Dado que la vida es como el palo de un gallinero, corto pero lleno de mierda y que una revolución es el triunfo de los ambiciosos y esperanzados de abajo sobre los medrosos y prepotentes de arriba, los catalanes no nos rendimos. Nunca renunciaremos a la independencia de Catalunya. La conseguiremos democráticamente. Los catalanes conformaremos antes de que se piense un nuevo estado soberano y libre en forma de república, plenamente independiente respecto de España y probablemente dentro -o fuera, da igual- de la Unión Europea, ya que queremos nacer, crecer, aprender, amar, procrear, trabajar, prosperar, descansar y morir en paz, libertad, prosperidad, justicia e independencia. Sin que la mezquindad española ni la ruindad europea nos sigan robando la felicidad por más tiempo, agriando nuestro carácter y oscureciendo nuestras almas. Y como podría haber dicho el mismísimo Santiago Rossinyol, que el vino del Rin escanciado por las valquirias atragante a los nibelungos, mientras amontonan los tesoros que antes eran nuestros, a la vez que los hidalgos españoles dejen de ser tan sucios como el palo de un gallinero.....
La cúpula judicial castellana es como la suciedad que se agolpa sobre el palo y suelo de un gallinero. Huele mal, es asquerosamente sucia y pegajosa, la cual se transforma en una costra dura y maloliente que cubre la totalidad del corral, enmerdando a todas las gallinas que picotean aquí y allá sin hacer nada para librarse de las malas influencias de tanta mierda acumulada.
Cuando un juez defeca injusticia, prevarica. Cuando manipula la ley y la retuerce, prevarica. Cuando dicta sentencias manifiestamente desproporcionadas e injustas, prevarica. Cuando el resto de jueces callan miserablemente ante las arbitrariedades e ilegalidades de los prevaricadores, ni se oponen o denuncian estos comportamientos inmorales, son cómplices de los prevaricadores.
Cuando un fiscal se erige en salvador de la patria, prevarica. Cuando pide venganza en lugar de buscar la verdad, prevarica. Cuando hace política en lugar de hacer su trabajo, prevarica. Cuando acusa de un delito inexistente afinando convenientemente las pruebas, prevarica. Y los fiscales que callan y no denuncian estos comportamientos ya sea por acción u omisión y no hacen nada para detenerlos, son cómplices de los prevaricadores.
Cuando policías persiguen prospectivamente a opositores políticos, prevarican. Cuando se inventan delitos y manipulan hechos y atestados para acusar injustamente a gente inocente, prevarican. Cuando se transforman en energúmenos violentos que agravian, aporrean y reprimen a abuelos, hombres y mujeres, jóvenes y niños porque se manifiestan pacíficamente defendiendo urnas y papeletas, prevarican. Si hay policías que miran hacia otro lado cuando algún compañero delinque, son cómplices de estos delitos y de los delincuentes que los cometen.
Cuando hay medios de comunicación y periodistas que blanquean, aplauden y apoyan a toda esta mierda sin ningún tipo de vergüenza ni mínima crítica, el estado se encuentra en vísperas de recibir la extremaunción.
Cuando un político utiliza toda esta mierda para atacar al adversario hasta la aniquilación y conseguir su propósito -a menudo indecente- puenteando la separación de poderes, o judicializa la política y politiza la justicia, adultera la democracia y se transforma en un delincuente antidemocrático .
Cuando esto ocurre a un estado que dice ser de derecho, democrático y constitucional, es un estado enfermo que está en vías de dejar de serlo, donde la separación de poderes no existe, donde los derechos humanos personales y colectivos son pisoteados sin miramientos ni escrúpulos. a pesar de disponer de una constitución -inoperante- que es sólo la copia de una mala apariencia de Carta Magna.
Todo esto está pasando en el Reino de España, el palo del gallinero español.