Existe una parte del independentismo que pide dialogar y pactar con las instituciones del estado para conseguir que nos reconozcan el derecho de autodeterminación y consecuentemente poder ejercerlo democráticamente con total libertad.
Es también cierto que tanto el gobierno de la nación como los partidos de ámbito español y el resto de instituciones estatales se han negado y se niegan sistemáticamente a reconocer este derecho absolutamente democrático y mucho menos permitir ejercerlo en libertad. Tienen el NO grabado a fuego tanto en el cerebro como en el alma y la unidad de la patria -a cualquier precio- es su primer y único mandamiento.
Las recientes elecciones municipales han demostrado que la división dentro del movimiento independentista está tan arraigado que ha hecho imposible elegir alcaldes independentistas, pese a que se hubiera obtenido una mayoría suficiente para conseguirlos. Incluso esta división ha provocado la elección de un alcalde xenófobo en una importante ciudad de la Catalunya interior, Ripoll, una de las cunas del independentismo catalán.
Por otra parte, las formaciones españolistas han conseguido muchas alcaldías sobrevenidas gracias a esta división soberanista. Un caso paradigmático lo encontramos en Barcelona, capital de Catalunya. Es cierto que el españolismo había obtenido la mayoría suficiente, pero el enfrentamiento existente entre las derechas conservadoras extremas y las izquierdas conservadoras institucionales españolas lo hacían muy improbable..... Hasta que nuevamente se ha cumplido la vieja sentencia del escritor Josep Pla: "No hay nada más parecido a un español de derechas que un español de izquierdas". Y mucho más si se trata de cerrar el paso al independentismo.
El ex primer ministro francés Manuel Valls -como candidato financiado por la burguesía españolista barcelonesa- ya lo demostró en las elecciones municipales anteriores regalando sus votos a la alcaldesa Colau -¡nada menos que de Els Comuns!- a cambio de conseguir que la capital catalana no fuera gobernada por los independentistas. Ahora han sido los cuatro concejales del PP quienes han dado la alcaldía al socialista Collboni. Los Comunes han aceptado las condiciones impuestas desde Madrid y no pedirán la participación -¡por ahora!- en el gobierno de la ciudad a pesar de haber dado sus nueve votos a Collboni. A pesar que dijeron por activa y por pasiva que jamás aceptarían pactar nada con los populares.
Así pues, ¿diálogo y pacto o confrontación con el estado?. Creo que en estos momentos esta disyuntiva ya ha dejado de ser. Nunca conseguiremos nada de Madrid hablando civilizadamente. Porque Madrit a menudo olvida qué son los principios y la lealtad. Ni mesas de diálogo, ni acuerdos de claridad, ni colaboraciones por la gobernabilidad estatal, ni apoyo al PGE..... ¡Nada!. ¡Todo esto son menudencias!. ¡Son marear la perdiz infructuosamente!. ¿Cuánto desde Madrid han cumplido los compromisos adquiridos con Catalunya? ¡Nunca!. ¿Aprobaré el estatuto que apruebe el Parlamento?. ¿La ejecución de los presupuestos en Catalunya?. ¿La mesa de diálogo?. ¿El final de la persecución política y judicial a los independentistas?. ¿El blindaje del catalán?. ¿La desjudialización del proceso?. La despolitización de la justicia.....?. ¡Créetelo!. ¿Acaso somos pardillos?. Podríamos escribir páginas y más páginas sobre los incumplimientos de España hacia Catalunya y no terminaríamos nunca...
Va siendo hora de la confrontación. Inteligente o arrebatada. ¡Pero confrontación!. En ningún país ninguna independencia se ha conseguido con lirios en las manos y sonrisas en las caras. La libertad siempre tiene un precio y obtenerla es costoso. Va siendo hora de dejar de llorar y de lamentarnos por el daño que España nos está infringiendo por todo y desde siempre. Debemos secarnos las lágrimas y ser valientes y decididos. Es hora de dejar de creer que España nos va a permitir ejercer el derecho de autodeterminación democráticamente y de reconocer a Catalunya como sujeto político y como Nación, porque nunca lo hará. Es hora de tener los pies en el suelo y levantar nuestras posaderas del sillón de casa, ya que sentados mirando la tele y escuchando cantos de sirena españoles nunca conseguiremos nada.
¡Movilicémonos!. ¡Luchemos por la libertad y por la justicia!. Hagámoslo pacíficamente pero con contundencia. Sabemos cómo hacerlo, pues ¡hagámoslo!. ¡Desobedezcamos!. ¡Confrontémonos sin tapujos contra todas las instituciones del estado que nos oprimen y nos quieren aniquilar!.
No debemos permitir que desde Madrid nos impongan alcaldes, impuestos, lengua, cultura, leyes, constituciones que nos ignoran y banderas que no son las nuestras. Es hora de confrontarnos en defensa de la democracia, de nuestros principios y contra los suyos, si es que los tienen. ¡Sólo luchando por la independencia conseguiremos la República Catalana, Libre y Soberana!. Y no se lucha a favor de la independencia absteniéndonos en las contiendas electorales o con el voto nulo para castigar a las formaciones independentistas porque a quienes estamos castigando es a nosotros mismo, a la independencia y a la República.
Por cierto, tanto la independència como la República, nos las merecemos.