Esta noche he soñado. Hasta aquí, normal. Cada noche lo hago aunque casi siempre me olvido de lo que sueño. Pero de este sueño me acuerdo perfectamente. Al principio leía y escribía algunos comentarios de estos que hacemos en facebook o twitter sobre noticias o pensamientos que colgamos en nuestro muro y compartimos con nuestros amigos. Escribíamos y opinábamos alegremente sobre la independencia de Catalunya. Sobre el cómo, el cuándo y el porqué. Todos coincidíamos, empero, que la teníamos muy cerca.....
Poco a poco algunos comentarios se iban tornando más agrios, menos alegres. Más grises y desesperanzadores. Algunos aludían a la DUI exigiendo su realización o para condenarla, otros hablaban del proceso o del referéndum a favor o en contra, había quien defendía hacer una especie de revolución social inaplazable y prioritaria, mientras que unos cuantos pedían ruidosas movilizaciones ciudadanas, huelgas generales a mansalva y enfrentamientos a diestro y siniestro con todo el mundo. Todos parecían querer la independencia pero nadie quería hacerla de la misma manera y acompañado de los otros..... Incluso había quien defendía que lo mejor sería negociar con Madrit y pactar una consulta, modificar la sagrada constitución española o seguir mareando la perdiz indefinidamente. Pero las críticas, los reproches y los insultos más amargos iban dirigidos mayoritariamente a los otros independentistas, no contra los españolistas. A los unionistas los he soñado riéndose y jaleando desenfrenadamente ante el espectáculo que dábamos los soberanistas.
Unos eran acusados despectivamente de procesistas mientras que estos tildaban a aquellos de botiflers. Los más exaltados recibían el calificativo de revolucionarios de pacotilla anacrónicos y los más timoratos de pusilánimes asustados..... Traidores, españolistas, unionistas inconfesos o renegados eran algunos de los epítetos que nos lanzábamos los unos contra los otros. A pesar de que todos queríamos la independencia de Catalunya.
Hacia el final del sueño, un siniestro personaje escondido en la penumbra lanzó una estentórea carcajada mientras, a duras penas, mascullaba con voz ronca, adusta y cervantina: "Antes se romperá Cataluña que España".
¡El sueño se había transformado en pesadilla!. ¡No pude continuar....!. ¡Mierda!. Desperté. Empapado en sudor y con la garganta seca, a duras penas pude incorporarme mientras se me escapaba con voz trémula: "!Maldita sea!. Acabará teniendo razón el enjuto hidalgo castellano....".
Solo fracasaremos si nos vamos haciendo la guerra entre nosotros. No quiero dar la razón a Aznar. No quiero ser súbdito de un Borbón. No quiero que los insultos más lacerantes provengan de aquellos que quieren lo mismo que quiero yo. Me bastan con los que me dedican los nacionalistas españoles.....
Yo quiero la independencia. ¡Por encima de todo!.
Poco a poco algunos comentarios se iban tornando más agrios, menos alegres. Más grises y desesperanzadores. Algunos aludían a la DUI exigiendo su realización o para condenarla, otros hablaban del proceso o del referéndum a favor o en contra, había quien defendía hacer una especie de revolución social inaplazable y prioritaria, mientras que unos cuantos pedían ruidosas movilizaciones ciudadanas, huelgas generales a mansalva y enfrentamientos a diestro y siniestro con todo el mundo. Todos parecían querer la independencia pero nadie quería hacerla de la misma manera y acompañado de los otros..... Incluso había quien defendía que lo mejor sería negociar con Madrit y pactar una consulta, modificar la sagrada constitución española o seguir mareando la perdiz indefinidamente. Pero las críticas, los reproches y los insultos más amargos iban dirigidos mayoritariamente a los otros independentistas, no contra los españolistas. A los unionistas los he soñado riéndose y jaleando desenfrenadamente ante el espectáculo que dábamos los soberanistas.
Unos eran acusados despectivamente de procesistas mientras que estos tildaban a aquellos de botiflers. Los más exaltados recibían el calificativo de revolucionarios de pacotilla anacrónicos y los más timoratos de pusilánimes asustados..... Traidores, españolistas, unionistas inconfesos o renegados eran algunos de los epítetos que nos lanzábamos los unos contra los otros. A pesar de que todos queríamos la independencia de Catalunya.
Hacia el final del sueño, un siniestro personaje escondido en la penumbra lanzó una estentórea carcajada mientras, a duras penas, mascullaba con voz ronca, adusta y cervantina: "Antes se romperá Cataluña que España".
¡El sueño se había transformado en pesadilla!. ¡No pude continuar....!. ¡Mierda!. Desperté. Empapado en sudor y con la garganta seca, a duras penas pude incorporarme mientras se me escapaba con voz trémula: "!Maldita sea!. Acabará teniendo razón el enjuto hidalgo castellano....".
Solo fracasaremos si nos vamos haciendo la guerra entre nosotros. No quiero dar la razón a Aznar. No quiero ser súbdito de un Borbón. No quiero que los insultos más lacerantes provengan de aquellos que quieren lo mismo que quiero yo. Me bastan con los que me dedican los nacionalistas españoles.....
Yo quiero la independencia. ¡Por encima de todo!.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada