Se ha producido la tercera cumbre entre Trump y Netanyahu desde que el actual mandatario de USA se apropió de la presidencia del país más poderoso que jamás haya existido en la Tierra, hasta entonces en manos del decrépito y defenestrado Joe Biden. La sucesora designada del jubilado Biden, Kamala Harris, fracasó ante un candidato arrollador, el cual en estos momentos parece que no toca cuartos ni horas.
¡Vayamos paso a paso!. Netanyahu, como es sabido, está actualmente ocupado en el genocidio del pueblo palestino. Es curioso que el líder de un pueblo que sufrió en manos del nazismo un verdadero exterminio, el más atroz e inverosímil que nunca se haya producido históricamente en el Mundo, haga hoy lo mismo que le hicieron a los judíos en la Varsovia ocupada por el ejército nazi en 1944 durante la segunda Guerra Mundial.
¡Veamos!. Sé que las circunstancias del levantamiento judío en Varsovia y la guerra actual contra los palestinos no son equiparables. Como tampoco lo son el genocidio de millones de judíos en los campos de exterminio con lo que está ocurriendo ahora en Gaza. Pero lo cierto es que las causas y objetivos perseguidos en ambos sucesos son los mismos: aplastar la revuelta de todo un pueblo luchando para evitar deportación y genocidio, ya sea judío o palestino. Es cierto que al principio de la actual guerra Israel ejerció un legítimo derecho de defensa ante la masacre sufrida en manos de Hamás, cuando en el 2023 secuestró y asesinó a cientos de civiles israelíes durante un festival popular. Pero este derecho se ha convertido en ilegítimo transformándose en una injusta y violenta guerra contra civiles palestinos desarmados, con grave vulneración de derechos humanos básicos universales y leyes de guerra incluidas.
Toda la razón, comprensión y apoyo hacia el pueblo judío por parte del resto de la humanidad, por los asesinatos perpetrados por los terroristas de Hamás, las han perdido a causa de las decenas de miles de palestinos civiles masacrados por el ejército israelí bajo las órdenes de Netanyahu.
Netanyahu, que ya podemos calificar como reconocido fascista, cuenta con el apoyo incondicional de Trump, sátrapa americano del siglo XXI. Trump debería tener en cuenta que quien con sátrapas fascistas yace, fascista se levanta. Y ahora, en ese encuentro entre los dos mandatarios, entre halagos, risas y besos, Netanyahu, sabedor del punto débil -el hinchado ego- de su anfitrión le regala al desequilibrado Trump la propuesta de candidato al premio Nobel de la Paz, mientras aquel que parece que le falta un hervor se apresura a apoyar la deportación del pueblo palestino fuera de Gaza a campos de refugiados de otros reinos de Oriente Medio.
No hay mejor manera de conseguir que algún poderoso cometa una inmoralidad que no sea dorarle la píldora y someterse a sus caprichos. Así se consigue lo que quieras, independientemente de que sea algo indecente, injusto e ilegítimo.
El juicio de la historia no será demasiado generoso con Trump y Netanyahu ante los hechos que ambos están protagonizando en estos momentos. Y más teniendo en cuenta que están llevando sus respectivos países y ciudadanos a la cima del odio y del menosprecio del resto de países democráticos y ciudadanos sensatos del mundo.
Ambos lo acabarán pagando muy caro.... Mejor dicho, lo pagarán los ciudadanos de sus respectivos países. Y de rebote, ¡el resto de la humanidad!.
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