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dijous, 23 d’abril del 2015

¿DICTACRACIA....?. ¡ESTO YO NO LO QUIERO!!!!

He llegado a una triste convicción: La Unión Europea es un artefacto fracasado y absolutamente pernicioso para los ciudadanos....

Nunca hubiera imaginado que podría escribir algo parecido -¡ni de lejos!- a lo que ahora estoy a punto de exponer. Pero antes de hacerlo conviene que me declare como un firme defensor de la unidad política de Europa. Soy europeista desde siempre. En tiempos de la dictadura y ahora, en plena "dictacracia". Por ello resulta más dolorosa la conclusión a la cual he llegado. El porqué de todo ello es muy fácil de argumentar: La UE se ha convertido en una especie de sociedad mercantil obsesionada en defender los intereses de la banca internacional, de los grandes financieros y de las despiadadas multinacionales, a costa de los derechos -¡y deberes!- de los ciudadanos. Los trabajadores no pueden disfrutar con plenitud de empleo estable y justamente retribuido, en nombre y por culpa de la competitividad y del equilibrio financiero de empresas y países -¡los malditos déficit y deuda públicos!-. La contratación laboral es utilizada como una arma debilitadora y de precarización de los derechos laborales y salariales, para abaratar costes de producción y aumentar los dividendos de los accionistas. Lo gobiernos, controlados por lobbys económicos y organizaciones patronales, se afanan en legislar a favor de las empresas, a la vez que recortan el estado de bienestar y difuminan derechos básicos, como pueden ser los de manifestación, educación, sanidad, libre opinión e información, porque resultan excesivos e insostenibles. Prefieren que las personas que huyen de la miseria, del hambre, la guerra y las injusticias mueran ahogadas en el Mediterráneo, antes que intervenir en los países de origen con recursos humanos y económicos suficientes para intentar resolver o al menos paliar las situaciones y circunstancias que causan esta enorme tragedia, que acontece día tras día.....

Europa ha perdido el alma. Ha perdido la nobleza política, el sentido de justicia y las convicciones democráticas. Parece que ya no tiene valores ni principios. Prevalecen el control del déficit, la flexibilidad laboral y los ajustes -por supuesto, a la baja- del estado de bienestar.... Conceptos como educación, sanidad y pensiones universales casi han pasado a la historia como derechos, para pasar a ser considerados como un caritativo auxilio para la subsistencia. Los derechos básicos son discutidos e incluso recortados por unos gobiernos pusilánimes, entregados en cuerpo y alma a la codicia empresarial y a los intereses económicos con una intensidad digna de los albores del capitalismo más descarnado que jamas se haya conocido. La nueva esclavitud a la cual estamos sometidos los ciudadanos nos conduce hacia una sociedad en la cual la inmensa mayoría se halla sometida a una ínfima pero cada día más rica y prospera minoría.

Y Europa bendice esta situación. Ya sea desde el Banco Central o siguiendo las instrucciones -y los intereses- de la Comisión Europea y de la Alemania de Ángela Merkel, los europeos hemos tenido que ajustarnos el cinturón cada vez más apretado hasta que nos ha cortado la respiración.... Y todo ello para cumplir con las obligaciones dimanadas del déficit y la deuda en poder de la gran banca sistémica -fundamentalmente germana-, siempre respaldada -¡beneficiada!- con el dinero de los impuestos que pagamos todos, desviados desde el estado de bienestar hacia la banca, que en muchos casos se hallaban en bancarrota.

Estas son algunas de las razones -¡existen muchas más!- que me llevan a desear que la amenaza que continuamente profiere el gobierno del Partido Popular -"una Catalunya independiente no permanecerá dentro de la Unión Europea"- se cumpla en todos sus extremos. Es cierto que las afirmaciones populares no resultan creíbles y no se cumplirán por más que lo deseen, ya que son fruto más del vientre que de la razón. Pero también es cierto que Europa ha dejado de ser atractiva para mi. ¡Ya no és lo que era!. Puede que no sea excesivamente beneficioso salir de la UE para las multinacionales, ni para financieros y políticos, pero estoy seguro que lo sería para la mayoría de catalanes. Al fin y al cabo ahora no ganamos nada dentro de la UE, antes al contrario. Incluso con la firma y aplicación del Tratado de Libre Comercio entre la UE y USA -conocido por TTIP-, aun puede pasar que todo vaya hacia peor. Imaginemos que importamos sin querer el estado de bienestar americano -¡en manos privadas!-, o la legislación laboral -¡despido libre!-.... A la demolición de la cultura europea que ya padecemos ahora añadiríamos la imposición del sistema de trabajo americano y un sistema de salud y de pensiones que dejarían de ser universales, es decir nítidamente europeos, para pasar a ser para los que se lo pudieran pagar.....

Definitivamente, mucho habría de cambiar la UE para poder volver a creer en ella. No ayuda mucho la política que siguen algunos gobiernos..... El caso de España es definitorio. Pasamos de la dictadura de Franco a un tipo de monarquía más o menos parlamentaria, hasta llegar a la situación actual donde la corrupción desatada entre las élites dirigentes, singularmente el Gobierno de España y el partido que lo sustenta, nos ha traído lo que yo he calificado como dictacracia, es decir, una perversa combinación de franquismo innato con una especie de parlamentarismo asumido de mala gana, los cuales dan como resultado aquello que desde el Movimiento Nacional definían antes como democracia orgánica. Lo que quiere decir que el príncipe de Salina -il gattopardo- y sus ideas están más vivas que nunca!. En España siempre gira el mundo para que todo vuelva a ser como antes....

Esto yo no lo quiero. ¡Quiero la libertad!!!!.
  




  

dimecres, 15 d’abril del 2015

FORO PUENTE AÉREO Y DEMOCRACIA.



El pasado 13 de abril se ha reunido en Barcelona el plenario del llamado Foro Puente Aéreo -La Santa Alianza-, integrado por directivos y financieros de Barcelona y Madrid de grandes empresas cotizadas en el IBEX 35, el índice de referencia de la Bolsa de España. Líderes de Repsol, ACS, Endesa, Acciona, OHL, Banco de Sabadell.... El motivo de la reunión lo ha revelado El Confidencial Digital -adscrito a la caverna mediática madrileña- con el siguiente titular: "Cumbre empresarial al máximo nivel para bloquear el plan de independencia de Catalunya en 18 meses".

Sabido es que grandes empresas como las mencionadas habitualmente no se manifiestan, ni mucho menos, a favor de la libertad de Catalunya, precisamente. Como también pasa con el ejército, la policía o la judicatura castellana, sin olvidar los partidos institucionalizados y hegemónicos del Estado español. Antes al contrario. Pero las élites empresariales por lo menos guardaban las formas y se mostraban discretas y tranquilas..... ¡Hasta ahora!. Lo que ahora pasa es que se acercan unas elecciones que decantarán definitivamente el choque de trenes producido entre Catalunya y España. La batalla entre libertad y sumisión se decidirá en primera instancia el próximo mes de mayo, en las municipales, y concluirá el 27 de septiembre, en las plebiscitarias.

No resulta excesivamente aventurado suponer que el unionismo otea un futuro más bien negro para sus intereses. Mejor dicho, sobre sus preferencias políticas, puesto que económica y financieramente las empresas de raíces catalanas saben perfectamente que con la independencia saldrán ganando. Y las españolas no perderán casi nada. Esto és lo más indignante. Cómo una veintena de hombres -incluyendo al ministro De Guindos- y mujeres -dos- pretenden cambiar la voluntad de dos millones de ciudadanos -¡como mínimo!-, los cuales ya nos hemos mostrado dispuestos a votar a favor de la independencia. Recordemos la consulta celebrada el 9 de noviembre pasado, con una participación de casi 2,5 millones de votantes -¡haciéndolo voluntariamente salvando mil obstáculos!-. Se trata de una encarnizada oposición para evitar compartir o perder algo más importante que el dinero: el poder político, el cual han venido utilizando -¡disfrutando!- desde tiempos inmemoriales en beneficio de sus insaciables bolsillos.

Pero lo más preocupante es que para conseguirlo parecen dispuestos a utilizar cualquier tipo de armas que pudiera obstaculizar el proceso soberanista. Emplean expresiones como "¡Ya está bien!. España es un país serio. Lo del 9 de noviembre no puede volver a pasar", a la vez que exigen mayor contundencia del Gobierno de España porqué "lo que más nos aterroriza, el peor escenario, és ver a Oriol Junqueras declarando unilateralmente la independencia desde el balcón de la Generalitat. Esta imagen no se puede producir....". Entonces, ¿que harán para evitarlo?. ¿Están dispuestos a saltarse olímpicamente los más elementales principios democráticos?. ¿Suspenderán las elecciones?. ¿Ilegalizarán los partidos políticos que defienden la independencia?. ¿Encarcelarán a los políticos soberanistas?. ¿Acabarán estrangulando las finanzas de la Generalitat?. ¿Declararán el estado de excepción, como se hacía en tiempos de Franco?.

Lo cierto es que harán lo imposible para aniquilar las esperanzas de los catalanes. Sin escrúpulos ni miramientos. Incluyendo prácticas antidemocráticas, por más sucias y odiosas que sean. Y la fuerza, por más condenas y reproches que reciban. I la ilegitimidad de leyes, jueces, policías y espías españoles, siempre dispuestos a ser salvadores de la patria. Aunque la única arma en manos de los independentistas  és mucho más fuerte y capaz que la voluntad y deseos de veinte españolistas espantados y casi enloquecidos que quieren imponer sus preferencias políticas mediante la fuerza, la coacción e incluso la violencia. Porque la democracia es invencible. Empleando la fuerza contra Catalunya solo causarán inestabilidad e incertidumbre en su estado, todavía muy debilitado por la magna corrupción y la crisis económica que aun les fustigan. Y el independentismo se fortalecerá aún más.

No se percatan que lo más juicioso y conveniente para España sería utilizar la democracia, confiar en ella y ejercerla sin restricciones. A base de amenazas, con el farragoso peso de la manoseada ley castellana, la prepotencia de la policía de partido española, el miedo y los insultos indiscriminados contra Catalunya, o la fuerza bruta y la violencia no conseguirán vencer los deseos de libertad de los catalanes, los cuales mayoritariamente hemos llegado a la conclusión que dentro de España no existe futuro para nosotros.... Es como si nos hubieran expulsado de un Estado, ¡nacionalista castellano!, el cual siempre nos ha ido a la contra y jamás nos ha aceptado tal como somos. La única esperanza para España sería tener unos vecinos, Catalunya y los catalanes, con los cuales establecer unas buenas relaciones que el respeto mutuo y el tiempo convertirían en verdaderos socios y aliados. Lo mejor que podría hacer el Foro es presionar al gobierno de España para que acepte la realidad catalana tal y como es y no como ellos querrían que fuera. La paz, esperanza y libertad, para los catalanes, no tiene precio.... ¡y no existe muro que nos detenga!.













dijous, 9 d’abril del 2015

¡INDEPENDENCIA!

A medida que se acercan las citas electorales, primero las municipales y después las plebiscitarias, todas las formaciones políticas van ocupando el espacio más favorable para la obtención de los mejores resultados posibles. Ello habría que comportar clarificar las posiciones y ofrecer a los votantes las respuestas más atractivas respecto de aquellos asuntos que los ciudadanos consideramos prioritarios, como pueden ser las cuestiones sociales -paro, jubilaciones, sanidad, educación....-, económicas, financieras, culturales y las relaciones de estas con el porvenir plenamente soberano de Catalunya. Las fuerzas independentistas, tanto las parlamentarias como la mayoría de la sociedad civil, así lo hacen. Se han puesto de acuerdo con el carácter plebiscitario de la convocatoria de 27 de septiembre, contraponen datos y argumentos a favor de la independencia y asumen compromisos de libertad, progreso y justicia que se vislumbran si conseguimos la plena soberanía.

No sucede lo mismo del lado unionista. De entrada las posiciones no son excesivamente homogéneas, antes al contrario. Existen partidos que si bien se definen como firmes defensores del derecho a decidir del pueblo catalán, no parecen demasiado predispuestos aceptar un probable resultado favorable a la independencia. Es el caso de ICV, PSC, PODEMOS-GUANYEM y de Unió Democràtica. Unos quieren celebrar un referéndum pactado con el Estado para cambiar la Constitución española en sentido federal, mientras que otros quieren votar para.... ¡confederarse con España!. En el fondo solo quieren cambiar la constitución para que nada cambie. Todo ello choca frontalmente con las tesis de Ciudadanos y fundamentalmente del Partido Popular. Estos dos partidos, de naturaleza marcadamente nacionalista española, defienden encarnizadamente la soberanía del pueblo español mientras niegan la del pueblo catalán. No quieren cambiar la Constitución para no dar -ni reconocer- privilegios (?) a Catalunya. Ni siquiera para adecuarla a los tiempos actuales. En definitiva, consideran que Catalunya es de su propiedad y por tanto los catalanes somos sus sumisos súbditos.

El unionismo español está sometido a un creciente desconcierto marcadamente agobiante y por tanto muy peligroso para el catalanismo independentista, ante la firmeza y claridad mostradas por este. Ahora proponen cambiar la constitución, ahora no quieren. Piden pactar con el Estado un referéndum, mientras que el gobierno de España niega en redondo cualquier posibilidad para hacerlo. Denuncian ante la justicia castellana a los políticos catalanes para aniquilarlos o aplastarlos.... ¡por motivos estrictamente políticos!!!!. Su policía persigue la exhibición de símbolos independentistas, pero tolera el lucimiento de simbología fascista-franquista y actúa contra la libertad de expresión de los catalanistas, mientras se inventa dossieres espurios contra personalidades catalanas  que después se afana en filtrar a la caverna mediática madrileña. El gobierno de España estrangula las finanzas catalanas, judicializa las decisiones políticas adoptadas por la Generalitat, retrasa inversiones estratégicas y persigue allá donde puede la lengua y cultura catalanas sin consideraciones ni miramientos de ningún tipo. Despotrican, insultan, discriminan y condenan entidades y personajes públicos que se posicionan a favor de la plena soberanía. Los medios de comunicación españolistas muestran desinhibidamente sus fobias anticatalanas -en realidad, su falta de ética periodística- haciendo prevalecer informaciones manipuladas o falsas confrontándolas con la realidad y la verdad; priorizan las opiniones  unionistas y silencian las independentistas. Desinforman a la opinión pública española presentando como hegemónicos los discursos de populares y C's cuando la realidad es que son claramente minoritarios dentro de Catalunya.

Proclaman y exigen a diestro y siniestro diálogo, pactos, lealtad institucional, constitucionalidad, estado de derecho y respeto para la ley española, cuando en realidad quieren decir monólogo, litigios, subvertir la democracia, imposición y sumisión, derecho del estado por encima de los derechos colectivos e individuales y abuso ilegítimo de la justicia.... ¡castellana!. Esta especie de desconcierto angustioso, este miedo a los principios democráticos, al verdadero sentido de justicia y a la ecuanimidad es el mensaje que ofrecerá el discurso unionista en las próximas contiendas electorales. Las municipales y las plebiscitarias. ¡Lamentablemente....!.

No flaquearemos. ¡No podemos flaquear!. Porqué si lo hiciéramos no sobreviviríamos como pueblo.... Por ello nosotros, los independentistas, continuaremos ofreciendo datos, argumentos, debates e ilusiones cara el futuro. Con  alegría, en paz y libertad. Haremos lo imposible para llegar a todos los indecisos, a los convencidos y a los decepcionados. En todos los rincones de nuestro país. A todos los ciudadanos catalanes para que voten y lo hagan a los partidos que ofrecen claridad, sinceridad y esperanza. Y después, los votos decidirán. Primero en los municipios, después en toda la nación..... ¡Queremos que sea INDEPENDENCIA!.