EL ANTICATALANISMO EN EL SIGLO XXI....

"Si has dado más de lo que podías dar y a pesar de todo no les basta dales ausencia, distancia y silencio. A veces te llegan a valorar más cuando te pierden que cuando te tienen". Andrés Alfonso.

Desde que se anunció la negociación entre el gobierno del PSOE y ERC sobre la financiación singular para Catalunya -equivalente al concierto vasco y navarro-, se ha desatado una campaña anticatalana como no se había visto desde el anuncio del pacto sobre el nuevo estatuto de Catalunya, allá por los años 2005-2006, que llevó al Partido Popular a recoger firmas por todo el Estado contra Catalunya -así lo reconocían la gente que iba a firmar entusiásticamente la llamada de la extrema derecha extrema española-, y que desató el proceso independentista que nos llevó hasta el referèndum del 1 de octubre de 2017.

Las autonomías gobernadas por el PP y destacados varones del PSOE se han pronunciado airadamente contra este acuerdo aunque no se haya concretado ni negociado nada. Cuantifican ya las consecuencias que representaría el hecho de que Cataluña recaudara todos los impuestos generados en el país, sobre las autonomías receptoras de la solidaridad catalana, a pesar de que el acuerdo contempla la obligatoriedad de destinar una buena cantidad de miles de millones en concepto de solidaridad hacia las regiones más necesitadas. Incluso se oponen a que el Estado condone una parte de la deuda acumulada por Catalunya, aunque es una medida extensible a la deuda contraída por todas las autonomías.

Insolidarios, egoístas, supremacistas o catalanes que rompen la igualdad, son algunas de las más suaves perlas que dedican los nacional-españolistas al anuncio sobre lo que denominan despectivamente el cupo catalán. Pero esto no es todo, ya que todos los insultos, mentiras y descalificaciones hacia políticos, partidos e instituciones catalanas están hechas desde la rabia, la envidia, el odio y el despecho más hirientes.... No son conscientes de que están practicando la xenofobia más injusta y por tanto intolerable hacia todos los catalanes -independentistas o no- como en otros tiempos se hacían contra otros pueblos y naciones, que a menudo culminaron en persecuciones e incluso en genocidios. La demonización de todo un pueblo, aunque sea el catalán, se sabe cómo empieza pero nunca se sabe cómo puede acabar.

De todos modos, poco debe importarnos lo que piensen o digan los nacionalistas españoles. Al fin y al cabo están tropezando de nuevo con la misma piedra, en este caso, con el anticatalanismo atávicamente presente en la historia de España y singularmente en la de Castilla. La España de hoy -como antes Castilla- y Cataluña siempre nos hemos mirado de reojo y nunca hemos confiado unos con otros. Pero el Reino de Castilla se impuso por la fuerza bruta sobre la nación catalana y en el afán de aniquilarnos utiliza cualquier excusa para conseguirlo. Persecución de la lengua catalana, boicot a los productos catalanes, fomento mediante chantaje real de la deslocalización de las empresas catalanas más punteras, una judicatura hostil y antidemocrática además de injusta con Cataluña y los catalanes..... Todo, absolutamente todo vale para hacer de Cataluña una región más de España. Y, por supuesto, nunca reconocerán que Catalunya es una nación y no es España, como Escocia no es Inglaterra ni Ucrania es Rusia.

Pero el fracaso cultivado en el patético intento de eliminar cualquier sentimiento nacional de los catalanes les ha llevado a practicar la más perniciosa e implacable xenofobia como colofón a esa despiadada lucha secular contra Catalunya, que para los catalanes ha pasado a ser una lucha por la supervivencia.....

Por todo esto, ¿hay algún iluso en España que crea que los catalanes permaneceremos callados y sumisos ante tanta ignominia y que renunciaremos a la independencia de nuestra nación?. ¿De verdad piensan que con estas acciones conquistarán nuestros corazones y nuestra lealtad?. ¡Nunca!. Los catalanes no queremos ser compatriotas de aquellos que odian nuestra lengua y cultura, que desprecian a nuestra nación y que están empapados de envidia por el mero hecho de no sentirnos ni querer ser españoles, como le pasa a un francés, o alemán o a cualquier nacional de cualquier país. No queremos que sólo nos valoren por lo que extraen de nuestros impuestos y se reparten entre ellos en nombre de una falsa solidaridad inventada para igualar a los catalanes y españoles empobreciendo, sin embargo, a los catalanes.

¡Jamás!. Mal que les pese, nunca lo conseguirán. Cataluña es una nación que mayoritariamente quiere la independencia. Y estas acciones de españolidad anticatalana reafirman nuestra voluntad y alientan nuestros espíritus.

¡Somos y seremos para siempre!.