a los presos y exiliados, como sea que el Gobierno dice respetar la división de poderes y acata las resoluciones de la judicatura, se encuentra atado de pies y manos y, como mucho, se aviene a proponer un cambio legislativo en el delito de sedición que pueda beneficiar a los condenados, por aquello de los efectos retroactivos que favorezcan a los convictos sentenciados. Además, dicen que la amnistía no está recogida en las leyes españolas. Por tanto, ni amnistía, ni tercer grado penitenciario, ni anulación del juicio puesto que el Gobierno respeta las decisiones de los jueces y fiscales, a pesar de que no hace mucho, Pedro Sánchez preguntó retóricamente a un entrevistador de TVE con la ya famosa frase bastante aclaratoria de qué tipo de Estado de derecho es España: ¿De quién depende la fiscalía ....?. Y no olvidemos que son los socialistas y los conservadores los que eligen y nombran la cúpula judicial que a la vez nombra a los jueces y magistrados más cercanos y afines a los partidos de izquierdas o derechas y a menudo son, además, de tradición desvergonzadamente nacional-católica. A esto le llaman independencia judicial y separación de poderes.....
Si alguien pretende hablar de referéndum de autodeterminación con los partidos de ámbito estatal -ellos se dicen de ámbito nacional-, sepa que el derecho a decidir sobre todo no significa derecho a decidir sobre la sagrada unidad de la patria una, grande y libre. Ni sobre la monarquía, por más corrupta que sea y deslegitimada esté. ¡Puesto que hacerlo no es constitucional!. Hablar de derecho de autodeterminación es como hablar de la inmortalidad del cangrejo de río. Absolutamente inútil, yermo, estéril...... Por más que se apele a los principios democráticos, a los derechos humanos o la justicia universal, España se cree por encima de estas naderías. La pétrea Constitución no lo permite y además, las fuerzas armadas tienen el encargo constitucional de defender la integridad territorial del estado con lo que haga falta y a cualquier precio. ¡Y punto!.
En cuanto a la persecución judicial, fiscal, policial y financiera a la que están sometidos los políticos y exiliados independentistas, como sea que hay separación de poderes cesarán en cuanto concluya la Causa General contra Cataluña, iniciada por las más altas instituciones de España con la inestimable colaboración de las ratas que pululan en las cloacas de este estado. Es decir, cuando la venganza siciliana contra el independentismo haya alcanzado su objetivo y satisfecho y complacido a los poderes fácticos y las instituciones que encarnan la esencia de España.
Como se puede ver las sutilezas de las instituciones españolas no son tal. Van al grano y hasta las últimas consecuencias. A pesar del viejo e histórico dicho castellano "Que se consigna el efecto sin que se note el cuidado". Ahora ya les da igual que se note el cuidado.....
Lo que verdaderamente sucede es que algunos independentistas quieren ver matices donde no los hay. Se hacen falsas ilusiones y pecan de un exceso de buena fé. Prefieren agarrarse a un clavo ardiendo antes de aceptar su impotencia sobrevenida, producto de la realidad que padecemos. Ahora me dedico a ensanchar la base independentista, pido amnistía pero me conformaría con el indulto o el tercer grado, apelo al republicanismo e izquierdismo del gobierno más progresista de la historia de España, coqueteo con la formación de un nuevo tripartito, me aproximo a Los Comunes porque dicen que son soberanistas y de izquierdas y me alejo de otros partidos independentistas porque son de derechas, o de centro, o demasiado radicales, o asamblearios, o están manchados por antigua corrupción. Al fin y al cabo, considero compañeros de viaje independentistas como enemigos, no como adversarios políticos. Otros prefieren marear la perdiz hablando de nuevos partidos, de resurgimiento y consolidación de liderazgos, o hablar mal y criticar a otros independentistas, sacudiéndose de encima las cargas de la historia heredada que tanto les pesa. Y por encima de todo, todo el mundo implora la convocatoria de una mesa de negociación .... ¡que saben que no servirá para nada!. Porqué caso de sentarse frente la parte española, esta toreará a los independentistas pragmáticos como Manolete hacía con un Miura de más de media tonelada de peso.
¡España y los toros!. Una auténtica metáfora de qué es el Estado profundo e inmemorial español. De ahora y de siempre. Arte, bestialidad, soberbia, engaño y muerte. Dominan el arte de la imposición, del autoritarismo, de la intolerancia y de la impostura como nadie. No les tiemblan las manos cuando utilizan la violencia contra aquello que no les acaba de convencer o, sencillamente, no les gusta. La prueba más evidente la encontramos el uno y tres de octubre de 2017 o en octubre de 2019 -y en otros hitos de la historia española, ciertamente-, con la brutalidad desplegada antes y después de la sentencia del juicio-farsa celebrado en el Tribunal Supremo. La furia y el odio están por encima de la razón e incluso de la Justicia. Por ello la corrida debe terminar con la muerte del toro, después de haberlo torturado. Y por si no fuera suficiente, le cortan las orejas y la cola como símbolo de supremacía esperpéntica sobre un desgraciado ser vivo, ya aniquilado. El falso orgullo y la soberbia dominan su talante aunque a menudo incurriendo en el esperpento y el ridículo más espantosos. No tienen remordimientos cuando engañan a los ciudadanos prometiendo apoyar estatutos aprobados en referéndum o cuando roban recursos ahorrados por los ayuntamientos, o expolian los impuestos de los catalanes en nombre de una falsa solidaridad interterritorial, o cuando el Tribunal Constitucional se pasa por el forro el resultado de un referéndum que aprobó un texto estatutario, a pesar de haber sido previamente cepillado en las Cortes españolas...... ¡España y la sangre!. ¡Y la injusticia!. ¡Y la brutalidad!. ¡Y la venganza!. ¡Y la violencia!. ¡Y la tortura!. ¡España y los toros!.
El Estado español no es sutil ni retorcido. ¡Es claro y castellano!. ¡Es diáfano y contundente!. Y aquellos atemorizados ciudadanos que se aferren a una inexistente sutileza para no ver la realidad, están condenados a que el matador les clave la puntilla para rematarlos. Lo único que nos queda a los demócratas catalanes es la unilateralidad. Es desobedecer sus leyes y Constitución. Es no reconocer su justicia. Es defendernos de la represión y persecución de su fiscalía y policía. Es no jugar el juego que nos proponen puesto que su baraja tiene las cartas marcadas. Es no dejarnos levantar nunca más la camisa para que no nos la roben. Es no pagar impuestos a Madrid porque se los quedan en nombre de una falsa solidaridad que reparten arbitrariamente a su antojo un grupo de sátrapas. Es no volver a poner más la otra mejilla para que no nos partan la cara. Es no entrar en negociaciones estériles para hablar de indultos, reducción de penas o tercer grado puesto que es aceptar la legitimidad de sentencias injustas impuestas a los presos políticos, o la persecución encarnizada de los exiliados y de cientos de ciudadanos y electos, incansablemente perseguidos por la policía y la fiscalía en nombre de la santa inquisición castellana. Es no pedir hacer un referéndum que sólo serviría para consultar si queremos federalismo o autonomismo de medio pelo pero no para votar independencia. Es no fiarnos de las buenas palabras e intenciones de un estado trilero y en franca descomposición.
El estado español sólo se dará por enterado si recibe una cornada del toro catalán que quiere torear y humillar, como siempre ha hecho a base de trampas, chanchullos y triquiñuelas. Sólo si somos como un toro que no se resigna a morir por la estocada de un torero decrépito y pasado de moda, sólo entonces seremos auténticamente libres y soberanos.....
Ahora vienen las sutilezas. La parte castellana quiere usar la mesa de diálogo para dividir el independentismo entre pragmáticos y radicales, para negociar los presupuestos del Estado, para inspirar una enésima reforma del estatuto de autonomía y en definitiva, para imponer el encaje definitivo de Cataluña dentro de España, aunque sea con fórceps, . El gobierno más progresista de coalición que nunca ha existido en España quiere que renunciamos a la independencia y al derecho de autodeterminación -que es tanto como pedir que renunciamos a la libertad y la democracia- y que nos sometamos sin rechistar a su Constitución. Es decir, quiere cambiarlo todo para que nada cambie.
En cuanto a los presos y exiliados, como sea que el Gobierno dice respetar la división de poderes y acata las resoluciones de la judicatura, se encuentra atado de pies y manos y, como mucho, se aviene a proponer un cambio legislativo en el delito de sedición que pueda beneficiar a los condenados, por aquello de los efectos retroactivos que favorezcan a los convictos sentenciados. Además, dicen que la amnistía no está recogida en las leyes españolas. Por tanto, ni amnistía, ni tercer grado penitenciario, ni anulación del juicio puesto que el Gobierno respeta las decisiones de los jueces y fiscales, a pesar de que no hace mucho, Pedro Sánchez preguntó retóricamente a un entrevistador de TVE con la ya famosa frase bastante aclaratoria de qué tipo de Estado de derecho es España: ¿De quién depende la fiscalía ....?. Y no olvidemos que son los socialistas y los conservadores los que eligen y nombran la cúpula judicial que a la vez nombra a los jueces y magistrados más cercanos y afines a los partidos de izquierdas o derechas y a menudo son, además, de tradición desvergonzadamente nacional-católica. A esto le llaman independencia judicial y separación de poderes.....
Si alguien pretende hablar de referéndum de autodeterminación con los partidos de ámbito estatal -ellos se dicen de ámbito nacional-, sepa que el derecho a decidir sobre todo no significa derecho a decidir sobre la sagrada unidad de la patria una, grande y libre. Ni sobre la monarquía, por más corrupta que sea y deslegitimada esté. ¡Puesto que hacerlo no es constitucional!. Hablar de derecho de autodeterminación es como hablar de la inmortalidad del cangrejo de río. Absolutamente inútil, yermo, estéril...... Por más que se apele a los principios democráticos, a los derechos humanos o la justicia universal, España se cree por encima de estas naderías. La pétrea Constitución no lo permite y además, las fuerzas armadas tienen el encargo constitucional de defender la integridad territorial del estado con lo que haga falta y a cualquier precio. ¡Y punto!.
En cuanto a la persecución judicial, fiscal, policial y financiera a la que están sometidos los políticos y exiliados independentistas, como sea que hay separación de poderes cesarán en cuanto concluya la Causa General contra Cataluña, iniciada por las más altas instituciones de España con la inestimable colaboración de las ratas que pululan en las cloacas de este estado. Es decir, cuando la venganza siciliana contra el independentismo haya alcanzado su objetivo y satisfecho y complacido a los poderes fácticos y las instituciones que encarnan la esencia de España.
Como se puede ver las sutilezas de las instituciones españolas no son tal. Van al grano y hasta las últimas consecuencias. A pesar del viejo e histórico dicho castellano "Que se consigna el efecto sin que se note el cuidado". Ahora ya les da igual que se note el cuidado.....
Lo que verdaderamente sucede es que algunos independentistas quieren ver matices donde no los hay. Se hacen falsas ilusiones y pecan de un exceso de buena fé. Prefieren agarrarse a un clavo ardiendo antes de aceptar su impotencia sobrevenida, producto de la realidad que padecemos. Ahora me dedico a ensanchar la base independentista, pido amnistía pero me conformaría con el indulto o el tercer grado, apelo al republicanismo e izquierdismo del gobierno más progresista de la historia de España, coqueteo con la formación de un nuevo tripartito, me aproximo a Los Comunes porque dicen que son soberanistas y de izquierdas y me alejo de otros partidos independentistas porque son de derechas, o de centro, o demasiado radicales, o asamblearios, o están manchados por antigua corrupción. Al fin y al cabo, considero compañeros de viaje independentistas como enemigos, no como adversarios políticos. Otros prefieren marear la perdiz hablando de nuevos partidos, de resurgimiento y consolidación de liderazgos, o hablar mal y criticar a otros independentistas, sacudiéndose de encima las cargas de la historia heredada que tanto les pesa. Y por encima de todo, todo el mundo implora la convocatoria de una mesa de negociación .... ¡que saben que no servirá para nada!. Porqué caso de sentarse frente la parte española, esta toreará a los independentistas pragmáticos como Manolete hacía con un Miura de más de media tonelada de peso.
¡España y los toros!. Una auténtica metáfora de qué es el Estado profundo e inmemorial español. De ahora y de siempre. Arte, bestialidad, soberbia, engaño y muerte. Dominan el arte de la imposición, del autoritarismo, de la intolerancia y de la impostura como nadie. No les tiemblan las manos cuando utilizan la violencia contra aquello que no les acaba de convencer o, sencillamente, no les gusta. La prueba más evidente la encontramos el uno y tres de octubre de 2017 o en octubre de 2019 -y en otros hitos de la historia española, ciertamente-, con la brutalidad desplegada antes y después de la sentencia del juicio-farsa celebrado en el Tribunal Supremo. La furia y el odio están por encima de la razón e incluso de la Justicia. Por ello la corrida debe terminar con la muerte del toro, después de haberlo torturado. Y por si no fuera suficiente, le cortan las orejas y la cola como símbolo de supremacía esperpéntica sobre un desgraciado ser vivo, ya aniquilado. El falso orgullo y la soberbia dominan su talante aunque a menudo incurriendo en el esperpento y el ridículo más espantosos. No tienen remordimientos cuando engañan a los ciudadanos prometiendo apoyar estatutos aprobados en referéndum o cuando roban recursos ahorrados por los ayuntamientos, o expolian los impuestos de los catalanes en nombre de una falsa solidaridad interterritorial, o cuando el Tribunal Constitucional se pasa por el forro el resultado de un referéndum que aprobó un texto estatutario, a pesar de haber sido previamente cepillado en las Cortes españolas...... ¡España y la sangre!. ¡Y la injusticia!. ¡Y la brutalidad!. ¡Y la venganza!. ¡Y la violencia!. ¡Y la tortura!. ¡España y los toros!.
El Estado español no es sutil ni retorcido. ¡Es claro y castellano!. ¡Es diáfano y contundente!. Y aquellos atemorizados ciudadanos que se aferren a una inexistente sutileza para no ver la realidad, están condenados a que el matador les clave la puntilla para rematarlos. Lo único que nos queda a los demócratas catalanes es la unilateralidad. Es desobedecer sus leyes y Constitución. Es no reconocer su justicia. Es defendernos de la represión y persecución de su fiscalía y policía. Es no jugar el juego que nos proponen puesto que su baraja tiene las cartas marcadas. Es no dejarnos levantar nunca más la camisa para que no nos la roben. Es no pagar impuestos a Madrid porque se los quedan en nombre de una falsa solidaridad que reparten arbitrariamente a su antojo un grupo de sátrapas. Es no volver a poner más la otra mejilla para que no nos partan la cara. Es no entrar en negociaciones estériles para hablar de indultos, reducción de penas o tercer grado puesto que es aceptar la legitimidad de sentencias injustas impuestas a los presos políticos, o la persecución encarnizada de los exiliados y de cientos de ciudadanos y electos, incansablemente perseguidos por la policía y la fiscalía en nombre de la santa inquisición castellana. Es no pedir hacer un referéndum que sólo serviría para consultar si queremos federalismo o autonomismo de medio pelo pero no para votar independencia. Es no fiarnos de las buenas palabras e intenciones de un estado trilero y en franca descomposición.
El estado español sólo se dará por enterado si recibe una cornada del toro catalán que quiere torear y humillar, como siempre ha hecho a base de trampas, chanchullos y triquiñuelas. Sólo si somos como un toro que no se resigna a morir por la estocada de un torero decrépito y pasado de moda, sólo entonces seremos auténticamente libres y soberanos.....
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