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divendres, 22 d’agost del 2014

11/9 - 9/11... ¡CAPICUA!.

Mientras se aproximan las fechas más significativas que culminarán el proceso soberanista impulsado por los ciudadanos catalanes se continúan prodigando, por parte del nacionalismo español, las tonterías más absurdas que se puedan decir o hacer, como si de argumentos pretendidamente incontrovertibles se tratara para mantener esta especie de unidad -de destino en lo universal- perdurable e inconmovible, que el españolismo más ultramontano considera existe entre Catalunya y España. Nada más lejos de la realidad. Esta ficción no se evidencia solo en la prensa escrita madrileña conocida como caverna mediática, ya que también lo hacen en tertulias de radio y televisión españolas mediante la opinión de pretenciosos analistas políticos y altivos y desacomplejados intelectuales hispanos, por descontado sin el menor atisbo de nacionalismo españolista obnubilando su entendimiento ni espesando la sangre que a duras penas circula por sus venas. Así lo afirman ellos.... ¡y se lo creen!. Resulta pues muy llamativo que estas desvergonzadas manipulaciones y mentiras -auténticas animaladas- que malgastan determinados personajes e instituciones más o menos entregados a la causa unionista, impregnan las opiniones y manifestaciones de muchos ciudadanos españoles, los cuales poco a poco van volviéndose cada vez más anticatalanes. Incluso con ramalazos auténticamente xenófobos y decididamente antidemocráticos.

Pasaré por alto las afirmaciones del Nobel Mario Vargas Llosa -"no hay una mayoría de catalanes que quieran separarse"-, ya que se califican por si mismo. No puede negarse que son más propias de un adivino de feria de pueblo que no de un reconocido intelectual de prestigio internacional. Como muchos otros, su nacionalismo estatalista afecta a su capacidad de razonar desapasionadamente y le provoca incontinencia verbal, lo cual es un disparate intelectual. No me refiero tampoco al contenido de algunos artículos de opinión aparecidos, ahora y antes, en la prensa que se auto-califica como seria y de alcance nacional. Me refiero a los comentarios que efectúan los lectores de estas a menudo sesgadas opiniones y que se publican a pie de sesudos artículos, que más parecen vulgares panfletos propagandísticos trufados de rebuscadas calumnias repletas de odio e intenciones de linchamiento, que no sensata información objetiva y veraz. Y si los artículos sobre Catalunya quieren ser análisis ecuánimes y conciliadores, los comentarios se giran contra el autor de tamaño desaguisado el cual a partir de entonces pasa a padecer escarnio, burlas e insultos por la osadía mostrada y el sacrilegio cometido contra la España inmemorial.

Un ejemplo reciente lo hallaremos en el diario digital Público. Luis García Montero ha publicado un artículo bajo el título La cuestión catalana, el cual critica la (nefasta) gestión que los grandes partidos españoles hacen del proceso catalán, a la vez que apuesta por soluciones democráticas -los conflictos se solucionan en las urnas-, por cambios radicales de la Constitución -si la Constitución no permite la consulta, se debe cambiar- y por un Estado federal sustentado en la regeneración de la sociedad y el socialismo democrático. Luis García defiende que bajo estas premisas se podría vencer el separatismo y re-ligar Catalunya dentro de una España fuerte en la defensa de los derechos humanos y suficientemente flexible para reconocer las singularidades particulares de los pueblos y naciones que integran el Estado. Se podrá estar de acuerdo o no con sus opiniones. Yo particularmente creo que esto quizás hubiera sido posible hace unos cuantos años, pero no ahora. Ya es muy tarde. Lo que no haría nunca sería descalificar estas u otras opiniones por el mero hecho de no ajustarse a mis deseos. Pués bién, muchos de los comentarios que recibió de los lectores era negativos, hóstiles a la idea defendida e incluso atacaban el articulo con inquina hacia el autor. Y lo hacían con argumentos pesados y pretenciosamente profundos que solo denotaban supina ignorancia y marcados prejuicios.

Un tal AvergonzadoDelHombre se lucía especialmente por su estulticia política y social sobre Catalunya y el desconocimiento de su historia. Después de mostrarse favorable a la solución democrática -¡para que no se le pudiera reprochar nada!- surgían los recurrentes peros para contextualizar -en realidad, descalificar- todo lo que está sucediendo en Catalunya. Así, afirmaba que durante el franquismo se favoreció la industrialización en Catalunya con ingentes cantidades de dinero -"más que en ninguna otra región"- para apaciguar las posibles revueltas que pudieran originarse. De repente, en Catalunya no habían acontecido ni la revolución industrial, ni las luchas sindicales y sociales durante los convulsos siglos XIX y principios del XX. ¡Esta parte de la historia catalana no existía!. Los burgueses catalanes no habían re-invertido sus propias fortunas para enriquecerse más y más, sin esperar el concurso del Rey y los recursos económicos y legales de papá Estado, como sí hacían los aristócratas de la meseta. Lo único en común que tenían ambas élites peninsulares era el afán de explotar las clases populares en beneficio propio. ¡Nada más!. Los unos se lo curraban con dinero y trabajo; los otros lo tomaban y se lo apropiaban ejerciendo el poder, como han hecho siempre. ¡Los catalanes incluso nos hemos pagado -aun estamos pagando- las autopistas -de peaje- con dinero de nuestro propio bolsillo!. ¡Literal!. Franco no nos regaló absolutamente nada. Ni a los ricos ni a los pobres catalanes, antes al contrario. La alta alcurnia y la hidalguía como modus vivendi son cosa de Castilla, no de Catalunya. El desconocimiento de la realidad catalana no exime al ignorante ni le autoriza a falsear la historia, como hacen más a menudo de lo deseable los nacionalistas españoles. Por supuesto, siempre para mayor gloria y grandeza de España.

AvergonzadoDelHombre también menciona el sistema electoral como causante de la deriva secesionista catalana. Parece ser que el hecho de que en Catalunya exista un sistema de partidos diferente al español es motivo que tanto PP como PSOE hayan tenido que hacer concesiones -"cuando no regalos de tipo económico"- a CiU, que considera han dado a Catalunya unas ventajas injustas respecto el resto de Comunidades Autónomas. Pués bién, el sistema electoral español abarca todo el territorio del Estado y afecta y condiciona en el mismo grado a todas las formaciones políticas que libremente participan en él. En Catalunya, empero, existen unos partidos políticos distintos al resto, que merecen más apoyos y confianza ciudadana que no los españoles, los cuales siempre han sido minoritarios y actualmente con resultados decididamente menguantes, día tras día. Si Avergonzado es realmente demócrata, estará de acuerdo conmigo que la democracia se basa en la aceptación de los resultados de las urnas, a los pactos y al respeto entre mayorías y minorías, y a la legitimidad que de todo ello se deriva. Si de algo adolece el sistema electoral actual es, precisamente, que prima injustamente al PP y al PSOE por encima de otras formaciones políticas, incluyendo las catalanistas. Por cierto, ahora el Partido Popular quiere imponer que la elección del alcalde sea para la formación que reciba más votos, independientemente de la mayoría obtenida. Esto agravará la falta de calidad democrática de España. Por otra parte, todos los partidos defienden los intereses de sus representados y por tanto, resulta lógico y legítimo que para llegar a acuerdos entre diferentes se hagan mutuas concesiones. Y afirmo contundentemente que las renuncias hechas por el catalanismo son muchas más, se hallan a años luz, de las hechas por los españolistas. Este es el principal motivo por el cual los ciudadanos catalanes hemos dicho basta. ¡Hasta aquí podíamos llegar!.

La última contextualización del proceso catalán que hace Avergonzado se refiere a la crisis económica que padecemos todos. Atribuye a los irresponsables políticos catalanes haber conseguido convencer al populacho de que la precaria situación de Catalunya es culpa del persistente déficit fiscal con España, que nos perjudica gravemente. El España nos roba ha calado, se lamenta. ¡Pués sí!. El déficit fiscal catalán resulta ya insoportable. Si se redujera a la mitad, en Catalunya no hubiera sido necesario hacer recortes en el estado de bienestar. Avergonzado, y otros, consideran que la responsabilidad es atribuible a las malas políticas implementadas por una clase dirigente preocupada por llenarse los bolsillos a cuenta de dinero público, de comisiones ilegales, de la financiación irregular de los partidos, de la corrupción, de las políticas capitalistas.... ¡Como ha pasado en todo el Estado español los últimos años!. Esto forma parte de la idiosincrasia del Estado. En estas materias no existen diferencias entre Catalunya y España. La contextualización a base de tópicos y vulgaridades es un recurso torpe e ineficaz. Concluir que el electorado ha sido inducido por la casta política -una expresión que no dice nada, que es artificiosa y forzada- hacia la independencia es un insulto a la inteligencia de los catalanes. ¿O realmente cree que somos bobos, incapaces de pensar y de llegar libremente a nuestras propias conclusiones?. ¿Creen que estamos desinformados o manipulados, cuando disponemos a nuestro alcance de toda la prensa española y de todas las emisoras de radio y televisión del Estado?. ¡Incluyendo El Mundo, La Razón, TVE e incluso 13TV!. ¿De donde creen que proviene el incremento del independentismo estos últimos años....?. ¡Pués de la desinformación y manipulación propaladas sobre Catalunya y los catalanes por la caverna mediática madrileña!. Comparar los independentistas con ratas que huyen del barco que se hunde es lo mismo que si nosotros comparásemos los nacionalistas españoles con carroñeros a la búsqueda de alimentos que otros hubieran cazado. Sería una auténtica tontería. Como lo és hablar de populacho y nazionalistas refiriéndose a los catalanes. O acusar de adoctrinamiento a la escuela catalana cuando el ministro Wert amenaza, rememorando el florido pensil, en españolizar a los niños catalanes como en los mejores tiempos de Franco. O reprocharnos utilizar la identidad catalana contra España, cuando la virreina Llanos de Luna se pasa el día en los juzgados interponiendo querellas contra ayuntamientos y asociaciones catalanes para obligarlos a colgar la bandera española incluso en los urinarios públicos, o para impedir que los consistorios se declaren a favor de una consulta plenamente democrática.

Los argumentos unionistas son tan falaces que se vuelven en su contra. Incluso se dan cuenta los españolistas de Sociedad Civil Catalana, cuando denuncian que el caso Pujol es como un bumerán que el catalanismo relaciona con la quiebra del Estado español. ¡Por supuesto!. Tengo el convencimiento que la corrupción en Catalunya es fruto del desaguisado español. Policías españoles, jueces y fiscales, leyes, políticas económicas y financieras, corruptos y corruptores, gobierno de España, partidos, fundaciones instituciones.... ¡todo, todo, todo es genuinamente español!. ¡Tanto como Sancho Panza y Don Quijote!. He aquí porqué queremos irnos. Para no tener que aguantar las mentiras del ministro Montoro y sus balanzas fiscales trucadas. Ni el ahogo financiero al cual someta a Catalunya. Ni el menosprecio y desdén hacia Catalunya y los catalanes de la caverna, de Rajoy, del PP, del PSOE, de los altos funcionarios españoles y de las más altas instituciones de este Estado fracasado. Para hacer nuevo fuego, con buen viento y barca nueva.

Utilizando los mismos argumentos que el ilustre Vargas Llosa -pero al revés- bien podríamos decir que en Catalunya existe una ínfima minoría de ciudadanos que quieren continuar siendo españoles. Pero a pesar de la opinión predominante entre los comentaristas digitales españolistas que quieren impedir la secesión de Catalunya, a sangre y fuego y con uñas y dientes si fuera necesario, la inmensa mayoría de catalanes queremos votar (democracia) y decidir el futuro de nuestra nación (independencia). En paz y libertad. Se verá el próximo 11 de septiembre y se entenderá mejor el 9 de noviembre.... 11/9 y 9/11. ¡Capicua!.









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